La Guerra Fría terminó con la caída de la URSS y la desaparición del Pacto de Varsovia. La OEA y el TIAR son dos organismos que fueron creados para servir a los intereses hegemónicos de USA y al igual que la OTAN, situaban a los mandos del Pentágono en la cúpula de estas organizaciones. Y […]
La Guerra Fría terminó con la caída de la URSS y la desaparición del Pacto de Varsovia. La OEA y el TIAR son dos organismos que fueron creados para servir a los intereses hegemónicos de USA y al igual que la OTAN, situaban a los mandos del Pentágono en la cúpula de estas organizaciones. Y actualmente todavía ocurre así, aun cuando ya no existe el llamado «campo socialista». Uno se hace hoy la siguiente pregunta: ¿hacia qué superpotencia están dirigidos esos pactos? Probablemente el enemigo número uno de hoy ¾del Imperio norteamericano¾ sea la República Popular China. Pero esta potencia asiática nunca ha demostrado tener interés en expandirse a costa de sus vecinos o de territorios en ultramar como lo hace USA. Todo lo contrario. Desde el siglo XIX hasta comienzos del siglo XX, China ha perdido territorios enormes a manos del imperialismo inglés y del imperio zarista. Además, la Mongolia exterior que fue parte de China (la cual poseía el estatus de «Región Autónoma dentro del reino Chino) se sesionó en 1921 con ayuda de la URSS y pasó a ser un estado aliado de ese país, totalmente independiente de China. Había razones políticas para apoyar a la Mongolia exterior a liberarse de la tutela de la monarquía China y también, había razones de orden geopolítico: una China demasiado fuerte no era muy bienvenida en las fronteras rusas.
Ahora el Imperio está preocupado de los gastos militares que han sido aumentados en la República Popular China. Gastos que la ubican en el tercer lugar de mundo detrás de USA y Rusia. La Casa Blanca ha declarado en la persona de su ministro de defensa su preocupación y han estado cuestionando las compras de material bélico por parte de China a la EU. La EU no se ha atrevido a confrontar esa política yanqui. Pero recientemente lo ha hecho Israel lo que ha provocado la indignación de Bush. ¿Qué temen los norteamericanos? Cuando ellos son la primera potencia mundial y sus gastos militares son iguales a la suma de los gastos de la EU más Rusia y China. ¿Es que se siente amenazado el Imperio por China? Me parece que los norteamericanos para seguir dominando el mundo y sobre todo a nosotros necesita crear una nueva Guerra Fría. Esta vez el demonio está representado por China. USA tiene bases militares en Taiwán, que es incuestionablemente territorio chino. ¿Qué hace USA allí? Una vez apoyó militarmente a los nacionalistas de Chiang Kai-shek contra Mao y el PC chino. La guerra la perdieron y se encerraron en esa isla que es tan territorio chino como lo es Manhattan de USA.
Latinoamérica no se encuentra amenazada por ninguna potencia extranjera fuera del continente americano. Sería totalmente absurdo sostener que los países latinoamericanos están en la mira de las armas chinas, o peligra su integridad territorial por «apetitos voraces» del dragón chino. La única amenaza que sufrimos hoy es la del Imperio, él que gracias a esos instrumentos de dominación, como son el TIAR y la OEA, impone su política, la que por supuesto, sirve únicamente a sus propios intereses. Esto lo había planteado el General peruano y primer ministro del Perú, Edgardo Mercado Jarrín, ya en 1974, en su obra «Seguridad, Política, Estra-tegia». Allí se pronuncia de la siguiente forma: «El TIAR actualmente carece de justificación para imponer que América Latina se asocie inflexiblemente a una de las grandes potencias en virtud de una hipotética amenaza extra-continental. El TIAR está, pues inscrito en el contexto de un sistema de alianzas de los Estados Unidos de América con otras áreas del mundo: OTAN, SEATO, etc. y responde a situaciones que consideramos ahora superadas». Si ya en esa época eran pactos injustificados, hoy con mayor razón lo son. Además que nunca la URSS fue un peligro para la seguridad territorial de nuestros países. Jamás fuimos invadidos o intervenidos militarmente como lo ha hecho USA y como lo puede hacer hoy o en el futuro y en cualquier momento. Estos pactos jamás han sido utilizados por alguno de nuestros países ante situaciones o conflictos de orden exterior, pero sí lo ha hecho USA.
El TIAR, especialmente le sirve al Pentágono para mantener estrecho contacto con los oficiales de la cúpula castrense latinoamericana. Es una forma de mantener su dominio sobre nuestros estados. El estrecho contacto con los jefes de alta graduación les permite a los yanquis conocer lo que piensan éstos y poder influir sobre ellos ante una situación interna de sus países que no sea del gusto de la Casa Blanca. De esa manera el Pentágono puede tener un cierto dominio sobre nuestra política y apoyar golpes de estado mucho antes de que estos ocurran. No sería muy peregrino afirmar que de ese contacto estrecho han surgido muchos «pronunciamientos» castrenses contra regímenes que no son favorables a la política yanqui o que ponen en peligro los intereses económicos de los capitalistas norteamericanos.
En su obra este general peruano cuestiona la vigencia de una seguridad nacional sólo basada en las fuerzas Armadas y no en el desarrollo económico. Otra pregunta que surge aquí es que lo que se entiende por Seguridad hoy en día y quiénes serían los que pondrían en peligro la seguridad de los estados. Tenemos el ejemplo de la Venezuela de Chávez. ¿Peligra Venezuela como país independiente hoy con la política avasalladora del gran garrote de Bush? Cualquiera puede darse cuenta que la Venezuela del proceso bolivariano es hoy por hoy una espina dolorosa en los pies del Imperio. El Imperio no puede caminar tranquilamente cuando un país tan importante dentro de Sudamérica sostiene una cierta alianza política con Cuba. Alianza que se manifiesta en ayudas e integración económica entre esos países. Por esa razón la lógica de la geopolítica del Imperio está enfilada hacia el desequilibrio interno de Venezuela y, si no logra sus propósitos, hacia la confrontación con sus vecinos. Esto último parecería una exageración, pero la historia de Latinoamérica nos muestra que USA no ha vacilado en emplear sus fuerzas o las de sus aliados para realizar su política.
La OEA se utilizó como herramienta para aislar a Cuba e imponerle un bloqueo económico que es en gran medida responsable de la situación económica por la que pasa la isla. Tenemos el ejemplo reciente de Haití. A Bush le interesaba que se ahogase la subversión reinante en ese país que es, tal vez, el más pobre de Latinoamérica. Los estados vasallos respondieron enviando fuerzas militares a «poner orden» en casa ajena. Me pregunto si es que este «orden» administrado por fuerzas vasallas puede ser del interés del pueblo peruano, el boliviano o el chileno que tiene más de un batallón de infantería en ese país. A eso le llamo «sacar las castañas del fuego con la mano del gato».
No sería nada de extraño que si la situación insurreccional que vive Bolivia sea aplacada mediante un golpe de estado promovido desde Washington. O que se reúna la OEA para tomar acuerdos sobre la «seguridad» hemisférica. De una reunión de esa categoría y la acción conjunta de fuerzas yanquis apoyadas por algunos yanaconas latinoamericanos hay sólo un trecho no muy largo. Y esto puede ocurrir porque Bolivia está en el corazón de Sudamérica. El que USA y los otros miembros del G8 hayan condonado la deuda externa contraída por Bolivia al Banco Mundial junto a otros 15 países, entre ellos dos centroamericanos: Honduras y Nicaragua es una señal de que el problema de la situación boliviana preocupa a Bush. El fantasma del comunismo acecha a los yanquis por doquier. Y es un fantasma que está muy vivo por la miseria reinante en las grandes masas latinoamericanas. Nuestros pueblos no van a salir de su miseria mientras permanezcan en el sistema capitalista neoliberal, y peor aún con la globalización.
La pregunta que sigue en el aire es cómo vamos a salir de la miseria. La OEA o el TIAR no nos sirven de nada para lograrlo. Son como lo hemos dicho antes, sólo instrumentos de dominación de los yanquis. Una forma de salir de la miseria es, sin duda, el desarrollo económico, que crea fuentes de trabajo y aumenta el nivel de vida de las masas trabajadoras. El desarrollo económico se ve frenado por los cuantiosos gastos militares innecesarios de nuestros países. Gastos que han sido justificados por una amenaza militar desde el exterior, o de guerras entre nosotros. Para disminuir en forma considerable el gasto militar tiene que existir otra política de buena vecindad entre los estados latinoamericanos. Y la única política que nos aúne más y permita esto pasa por una integración económica y después por una integración política. Pero para marchar en esa dirección tenemos que barrer con esos obstáculos que son la OEA y el TIAR. Tenemos que desprendernos de los instrumentos de dominación de USA. Toda política que apunte a otra dirección es una política nacionalista que es propia del pasado, de cuando los estados nacionales estaban surgiendo como parte del desarrollo natural de las sociedades que surgieron de la ruina de los estados monárquicos o feudales. Esa es historia pasada. El futuro es de los grandes estados multinacionales, así estemos o no de acuerdo, porque las leyes de la historia muestran que ese camino ha de cumplirse, como lo fue el capitalismo después del feudalismo, o el feudalismo después de las ciudades estados. La historia camina desde lo inferior a lo superior, desde lo simple a lo complejo. ¿No es acaso esta una ley de la historia? ¿Y nuestro rol, es acaso interponernos en este avance o ayudar a que de una vez por todas rompamos con el vasallaje y nos levantemos como un sólo pueblo?