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Editorial de Sovietskaya Rossia

El anticomunismo del gobierno ruso

Fuentes: Sovietskaya Rossia

Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín

Se celebró la primera reunión de la comisión presidencial para contrarrestar la falsificación de la historia en detrimento de los intereses de Rusia.

El tema central de los debates fue el estado de la enseñanza de la asignatura de historia y la calidad de los libros de texto de historia. Parece claro que el momento elegido para celebrar el encuentro -en vísperas del 70 aniversario del comienzo oficial de la Segunda Guerra Mundial- no fue para nada casual.

El aniversario ha generado infinidad de especulaciones sobre el tema, cuando la «Comunidad Internacional» aspira por todos los medios a equiparar a la URSS -país sin el que hubiera sido imposible la victoria sobre la Alemania hitleriana-, con el agresor.

Especialmente, destacan en esta tarea los países que en los años de la Segunda Guerra Mundial o eran aliados o satélites del III Reich, o se entregaron a conmiseración del ocupante sin especial resistencia, sin pretender sacrificar nada en defensa de su joven independencia. En esta última categoría sin duda entrarían la hoy no existente Checoslovaquia y Polonia.

Después de que en julio pasado, en Vilna (capital de Lituania. N de la T), la asamblea parlamentaria de la OSCE aprobase la resolución, en la que la responsabilidad por desatar la guerra se repartía entre el nazismo y el estalinismo, el silencio, en lo que a esto concierne, se sigue alargando. Como te descuides, sino es hoy, mañana, empezarán a exigir compensaciones a Rusia, en calidad de heredera de la Unión Soviética. Eso sí que iría en detrimento de los intereses del estado.

Cierto que la comisión todavía no se ha pronunciado directamente sobre la resolución de la asamblea parlamentaria de la OSCE. Pero las indirectas del presidente de la comisión, y jefe de la administración presidencial Naryshkin son lo suficientemente elocuentes. «En el enorme flujo de información el mundo contemporáneo, cada vez con más frecuencia nos encontramos con hechos de una relación preconcebida y en ocasiones cínica hacia la historia de nuestro país, de Europa y del mundo… los revisionistas, dentro de esa nueva concepción histórica, hacen especial hincapié en la historia contemporánea de Rusia, en los acontecimientos relacionados con la Segunda Guerra Mundial…La revisión de la historia de la guerra tiene como objetivo reexaminar los resultados geopolíticos de la contienda… A Rusia como heredera histórica de la Unión Soviética, se le atribuye de una forma capciosa la responsabilidad por aquellos acontecimientos, por la tragedia de aquellos años, creando de este modo la base para presentar pretensiones a nuestro país- políticas, económicas, territoriales».

Parece que, los miembros de la comisión comprenden bien el peligro de semejante política. Pero solo «parece que», como demuestran las declaraciones de otros miembros de esa comisión. La verdad, es que tampoco cabía esperar nada distinto: El comunismo y el fascismo son antagonistas por naturaleza. Fue precisamente la «totalitaria» Unión Soviética con el gobernante Partido Comunista (y no las «democracias burguesas» occidentales), la que se convirtió en enterradora del nazismo. Por tanto, cualquier forma de anticomunismo exteriorizado, tarde o temprano se convierte en justificación del nazismo, de una forma directa o indirecta.

Si la política oficial de nuestro gobierno, es pues el anticomunismo, no debería afligirse tanto por los intentos de revisión de los resultados geopolíticos de la Segunda Guerra Mundial. Mientras que si la Federación Rusa de verdad se considera a sí misma heredera de la Unión Soviética, no van a poder eliminar de la historia ni el papel dirigente (también en la consecución de la victoria) del Partido Comunista, ni la importancia de la ideología comunista y el sistema socialista. Tampoco a los líderes comunistas. Puesto que es imposible sentirse al mismo tiempo orgulloso de la Gran victoria y tachar el papel de su comandante en jefe -Stalin.

Sin embargo. Al no haber ninguna concepción histórica a nivel de estado, Naryshkin y su comisión no pueden hacer ninguna propuesta constructiva para la lucha contra la falsificación. «Nosotros nos basamos en los principios de la libertad de la ciencia histórica, entendiendo, que la verdad histórica, sea cual sea, ante todo hay que buscarla y defenderla acudiendo a la fuente original», –declaró Naryshkin. Paralelamente el diputado de la Duma, Zatulin, al comentar el trabajo de la comisión en una entrevista a la emisora «Ekho Moskvy», dijo:»Si van a decir que Stalin no dio la orden, o que su entorno no represalió a miles e incluso millones de ciudadanos durante las purgas, eso será una vulgar falsificación. Si dicen que Stalin ordenó matar de hambre al pueblo ucraniano, también será una burda falsificación. Como ve, la historia hay que entenderla en toda su multidimensionalidad y multiplicidad, a menudo no es ni blanca ni negra».

Podemos abordar la figura política de Stalin desde diferentes ángulos e inunívocamente. La cuestión de la magnitud de la represión y su carácter durante los años 30 también despierta controversias. En este caso se podría sin dudad hablar de falsificación, tanto como cuando se niega la existencia de la represión (hoy son muy pocos los negadores, incluso entre los apologetas de Stalin), como cuando se exagera el número de represaliados, multiplicándolo en decenas de veces, cuando no en cientos, contrariamente a todos los documentos existentes (esas mismas fuentes originales a las que se refiere Naryshkin), y en ocasiones en contra mismo del sentido común.

Así que cuando Zatulin declara que Stalin ordenó «represaliar a miles o millones de ciudadanos», y su «entorno» (sería bueno saber que clase de término científico-histórico es ese), no se trata siquiera de una falsificación. Es una estupidez propagandística, que en poco desmerece a la de que Stalin «ordenó matar de hambre al pueblo ucraniano». Solo que con un barniz ideológico ligeramente diferente. Evidentemente, ninguno de los dos engendros propagandísticos cuenta con fuentes originales documentadas, de esas que tanto preocupan a Naryshkin.

En lo que respecta a la «multidimensionalidad» y «multiplicidad» de la historia, hoy esa misma multidimensionalidad de los comentaristas rusos se podría definir como «pluralismo en una misma cabeza», o dicho de otro modo: esquizofrenia.

Especialmente representativo desde ese punto de vista, es el artículo del primer ministro Vladimir Putin, publicado en uno de los diarios polacos la víspera de la visita del jefe de gobierno a dicho país, para tomar parte en los actos conmemorativos del aniversario del comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

Por la visto la historia no es el punto fuerte de Vladimir Putin. Más de una vez ha tenido algún que otro lapsus en público, más propio de un escolar. Pero el problema aquí no está en la ignorancia, sino en el deseo de demostrar ese mismo pluralismo ideológico. O sea, repudiamos el régimen comunista, pero nos apuntamos al carro de los vencedores de la guerra. Mira tú qué bien.

Así, Putin hace un llamamiento a recordar por igual a aquellos que combatieron en las filas del ejército de Anders, en la tropa polaca, en las divisiones del ejército de Krajowa y Ljudova. ¿Qué pasa? ¿Ya se nos ha olvidado, que ese mismo ejército de Anders, creado y pertrechado con medios soviéticos no quería combatir a los alemanes en el caliente frente oriental y fue «evacuado a Irán», o que los combatientes de muchas unidades del ejército de Krajowa disparaban a nuestros soldados, con poco que envidiar a los propios alemanes o a los seguidores de Bandera?

¿No será esa falta desmemoria la más auténtica de las falsificaciones en detrimento de los intereses de Rusia?

Texto original en ruso: http://www.sovross.ru/modules.php?name=News&file=article&sid=56032

Notas

Armia Krajowa (en polaco).Formaciones armadas de la clandestinidad polaca. Tenían como principal objetivo la organización de la resistencia armada frente a la ocupación alemana. Se subordinaba al gobierno polaco en el exilio y era la principal organización de la Resistencia polaca.

Armia Ljudova (lit. ejército popular). Organización armada polaca, que actuó en 1944 en la Polonia ocupada por las tropas alemanas se acabó integrando en el ejército polaco

Stepan Bandera. Uno de los líderes del movimiento nacionalista ucraniano en la Polonia oriental (Galitzia), que combatió al ejército soviético.