Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, Ecologistas en Acción propone reducir la presión sobre los recursos naturales y disminuir la generación de residuos como únicas soluciones reales para afrontar la crisis ambiental global y sus graves consecuencias sociales. La humanidad vive un momento histórico de transformaciones graves y cada vez más aceleradas. Ecologistas […]
Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, Ecologistas en Acción propone reducir la presión sobre los recursos naturales y disminuir la generación de residuos como únicas soluciones reales para afrontar la crisis ambiental global y sus graves consecuencias sociales.
La humanidad vive un momento histórico de transformaciones graves y cada vez más aceleradas. Ecologistas en Acción recuerda que el cambio climático avanza sin que las innumerables reuniones desemboquen en una reducción de las emisiones; la biodiversidad disminuye a un ritmo escalofriante; los recursos se agotan, con especial mención a los combustibles fósiles; el acceso al agua cada vez se complica más; y además, esta crisis ambiental se da en unas circunstancias de desigualdad social cada más polarizada. La crisis es, por tanto, ecológica, pero también política, económica, cultural y social.
Desde el punto de vista de la organización ecologista, los avances en la concienciación ambiental y en las políticas puestas en práctica son tímidos y escasos. Seguimos sin afrontar el elemento central de la crítica ecologista: el conflicto básico entre un planeta Tierra, con recursos limitados y finitos, y un sistema socioeconómico en expansión continua, impulsado por la dinámica de la acumulación del capital.
Hemos rebasado los límites que el planeta impone. Se calcula que «nos corresponden» alrededor 1,8 hectáreas de terrenos productivos por persona. Pues bien, la media de consumo mundial supera las 2,2 hectáreas y este consumo no es homogéneo. Mientras que en muchos países del Sur no se llega a las 0,9, un ciudadano de Estados Unidos consume en promedio 8,6 y un europeo medio unas 5 hectáreas.
El crecimiento económico, basado en un uso creciente de recursos y en una ingente generación de residuos, no es entonces algo que se deba celebrar. Además, este crecimiento no se relaciona necesariamente con el bienestar. La guerra o la enfermedad, por ejemplo, son importantes negocios que crean crecimiento monetario.
El decrecimiento plantea una disminución del gasto global de energía y materiales. Para Ecologistas en Acción, el decrecimiento no es una opción, es una necesidad que impone un planeta con recursos limitados, en el que ya se evidencian los efectos de la superación de esos límites. Obviamente, quien puede decrecer es quien gasta de forma mayoritaria los recursos y genera los residuos, es decir, los países más enriquecidos.
Hasta ahora, la mayor parte de las soluciones puestas en marcha para evitar los límites físicos que existen para continuar la espiral del crecimiento se han basado fundamentalmente en la tecnología y la ecoeficiencia. Sin embargo, para la organización ecologista, siendo ambas necesarias, no son suficientes. Los ejemplos de aumentos de gasto de materia y energía asociados a la mejora de la eficiencia y al progreso tecnológico son numerosos: medios de transporte más modernos y eficientes permiten el incremento de las distancias que se recorren; el desarrollo de la electrónica crea un miles de nuevos productos que se consumen en masa; el ahorro en combustible de coches que consumen menos queda anulado ante el aumento de la cantidad de coches…
Por tanto, para Ecologistas en Acción, a la ecoeficiencia le tenemos que añadir la reducción. A esta necesidad, intenta buscar respuestas el decrecimiento. Su metas son: la sostenibilidad ambiental y la justicia social y requiere respuestas, no sólo técnicas, sino fundamentalmente políticas.
Para la Ecologistas en Acción, el reto del decrecimiento en los países enriquecidos es aprender a producir valor y felicidad, reduciendo progresivamente la utilización de materia y energía. Se trata de aprender a vivir mejor con menos.