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Ser ciudadano no es un privilegio, sino un derecho

El II Foro Social Mundial de las Migraciones reivindica la ciudadanía universal

Fuentes: Rebelión

Ser ciudadano no debería entenderse como un privilegio que genera diferentes castas entre los habitantes de un mismo país; por el contrario, ser ciudadano es un derecho de cualquier persona que viva y conviva en un territorio de manera permanente, independiente de su nacionalidad o su origen. Este fue el tema de la sesión plenaria […]

Ser ciudadano no debería entenderse como un privilegio que genera diferentes castas entre los habitantes de un mismo país; por el contrario, ser ciudadano es un derecho de cualquier persona que viva y conviva en un territorio de manera permanente, independiente de su nacionalidad o su origen. Este fue el tema de la sesión plenaria «Por un mundo abierto, ciudadanía universal».

Los inmigrantes obtienen permisos de residencia más no gozan del derecho a ser sujetos participativos. Y además de ellos, existe un número indeterminado de seres humanos que no gozan ni de protección como residentes, ni mucho menos como ciudadanos, a pesar de encontrarse inmersos en las comunidades de acogida a las que pertenecen.

¿Cómo entonces se debe trabajar para encontrar propuestas conjuntas de ciudadanía universal? En primera instancia, haciendo hincapié en la necesidad urgente de que se reconozcan los derechos participativos de los colectivos migrantes. Porque, aunque la idea de ciudadanía se ha convertido en la última trinchera de los privilegios, se debe redefinir urgentemente el concepto. Ha de apelarse a una ciudadanía abierta vinculada a la libertad de movimiento y de circulación, porque todo ser humano goza del derecho de salir o quedarse en donde mejor se encuentre.

La ciudadanía ha de pensarse como una herramienta que permita la igualdad de estatus, derechos y deberes de las personas que conviven en un mismo sitio, es decir, que quien habite en un país, municipio, comunidad o localidad se sienta de allí. La ciudadanía universal es un derecho multinivel, que debería empezar a ejercerse desde los niveles más elementales de las relaciones interculturales y de integración de los habitantes de un lugar. En esta redefinición es preciso eliminar los niveles de personas, y han de anularse del lenguaje y de la acción términos que desde el principio discriminan e imposibilitan que los sujetos gocen de sus plenos derechos. Inmigrante es una categoría creada para negar la realidad actual, ya que al entenderse la inmigración como un fenómeno, se categoriza inmediatamente como un problema, lo que genera desde el principio barreras que impiden y obstaculizan la exigencia de la ciudadanía de pleno derecho para aquellos colectivos que carecen de ella.

Reivindicar la ciudadanía global, multinivel, pluralista y universal ha de ser, además de un derecho, una obligación de todos.