La mitad de alumnos del secundario, en el mundo, ha sufrido violencia
A pesar que la escuela debería ser un espacio seguro para la niñez y la juventud, la realidad parece contradecir esta hipótesis. Unos 150 millones de estudiantes de entre 13 y 15 años, a nivel planetario, reconocen haber sufrido algún tipo de violencia de parte de sus compañeros de clase.
Así lo señala el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) que publicó la primera semana de septiembre el Informe Violencia en las escuelas: una lección diaria. El mismo denuncia que la mitad de los niños en esa edad escolar ha sufrido algún tipo de violencia en las escuelas. En tanto 1 de cada 3 estudiantes de la misma edad ha soportado algún tipo de acoso, es decir, una escala mayor de maltrato psicológico, físico o emocional, a veces en forma repetida.
El acoso, precisa el informe, no se da solamente en el marco del colegio, sino también por Internet. «En un mundo digital, los acosadores pueden diseminar violencia, palabras e imágenes hirientes y humillantes tan solo con apretar un botón».
La investigación indica también que tres de cada diez estudiantes de 39 países industrializados reconocieron haber acosado a otros compañeros.
El análisis de esta realidad según el sexo de los encuestados, muestra que, si bien niños y niñas se confrontan a riesgos semejantes, los jóvenes sufren especialmente violencia física o amenazas, en tanto las niñas se confrontan más a violencia psicológica.
La población LGTBI, los infantes pertenecientes a minorías étnicas y aquellos con capacidades diferenciadas, son más vulnerables a sufrir violencia de parte de sus pares, subraya el estudio de la UNICEF.
En cuanto a las consecuencias de esta realidad, los niños y niñas que son víctimas de ciberacoso, son más propensos a consumir drogas o alcohol; en general tienen peores calificaciones escolares; confrontan mayores problemas derivados de la baja autoestima; tienen más complicaciones de salud; y son más susceptibles, incluso, de llegar al suicidio.
Este flagelo produce consecuencias directas en el proceso de aprendizaje. Por lo que la UNICEF propone implementar políticas y leyes de protección al estudiantado; llama a reforzar las medidas de prevención y respuesta en las escuelas; e insta a las comunidades e individuos a sumarse a los estudiantes en sus denuncias. Y, adicionalmente, propone recopilar los datos de la violencia contra niñas y niños en las escuelas y fuera de las mismas, compartiendo y divulgando, también aquellas experiencias positivas para confrontarla.
Comentando el Informe, Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de la UNICEF enfatizó que «la educación es fundamental para construir sociedades pacíficas y, sin embargo, para millones de niños la escuela no es un lugar seguro». Reconociendo que «los estudiantes se enfrentan cada día a múltiples peligros, como peleas, la presión de unirse a las bandas, acoso (personal o por Internet), disciplina violenta, agresiones sexuales y violencia armada».
Otro informe de la misma organización de Naciones Unidas dado a conocer en el 2017 había revelado, por otra parte, datos dramáticos sobre el impacto de las guerras en la niñez y la juventud. Según el mismo, unos 158 millones de infantes y adolescentes viven en situaciones de guerra o conflicto.
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