La s personas subalimentadas o con falta crónica de alimentos, aumentaron estos últimos tres años a nivel planetario: 821 millones contra 804 millones en 2016. Se cae, así, a los niveles de una década atrás, en lo que constituye ya un retroceso civilizatorio preocupante. Una de cada 9 personas en el mundo se confronta a […]
La s personas subalimentadas o con falta crónica de alimentos, aumentaron estos últimos tres años a nivel planetario: 821 millones contra 804 millones en 2016. Se cae, así, a los niveles de una década atrás, en lo que constituye ya un retroceso civilizatorio preocupante. Una de cada 9 personas en el mundo se confronta a este flagelo que golpea directamente, también, a 150 millones de niñas y niños que presentan ya síntomas de atraso en su crecimiento. La situación, empeora en particular en América del Sur y en África.
De ese total, 256 millones de personas se encuentran en África; 515 millones en Asia; 39 millones en América Latina y el Caribe; 2.8 millones en Oceanía y un poco menos de 28 millones en América septentrional y Europa.
Así lo afirma el último Informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo –con cifras actualizadas hasta 2017- presentado el martes 11 de septiembre por la Organización de las Naciones Unidas y elaborado en colaboración por la FAO -organización para la Alimentación y la Agricultura-, el Programa Mundial de Alimentos, UNICEF, la Organización Mundial de la Salud y el Fondo Internacional de Desarrollo de Alimentos (FIDA). El mismo lleva como subtítulo: Fomentando la resiliencia climática en aras de la seguridad alimentaria y la nutrición.
El informe divulgado por la FAO subraya que los fenómenos climáticos juegan un impacto esencial en este drama, en particular los cambios meteorológicos extremos como sequías excesivas o inundaciones incontrolables. Sin embargo, los conflictos, las situaciones de guerra y ausencia de paz así como las crisis económicas, con su secuela de pobreza y marginalidad, tienen impactos dramáticos.
Las temperaturas anómalas, con tendencia al aumento, en el periodo 2011-2016, que provocaron periodos más frecuentes de calor; así como el inicio tardío o temprano de las lluvias con sus implicaciones directas en la agricultura, constituyen una causa esencial de la malnutrición.
La desnutrición aguda infantil sigue siendo muy alta en Asia, según las cifras publicadas. Uno de cada 10 menores de cinco años tiene bajo peso en relación con su estatura. Realidad que en América Latina y el Caribe afecta a uno de 100 infantes.
La situación de las mujeres en condiciones de maternidad es calificada como «vergonzosa» por el Informe. Una de cada tres mujeres en edad reproductiva se ve afectada por anemia, con consecuencias tremendas para su propia salud, así como para la de sus hijos. La tasa de lactancia materna en África y Asia es 1.5 veces más alta que en América del Norte donde solo el 26% de los lactantes menores de seis meses recibe exclusivamente leche materna.
Los datos publicados ponen en gran duda la posibilidad de avanzar hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por la comunidad internacional, que contemplaban alcanzar el «hambre cero» en el mundo en el año 2030.
En sus recomendaciones, la ONU convoca a la comunidad internacional a «romper el ciclo intergeneracional de la malnutrición». Priorizando los grupos más vulnerables: lactantes, menos de 5 años, infantes en edad escolar, muchachas adolescentes y mujeres. Llama a «un cambio sostenible» hacia la agricultura atenta a la nutrición y convoca a implementar políticas que promuevan la adaptación y mitigación del cambio climático y la reducción del riesgo de los desastres naturales.
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