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El socialismo no es un ideal utópico, sino una necesidad alcanzable

Fuentes: Instituto Tricontinental de Investigación Social [Imagen: Marcelo Pogolotti (Cuba), Siglo XX o Regalo a la querida, 1933]

En el Instituto Tricontinental de Investigación Social, creemos que es debido al sistema social del capitalismo que somos incapaces de trascender nuestros problemas comunes.

En mayo de 2021, la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, y el alto representante de la ONU para asuntos de desarme, Izumi Nakamitsu, escribieron un artículo instando a los gobiernos a recortar el excesivo gasto militar en favor de aumentar el gasto en desarrollo social y económico. Sus sabias palabras no fueron escuchadas en absoluto. Recortar el dinero para la guerra y aumentar el dinero para el desarrollo social, escribieron, «no es un ideal utópico, sino una necesidad alcanzable». Esa frase —no es un ideal utópico, sino una necesidad alcanzable— es esencial. Describe el proyecto del socialismo casi a la perfección.

Nuestro instituto lleva casi cinco años trabajando, impulsado precisamente por esta idea de que es posible transformar el mundo para satisfacer las necesidades de la humanidad dentro de los límites de la naturaleza. Hemos acompañado a movimientos sociales y políticos, escuchado sus teorías, observado su trabajo y construido nuestra propia comprensión del mundo basándonos en estos intentos de cambiarlo. Este proceso ha sido esclarecedor. Nos ha enseñado que no basta con intentar construir una teoría a partir de teorías anteriores, sino que es necesario comprometerse con el mundo, reconocer que quienes intentan cambiarlo son capaces de desarrollar los fragmentos de una evaluación de este, y que nuestra tarea como investigadores del Instituto Tricontinental de Investigación Social es construir una visión del mundo con esos fragmentos. La visión del mundo que estamos desarrollando no se limita a comprender el mundo tal y como es, sino que también se apodera de la dinámica que trata de producir el mundo tal y como debería ser.

Nuestro instituto está comprometido a rastrear la dinámica de la trascendencia social, y cómo podemos salir de un sistema mundial que nos está llevando a la aniquilación y la extinción. Hay respuestas suficientes que existen en el mundo ahora, ya presentes con nosotros incluso cuando la transformación social parece imposible. La riqueza social total del planeta es extraordinaria, aunque debido a la larga historia de colonialismo y violencia, esta riqueza simplemente no se utiliza para generar soluciones a los problemas comunes, sino para aumentar las fortunas de unos pocos. Por ejemplo, hay comida suficiente para alimentar a todos los habitantes del planeta y, sin embargo, miles de millones de personas siguen pasando hambre. No hay que ser ingenuos ante esta realidad, ni tampoco sentirse inútiles.

En uno de nuestros primeros boletines, con el que cerrábamos nuestro primer año de trabajo (2018), escribíamos que «es más fácil imaginar el fin de la Tierra que imaginar el fin del capitalismo, imaginar que el casquete polar nos inunda hasta la extinción que imaginar un mundo en el que nuestra capacidad productiva nos enriquezca a todos». Esto sigue siendo cierto. Y sin embargo, a pesar de ello, existe «un futuro posible construido para satisfacer las aspiraciones de la gente… Es cruel pensar que estas esperanzas son ingenuas».

Los problemas a los que nos enfrentamos no son por falta de recursos o de conocimientos tecnológicos y científicos. En el Instituto Tricontinental de Investigación Social, creemos que es debido al sistema social del capitalismo que somos incapaces de trascender nuestros problemas comunes. Este sistema limita el avance que requiere la democratización de las naciones y de la riqueza social. Hay cientos de millones de personas organizadas en formaciones políticas y sociales que están yendo contra las comunidades amuralladas de nuestro mundo, luchando por derribar las barreras y construir las utopías que necesitamos para sobrevivir. Pero, en lugar de reconocer que estas formaciones buscan hacer realidad una auténtica democracia, se las criminaliza, sus líderes son detenidos y asesinados y su propia y preciosa confianza social es derrotada. El mismo comportamiento represivo se aplica a los proyectos nacionales que tienen sus raíces en esos movimientos políticos y sociales, proyectos que se comprometen a utilizar la riqueza social para un bien mayor. Los golpes de Estado, los asesinatos y los regímenes de sanciones son rutina, y su frecuencia queda ilustrada por una secuencia interminable de acontecimientos, desde el golpe de Estado en Perú en diciembre de 2022 hasta el persistente bloqueo de Cuba, y por la negación de que dicha violencia se utilice para bloquear el progreso social.

Renato Guttuso (Italy), May 1968, 1968.
Renato Guttuso (Italia), Mayo de 1968, 1968.

En su Introducción a la filosofía de 1963 [1997], el filósofo marxista alemán Ernst Bloch escribió: «Yo soy. Pero no me tengo a mí mismo. Y sólo así llegamos a ser». Es una afirmación interesante. Bloch reformula el “Pienso, luego existo” de René Descartes, una proposición idealista. Bloch afirma la existencia (“Yo soy”), pero luego sugiere que la existencia humana no florece debido a formas de alienación y soledad (“Pero no me tengo a mí mismo”). El “yo”, individuo atomizado, fragmentado y solitario, no tiene la capacidad de cambiar el mundo por sí solo. Construir un proceso hacia la trascendencia social requiere la creación de un “nosotros” colectivo. Este colectivo es la fuerza subjetiva que debe fortalecerse para superar las contradicciones que se interponen en el camino del progreso humano. “Ser humano significa en realidad tener una utopía”, escribió Bloch. Esta frase resuena profundamente en mí, y espero que en ti también.

En el nuevo año, en el Instituto Tricontinental de Investigación Social reflexionaremos detenidamente sobre las vías hacia el socialismo y las barricadas que tratan de impedir que miles de millones de personas del mundo vayan más allá de un sistema que extrae su trabajo social y promete grandeza mientras ofrece el mínimo de posibilidades vitales. Entramos en este nuevo año con un compromiso renovado con el sencillo postulado de que el socialismo es una necesidad alcanzable.

Milan Chovanec (Czechoslovakia), Peace, 1978.
 Milan Chovanec (Checoslovaquia), Peace [Paz], 1978.

Al comenzar el nuevo año, me gustaría expresar mi gratitud a todos los que trabajan en el Instituto Tricontinental de Investigación Social, un equipo que se extiende por todo el mundo, de Buenos Aires a Shanghai, de Trivandrum a Rabat. Si desea colaborar con nuestro trabajo, recuerde que aceptamos donaciones.

Le instamos a compartir nuestros materiales lo más ampliamente posible, a estudiarlos en sus movimientos y a invitar a las y los integrantes de nuestro equipo a hablar sobre nuestro trabajo.

Fuente: https://thetricontinental.org/es/newsletterissue/el-socialismo-no-es-un-ideal-utopico-sino-una-necesidad-alcanzable/