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El asilo y el refugio, una condición negada de nuestro tiempo líquido

Fuentes: Rebelión

Apuntes referenciales. En el año 2000 la Asamblea General de Naciones Unidas con el objeto de rendir tributo a las cinco décadas de existencia de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, tomó la decisión de conmemorar la fecha del 20 de Junio como Día Internacional de los Refugiados/as. De este modo […]

Apuntes referenciales.

En el año 2000 la Asamblea General de Naciones Unidas con el objeto de rendir tributo a las cinco décadas de existencia de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, tomó la decisión de conmemorar la fecha del 20 de Junio como Día Internacional de los Refugiados/as. De este modo nació la visibilización institucional de este drama que viven millones de personas en el mundo, quienes han tenido que abandonar sus hogares a causa de temores fundados de ser perseguidas por motivos raciales, religiosos, nacionalidad, adscripción a un determinado grupo social o convicciones políticas.

A estos factores de persecución históricamente concebidos, hay que agregar que desde hace poco tiempo Naciones Unidas viene insistiendo para que se brinde protección internacional a quienes huyen de otras formas de persecución, entre las cuales se incluyen: por orientación sexual, violencia machista, mutilación genital y albinismo. Y ello para no hablar que desde hace un tiempo relativamente importante ha cobrado fuerza el refugio y el desplazamiento por razones ambientales.

Todo este tipo de persecuciones han dado como resultado que al menos 65.6 millones de personas hayan tenido que abandonar su residencia habitual (ACNUR:2016). En efecto, unas lo han hecho en calidad de refugiados/as, es decir, que se han visto obligadas a cruzar una frontera internacional, y otras en condiciones de desplazadas internas, lo que equivale a cambiar de lugar de residencia pero no de país. Dicho esto, la población refugiada suma algo más de 22.5 millones y la desplazada interna más de 43 millones. Si sumamos toda esta población o —tragedia colectiva para ser más exactos–, una y otra constituirían un país del tamaño demográfico de Francia o 6 veces Portugal, lo que nos da idea de la extensión y profundidad del drama y el dolor.

Toda esta tragedia por desgracia parece no tener fin, sobre todo porque Afganistán, Irak, Siria, Libia, Nigeria, República Democrática del Congo, Eritrea, Somalia, Colombia y Yemen siguen desangrándose desde adentro y desde afuera. Desde adentro porque facciones enfrentadas siguen en su vorágine de infringir dolor, destrucción y muerte, y desde afuera porque intereses geoestratégicos, políticos y económicos de las grandes potencias mundiales alientan y apoyan a uno/os u otro/os bando/os enfrentando con el fin de garantizarse el acceso a recursos energéticos de carácter estratégicos, y también para hacer posible la conquista o consolidación de poder político con el que manejar el destino de un país o una región determinada. Este hecho suma dolor al dolor y se sabe perfectamente de las consecuencias de este comportamiento.

Crece el número de desplazados/as internos y de refugiados/as a partir del 11S

Después de los trágicos sucesos del 11S, propio es recordar, los EEUU con la complicidad de la UE han puesto en marcha un dispositivos global de guerra contra todo aquel que amenace sus intocables privilegios. En su día los EEUU impuso la guerra global contra el terrorismo con su correspondiente lógica de guerras preventivas allá donde fuese necesario. Primero fue la invasión de Afganistán y después el derrocamiento de Sadam Hussein. La caída del otrora hombre fuerte de los EEUU en oriente medio estuvo motivada por el supuesto de acabar con las armas de destrucción masiva que se encontraban en su poder. Recordemos que a este vulgar bulo se sumó Tony Blair y el zafio José María Aznar. Pese a que las famosas armas nunca han aparecido, Aznar todavía certifica con gran dosis de cinismo que dichas armas existen. En realidad la invasión a Irak estuvo motivada por el interés de los EEUU y la UE de apoderarse de las reservas de petróleo de Irak, imponer a gobernantes obedientes sus dictados y ejercer desde aquí un dominio geopolítico y estratégico de la zona.

Las consecuencias de estas aventuras bélicas están a la vista, el desastre es inocultable. En Afganistán, por ejemplo, EEUU y la OTAN no han podido acabar con Al Qaeda, pero si han hecho posible que de modo considerable la población desplazada interna y refugiada de este país cotice al alza en el gran teatro especulativo del horror a nivel mundial. Producto de esto, hoy Afganistán exporta tanto opio como población refugiada y desplazada. El desastre no para aquí, pues en Afganistán la «democracia» y los derechos de las mujeres que prometieron los EEUU antes y poco después de la invasión siguen y seguirán siendo una quimera. Las mujeres viven igual o peor hoy que bajo el régimen Talibán. Esto es explicable: Karzai y sus amigos fueron y son señores de la guerra, sólo que hoy protegidos por el binomio EEUU-OTAN.

Y si Afganistán es un campo seco en llamas, las facciones enfrentadas en Irak han convertido al país en un incendio que todo lo devora. El desmantelamiento del Ejército iraquí y el desplome del Estado se han convertido en caldo de cultivo para el surgimiento de todo tipo de movimientos islamistas. En ese vacío el ISI y otras facciones han surgido con una probada criminalidad. Estas se enfrentan entre sí y también a las tropas norteamericanas y al «nuevo ejército iraquí». La fractura chiies-sunníes son animada y avivada por los EEUU y la UE, situación que se complejiza aún más como quiera que los kurdos buscan en este contexto de guerra afianzar sus posiciones afín de que sus reivindicaciones territoriales y demás sean tenidas en cuenta en un nuevo reparto global, de recursos y político-territorial. El Irak que conocimos muy seguramente dará paso más tarde o temprano a un país fragmentado y delimitados por raras fronteras étnicas, raciales y religiosas

Irak es un polo de atracción bélico y laboratorio para todo tipo de actor militar: interno y externo. Todas estas fuerzas han convertido al otrora Irak en un auténtico «agujero negro». Ante el desastre, la población huye hacia adentro y hacia afuera. Irak ya no sólo es rico por tener petróleo y albergar una vasta historia, cuna de la humanidad, por cierto, sino que también lo es por ser unos de los países del mundo que más produce horror y dolor por metro cuadrado, hecho que se evidencia en los millones de desplazados/as internos/as y refugiados/as que crea de modo incesante.

EEUU y la UE organizan guerras y no asumen sus consecuencias

EEUU y la UE han contribuido a crear guerras y tragedias en distintos puntos del sur global, y nada parece que cambie en el corto plazo. Irak como Afganistán son espacios de inhumanidad, desesperanza y nihilismo colectivo. Lo más trágico de toda esta tragedia es que, EEUU y la OTAN contribuyen a agenciar la guerra y la barbarie civilizada en estos países y sin embargo no se hacen corresponsables de las consecuencias que estas guerras provocan. Un ejemplo de ello es que muchos de los afganos/as e iraquíes que buscan asilo y refugio en Europa ven como les cierran las fronteras. La Europa Fortaleza se impone y una suerte de neo-feudalización se abre camino. Y esto en el mejor de los casos, pues preciso resulta decir que el Mediterráneo se ha convertido en una gran fosa común para miles de ellos/as.

Y si Afganistán e Irak es una pradera ardiendo, Siria es el llano en llamas. EEUU y la UE interesados en acabar con Bashar al-Asad en beneficio propio y de Israel aprovecharon la primavera árabe para promover a grupos desestabilizadores de todo tipo. No cuidaron ni la forma. Se creyeron que la operación era fácil, de ahí que habían creado en silencio el gobierno que le daría el réquiem en paz a al-Asad. Muy pronto la conflagración se extendió por toda la geografía del país y con ella una gran dosis de violencia y contra-violencia. Ante la arremetida de las fuerzas pro-norteamericanas, el gobierno de Bashar al Asad terminó por pedir ayuda a la Rusia de Putin, sustituto funcional de la vieja URSS en esta parte de oriente medio. El conflicto se ha agudizado y hoy en este país tienen presencia Rusia, Irán y la milicia de Hezbolá del Líbano. Todas estas tropas combaten junto a las fuerzas gubernamentales de al-Asad y se han convertido en el mayor de sus escudos. Si el régimen sirio no ha caído es por esta importante coraza.

Por otro lado, la coalición internacional encabezada por varias potencias europeas, los EEUU y las fuerzas rebeldes agrupadas mayoritariamente en el Ejército de Conquista, buscan sacar a al-Asad del poder. En este clima de violencia generalizada ISI ha logrado implantarse en importantes ciudades del país, especialmente en Alepo, Palmira y Raqa, ésta última capital del califato.

A estos actores hay que sumar a los combatiente kurdos que luchan contra el régimen de al-Asad y también contra el ISI. A esta confrontación en territorio sirio ha pasado a sumarse Turquía, quien con el pretexto de luchar contra el ISI, aprovecha para atacar a las tropas kurdas agrupadas en el Peshmerga (Aquellos que enfrentan a la muerte). De sobra es conocido que Turquía no es nada amistosa con el régimen de al-Asad.

En esa guerra entrecruzada que se vive en Siria, la victima mayor es la población civil. Desde que inicio la guerra en 2011 hasta hoy, el reporte de víctimas mortales supera las 300.000 personas. A estos hay que sumarle más de 6,6 millones de desplazados/as internos/as y cerca de 5 millones de refugiados/as. La gran mayoría de estos refugiados/as sirios/as están en países como Turquía (2.7 millones), Líbano (más de 1 millón), Jordania (más de 600.000 mil), Egipto (119.000) e Irak (240 mil). (ACNUR:2016)

Siria en materia de desplazados/as internos/as, solo es superado por Colombia, quien ostenta el despreciable record de tener casi 7 millones de desplazados/as internos/as. ¡Que horror¡. Y pese a esto el hoy senador Álvaro Uribe Vélez se opone al proceso de paz entre el Estado y las FARC. ¡Que despropósito¡. En la guerra colombiana, los EEUU han invertido más de 10.000 millones de dólares en los tres últimos lustros, esos nos dice la magnitud del desastre humanitario colombiano. Y a propósito de Colombia, Naciones Unidas cifra en más de 400.000 la población refugiada colombiana. Hoy no hay países de América Latina en que no haya refugiado o migrante colombiano. Solo Ecuador alberga a 600.000 colombianos, la gran mayoría de ellos huyen de la violencia pero no se reconocen como refugiados/as, sobre todo para evitar el estigma. Aun así, las autoridades de Ecuador han concedido protección internacional a más de 36 mil colombianos/as. En Europa no hay un país que pueda demostrar una cifra parecida.

Frente al caso sirio, causa perplejidad que pese a que Irak es zona de expulsión, también se comporta como zona de acogida de población refugiada. Los datos frío antes expuestos sirven para mostrarnos al menos tres grandes hechos: 1) la magnitud y el drama que sufre la población civil tanto en Siria como en el resto de los conflictos; 2) el grado de responsabilidad que tienen los EEUU y la OTAN-UE en el desplazamiento masivo de personas refugiadas y desplazadas, y 3) que son los países empobrecidos del sur los que más acogen a la población refugiada.

En relación con esta última parte hay que decir que, no todos los caminos conducen a Europa cuando de asilo y refugio se trata como pretende argüir la UE. Es claro que Europa y EEUU/Canadá sólo acogen a una parte mínima de esos 22.5 millones de personas que solicitan protección internacional. La alarma de la UE viene motivada por el hecho de que a las costas de Grecia en el año 2015 llegó más de 1 millón de personas, siendo el 56.1% de ellas de origen sirio, el 24.4% afgano, el 10.3% de Irak, el 2.7% de Pakistán y el 0.5% de Somalia (CEAR:2017). Pese a lo alarmante que esto es, ello no iguala a las cifras de acogida que experimentan los países del sur. Así, el sólo Líbano acoge a más refugiados que los 27 países de la UE. Desde luego que Hungría y Polonia no hacen parte del comparativo, pues de los 160.000 refugiados/as que dijo la EU que reasentaría y reubicaría, estos países no han acogido a un solo refugiado.

El comportamiento insolidario de España también se ha dejado sentir. Del reparto del que habló la Comisión Europea hace dos año para acoger a refugiados/as, al Gobierno de Rajoy le correspondían 17680, lo que incluye a 1449 personas para reasentar. De este número, España sólo ha acogido a un 7%, agravado el hecho como quiera que el país solo ha recibido el 1% del total de solicitudes de asilo y refugio de todo el espacio de la UE. Igualmente, propio es decir, que de 22000 casos examinados, España sólo ha concedido algo más de 3.4% de protección internacional. Por este comportamiento insolidario e incumplir las normas de la UE, éste organismo a través de la Comisión ha decidido abrir expediente a países como Hungría, Polonia y la República Checa. Esto nos dice que las riquezas como las tragedias están mal distribuidas. Así, acogen menos los países ricos y más los países del sur.

Si no paran las guerras vendrán

Mientras la UE y EEUU sigan promoviendo guerras neocoloniales e imperiales en pos de salvaguardar sus intereses geopolíticos, económicos y territoriales, difícilmente se podrá mantener a las poblaciones encapsuladas en sus territorios. Es difícil orquestarle una guerra al vecino y pretender cerrarle las puertas de nuestra casa cuando él quiera ponerse a salvo. Es difícil también saquear los recursos naturales de un país y pretender que sus poblaciones no sigan la ruta que siguen esas riquezas. Si los EEUU y la UE saquean y promueven guerras en los países del sur, bueno sería que asumieran de modo consciente las consecuencias que esos hechos implican. Así, es imposible incendiar a Afganistán Irak, Libia y Siria… y pretender que sus habitantes no se sientan tentados a tocar las puertas de quienes les imponen la guerra y la muerte como norma.

Es claro que EEUU y no pocos países de UE imponen guerras a muchos pueblos y después cierran sus fronteras para evitar que los que huyen puedan entrar en sus áreas de confort y humanidad. Para evitarlo se emplean a fondo creando agencias especiales para el control de fronteras y costas, levantan muros, vallas, restablecen los controles fronterizos y ponen en marcha centros de internamientos para refugiados e inmigrantes. Asimismo, crean dispositivos de devolución rápida, firman acuerdos de repatriación con los países de procedencia de quienes huyen de la guerra o la pobreza, o con países convertidos en terceros seguro para la ocasión, como, por ejemplo, Turquía, Argelia y muchos otros. Así, es manifiesto que los EEUU y la UE prefieren invertir en dispositivos de control de los flujos migratorios y de solicitantes de asilo, que invertir en cooperación al desarrollo.

Y mientras las potencias mundiales cierran el paso a quienes huyen de la guerra, la falta de oportunidades y de derechos en sus países, se quejan al mismo tiempo de que las mafias alimentan la movilización ilegal de personas. Al juzgar por los hechos, son las criminales políticas de migración y asilo y refugio que promueven las potencias del norte las que terminan alimentando la prosperidad de dichas mafias. Ya es hora que la UE y los EEUU cumplan las normas internacionales que ellos en un ejercicio de autosuficiencia moral imponen a muchos países del mundo como test para medir la densidad de sus democracias y el respeto a los Derechos humanos. Ya es hora de que la UE en particular garantice el viaje seguro a quien huye de la violencia y del horror, tragedias que ella le impone.

Ha llegado la hora de que el Mediterráneo y el Sahara dejen de ser la gran fosa común en que se han convertido para quienes huyen de la barbarie y la pobreza planificada que la UE y los EEUU contribuyen a generar con la complicidad de muchas elites locales. Parar las guerras allá donde existan es un imperativo urgente si Europa y los EEUU no quieren ver los rostros de los/as «indeseados/as» refugiados/as en sus países. Y, por otro lado, promover políticas de solidaridad y cooperación otra con los países del sur es clave para darle cumplimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El «Primer mundo» reclama seguridad en sus calles, teatros y avenidas, mientras el sur, en cambio, reivindica el derecho a una vida digna y, por tanto, al ser y estar en el mundo. Los/as condenados/as de la tierra reclaman espacios de esperanza, dignidad y justicia global. Hoy día internacional del asilo y el refugio digo y en voz alta: viaje seguro ya y protección internacional para quienes huyen de la guerra y la persecución.

A modo de Adenda: Mientras doy cierre a esta nota, me acuerdo de aquella imagen conmovedora del policía que tiene entre sus manos el cadáver del pequeño y frágil Aylan Kurdi, quien fuese rescatado en la playa turca de Bodrum. Él y su familia kurda huían de la barbarie y se encontraron con la barbarie de las políticas de asilo y refugio de la UE. Hoy día del refugiado/a le dedico esta nota y también a quienes tienen la condición de refugiado/a de iure o de facto.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.