Acaba de celebrarse en Roma el IV Encuentro Mundial de Artistas e Intelectuales en Defensa de la Humanidad . Desde su nacimiento en México 2003, esta red altermundista viene proponiendo la defensa ya no sólo de ciertos derechos particulares, sino de la humanidad en sí misma, y la posibilidad que esta tiene de existir en […]
Acaba de celebrarse en Roma el IV Encuentro Mundial de Artistas e Intelectuales en Defensa de la Humanidad <http://www.rebelion.org/noticia.php?id=39024>. Desde su nacimiento en México 2003, esta red altermundista viene proponiendo la defensa ya no sólo de ciertos derechos particulares, sino de la humanidad en sí misma, y la posibilidad que esta tiene de existir en el futuro. En las reuniones debaten, denuncian y sugieren acciones dentro de los movimientos sociales para luchar contra la globalización del neoliberalismo, esa doctrina ecónomica -también sociopolítica y cultural-, surgida en su forma más salvaje y egoísta en 1989, por la que el capital dinero prima sobre el capital humano. Por aquel entonces acababa de caer el muro de Berlín y el politólogo norteamericano Francis Fukuyama escribía el ya famoso ensayo El fin de la historia, en el que esgrimía que se habían acabado las ideologías y que la única alternativa válida era la economía (neo)liberal y la idea de democracia de Occidente. Ramonet le llamaría después a esta tétrica ideología el «pensamiento único». Sólo tiene una regla: «menos Estado, más mercado».
Hoy sabemos que Fukuyama no era más que un triunfalista. Después de dos décadas de neoliberalismo el mundo está más polarizado que nunca, dividido en civilizaciones enfrentadas, en clases sociales enfrentadas, en hemisferios enfrentados y con una brecha entre ricos y pobres cada día más insalvable. Este ultraliberalismo no solucionó, como decían sus arduos e interesados defensores, los males del género humano. Por el contrario, generó más desigualdad social, una destrucción ambiental muchas veces irreversible, más inseguridad y un descarado desprecio por los derechos humanos, por la diversidad en todos sus aspectos y por la soberanía de los pueblos. Más que el fin de la historia, el neoliberalismo y su globalización han traído el principio del fin de la humanidad.
Desde Roma nos dicen que los problemas de los hombres y mujeres del mundo ya no se pueden tratar como hechos aislados. Las ecuaciones de muerte son infinitas: el hambre tiene que ver con el Sida, éste con la insalubridad del agua, esta con el expolio de la naturaleza, esta con la guerra… y todo con la imposición del «mercado libre» como religión mundial. Lo que hoy está en peligro no son sólo comunidades concretas, es la propia humanidad.
Parece ser que política y los políticos profesionales no son capaces ni de solucionar el desastre, ni tienen ya la credibilidad para que confiemos en que lo pueden hacer. En quien confiar entonces? Pues a lo mejor debemos depositar en los intelectuales y los artistas la tarea de construir alternativas creíbles, de emplear otro lenguaje, de mostrarnos otros canales para reconstruir sobre las ruínas de la humanidad, de imaginar y soñar, de perseguir la utopía. Lo dijo el sociólogo belga François Houtart en Roma: «Un intelectual comprometido tiene que ser necesariamente crítico; un intelectual consciente debe ser necesariamente útil».
* Manoel Santos <[email protected]> es biólogo y escritor. Director del portal alternativo en lengua gallega altermundo.org <http://altermundo.org> Manoel Santos