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El Salvador: El comienzo de una nueva era

Fuentes: Znet

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

 El lunes 1 de junio de 2009 El Salvador empezó una nueva etapa en su historia con la inauguración del primer gobierno de izquierda, sumándose así a la mayoría de Latinoamérica. En representación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, presidente y vicepresidente electo, enfrentan a una asamblea nacional en la cual el FMLN está excedido en número por más de 2 a 1. De un total de 84 escaños, el FMLN sólo tiene 35. Este hecho dificultará la realización de amplios cambios radicales, pero no los imposibilitará, y puede obligar a Funes a utilizar el poder del veto presidencial como carta de cambio. Es importante que los que observamos a distancia comprendamos el entorno complicado en el cual opera el nuevo gobierno.

El nuevo gobierno representa una coalición de intereses que incluye al FMLN y su sistema bien establecido nacional (e internacional) de comités de bases, y a una amplia muestra representativa de los distintos estratos de la sociedad civil que incluye a grupos eclesiásticos, no gubernamentales y organizaciones sindicales, de trabajadores, estudiantes, etc. Al tomar posesión el nuevo gobierno, sale a la luz más y más información que revela que a pesar del cuadro elogioso pintado por el saliente régimen derechista de ARENA, el país está en bancarrota, resultado de veinte años de políticas económicas y sociales fracasadas, y de una corrupción rampante y desvergonzada de ARENA y sus aliados, PDC y PCN. Después de asumir el poder, el nuevo gobierno está descubriendo la profundidad de la corrupción y de la mala administración.

Para complicar aún más las cosas, el pasado gobierno de ARENA estuvo muy ocupado durante las últimas semanas de su régimen aprobando una serie de leyes y renovando contratos para sus aliados y partidarios a fin de asegurar que sigan controlando la economía. El FMLN venció sobre la base de una plataforma de prioridades creada por el pueblo de El Salvador – a través de un prolongado, inclusivo y exhaustivo proceso de consulta popular. Las prioridades expresadas por la gente fueron: acceso a alimentación adecuada, medicinas y atención sanitaria, puestos de trabajo, energía asequible y seguridad. El gobierno Funes-Sánchez Cerén tendrá que ser creativo en su enfoque a la solución de algunos de los numerosos problemas de El Salvador, la mayoría de los cuales han sido exacerbados durante los últimos veinte años.

Cualquiera que conozca la historia de El Salvador no se sorprenderá ante los cínicos, desesperados y crueles intentos de último minuto de ARENA de frustrar la reacción del nuevo gobierno a las necesidades de la gente, particularmente de los más vulnerables. Poco a poco sale a la luz información sobre la dimensión del daño que el gobierno saliente ha hecho a la nación – y sólo estamos tratando muy por encima. Por ejemplo, a fines de mayo, un comité popular de salud en la ciudad de Soyapango atrapó a empleados del Departamento de Salud con las manos en la masa tratando de deshacerse de un depósito lleno de medicinas caducadas. Las medicinas tenían fechas de vencimiento de 2005 hasta la actualidad. ¿Cuál era el motivo para que el antiguo gobierno de ARENA acaparara medicinas en un depósito? Crear inestabilidad y escasez en instituciones de salud pública para obligar a la gente (que apenas se puede permitir la compra de alimentos) a comprar medicinas con sus propios medios.

Lo que sigue es sólo una muestra del actual estado caótico que deja el antiguo gobierno de ARENA:

  1. El gobierno subvenciona numerosos servicios básicos de la población, como ser la distribución privada de electricidad, transporte, gas y agua. Sin embargo, el gobierno debía meses de pagos atrasados de esos subsidios a los proveedores privados de servicios, y dejó esa deuda al nuevo gobierno. ¿Cuál es la solución para las compañías? Pueden aumentar las tarifas directamente al consumidor, o cortar los servicios. El coste de la electricidad para el salvadoreño promedio ya aumentó en un 40% en abril de este año.
  2. El Salvador ha sido fuertemente afectado por la crisis económica global. Actualmente, la tasa oficial de pobreza asciende a un 40% de la población (sin embargo, se cree que es mucho más elevada). La reacción ante la crisis del gobierno saliente fue similar a la de otros gobiernos neoliberales (incluido el canadiense): inyectar dinero a la economía patrocinando inmensos proyectos de infraestructura. En El Salvador, los beneficios de dichos proyectos irán directamente a las dos compañías constructoras de propiedad de dirigentes del partido ARENA. Por ejemplo, al conducir desde San Salvador a Puerto de La Libertad, vi un inmenso proyecto de ampliación a cuatro carriles de la vía que lleva a esa ciudad. La nueva carretera es construida para facilitar una propuesta (pero no confirmada) planta de partes para Boeing, y para servir al montón de casas de lujo que la utilizan.
  3. Antes de dejar su puesto, la oficina del ex presidente Antonio Saca gastó millones en publicidad – ya que prefirió hacer propaganda en lugar de invertir el dinero en servicios para el público. La antigua Oficina del Presidente pagó millones de dólares a compañías de relaciones públicas de propiedad de miembros del partido ARENA; sin embargo, la fuente del dinero fue un fondo presidencial «secreto» que no está sujeto a auditorías. Es seguro que sólo se trata de la punta del iceberg.
  4. Como otros países, El Salvador recibe ingresos de impuestos a la renta y a las empresas. Este año no se invirtieron los ingresos de los impuestos a la renta porque el gobierno está en bancarrota.
  5. Antes de dejar el poder, el gobierno de ARENA el gobierno renovó el contrato para la base aérea militar de EE.UU. en Comalapa por otros cinco años.
  6. El gobierno tiene una deuda multimillonaria en dólares con proveedores de suministros y servicios (por ejemplo de seguridad, limpieza). No sólo no pagó esas facturas, los contratos con la propia red de compañías de ARENA que suministran esos servicios fueron apresuradamente renovados antes de la llegada del nuevo gobierno.
  7. Durante el régimen de ARENA, El Salvador obtuvo una serie de préstamos a corto plazo de gobiernos e instituciones extranjeras, y esa deuda externa se acumuló porque no pudo realizar los pagos.
  8. Debido a la crisis financiera en EE.UU. y las pérdidas de puestos de trabajos resultantes, aproximadamente 300 salvadoreños indocumentados vuelven cada día a El Salvador. El gobierno saliente no tenía ningún plan ni la capacidad para encarar ese influjo, y éste representará ahora un desafío para el nuevo gobierno.
  9. El ex presidente Saca y su familia hicieron varios viajes de último minuto (supuestamente para «despedirse») que cubrieron casi todo el continente, así como Israel, y un viaje para ver al Papa – todo con grandes gastos para el dinero del Estado.

Son sólo una muestra del estado de cosas que deja tras de sí el antiguo gobierno de ARENA. Antes de abandonar el poder la asamblea nacional dominada por la derecha también aprobó una serie de leyes:

  1. La lista de ciudadanos y votantes ha sido controlada por la presidencia durante muchos años (si esto es o no apropiado es otra cosa). Para impedir que el FMLN controlara la lista, se aprobó una ley que trasfiere el control al TSE (Tribunal Supremo Electoral), que es controlado por la oposición derechista, nombrado por el antiguo gobierno.
  2. El antiguo gobierno aprobó una ley «a prueba de balas» que protege los puestos de miles de empleados públicos que son partidarios de ARENA.
  3. Se aprobó recientemente otra ley que amplía y protege los privilegios de funcionarios consulares en el extranjero. Muchos funcionarios consulares son familiares de miembros gobernantes del partido ARENA (por ejemplo, el cónsul general en Toronto es pariente del antiguo presidente Saca). La nueva ley significa que pueden conservar sus pasaportes diplomáticos, seguir recibiendo exenciones de impuestos y descuentos en vuelos internacionales, y lo que es más importante, no se tendrán que someter a controles de equipaje en la aduana.

Estos puntos son sólo una muestra de la corrupción y el nivel de cinismo político del antiguo gobierno de ARENA – que trató de fomentar el caos y la inseguridad antes de la toma de posesión del nuevo gobierno, y sigue haciéndolo. A pesar de esas acciones cínicas, los salvadoreños están muy esperanzados y apoyan al nuevo gobierno. Antes de la toma de posesión de Mauricio Funes, su popularidad ascendía a un 82%. La ceremonia de traspaso del mando del 1 de junio fue la inauguración presidencial con mayor asistencia en la historia del país, e incluyó a los presidentes de Centroamérica, a numerosos países del Caribe, y dirigentes de los países aliados como Rafael Correa, Lula da Silvia, Manuel Zelaya y Fernando Lugo. También asistieron Hillary Clinton, Álvaro Uribe y el príncipe Felipe y la princesa Letizia de España. Sin embargo, la verdadera celebración fue en el Estadio Cuscatlán, donde más de 70.000 salvadoreños festejaron ese gran día con una celebración popular que incluyó música, discursos del nuevo presidente y vicepresidente, y la asistencia de cientos de delegaciones internacionales. También asistieron Rafael Correa, el vicepresidente de Cuba Esteban Lazo, Daniel Ortega, Miguel d’Escoto de la Asamblea General de la ONU. Sin embargo, Hugo Chávez y Evo Morales cancelaron a último minuto su participación por motivos de seguridad. En esta celebración el nuevo gobierno buscó un pacto público con la gente para el apoyo al nuevo gobierno y a fin de superar los obstáculos colocados en su camino por el antiguo gobierno de ARENA.

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Jay Hartling es periodista independiente e investigador basado en Halifax, NS. [email protected]

http://www.zcommunications.org/znet/viewArticle/21728