El nuevo primer ministro japonés, Naoto Kan, mantuvo este domingo una primera conversación telefónica con Barack Obama en la que le confirmó que mantendrá la base militar estadounidense en el país. La base, que se encuentra actualmente en Okinawa, es un legado de la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial. Pero desde hace cinco meses miles de habitantes […]
El nuevo primer ministro japonés, Naoto Kan, mantuvo este domingo una primera conversación telefónica con Barack Obama en la que le confirmó que mantendrá la base militar estadounidense en el país.
La base, que se encuentra actualmente en Okinawa, es un legado de la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial. Pero desde hace cinco meses miles de habitantes de esta isla nipona se han manifestado en varias ocasiones oponiéndose a la presencia militar norteamericana en su territorio.
El anterior primer ministro, Yukio Hatoyama, prometió durante la campaña electoral de septiembre que si ganaba trasladaría la base fuera de la isla o incluso fuera del país.
Tras su victoria y su llegada al poder y con el paso de los meses, este hecho no se terminó materializando, lo que generó un enorme malestar entre la población de Okinawa, que lo llegó a acusar de «traidor» y «mentiroso». Finalmente Hatoyama tuvo que pedir perdón por romper con su promesa electoral.
Kan, un buen aliado de los intereses de EEUU en la región
La llegada del derechista Naoto Kan a la presidencia nipona supone un cambio en favor de los intereses estratégicos que tiene Estados Unidos en la región. Más allá de mantener la base militar norteamericana en el país, Obama estaría trazando una nueva estrategia para demonizar a Corea del Norte y legitimar así la aplicación de una série de sanciones que buscarían debilitar su economía.
En un comunicado emitido por la Casa Blanca, Obama expresó su deseo de «fortalecer la cooperación bilateral y construir una alianza para fomentar la paz y la prosperidad a escala global». Analistas políticos consideraron que con estas palabras el presidente estadounidense lo que pretende es sumar a Japón como país aliado y partidario de amenazas militares y sanciones económicas a Corea del Norte.
Tanto Kan como Obama aseguraron que «trabajarán muy estrechamente para afrontar las cuestiones de importancia para ambos países y para la comunidad internacional».
Pyongyang ya ha advertido mediante un comunicado oficial que no cederá ante la campaña mediática que se articula desde EEUU y Corea del Sur para buscar una confrontación bélica. «Desde EEUU se cocina una gran mentira y no vamos a permitir que se nos chantajee de esta manera», afirmó un funcionario norcoreano.