Rufina Amaya, la única sobreviviente de la masacre de El Mozote, departamento de Morazán, ocurrida durante la guerra y quien perdió a sus cuatro hijos y su esposo, murió este 6 de marzo, en el Hospital de San Miguel, a causa de un paro cardíaco, informaron familiares. Amaya, quien sobrevivió a la masacre ejecutada por […]
Rufina Amaya, la única sobreviviente de la masacre de El Mozote, departamento de Morazán, ocurrida durante la guerra y quien perdió a sus cuatro hijos y su esposo, murió este 6 de marzo, en el Hospital de San Miguel, a causa de un paro cardíaco, informaron familiares.
Amaya, quien sobrevivió a la masacre ejecutada por el batallón Atlacatl, durante los días 11 y 13 de diciembre de 1981, se había convertido en la única testigo de los asesinatos perpetrados por las fuerzas militares en contra de unos mil campesinos, en su mayoría niños y niñas, a quienes se les acusaba de colaborar con la guerrilla.
Desde el Mozote transmitía la radio Venceremos, los operativos eran continuos en la zona con el fin de acabar con todos, entre estos se destacan el ‘Yunque’ y ‘Martillo’ o ‘Tierra arrasada’.
El testimonio de Amaya, quien demostró mucho valor al denunciar estos crímenes considerados de «lesa humanidad», sirvió para ubicar los cuerpos de los asesinados y también para señalar a los culpables, que nunca fueron juzgados, pues los diferentes gobiernos de ARENA y las autoridades de justicia, afirman que no ‘hay que abrir las heridas de la guerra’.
Amaya también se convirtió en el ejemplo de la búsqueda de la justicia, ya que contó la pesadilla de lo ocurrido.
‘A las cinco de la tarde me sacaron a mí junto a un grupo de 22 mujeres. Me quedé al final de la fila. Aún le daba el pecho a mi niña. Me la quitaron de los brazos. Cuando llegamos a la casa de Isabel Márquez, pude ver la montaña de los muertos que estaban ametrallando. Las demás mujeres se agarraban unas a otras para gritar y llorar. Me arrodillé acordándome de mis cuatro hijos. En ese momento di media vuelta, me tiré y me metí detrás de un palito (arbusto) de manzana (rosa)’, era el testimonio de Rufina.
Los asesinos estaban al mando del coronel Domingo Monterrosa y del mayor Natividad de Jesús Cáceres.
Una pariente de Amaya recibió la llamada del hospital en la que le notificaban la muerte de esta, a eso de las 12:30 del mediodía de este día, en Los Quebrachos, comunidad Segundo Montes, donde Amaya residía.
Rufina había sido llevada de emergencia en la madrugada, con un paro respiratorio, los médicos la mantuvieron con respiración artificial hasta el mediodía. Sus restos han sido traslados a Los Quebrachos y su entierro será el domingo, según informaron familiares.