Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, hacia finales del presente año, el número de personas en estado crítico de hambre puede superar los mil millones, su punto más alto en la historia de la humanidad. El dato es impactante por si solo y más si consideramos que el total de personas […]
Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, hacia finales del presente año, el número de personas en estado crítico de hambre puede superar los mil millones, su punto más alto en la historia de la humanidad.
El dato es impactante por si solo y más si consideramos que el total de personas que habitan el plantea es algo superior a los seis mil quinientos millones. De esta manera estamos hablando que una sexta parte de la humanidad, es decir el 16.5%, se encuentra en esta categoría.
Es necesario investigar más a fondo acerca del término estado crítico de hambre, ya que nos sugiere la idea de que no solo son personas que tienen hambre, sino que el estado de esa hambre es crítico, es decir en un estado muy avanzado y cercano a una crisis. Lo cual quiere decir que el número de personas con hambre en el mundo es superior a esa cifra, sin embargo los datos de la FAO nos indican que en general son cerca de mil millones los que se consideran con hambre en el orbe.
Independientemente de la precisión del dato, lo grave de este asunto es que e n el mundo se producen alimentos suficientes como para alimentar diariamente a 12 mil millones de personas, casi el doble de la población mundial y sin embargo 1 millón sufre por falta de alimentos.
Desgraciadamente, el hambre no solo significa la falta de alimentos, es decir estrictamente de comida. Cuando se llega al extremo del hambre se entiende que la escasez se ha extendido a todos los ámbitos de la vida en la que se desarrollan las personas. Esos elementos de los que hablamos son vivienda, trabajo, salud, vestido, educación, recreación, cultura y por supuesto alimentación, así como una vida en equilibrio con su entorno. Quien tenga cubiertos, aunque sea de manera básica, estos puntos en su vida, puede decir que ha alcanzado un nivel óptimo y con dignidad.
Los países o regiones del mundo en los que se padece hambre carecen por lo general de todos los demás componentes. Para llegar a ese punto crítico tuvieron que haber perdido los niveles mínimos conformados por los elementos básicos generalizados y aceptados de manera internacional para poder desarrollarse como persona en cualquier país.
Lo que más asombra de estos datos, es que en el mundo se llegó a la capacidad técnica para erradicar el hambre hace algunos años, no siempre se tuvo, y sin embargo los alimentos no llegan a todos los rincones del planeta.
Por otro lado, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) afirma que 100 millones de latinoamericanos viven con menos de un dólar diario y 370 millones con menos de 8 dólares y agrega que en el mundo mil millones de personas no tiene acceso a agua potable y 2 mil 600 millones no tienen saneamiento. Un dato más acerca de esta absurda situación: para resolver la crisis alimentaria se necesitaría menos del 0.01% del paquete de rescate de la crisis financiera mundial
Podríamos continuar con una larga lista de datos acerca de las carencias y la pobreza en la población mundial, pero como se dice comunmente, para muestra basta un botón.
La situación crítica que vive el mundo en estos momentos se ha visto agudizada por el hecho de que la ayuda internacional se encuentra en su momento más bajo en 20 años. La crisis de alimentos y financiera ha permeado en todo el mundo y afecta de manera especial a los más vulnerables.
Este contradictorio panorama en el que millones de personas padecen y mueren por hambre y pobreza generalizada por un lado, y por el otro una minoría privilegiada goza de una riqueza exorbitante en todos los sentidos y se desperdicia la producción de bienes de diversas maneras, incluido el alimento, llegándose al extremos de quemarlo como combustible para alimentar a la industria automotriz, está vinculado de manera irremediable a la forma en que está organizada la economía mundial.
El sistema capitalista internacional y las políticas de las grandes potencias imperiales ponen dentro de sus prioridades la ganancia a toda costa sin importar la supervivencia de la especie misma y de su entorno y prefieren rescatar financieramente al sistema productivo depredador, que equilibrar la distribución del alimento en el mundo. De seguir a ese ritmo de saqueo, explotación y depredación se nos vendrá encima una crisis generalizada de la cual será muy difícil salir.
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