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Entrevista a Esther Vivas, socióloga e integrante del Centro Estudios sobre Movimientos Sociales

El movimiento por el decrecimiento y sus propuestas: Comercio justo, consumo responsable y soberanía alimentaría

Fuentes: Diario de Prada de la Universitat Catalana d’Estiu

Esther Vivas nació en 1975 (Sabadell). Es licenciada en periodismo y diplomada en estudios superiores de sociología. Forma parte del Centro Estudios sobre Movimientos Sociales (UPF) y ha publicado, entre otros, los libros «Del Campo al plato» (2009), «Supermercados, no gracias» (2007) y «¿Adónde va el comercio justo?» (2006). -¿Qué opinión tienes del movimiento por […]

Esther Vivas nació en 1975 (Sabadell). Es licenciada en periodismo y diplomada en estudios superiores de sociología. Forma parte del Centro Estudios sobre Movimientos Sociales (UPF) y ha publicado, entre otros, los libros «Del Campo al plato» (2009), «Supermercados, no gracias» (2007) y «¿Adónde va el comercio justo?» (2006).

-¿Qué opinión tienes del movimiento por el decrecimiento y sus propuestas?

El decrecimiento es un concepto que tiene la virtud de plantear una crítica radical al actual modelo productivista en un contexto de crisis ecológica global y que cuestiona las políticas vigentes y la falacia del crecimiento sin límites, pero considero que el término puede tener algunos límites al plantearse como una salida al imaginario dominante.

El decrecimiento como tal puede resultar difícil de entender al referirse a los países del Sur, ya que a escala global es necesario un reequilibrio profundo que implique el decrecimiento en algunas zonas del planeta y el crecimiento en otras. Del mismo modo, aquí debemos de decrecer en algunos aspectos (inversión militar, ayudas a los bancos y a los empresarios) pero crecer en otros (agricultura ecológica, cuidados, servicios públicos, etc.). En el contexto de crisis económica actual, la idea de decrecer puede ser difícilmente aceptada por los sectores más afectados por la crisis, como los parados, precarios, familias con dificultades para llegar a final de mes, etc.

Más que buscar una etiqueta, lo importante es hacer una crítica radical en al actual modelo de producción distribución y consumo, denunciar los intentos de promover un capitalismo verde y trabajar a favor de alternativas desde una perspectiva anticapitalista y ecologista radical.

– Acciones como la de Enric Duran han contribuido a difundir una nueva manera de plantear las problemáticas y luchar. ¿Cómo valoras esta acción?

Acciones como ésta con un fuerte impacto mediático son útiles para generar conciencia a la vez que son demostrativas. En estos momentos, hay que ser solidarios con Enric frente a la represión, pero al mismo tiempo es necesario recordar y enfatizar que el cambio y la transformación social sólo serán fruto de la acción colectiva.

– La situación de crisis económica muestra las debilidades del sistema. ¿Qué respuestas hay que dar a la crisis? ¿Qué alternativas?

Ante el impacto de la crisis es necesario profundizar en las demandas alternativas y radicalizar su contenido: tenemos que elevar el listón de la crítica. Ahora es el momento de volver a poner sobre la mesa demandas que hace unos años estaban olvidadas porque parecían fuera de la realidad: nacionalización del sistema bancario sin indemnización y puesta bajo control público y democrático; «cero despidos» en empresas con beneficios y que utilizan la crisis como pretexto; reforma fiscal progresiva y un impuesto especial sobre las grandes fortunas para crear un fondo de solidaridad, etc.

-¿Nos puedes dar algunos ejemplos prácticos de lo que plantea el movimiento por el comercio justo, el consumo responsable y la soberanía alimentaría?

Ante la usurpación de los recursos naturales, reivindicamos el derecho a la soberanía alimenticia de los pueblos: que las comunidades controlen las políticas agrícolas y de alimentación. La tierra, las semillas, el agua… tienen que devolverse a los campesinos. Exigimos unas políticas públicas que promuevan una agricultura local, sostenible, libre de pesticidas, químicos y transgénicos. Es necesario avanzar hacia un consumo responsable y consumir en función de lo que realmente necesitamos, combatiendo un consumo excesivo, antiecológico, innecesario, superfluo e injusto.

Más allá de la acción individual, es fundamental la acción política colectiva. Podemos participar en cooperativas de consumidores de productos agroecológicos que funcionan a nivel local y que a partir de la autogestión establecen relaciones de compra directas con los campesinos y productores de su entorno. Pero es fundamental que esta acción política trascienda el ámbito del consumo y establecer alianzas entre diferentes sectores sociales afectados por la globalización capitalista y actuar políticamente. Un cambio de paradigma en la producción, la distribución y el consumo tan solo será posible en un marco más amplio de transformación política, económica y social.

Entrevista publicada en el Diario de Prada de la Universitat Catalana d’Estiu, 23/08/09