Rusia quiere convertir a BRICS en un contrapeso al bloque noratlántico
Kremlin tiene un nuevo proyecto ambicioso: crear un centro mundial alternativo de influencia. Es lo que se deduce del documento «Rusia en BRICS. Objetivos estratégicos y medios para lograrlos», preparado por el Comité nacional para el estudio de BRICS. El Comité, recordemos, fue creado en 2011 por la orden del entonces presidente Dmitri Medvédev. Lo encabeza el primer vicepresidente del Comité para los asuntos exteriores de la Duma Viacheslav Níkonov.
En esencia se trata de reorientar a BRICS (en esta unión entran Brasil, Rusia, India, China y la República Surafricana) de la persecución de los objetivos fundamentalmente económicos a los objetivos políticos. El objetivo máximo parece napoleónico -liberarse de la hegemonía mundial de los EE.UU. y establecer el «orden mundial policéntrico»-.
«La creciente perspectiva de la pérdida por parte del Euro-Atlantismo de su principal ventaja -la superioridad económica- y a la par del liderazgo moral abre las perspectivas ante los jugadores potenciales globales de otro origen geohistórico», -se dice en el documento-. La aparición de BRICS «ha situado la iniciativa global en la reciente periferia», que ahora debe «ofrecer al mundo una alternativa histórica y asumir (en colaboración con Occidente o sin ella, en el caso de que éste no demuestre tener la voluntad política) la construcción de los pilares portadores del nuevo orden mundial», consideran los autores del proyecto.
Como consecuencia Rusia reforzaría considerablemente su «potencial de negociación» y «acrecentaría las posibilidades para promover sus intereses y e iniciativas en la arena internacional», -aclara el documento-.
Para establecer este «orden mundial» se proponen los siguientes pasos:
– crear el secretariado permanente d BRICS, primero virtual (en internet) y luego completo;
– abrir un Banco de Desarrollo con el capital inicial de $50 mil millones y la sede en Moscú;
– abrir un banco de pagos internacionales de los países de BRICS para realizar los pagos en divisas nacionales;
– crear un fondo especial anticrisis de 240 mil millones de dólares;
– admitir en BRICS un país islámico – por ejemplo, Indonesia o Turquía – «para aumentar el potencial humanitario e intercivilizatorio».
Lo más probable es que este plan se haga público durante la cumbre de BRICS que se va a celebrar los días 26-27 de marzo en la ciudad surafricana de Durban. Se prevé que el documento de 133 páginas, que de momento se difunde con la etiqueta de «uso de trabajo», constituirá la base del «Programa integral para el aprovechamiento de la participación de Rusia en BRICS con el objetivo de acelerar su desarrollo económico y reforzar sus posiciones políticas internacionales» – que en actualidad está preparando el gobierno de la Federación Rusa.
¿Qué se esconde detrás del deseo de convertir a BRICS en el «pilar portador» del nuevo mundo?
«En el juego alrededor de BRICS Rusia es la moneda de cambio», – está convencido uno de los líderes del Frente de Izquierda Geidar Dzhemal.
– Hay que comprender que BRICS es el así llamado proyecto de los Rotschild, -dice Dzhemal-. Dentro del mundo global, recordaré, existe un serio enfrentamiento entre dos clanes cosmopolitas. El primero está representado por Barak Obama, y este clan se apoya en el dólar y la máquina impresora norteamericana. El segundo está representado por los banqueros europeos Rotschild, y este clan se opone a los Estados Unidos. Los Rotschild desean hundir el dólar y hacer fuertes algunas divisas regionales -por ejemplo, yuan y dinar-. BRICS es uno de los instrumentos en manos de los Rotschild.
Hay que decir que en el hundimiento del dólar están interesados todos los países integrados en BRICS -ello crearía una nueva configuración del poder y abriría grandes perspectivas-. Hoy, desde el punto de vista de los Rotschild ha llegado un buen momento para un nuevo ataque contra los Estados Unidos. El gobierno mundial del dólar, atado a los EE.UU. como imperio, funciona con muy baja eficacia, porque Norteamérica no se encuentra en muy buena forma. Lo cual aumenta las posibilidades para sacar las divisas regionales a un primer plano, gracias a lo cual los Rotschild obtendrían el control sobre los centros mundiales de fuerza y podrían manipularlos.
En semejante situación China, Brasil -y Rusia todavía más- no son en absoluto las instancias decisivas. Pero a lo largo del juego todos los participantes tienen la posibilidad de ganar algo. Aunque nuestro intento de ganar algo -la propuesta de establecer el cuartel general de BRICS en Moscú- aparece como un jocoso intento de hacer la competencia a China.
Precisamente China hoy se ha convertido en el principal jugador mundial. Precisamente en China los Rotschild están metiendo una gigantesca cantidad de oro, para proporcionarle la posibilidad de despegarse del dólar sin grandes molestias. Por último, China es el principal oponente de los Estados Unidos y el líder de BRICS.
Por cierto, habría que preguntarse si la propia China necesita estar en BRICS -en ello, en última instancia solo están interesados los Rotschild-. Pero de momento los objetivos del Imperio Celeste y de los banqueros europeos coinciden.
«SP»: – ¿Hacemos bien intentando participar de alguna manera en este juego?
– Rusia presenta poco interés para otros participantes de BRICS. Digamos, que de las 270 millones de toneladas de petróleo que China consume anualmente, tan solo hay 16 millones de crudo ruso. Representan 6% poco significantes – con semejantes porcentajes no se conquista un lugar bajo el sol.
Por desgracia, en este juego Rusia es un apéndice y una moneda de cambio. Pero el tema de BRICS está bien aunque únicamente sea porque se opone a los esfuerzos de los EE.UU. destinados a separarnos totalmente de China. Así que nosotros también ganamos algo…
Traducción directa del ruso de Arturo Marián Llanos