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El Salvador: conejillo para producir etanol

Fuentes: Rebelión

Estados Unidos utiliza a la nación Centroamericana para expandir la fabricación del biocombustible en detrimento de los alimentos

Como se ha hecho habitual, el presidente salvadoreño Elías Antonio Saca se lanzó, sin remilgo, a cumplir las directrices emanadas desde la Casa Blanca por su homólogo George W. Bush, y confirmó que su administración trabaja ya en un proyecto de ley para regular la producción y uso del etanol.

Saca tiene entre sus méritos, haber llevado adelante una política neoliberal, de libre comercio y de privatizaciones como exigen Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), además de ser el único país latinoamericano que mantiene un contingente militar en Iraq, en apoyo a la ocupación norteamericana.

Para no quedar rezagado en este nuevo empeño de cambiar alimentos por la producción de alcoholes para el funcionamiento de maquinarias y equipos norteamericanos, el mandatario informó que se estudia una normativa de arrendamiento de tierras para la siembra de caña de azúcar, una vez concluido el proyecto piloto sugerido por su homólogo Bush.

La decisión del gobierno salvadoreño se produce en momentos en que organizaciones y gremios de agricultores aseguran que el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos (TLCCA-RD), a casi un año de su entrada en vigor, ha dejado más pérdidas que ganancias.

Miguel Alemán, representante de la Confederación de Cooperativas de la Reforma Agraria (CONFRAS), denunció durante un foro en la Universidad Luterana, que los productores solo han tenido pérdidas, pues los pequeños agricultores, al no tener capacidad para exportar directamente, venden sus productos a los grandes exportadores, y señaló que la agricultura nacional pronto sucumbirá ante las importaciones de productos provenientes de Estados Unidos.
«Dentro de tres años, en el país solo se consumirán productos estadounidenses y sectores productores de arroz, lácteos y maíz blanco serán los primeros en desaparecer», agregó.
El representante de CONFRAS puntualizó que en 2006 los créditos para el agro alcanzaron apenas 281 millones de dólares, mientras que en 1996 eran mil millones de dólares . Asimismo, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, el año pasado solo compró a El Salvador 156 millones de dólares en productos agrícolas para una disminución de más del ciento por ciento.

En referencia a la producción extensiva del etanol, Ricardo Navarro, presidente del Centro de Tecnología Avanzada de El Salvador (CESTA), criticó la idea de producir masivamente biocombustibles en detrimento de las necesidades alimentarias y advirtió que instalar esas plantas generará graves problemas sociales porque implicará dejar de producir alimentos que gran falta le hace a la población.

El presidente salvadoreño ha manifestado que serán sembradas más de 600 000 manzanas de caña de azúcar, como materia prima para la fabricación de ese alcohol que se extrae de la fermentación de azúcares o del almidón de la biomasa del maíz, cebada, mijo, sorgo, centeno y avena, así como desechos agrícolas y forestales.

Organismos financieros internacionales han apoyado inmediatamente las orientaciones emanadas de la Casa Blanca y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ya anunció que aprobó una línea de créditos a El Salvador para la capacitación en esa temática.

Este país, aliado incondicional de Estados Unidos, servirá de experimento en Centroamérica para después impulsar la producción del biocombustible en toda la región, lo cual generará diversos y graves problemas.

Según expertos, las compañías transnacionales, amparadas por los Tratados de Libre Comercio, adquirirán grandes extensiones de tierra para la siembra de caña lo que disminuirá las producciones nacionales de alimentos (algunos de los cuales también se utilizarán en la fabricación de etanol). Con la introducción de modernas maquinarias, no se crearán nuevos empleos sino que se utilizará mano de obra temporal, mientras el hambre aumentará entre los campesinos que continuarán emigrando hacia las ciudades o al exterior.

Asimismo, la deforestación se intensificará para poder disponer de mayores cantidades de biomasa vegetal en aras de mayor producción de combustible.

Pero a estos nuevos desafíos, se suman datos nada halagüeños.

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) indicó que el 42 % de los 8 000 000 de salvadoreños son pobres y el 43 % de la población económicamente activa se encuentra desempleada, mientras la violencia social y delincuencial proliferan con promedio de 8 homicidios diarios.

El medio millón de personas dedicadas en El Salvador a la producción de arroz, maíz y frijol esta ya casi arruinada pues desde que entró en vigor el TLC las compañías norteamericanas venden 68 000 toneladas de arroz con rebajas del 40 % del arancel; 35 000 toneladas de maíz y otras tantas de frijol sin pagar el 20 % de impuestos.

Malas condiciones para el cultivo y campesinos con pocas manzanas de tierra sin apoyo crediticio, ya habían provocado bajas en estos tres renglones que se profundizaron con la llegada de los granos y cereales procedentes de Estados Unidos. Ahora los latifundistas nacionales y los consorcios transnacionales acabarán de adueñarse de las tierras para producir caña de azúcar en grandes cantidades, las que convertirán en el combustible predilecto para los automóviles que ruedan por las ciudades norteamericanas.

Como dijo el presidente Elias Antonio Saca cuando entró en vigor el TLC, los salvadoreños tendrán que continuar tirando de la carreta…mientras perdure su política neoliberal.