Recomiendo:
0

El futuro de la cooperación internacional es muy viejo

Fuentes: Rebelión

La Fundación Bill & Melinda Gates es uno de los principales donantes de Alianza para la Revolución Verde en África (AGRA) y una de las experiencias mas repetidas en las escuelas de negocio sobre la nueva cooperación internacional y las alianzas público-privadas. Pero hace unos meses se produjo una verdadera alarma a nivel mundial entre […]

La Fundación Bill & Melinda Gates es uno de los principales donantes de Alianza para la Revolución Verde en África (AGRA) y una de las experiencias mas repetidas en las escuelas de negocio sobre la nueva cooperación internacional y las alianzas público-privadas.

Pero hace unos meses se produjo una verdadera alarma a nivel mundial entre las organizaciones campesinas y organizaciones de la sociedad civil al hacerse pública la estrechez de los lazos que unen a la Fundación «Bill and Melinda Gates» y la Multinacional del Agro-negocio Monsanto.

Es de sobra conocido el interés en la agricultura de la Fundación Bill y Belinda Gates que, junto con la fundación Rockefeller, fundó la Alianza para la Revolución Verde en África (AGRA). Una alianza cuyo objetivo expresado es el de «Ayudar a millones de campesinos africanos y sus familias a escapar de la pobreza y del hambre, implementando soluciones prácticas para mejorar su productividad». En efecto, parece que para el AGRA  mejorar la situación del campesinado africano consiste en distribuir semillas híbridas, fertilizantes y pesticidas.

Desde sus inicios el AGRA ha generado un amplio movimiento de denuncia y oposición por parte de las propias organizaciones campesinas africanas y por las organizaciones de la sociedad civil. Los químicos presentes en los fertilizantes y pesticidas provocan la pérdida de la diversidad agraria, la base para la vida de las comunidades campesinas y el equilibrio ambiental. Por otro lado es sabido que estos «paquetes desarrollistas» implican el endeudamiento del campesinado para pagar las costosas semillas y fertilizantes, y les llevan a la pérdida de control sobre sus propias semillas viéndose forzados/as a cultivar semillas híbridas y transgénicas, cuya patente es de alguna empresa multinacional.

Pero lo que parecía una mala concepción de la filantropía de un millonario norteamericano ha resultado ser además de un suculento negocio. Según ha revelado la organización «Community Alliance for Global Justice»: la Fundación Bill and Belinda Gates es ya propietaria de 500.000 acciones de la principal multinacional de semillas transgénicas, la tristemente célebre Monsanto. No hace falta decir más, el negocio con el hambre es redondo y cruel. La cooperación «privada» es la excusa perfecta para la distribución entre las comunidades campesinas de semillas modificadas genéticamente. Comunidades que, al perder sus semillas propias y la posibilidad de reproducirlas, se verán obligadas año tras año a comprar nuevas semillas a Monsanto, sin olvidarse paquete de productos agro-tóxicos de la misma compañía sin los que estas semillas no germinarán. ¿Este ha de ser el futuro de la cooperación?

Javier Guzmán. Director de Veterinarios sin Fronteras

Blog del autor: Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.