El «Informe del Ejército del Aire del 2 de Agosto» publicado en la página web oficial de la aviación de los Estados Unidos (USAF) declaraba que «Un bombardero B-1B de la Fuerza Aérea ha lanzado Unidades de Bomba Guiada 31 [NdT: GBU-31] contra enemigos que se escondían en una línea arbolada, cerca de Baqran. Se […]
El «Informe del Ejército del Aire del 2 de Agosto» publicado en la página web oficial de la aviación de los Estados Unidos (USAF) declaraba que «Un bombardero B-1B de la Fuerza Aérea ha lanzado Unidades de Bomba Guiada 31 [NdT: GBU-31] contra enemigos que se escondían en una línea arbolada, cerca de Baqran. Se ha informado que el bombardeo ha tenido buenos resultados» [1] . Pero sobre el terreno, la realidad era bastante diferente: Gul Walí, de 18 años, se encontraba entre los heridos. «Las bombas caían por doquier desde el cielo hasta los árboles y vi pedazos de carne y huesos. Eran aldeanos. Era gente inocente. Sólo habían venido al melá [NdA: reunión tradicional afgana al aire libre], a comprar comida para sus familias. En su lugar, acabaron buscando a sus seres queridos entre los montones de cuerpos». En ausencia de comercios normales, la mayoría de las comunidades organizan una feria semanal, llevando -para su trueque o venta- artesanía, víveres, productos de granja y vestidos. El melá estaba ubicado al lado del mausoleo sagrado de Ibrahim Shah Baba. La referencia de Walí a la línea de árboles corresponde a la perfección con lo relatado en el informe de la Fuerza Aérea de EEUU. Los más afortunados acabaron en el hospital, como este muchacho de 10 años con heridas de metralla en la zona abdominal y cuya pierna tuvo que ser amputada:
Foto del Hospital de Emergency en Lashkar Gah, en:
http://www.peacereporter.net/dettaglio_photogallery.php?idc=11&ida=&idt=&idp=210&page=2&idimm=1
Por su parte, desde la base de Bagram el ejército de EEUU emitió un comunicado oficial en el que aseguraba:
Durante un importante encuentro de veteranos comandantes talibanes, las fuerzas de la coalición emplearon municiones de precisión guiadas sobre su ubicación, tras cerciorarse de que no había afganos inocentes por el área. [2]
Este tipo de comunicados pretenden «atrapar los titulares» antes de que cualquier relato contradictorio salga a la luz, un truco deliberado de los ejércitos de EEUU y de la OTAN. [3] Los medios de comunicación de masas, desde el estadounidense New York Times, pasando por el británico Telegraph, hasta el chino Xinhuanet, reprodujeron el comunicado con obediencia. Frente a las informaciones desde el área bombardeada que contradicen su versión, los militares optan por una secuencia de tácticas: blindar y acordonar la zona afectada; admitir que pueden haber fallecido civiles, añadiendo cuentos de hadas a la confesión (por ejemplo que los talibanes se escondían entre civiles o que los afectados deben ser realmente talibanes, puesto que no hay mujeres entre las bajas) y entonces, a esperar a que la historia circule. [4]
Si no había civiles, ¿cómo se explican los heridos de las imágenes? No se permite a los periodistas hablar con los heridos y se encuentran bajo una estricta tutela por parte de los administradores de noticias, para prevenir que difundan la realidad sobre la carnicería. Aún más, la verdad se esquiva mediante el aislamiento geográfico: a menudo, los bombardeos de EEUU caen sobre regiones remotas, escarpadas, muy inaccesibles o accesibles sólo so pena de correr un enorme riesgo. Así, EEUU y la OTAN se sienten más libres para bombardear indiscriminadamente y luego responder a las preguntas. [5] El 50% de las bombas GBU-31 (Mark 84) lanzadas sobre Buqni deberían caer en un radio de 13 metros del objetivo: y la onda expansiva letal fuera del punto de impacto es de 366 metros. Lanzar una bomba de ese tipo sobre una zona poblada es garantía de muerte y lesiones. Prestemos atención a una descripción oficial:
Lanzada desde un avión y moviéndose con estruendo hacia su objetivo a 500 kilómetros por hora, la bomba de acero de 4,5 metros usa unos pequeños dispositivos en sus aletas para dibujar con precisión su trayectoria basada en datos satelitales recibidos por una antenita y almacenados en una computadora. Justo antes del impacto, un temporizador produce una reacción química que hace que el arma de 4,5 metros doble su tamaño. La cubierta de acero se hace añicos, ametrallando en adelante 450 kilogramos de fragmentos incandescentes a velocidades de 2000 metros por segundo. La explosión crea una onda expansiva que ejerce una presión de centenares de bar [NdT: un bar equivale a 1 kilogramo de presión por centímetro cuadrado]. En comparación, una onda expansiva de 0.82 bar derribaría a una persona; y el umbral lesivo es de 1.03 bar. Según los traumatólogos, la presión producida por el estallido de un artefacto como el Mark-84 JDAM puede reventar los pulmones, cuartear las cavidades nasales y desmembrar extremidades a centenares de metros del lugar de la explosión. Cuando impacta, el JDAM genera una bola de fuego de 4500º, ahondando un cráter de 6 metros que desplaza 4.5 toneladas de escombros y rocas y genera tanto viento como para derribar muros y arrojar fragmentos metálicos a 1.5 kilómetros o más. «Existe un importante efecto, muy conmovedor. El daño a cualquier ser humano en la proximidad sería muy repugnante», dijo Rob Hewson de Jane’s. «Una bomba de 900 kilogramos tiene un radio de efectos dañinos de, como mínimo, 800 metros». [6]
Las bombas de 1000 kilogramos Mark 84 de Munición de Ataque Directo Conjunto (Joint Direct Attack Munition, J-DAM) generan una inmensa bola de fuego y una onda expansiva y también diseminan unos 500 kilogramos de fragmentos de acero al rojo vivo, matan a cualquiera a 120 metros y causan heridas a más allá de 1 kilómetro. Cuando la OTAN y EEUU lanzan ese tipo de bombas sobre una zona habitada, las muertes producidas son intencionadas, o lo que es lo mismo, se trata de asesinatos, desenmascarando la repetida mentira de que mientras que los talibanes matan «intencionadamente», los ocupantes matan a civiles «sin querer». Además ¿acaso no han avisado los talibanes a la gente para que se mantenga alejada de las bases de los ejércitos ocupantes, de sus patrullas y sus empleos?
Aquella fatídica tarde del 2 de Agosto pasado, centenares de personas se habían reunido para el tradicional mercado semanal en Buqni (o Baqe Nahi), donde la gente comercia con todo, desde alfombras, alimentos o ropas hasta vacas. Allá, el día de mercado cae en jueves, el inicio del fin de semana afgano. Entonces, de repente, la bomba estadounidense GBU-31, fabricada por Boeing, guiada por GPS y de 900 kilogramos, cayó desde el cielo azul.
Y cundió el pánico. Muchos aldeanos afirmaron haber perdido a sus padres, hermanos e hijos en aquel infierno. Otros llevaron a sus heridos a los hospitales de la provincia, dando pruebas, por lo tanto, de que habían caído heridos y masacrados simples civiles. Algunos heridos fueron conducidos hasta Musa Qala, a 100 kilómetros de Buqni; otros fueron trasladados hasta Kandahar, a 150 kilómetros; y otros tantos hasta Lashkar Gah, a 200 kilómetros.
Los testigos oculares ofrecieron relatos espeluznantes sobre montones de cuerpos decapitados esperando a ser identificados en Buqni. Hafizulá, un residente, dijo: «Fue una jornada lúgubre. Casi todo el mundo perdió a alguien. La gente no sabía dónde estaban sus familiares. Vi a personas sentadas en el suelo, como ausentes. Había luto por todas partes». Otro vecino añadió que «acabamos agotados de recoger muertos».
Un mínimo de 20 civiles (incluyendo a un niño de 8 años) fueron llevados hasta el hospital principal de la capital, Lashkar Gah, con heridas de metralla. Tres de ellos perecieron allí. El jefe de la policía de Helmand, Mohamed Husein Andiwal, dijo «Puedo confirmar que se han producido fuertes bombardeos». Andiwal dijo por teléfono a Reuters: «También hemos oído hablar de muchas víctimas y hemos enviado a un equipo para que lo investigue». Un legislador provincial en Kabul, Mohamed Anwar, también recibió informes sobre un alto número de muertes civiles. En el hospital de Lashkar Gah, Sokhi Khan, familiar de uno de los heridos, dijo que los ataques habían matado o herido a unos centenares de civiles. Dijo que la gente se había congregado el jueves para merendar en el campo e ir al mausoleo en el distrito de Baqran, al norte de Lashkar Gah, cuando empezaron los bombardeos. Doce mujeres fueron llevadas al hospital en la principal ciudad sureña de Kandahar, dijo Sharifulá Khan, un médico local. Nasibulá, uno de los hombres heridos en el hospital de Kandahar dijo que las bombas alcanzaron un mercado. Afirma que no había talibanes en el momento del ataque. El ministro de Defensa de Afganistán declaró que había unos 40 hombres hospitalizados en el mayor hospital de Kandahar. Otros heridos fueron a los hospitales de los distritos de Sangin y Musa Qala.
Abdul Karim, residente de Baqran, contó como «muchos murieron en el camino. Uno de mis hijos está en el Hospital de Bost. No creo que sobreviva. Dos hijos más están en Musa Qala. Dos de mis primos perecieron y otros dos más, resultaron heridos».
Cuando la pretensión de que no había víctimas civiles cayó por su propio peso al ser insostenible, los militares lanzaron un nuevo bulo, jugando con la ignorancia general del público. Charlie Mayo fue quien acarreó con ello. «Es interesante que no había mujeres», dijo el teniente coronel británico en la provincia de Helmand, dando a entender que los heridos varones adultos eran combatientes talibanes. «Nosotros tenemos la seguridad de haber golpeado a un importante encuentro de talibanes y por este motivo ellos están resentidos».
Sin embargo, la aldea de Buqni hace tiempo que es una zona controlada por los talibanes, un lugar donde sin lugar a dudas impera la sharia y las mujeres lisa y llanamente no pueden acudir a encuentros públicos o ir fuera de compras (por lo que entre las víctimas no hay mujeres). ¿Usted a quién pretende tomar el pelo, teniente coronel Charlie Mayo?
El empeño local (afgano) de ofuscación fue algo menos sutil. El general Zahir Azimi, del ministerio de Defensa afgano, puso en circulación una mentira del agrado de EEUU -sin ofrecer pruebas al respecto-, consistente en decir que había sido bombardeado un encuentro de talibanes reunidos para una ejecución pública (¿¡bombardearon para evitar la ejecución!?), eliminando a más de 100 talibanes y tres comandantes veteranos, inlcluido el comandante Mansur Dadulá. Azimi añadió en una rueda de prensa «según nuestras fuentes, hubo 150 muertes, quizás menos, pero no más». «Si hubieron muertes civiles, fueron muy limitadas, no más de una decena». [7] Desde el ataque, Mansur Dadulá ha sido entrevistado por diferentes medios. La prueba de un elevado número de víctimas civiles es ahora irrefutable. ¿Cuántos relatos adicionales de residentes hacen falta? ¿Cuántas más fotografías escalofriantes de chavales y ancianos heridos? El general necesita regresar a la pizarra (o a los manuales de EEUU).
¿Son talibanes estas personas?
Muchos familiares que acompañaban a las víctimas de los bombardeos prestaron declaraciones que describían su situación personal. Haji Hakim Jan, de 27 años, dijo que las bombas estadounidenses mataron a cuatro de sus hermanos. Jan añadió, «tengo otro hermano y una hermanita de 8 años heridos por los bombardeos». Dijo que estas muertes alejan a los civiles de las tropas occidentales y les empujan a unirse a la resistencia de los talibanes. [8]
Es reveladora la atención prestada por los medios de comunicación de masas a los 21 evangelistas coreanos secuestrados, si se compara con la prestada a los civiles afganos martirizados en Helmand. Los habitantes de Baqe Nahi están resentidos por más de un motivo, no sólo por lo sucedido entre las 15:00 y las 16:00 del 2 de Agosto de 2007. Por supuesto, los civiles afganos asesinados por EEUU y la OTAN son cuerpos malos, no como los coreanos asesinados, que son cuerpos buenos. El Pentágono de EEUU, su prensa afecta y Human Rights Watch sólo «ven» y cuentan cuerpos buenos.
Traducción de Arturo Romero
[2] Cursivas añadidas por Marc W. Herold.
[3] Algo que he investigado en mi ensayo «Grab News Headlines, Isolate Bombed Area and Stonewall: U.S. Military’s Virtual Reality about Afghan Civilian Casualties. A Case Study of the U.S. Assault upon Hajiyan» (28 de Mayo de 2006) en: http://www.traprockpeace.org/marc_herold_hajiyan_24may06.pdf
[4] He examinado anteriores operaciones de EEUU en Baqran en «Et Plus Ça Change…Patterns of Death and Deceit in Afghanistan«, Cursor.org (10 de Marzo de 2003) en
[5] Las bombas de EEUU y la OTAN cayeron antes sobre civiles en Baqran en Febrero de 2003 (véase mi artículo «A Rain of Bombs» en el semanario indio Frontline en http://www.hinduonnet.com/fline/fl2319/stories/20061006000306100.htm) y en Junio de 2006 (véase http://pubpages.unh.edu/~mwherold/GuAhmadmotherandfather.htm).
[6] Mark Sauer, «Precision JDAMs Can Pack Big Punch: On-Board Systems Guide Air-to-Surface Weapons«, San Diego Tribune (21 de Marzo de 2003) en http://www.globalsecurity.org/org/news/2003/030321-jdam01.htm
[7] Hamid Shalizi, «Few Civilian Deaths from Afghan Bombing – Officials«, Reuters (4 de Agosto de 2007) en http://www.reuters.com/article/worldNews/idUSISL7315720070804?feedType=RSS
[8] Abdul Qodus, «Afghans Check Reports of Civilian Bombing Deaths«, Reuters (3 de Agosto de 2007)
Marc W. Herold. Departamento de Economía. Whittemore School of Business & Economics. Universidad de New Hampshire Durham, N.H. 03824. EEUU. E-mail: [email protected]