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EEUU: Frenesí por Norman Finkelstein

Fuentes: Inside Higher Ed

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Norman G. Finkelstein (*) ha sido más controvertido fuera de su campus que a su interior. Durante sus frecuentes giras de conferencias por universidades, en las que generalmente discute a Israel de modo muy crítico, Finkelstein provoca protestas y debates. Cuando University of California Press publicó la crítica de Finkelstein a Alan Dershowitz y otros defensores de Israel en 2005, ocurrió un inmenso alboroto – con acusaciones y contra-acusaciones de hipocresía, tolerancia, justicia y censura. Pero en la Universidad DePaul, Finkelstein ha enseñado ciencias políticas mayormente sin problemas, logrando una reputación popular como profesor.

Pero el debate sobre Finkelstein llega ahora a su propio campus – y de un modo que ciertamente creará más controversia en todo el país. Finkelstein ha sido presentado para la titularidad en su universidad. Hasta ahora, su departamento ha votado 9 contra 3 a favor de la titularidad y un panel a nivel de la facultad de la universidad votó 5 contra 0 para respaldar la proposición. Pero el decano de Finkelstein presiona contra Finkelstein.

En un memorando filtrado a algunos partidarios de Finkelstein y obtenido por Inside Higher Ed, Chuck Suchar escribe que considera ‘que los ataques personales en muchos de los libros publicados por el doctor Finkelstein bordean el asesinato de reputación’ y que el tono y el enfoque de Finkelstein amenazan ‘algunos dogmas básicos del discurso dentro de una comunidad académica.’ Suchar dice que los antecedentes de Finkelstein son ‘inconsistentes con los valores vincentianos de DePaul, sobre todo nuestro compromiso institucional con el respeto por la dignidad del individuo y del respeto de los derechos de otros de mantener y expresar diferentes posiciones intelectuales.’

Aunque el memorando filtrado condujo a varios informes falsos en la Red de que a Finkelstein se le había denegado la titularidad, su caso sigue siendo muy actual y no se tomará ninguna decisión hasta junio, según una portavoz de la universidad, que agregó que el memorando del decano no fue hecho para el consumo público y que ningún administrador podía comentar al respecto.

Los debates sobre eruditos que adoptan posiciones controvertidas en lo que concierne al Oriente Próximo son, desde luego, nada nuevo para la vida académica. Pero el caso de Finkelstein puede estar en una categoría especial. Se presenta como un erudito valeroso, que lleva la racionalidad a las discusiones sobre el Holocausto e Israel – tanto más atrevido hacerlo y ser judío. Mientras critica a los que invocan el Holocausto para justificar posiciones políticas, identifica constantemente a sus padres como supervivientes del Holocausto.

Sus partidarios tienden a caracterizar a Finkelstein como víctima de fuerzas derechistas, favorables a Israel – y hay numerosos partidarios conservadores de Israel que desdeñan a Finkelstein. Pero entre los grupos con los que alterca en la actualidad está Progressive magazine, que regularmente publica materiales muy críticos para con el gobierno de Israel. Finkelstein y sus partidarios también dicen que las críticas en lo que concierne al tono que utiliza son una excusa para ataques contra sus puntos de vista políticos – y ese aspecto parece ser crucial en la posición del decano de DePaul.

Gran parte de la crítica del decano se concentra en el libro de Finkelstein «La Industria del Holocausto.» El libro argumenta que los partidarios de Israel utilizan en exceso el Holocausto para justificar las políticas de Israel. Aunque el libro no niega que el Holocausto haya tenido lugar, califica a destacados eruditos del Holocausto de «embaucadores y baratilleros.» Una reseña del libro en The New York Times dijo que estaba repleto de contradicciones (en un punto rechaza la idea de que USA abandonó a los judíos de Europa y posteriormente elogia un libro que tiene esa idea como su tesis central) y lleno de «ferviente odio» cuando implica que los judíos necesitaban el Holocausto para justificar a Israel. El crítico, Omer Bartov de la Brown University, destacado erudito del Holocausto, describió el libro como ‘una novedosa variación de la falsificación antisemita: «Los protocolos de los sabios de Sión.»‘

Finkelstein dijo que no puede comentar en detalle sobre el caso de su titularidad hasta más adelante en la semana, aunque confirmó por correo electrónico que ha sido aprobado a nivel de departamento y de la Universidad, y que el decano se opone a su titularidad. También cuestionó la justicia de ser juzgado por su adherencia a los valores vincentianos. Dijo que el tema nunca fue mencionado en sus evaluaciones anuales y que siempre se le ha dicho que su investigación sería juzgada por ‘los requerimientos académicos convencionales para la escolaridad.’ Es incorrecto que DePaul presente esos temas ahora, dijo. ‘No se pueden hacer aparecer nuevos criterios en la segunda etapa del último año de una posición en camino a la titularidad,’ dijo.

En la carta del decano Suchar, comienza por señalar que no ha habido disputa en DePaul sobre la calidad de la enseñanza de Finkelstein. Ha recibido ‘consistentemente altas’ evaluaciones de sus cursos, escribe Suchar, y muchos estudiantes informan que han tenido experiencias ‘transformadoras’ en sus clases.

La disputa por la evaluación de la titularidad se concentra en la investigación. El Comité de Personal de la Universidad, un cuerpo elegido por la facultad que estudió la candidatura de Finkelstein y la aprobó unánimemente, presentó preocupaciones sobre el ‘tono’ y los ‘frecuentes ataques personales’ en el trabajo de Finkelstein, escribe Suchar. El comité concluyó, sin embargo, que ‘la erudición era, en resumen, suficientemente notable y digna de alabanza para merecer su apoyo para la solicitud de promoción y titularidad.’

Suchar no está de acuerdo. ‘Considero que este mismo aspecto característico de su erudición compromete su valor y considero que refleja a un ideólogo y polemista que tiene un subtexto bastante dañino y mezquino en su erudición crítica – no sólo para probar su punto y el error de otros sino, también a mi juicio, al mismo tiempo, para impugnar su veracidad, honor, motivos, reputaciones y / o su dignidad,’ escribe Suchar. ‘Esto lo veo como una amenaza muy dañina para el discurso civil en una universidad y en la sociedad en general.’

 

Finkelstein también amenazó con demandar a DePaul si se le niega la titularidad. Suchar escribe, agregando que esto encaja en el conjunto. ‘Los desacuerdos sobre el valor de su trabajo parecen provocar amenazas inmediatas y ataques personales. Esto no es un buen augurio para un colegio y una universidad que tienen una antigua cultura en la que el respeto por la dignidad de todos los miembros de la comunidad y los valores de colegialidad rigen supremos.’

El memorando de Suchar fue enviado a un comité de la universidad que ahora estudiará el caso, que luego será enviado al presidente.

Partidarios de Finkelstein discrepan con la carta del decano. ‘Todo esto es porque Dershowitz quiere que lo despidan. Esta gente juega duro,’ dijo Peter N. Kirstein, profesor de historia en la Universidad Saint Xavier que ha escrito en su blog sobre el caso y que pertenece al consejo de la conferencia de Illinois de la Asociación USamericana de Profesores Universitarios. (Por correo electrónico, Dershowitz – quien se ha enfrentado previamente a Finkelstein – dijo que no tiene información sobre el caso.)

Kirstein cuestionó el motivo por el que el decano menciona la amenaza de un juicio de Finkelstein. ‘¿No permite este país que la gente haga algo como un juicio?’ preguntó.

Sería apropiado que un decano cuestionara la exactitud o la importancia del trabajo de un profesor, pero no que se concentre en su tono, dijo Kirstein.

Sobre el tema del tono utilizado en lo que uno escribe, Kirstein dijo que tiene mucha experiencia. En 2002, lo suspendieron de su puesto después de que enviara un correo electrónico a un cadete en la Academia de la Fuerza Aérea de USA, calificando al cadete de ‘una desgracia para este país’ y criticando las ‘agresivas tácticas de asesinatos de bebés’ de los militares. Kirstein fue denigrado por numerosos grupos conservadores y defendido por muchos grupos por las libertades cívicas.

‘La tonalidad es usualmente una distracción para destruir la discusión controversiva que no es del gusto de las elites,’ dijo Kirstein.

Anne Clark Bartlett, profesora de Inglés, y presidenta del Consejo de la Facultad de DePaul, dijo que ‘no es común’ que los decanos escriban cartas expresando su desacuerdo con los puntos de vista de un departamento y de un panel a nivel de universidad que analiza a un candidato a la titularidad. Pero también dijo que el manual de la facultad da a los decanos el derecho a hacerlo.

Bartlett, que dijo que no conoce a Finkelstein, dijo que no adopta una posición sobre su caso y que quiere ver cómo se desarrolla el proceso. Dijo que es importante que los administradores respeten que las regulaciones de la universidad ‘dan a la facultad la responsabilidad primaria respecto a la promoción y asuntos de personal’ para profesores.

Robert Kreiser, secretario asociado de la Asociación USamericana de Profesores Universitarios, dijo que la oficina nacional del grupo recibió recientemente el memorando del decano y que estudia de cerca el caso, pero que no se le ha pedido que juegue un papel formal. Dijo que la participación del decano y el que destaque el tema del tono no constituyen en sí – y por sí mismos – motivo para preocupación respecto a la libertad académica. Dijo que cualesquiera problemas sobre la libertad académica se concentrarían en la ecuanimidad de los comentarios del decano, el debido proceso garantizado a Finkelstein, y cómo esos comentarios son vistos en el contexto de la totalidad de la evidencia sobre la solicitud de titularidad de Finkelstein,

Sin embargo, Kreiser dijo que la AAUP cree que ‘normalmente un decano respetaría el juicio de los pares de un miembro de la facultad.’ La política de la AAUP pide a los administradores que tengan ‘razones apremiantes’ que presentar antes de que invaliden la recomendación de una facultad sobre la titularidad.

‘El decano tendría que suministrar razones apremiantes,’ dijo Kreiser. Lo que habrá que ver es si: ‘¿Fueron apremiantes las razones del decano?’

 

 

 

* Norman Finkelstein, nacido en Brooklin, profesor en la Universidad De Paul, en Chicago, y articulista de la London Review of Books. Finkelstein es hijo de supervivientes de Auschwitz.

 

Finkelstein se indigna por el modo en el que el genocidio nazi ha sido explotado y convertido en negocio. Considera que extraer dinero en el nombre de las víctimas judías del Holocausto, reduce su martirio a una especie de «casino de Montecarlo». Menciona el caso de Alemania, donde varias empresas enfrentaron acciones legales en 1998 y accedieron a constituir un fondo de 5 mil 100 millones de dólares para atender las demandas de los trabajadores esclavos de la época nazi.

 

La industria del holocausto da más ejemplos. En 1997, Suiza accedió a entregar mil 250 millones de dólares. Ese mismo año, se estableció el Fondo Especial para las Víctimas Necesitadas del Holocausto, con 200 millones de dólares. El Congreso Mundial Judío, por su parte, había recibido siete mil millones de dólares.

 

En septiembre de 2004, Finkelstein declaró al diario mexicano La Jornada que «una parte importante de los sobrevivientes del Holocausto nunca ha visto ni un dólar de ese dinero, porque lo cobran las organizaciones judías que gestionan las reparaciones económicas ante los Estados europeos involucrados». El investigador no anduvo con vueltas: «Muchos de sus dirigentes son verdaderos gángsters y sinvergüenzas profesionales que deberían estar en la cárcel».

 

El exterminio en los campos de concentración «fue utilizado por los dirigentes israelíes en el último cuarto de siglo como instrumento para un chantaje moral y político, pero en tiempos más recientes también para el chantaje financiero», afirmó Finkelsrtein.

 

El autor, que ha provocado un ataque de furia en la prensa de Estados Unidos e Israel, asegura que las organizaciones supuestamente encargadas de restituir las «indemnizaciones» o «reparaciones», en realidad se dedican a conservar e invertir los fondos obtenidos. Sostiene que la gran mayoría de «supervivientes» es irreal. Y subraya una ironía: el número de supervivientes del holocausto aumenta con el paso del tiempo, lo que es «una forma de negar el holocausto».

 

En la introducción al libro, Finkelstein escribe: «El motivo más evidente de mi ira es que esta manipulación se haya empleado para justificar la política criminal del Estado de Israel y el apoyo estadunidense a la misma». Y concluye: «A la vista de los sufrimientos de los afroamericanos, los vietnamitas y los palestinos, el credo de mi madre siempre fue: «Todos somos víctimas del holocausto»».

Roberto Bardini

http://www.voltairenet.org/article123627.html

– Scott Jaschik

 

 

 

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http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=43&ItemID=12518