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El fracaso de Kosovo

Fuentes: Rebelión

Recuerdo como si fuera ayer el inicio de los bombardeos en Serbia y Kosovo. Coincidió en el momento que desde la Plataforma por Kosovo en Cataluña estábamos organizando una gira informativa con dos representantes de una de las organizaciones que había sido capaz de construir un sistema educativo paralelo para los albanokosovares bajo el régimen […]

Recuerdo como si fuera ayer el inicio de los bombardeos en Serbia y Kosovo. Coincidió en el momento que desde la Plataforma por Kosovo en Cataluña estábamos organizando una gira informativa con dos representantes de una de las organizaciones que había sido capaz de construir un sistema educativo paralelo para los albanokosovares bajo el régimen de apartheid de Milosevic. Recuerdo que cuando nos enteramos de los bombardeos, interrumpimos la reunión de trabajo que teníamos con Agim (uno de ellos) y representantes de varios sindicatos. Después del nerviosismo y de asumir las noticias nos volvimos locos intentando buscar una vía entre aeropuertos bloqueados para que ellos pudieran regresar con sus familias a Kosovo. Ellos estaban muy preocupados pero agradecieron finalmente ese ataque que pensaron erróneamente que era motivado para proteger a la población albanokosovar. Después de cenar y ya mas calmados esa noche dejamos a Agim solo porque nos pidió poder andar solo por la ciudad por la noche, algo que en Kosovo desde hacia algunos años no era posible hacerlo con garantías de seguridad.

Recuerdo que como no podía dormir me senté enfrente del ordenador a trabajar, me prepare un termo de café y dos paquetes de cigarrillos y en esa sola noche escribí todo un proyecto de mediación en Bosnia que fue todo un éxito (algo bueno tienen que tener los momentos de crisis). Tenía la radio encendida y mi mente también, y de fondo escuchaba a un grupo de tertulianos liderados por un José Maria Mendiluce (todo un símbolo para mi en la denuncia del genocidio Bosnio) defendiendo sin lucidez alguna esa intervención de la OTAN que ya el mismo día siguiente haría agravar el conflicto, activando la limpieza étnica en masa por parte de las fuerzas de Milosevic y llevando a toda la población de Kosovo al estatus actual.

Los días siguientes fueron muy duros, la OTAN atacaba y las fuerzas serbias hacían sus desmanes en Kosovo. Todas las posibilidades diplomáticas de resolver el conflicto de Kosovo fueron eliminadas de cuajo, las olas de refugiados se producían hasta alcanzar los 400.000, perdimos comunicación con contrapartes nuestras en Kosovo y empezaron a llegar cifras del numero de muertos y desaparecidos. La OTAN además había convencido al mundo de que su existencia era necesaria y de que su intervención era legítima y la única salida al conflicto…

Fue en esos días también que nació paralelamente a la Plataforma por Kosovo la Plataforma Aturem la Guerra a Kosovo (exactamente el embrión de lo que después de activarse para otros conflictos se convirtió luego en Aturem la Guerra a Irak). Curiosamente la creamos exactamente por los mismos motivos que en el caso de los bombardeos de Irak: la manipulación en las intenciones del ataque de la OTAN, su dudosa efectividad para resolver el conflicto (es más, la certeza que la intervención podía incluso agravarlo) y por supuesto su ilegalidad ya demostradísima en ambos casos. Los lemas de Aturem la Guerra eran: NO A LOS ATAQUES DE LA OTAN, NO A MILOSEVIC e INDEPENDENCIA PARA KOSOVO. A pesar de que en dos movilizaciones concentramos a más de 10.000 personas tuvimos que enfrentarnos al hueco mediático y al enfrentamiento con dos sectores que nos acusaban sin tregua.

El primero era el sector alineado con el «si» a los bombardeos, mayoritariamente algunas ONG’s humanitarias e intelectuales afines a la posición del gobierno Español, que cometieron el humilde pecado de creerse los argumentos de la OTAN y no analizar las motivaciones reales de esta y sus efectos sobre el conflicto. Estos (incluso el propio José Maria Mendiluce), nos acusaban sabiendo que no era cierto, de ser pro-Milosevic y anti albaneses. Siempre me he preguntado donde están ahora todos ellos cuando se habla de la situación en Kosovo, de su estatus y de su desastre social, y que opción tomaron cuando empezó la segunda guerra de Iraq.

Los segundos eran algunos sectores de la izquierda que tenían una idea equivocada de Milosevic y se pensaban que en verdad Milosevic era socialista y que los ataques eran tan solo un complot imperialista contra el socialismo. Nos llamaban herramientas del imperialismo por defender los derechos de los albanokosovares (sic!). Recuerdo todos los esfuerzos que hicimos y sobretodo el esfuerzo desinteresado de Carlos Taibo y varios miembros de Izquierda Unida para reunir a esos sectores de algunos partidos políticos y convencerles con éxito de la condición de genocida y de oportunista de Milosevic.

Finalmente entraron las tropas de la OTAN, en un paisaje desolado por casas quemadas por las tropas serbias que se retiraban y las fosas comunes de esos albanokosovares que la OTAN no defendió. Volvieron los refugiados albanokosovares y parte de ellos empujados por el odio que les supuso la ultima ofensiva serbia, quemaron las casas de sus vecinos serbios y mataron a tantos otros. Y otra vez filas interminables de otros refugiados se sucedían: esta vez serbios y otras minorías no aceptadas por los albanokosovares. La OTAN, como en el caso de los albanokosovares, tampoco hizo nada para defenderlos en esa caza de brujas.

Luego entraron las tropas y vinieron los funcionarios de los organismos internacionales y los cooperantes de maletín con la intención de desmontar lo existente y crear un gobierno-protectorado nuevo. Lo crearon bajo el nombre de UNMIK (Misión de las Naciones Unidas en Kosovo) y de acuerdo con una resolución de Naciones Unidas que ahora parece que va a ser simplemente ignorada. Prescindieron casi totalmente de las organizaciones ya existentes y montaron su propia estructura, que yo sí me atrevo a decirlo: fue ineficaz, contraproducente y manchada de multitud de casos de corrupción y negligencia. Recuerdo también la decepción de muchos albanokosovares en ese proceso, incluso la de mi amigo Agim. Sus miles y miles de funcionarios y sus millones y millones de euros no fueron capaces ni de reprimir a los radicales (fueran del bando que fueran), ni de reconstruir social ni económicamente el país.

Viví ese proceso también como cooperante de chancleta (para nombrarme de algún modo que me diferencie de los de maletín de las grandes ONG’s que estaban en el engranaje ineficaz de la UNMIK), como responsable de un programa social de retorno en toda la ExYugoslavia financiado por el gobierno español. En el programa tuve que destinar una cantidad ingesta de energías para convencer a mi equipo de que en el caso de Kosovo el retorno de minorías era una utopía y que para que fuera posible era necesaria la voluntad de los administradores de la UNMIK en neutralizar los radicales y resolver la seguridad de los retornados. Mientras, muchas ONG’s reconstruían casas vacías en sitios bien visibles que nunca serían ocupadas por sus antiguos moradores.

Pero sobretodo, si hablamos del posible reconocimiento de la independencia de Kosovo (si ésta según el derecho internacional fuera legal, que no lo es por desgracia de muchos y suerte para otros), esa parte de la comunidad internacional que esta dispuesto a apoyarla ha fracasado en algo principal y requisito indispensable para que esta se produzca: la normalidad social y democrática.

Alguno se preguntará ¿pero es que no hay elecciones? ¿No quiere decir eso que hay democracia? Pues no, no la hay. No la puede haber en un territorio con una gestión caótica en la que un serbokosovar vive en un ghetto rodeado por tanquetas de la OTAN. No la puede haber cuando dirigentes moderados albanokosovares deben ir protegidos por miedo a ser asesinados por los radicales. No en un territorio en la que un albanokosovar o un bosniaco tiene que hablar el serbocroata en voz baja por miedo a ser reprimido, agredido o incluso acuchillado. No es posible en un Kosovo que no es seguro para un serbio, pero que tampoco creo que lo sea para muchos albanokosovares.

Os sorprenderéis al ver que muchos de los que defendimos la independencia de Kosovo en un momento concreto, ahora nuestra posición es contraria a ella… No, no es una contradicción, puesto que los contextos políticos son distintos y me atrevo a decir que los mismos motivos que nos llevaron a defender la independencia son los mismos que nos llevan a criticarla.

Me explicaré: antes de los bombardeos los albanokosovares fueron vetados de muchos de sus derechos, el apartheid no pudo con una sociedad que se organizó en todos los sentidos y que, excepto algunas acciones armadas de un UÇK mas bien minoritario y ineficaz, combatió durante la mayoría del tiempo de un modo pacifico.

En las ultimas negociaciones de Rambouillet, los representantes albanokosovares tenían un proyecto concreto e integrador de tanto la minoría serbia como del resto e incluso llegaron a vincular un Kosovo independiente en una nueva federación de republicas conjunta con Serbia y con Montenegro, con lo cual los albaneses hubiesen tenido su republica al mismo nivel de derechos que el resto y los serbios de Kosovo hubiesen estado en el mismo contexto supraestatal que los serbios de Serbia. Obviamente al rechazar de pleno Milosevic cualquier concesión y dado la opresión de que eran victimas los albanokosovares, la existencia de Kosovo y los derechos de los albanokosovares pasaba por desvincularse totalmente del estado Serbio, es decir independizándose (aunque esta en ese momento fuera tácitamente imposible e igual de ilegal que lo es ahora)

El contexto actual es distinto, Milosevic ya no gobierna (porque el pueblo serbio, y no la OTAN, lo derrocó) y el actual gobierno de Serbia está abierto a conceder la autonomía que gozaba previamente la provincia y si se lo apura incluso a tener una autonomía mucho mas amplia que la anterior. Ahora conceder la independencia a los albanokosovares significa construir un estado étnicamente puro en el que de facto se van a excluir a Serbios y otras minorías puesto que no hay garantías de que estos puedan vivir libremente en un Kosovo independiente. Por el contrario el proyecto de integración actual de los líderes albanokosovares difiere de Rambouillet en muchos aspectos, pues no existen ni intenciones ni recursos materiales y/o económicos que lo hagan creíble. También el reconocimiento a la independencia implica legitimar el derecho de los serbios de Bosnia a declarar la independencia de su Republika Srpska en Bosnia y Herzegovina, destruyendo automáticamente los esfuerzos de todos estos años de reconstrucción material, económica y social en esta republica soberana.

El apoyo a la independencia entonces es solo el símbolo de que la comunidad internacional desiste de resolver nada y se niega a rectificar todos los errores que ha cometido en su gestión del conflicto, en el de la resolución posterior a este y en el de la reconstrucción. La comunidad internacional no solo no ha hecho bien los deberes sino que prueba a irse dejando las cosas peor de lo que ya estaban. La aceptación de la independencia seguramente va a generar la partición del territorio y otro nuevo y muy peligroso conflicto con Serbia y probablemente en Bosnia.

Aunque yo sé que les pesa a muchos albanokosovares (incluso a mi amigo Agim), creo que la UE no se puede permitir apoyar esa independencia, que tiene muchas posibilidades de volver a manchar de sangre las vidas de miles y miles de personas en unos Balcanes donde su población no puede soportar ya mas desastres.

En este contexto y enfrente de una independencia que en breve parece que va a ser apoyada por muchos países de la UE y de fuera de la Unión, es positiva la posición que en este caso, el gobierno español y el ministro Moratinos han tomado, aunque parezca ser mas motivada por cierta demagogia sobre el futuro de Euskadi en época pre-electoral que a un llamamiento a la prudencia y a no respaldar la bomba de relojería que supone la independencia de Kosovo

Veremos quien gana el pulso en el precipicio, la ignorancia o la lucidez.

Espero que pase lo que pase, venza la última.

Eduard de Vilar i Permanyer fue cooperante en Balcanes