La victoria del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en las elecciones municipales del 9 de noviembre en Nicaragua trasciende el ámbito local de confrontación política, por sus vinculaciones y sus repercusiones en la esfera nacional e incluso en la regional latinoamericana y caribeña. El historiador y experto en temas latinoamericanos Fernando Bossi analiza las claves de este triunfo.
La derrota de la derecha, las razones del apoyo del Movimiento de Renovación Sandinista al Partido Liberal Constitucionalista, la injerencia del imperialismo estadounidense y también del europeo en estas elecciones, y los avances en el plano nacional e internacional del Gobierno de Daniel Ortega, son algunos de los ingredientes fundamentales a tener en cuenta para comprender los resultados. Para ello, hemos conversado con el secretario de Organi- zación del Congreso Bolivariano de los Pueblos, Fernando Bossi.
¿Qué balance se puede realizar de las elecciones municipales en Nicaragua, teniendo en cuenta los resultados de hace cuatro años y los dos últimos años de Gobierno sandinista?
Parece que el objetivo del FSLN de lograr alrededor de 100 alcaldías se va a conseguir, ya que sobre un total de 146 en disputa, y según los datos escrutados hasta el momento, 94 municipios son seguros, y probablemente se logre superar el centenar. Esto significa incrementar notablemente las 87 alcaldías que actualmente controlaba el sandinismo, pero, sobre todo, conservar Managua, la capital.
¿La postulación de Eduardo Montealegre, ex candidato presidencial en las legislativas por el liberalismo, para la Alcaldía de Managua denota la importancia crucial de la capital en estos comicios?
Sin duda. En Nicaragua no hay una segunda ciudad importante, ya que Managua concentra alrededor de un millón trescientos mil habitantes, mientras que la siguiente población en importancia es León, con 200.000 habitantes aproximadamente. Ganar en Managua se torna, por tanto, trascendental. De ahí que la derecha optase por echar toda la carne en el asador, presentando a su último candidato presidencial, Eduardo Montealegre, como su ficha para la Alcaldía de Managua. Sin embargo, el FSLN ha jugado con inteligencia, presentando a un candidato popular como Alexis Argüello, un hombre que viene del pueblo y que ha logrado un respeto masivo por su trayectoria como deportista destacado. Frente a él estaba Montealegre, un personaje histórico de la élite, ex funcionario del régimen de Somoza, que durante la Revolución Sandinista emigró a Miami, y que tras la restauración liberal de los 90 regresó al país.
Tras la derrota en las presidenciales de 2006, las fuerzas hegemónicas de la derecha se unieron, por primera vez desde las elecciones de los 90, cuando desbancaron al Frente de la Presidencia. ¿Qué lectura hace?
El Partido Liberal ha conseguido unificar a prácticamente toda la derecha nacional, después de muchos años de fragmentación partidaria. Parece que hay un intento de refundar la UNO, aquella fórmula con la que los sectores conservadores consiguieron vencer electoralmente al Frente y acabar con la Revolución Sandinista. Sin embargo, lo interesante es que a pesar de haberse presentado unidos, el Frente, por primera vez, ha logrado vencerlos, lo cual le sitúa en una posición muy favorable de cara a los próximos comicios presidenciales. Significa que el Frente podría abordar las elecciones generales venideras sin necesidad de pactar con un sector de la derecha y, por tanto, con mayor margen de maniobra político-ideológica.
¿Qué opina de las denuncias de fraude del Partido Liberal Constitucionalista y su candidato Eduardo Montealegre?
La derecha nicaragüense es consciente de que el sandinismo ha logrado un gran avance y de que las perspectivas electorales a futuro no son nada halagüeñas. Por eso han recurrido al recurso del «fraude», como habitualmente lo hace la burguesía, valiéndose del apoyo de los grandes medios de comunicación del capitalismo global. Es la misma matriz de opinión que utilizaron en Venezuela, así que no debe sorprender en absoluto.
El Movimiento de Renovación Sandinista (MRS) se ha presentado en los últimos años como una disidencia por la izquierda del Frente, pero acaba de apoyar a la derecha. ¿Cómo se puede entender esta postura?
Creo que hay que ubicar con precisión al MRS, ya que en el exterior existe mucha confusión respecto a esta opción político. Valiéndose de figuras históricas del sandinismo, se han presentado hacia fuera de Nicaragua como una corriente crítica por la izquierda, pero poca gente sabe, fuera del país, que su sostén financiero viene de ONG estadounidenses y europeas, principalmente del ámbito socialdemócrata. Actualmente, en Nicaragua hay más de 4.000 ONG que sostienen económicamente a muchas organizaciones y que, por consiguiente, las condicionan ideológicamente. El MRS está reproduciendo la estrategia de la reacción mundial de plantear un escenario `dictadura vs democracia’, donde la derecha sería la tabla de salvación. Con estos datos, queda claro el papel histórico del MRS.
Seguramente se puede establecer un vínculo entre los resultados electorales municipales y la gestión de Gobierno sandinista en estos dos años de mandato. ¿Cómo valoraría el proceso en Nicaragua desde la investidura de Ortega como presidente?
Obviamente el aumento del apoyo electoral al Frente está directamente relacionado con la labor del Gobierno nacional, tanto en su política interna como en su política exterior. No debemos olvidar que tras la guerra de los años 80 y después de 18 años de práctica neoliberal, Nicaragua es una sociedad que se encuentra al borde del colapso, de las más pobres de América Latina. En estos dos años, el Plan Hambre Cero, la recomposición de los sistemas educativos y de salud pública, la recuperación del servicio eléctrico, que había llegado a provocar apagones de más de 14 horas diarias, y el aumento de la producción agrícola, han sido avances destacados. A su vez, el profundo giro en política exterior, con el enfrentamiento a Estados Unidos y la incorporación al ALBA y a Petrocaribe, han fortalecido la imagen del Gobierno sandinista.