En el fondo, todos escondemos un tesoro. Y al final, tarde o temprano, siempre termina descubriéndose. La escritora argentina Luisa Valenzuela desvela el misterio. «Este tipo es una mina: No sabemos si fue a causa de su corazón de oro, de su salud de hierro, de su temple de acero o de sus cabellos de […]
En el fondo, todos escondemos un tesoro. Y al final, tarde o temprano, siempre termina descubriéndose. La escritora argentina Luisa Valenzuela desvela el misterio. «Este tipo es una mina: No sabemos si fue a causa de su corazón de oro, de su salud de hierro, de su temple de acero o de sus cabellos de plata. El hecho es que finalmente lo expropió el gobierno y lo están explotando. Como a todos nosotros». Y es que, en el fondo, el mundo funciona como un yacimiento de seres humanos. Una explotación a cielo abierto y, por supuesto, a pleno rendimiento.
Nueve organizaciones de comercio justo de Euskadi, entre ellas Setem Hego Haizea, han estudiado la imagen y las expectativas de crecimiento que el comercio justo tiene entre los consumidores vascos. Aunque la mayoría, un 70% de los encuestados, reconoce haber oído hablar del comercio justo, sólo un 30% compra productos de este tipo y apenas el 5,5% lo hace de manera habitual. Diferentes informes muestran además «un relativo estancamiento» de las ventas respecto a la década de los 90.
Según la investigación de Setem Hego Haizea, más del 90% de los consumidores tiene en cuenta el precio y la calidad de los productos a la hora de decidir sus compras. Por el contrario, sólo un 0,5% de ellos antepone que los artículos adquiridos no hayan sido elaborados en condiciones de explotación. La cesta de la compra abusa, exprime, revienta. Cuestión de prioridades. La bolsa o la justicia.
Un ejemplo. En estos días, el espíritu navideño no da abasto. Se multiplican los encargos. Va a explotar. «Desarrollo sostenible», denuncia en un poema Antonio Orihuela. «China, los niños juegan catorce horas diarias/ a que trabajan/ fabricando juguetes para los niños de España./ Los pedidos para esta temporada/ ya están en las tiendas/ y la producción para el año que viene, asegurada./ Mientras queramos,/ los Reyes Magos/ seguirán viniendo de Oriente». Mientras queramos, el comercio será injusto. Para que algunos vivan, vivamos, como reyes. Ridículos monarcas explotados… y explotadores.