Supongamos, aunque no está claro aún, que el barco surcoreano Cheonan se hundió por un torpedo norcoreano. ¿Habría que sancionar a Corea del Norte? La respuesta lógica sería, «¡por supuesto, los crímenes no deben quedar impunes!». Lamentablemente, esa lógica no es la que impera en las relaciones internacionales sino la ley del más fuerte. Tenemos […]
Supongamos, aunque no está claro aún, que el barco surcoreano Cheonan se hundió por un torpedo norcoreano. ¿Habría que sancionar a Corea del Norte? La respuesta lógica sería, «¡por supuesto, los crímenes no deben quedar impunes!». Lamentablemente, esa lógica no es la que impera en las relaciones internacionales sino la ley del más fuerte.
Tenemos un recorrido tan largo de impunidad, de cinismo, de hipocresía y de indiferencia ante los crímenes de Estados Unidos y sus aliados, que no es extraño que ahora el poder emergente de China haga lo propio con los suyos.
«Japón y Corea del Sur buscan condena a Pyongyang ante indiferencia de China»
dice el titular de una noticia reciente. Ahora veamos la actitud del gobierno chino,
«El primer ministro chino, citado por un portavoz del Gobierno de Corea del Sur, dijo hoy a su homólogo surcoreano, Chung Un-chan, que «China se opone a cualquier acto que destruya la paz y la estabilidad en la península coreana» y ofreció sus condolencias a las familias de las víctimas del «Cheonan», según informó la agencia Yonhap.»
Un tono que nos resulta familiar. Es la típica mezcla de cinismo y desdén con que Estados Unidos «reacciona» ante sus crímenes o de sus aliados (Israel, Colombia, Turquía, etc.). Se entona una condena vaga que no lleva a ningún sitio, la «comprensión» ante las víctimas y, como mucho, la promesa de una investigación que morirá en el olvido.
Ahora China es poderosa, y esta crisis coreana lo reafirmará más aún. Ni por la fuerza, porque tiene un ejército imponente con armas nucleares, ni por la economía, porque es la segunda del mundo, ni por la diplomacia, porque es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, se puede hacer nada contra China. Estados Unidos lo sabe, y de la indiferencia china se pasará rápidamente a una indiferencia yanqui que apenas podrá disimular su impotencia.
No debería ser así, pero son las reglas del juego que ha impuesto Estados Unidos desde hace muchas décadas. Ahora no tienen autoridad moral para hablar de legalidad internacional, por mucho que Obama pretenda volver (¡qué remedio!) al multilateralismo.
Fuente: http://www.kaosenlared.net/noticia/cinismo-de-china-made-in-usa