Si los difuntos hablaran… «Cuando mueras sólo te llevarás lo que has dado», proclama Saadi, el poeta medieval persa. De ser cierto, otro mundo cantaría. Dar por dar, sin más, sin esperar nada a cambio, tendría por fin su recompensa: la buena vida eterna. De momento, los muertos callan y los vivos, cada vez más […]
Si los difuntos hablaran… «Cuando mueras sólo te llevarás lo que has dado», proclama Saadi, el poeta medieval persa. De ser cierto, otro mundo cantaría. Dar por dar, sin más, sin esperar nada a cambio, tendría por fin su recompensa: la buena vida eterna. De momento, los muertos callan y los vivos, cada vez más vivos, sólo piensan en amontonar ganancias.
Dar es gratis. O lo será muy pronto. Bienvenidos a la solidaridad sin costes, sin cuotas ni permanencias, otro milagro del capitalismo. Un ejemplo, uno más. Ikea vuelve a lanzar la campaña «Un euro es una fortuna». Por cada peluche que compres estas navidades donará un euro a Save the Children y Unicef. Desde 2003 lleva entregados 16,7 millones. Esta vez, y como gran novedad, Ikea ofrece en su web (www.ikea.com/softtoysaid) la versión peluche de los famosos conciertos Live Aid por África. Entras, eliges un muñeco, bailas con él y hasta puedes registrar tu propia canción. Según la multinacional sueca, «la versión personal grabada por cada usuario se irá almacenando hasta crear el coro de peluches más grande y solidario del mundo».
«No sabemos qué tiene la palabra gratis que a todos nos gusta», cuenta una sugerente voz en el último anuncio indecente de Iberdrola. «Gratis se murió», suele repetir Mari Luz, la madre de mi amigo Fernando. Conviene no olvidarlo, como bien dice también el poeta Karmelo C. Iribarren: «No hay nada / gratis. Ni siquiera / lo que es gratis / es gratis de verdad. / Siempre / te lo descuentan / de algún sitio».