«El gobierno de Bush cree que el poder nace de los fusiles, por eso Estados Unidos gobierna por ultimátum. Su nueva estrategia es de decapitación. Se trata de decapitar países regiones, iniciativas, líderes». Esa es la conclusión a la que llega el científico social Franz Hinkelammert al analizar la posición hegemónica de Washington frente a […]
«El gobierno de Bush cree que el poder nace de los fusiles, por eso Estados Unidos gobierna por ultimátum. Su nueva estrategia es de decapitación. Se trata de decapitar países regiones, iniciativas, líderes». Esa es la conclusión a la que llega el científico social Franz Hinkelammert al analizar la posición hegemónica de Washington frente a la geopolítica mundial.
Respecto de la coyuntura latinoamericana destaca un elemento común: la fragilidad de la democracia. «Se trata, -explica- de una democracia agresiva, sin consenso, con extremo control de los medios de comunicación por intereses económicos concentrados, en la que la soberanía no reside en los gobiernos civiles, sino en los ejércitos y, más allá de ellos, en los organismos financieros internacionales que representan los gobiernos de los países más desarrollados».
Hinkelammert es un economista y sociólogo alemán de la Universidad Libre de Berlín, residente en América Latina desde 1963. Se ha desempeñado como profesor de la Universidad de Chile y de la Universidad Autónoma de Honduras e investigador del Consejo Superior Universitario Centroamericano; actualmente es miembro del Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI) en San José de Costa Rica.
Desde la década de los sesenta, este investigador ha centrado su estudio en el capitalismo y sus consecuencias, sus fundamentos económicos, culturales y éticos, desde una perspectiva crítica.
Además, en sus obras ha desbordado las fronteras de su especialidad, para introducir al lector en la sociología, la antropología, la psicología, la economía, la lingüística y la teología.
Este docente, quien ha dado una efectiva contribución académica al desarrollo de un pensamiento crítico e independiente en América Latina, sigue produciendo una obra analítica, contemporánea, humanista. La construcción de una teoría original para la comprensión de la sociedad del occidente contemporáneo, que refleja un compromiso total con el ser humano, es uno de los aportes de Hinkelammert, cuyo pensamiento está expresado en obras como: Dialéctica del desarrollo desigual (1970), Las armas ideológicas de la muerte (1977), Crítica a la razón utópica (1984), Democracia y totalitarismo (1987), El mapa del emperador (1996), El grito del sujeto (1998), Coordinación social del trabajo, mercado y reproducción de la vida humana (2001), El retorno del Sujeto Reprimido (2002) y El asalto al poder mundial (2003). También ha publicado los ensayos Cultura de la esperanza y sociedad sin exclusión, El Huracán de la globalización, e Itinerarios de la razón crítica.
Invitado como conferencista al Congreso Internacional de Filosofía Latinoamericana organizado por la Universidad Santo Tomás, Hinkelammert estuvo en Bogotá hace pocos días. En esta oportunidad, accedió a dialogar con www.cronicón.net.
E. U. ES MUY DÉBIL EXCEPTO COMO PODER MILITAR
– ¿La irrupción de China, el proceso de la Unión Europea y los movimientos antiglobalización no serán factores que forzarán un reacomodo geopolítico para lograr una bipolaridad en el siglo XXI en contra de la vocación hegemónica de Estados Unidos?
– Yo diría multipolaridad, pero no nos hagamos ilusiones porque la unilateralidad que existe todavía mantiene un gran poder y no va a ceder fácilmente. Los próximos años se van a constituir en el momento más peligroso porque está por verse si Estados Unidos echa para atrás su proyecto del siglo americano y acepta que el asalto al poder mundial va a fracasar y por lo tanto lo va a parar a tiempo; o por el contrario, si va a insistir y en ese escenario no tengo ninguna duda que no lo va a lograr. Si bien la resistencia es fuerte por parte de China, América Latina, Europa e inclusive Rusia, hay que tener en cuenta la irracionalidad de los políticos que en este momento están en el poder en Washington. En síntesis, la situación para Estados Unidos es sumamente insegura, pero puede ser una coyuntura en la que se pueden sentir tentados a buscar confrontaciones, aunque se los nota muy dudosos después de la invasión a Irak que les salió muy mal. Por eso no han hecho las guerras que prácticamente habían anunciado como las programadas en Siria e Irán, sin embargo la situación en este último país la están aprovechando para echar leña a la posibilidad de seguir con un nuevo intento de guerra de conquista como lo hicieron en Irak y eso puede provocar nuevas contradicciones que nos puede llevar a una conflagración mucho mayor. El peligro, por lo tanto, no pasa.
– ¿Según se puede colegir de lo que acaba de afirmar, el poder hegemónico de los Estados Unidos radica fundamentalmente en su capacidad militar para dominar el mundo?
– No tiene otra alternativa porque no posee el poder económico para imponerse. Estados Unidos es muy débil excepto como poder militar y de ahí el riesgo del proceso de militarización que Washington lidera. Sin embargo, creo que Estados Unidos no va a lograr la unipolaridad del mundo a largo plazo, pero el daño que puede producir para imponer su proyecto va a ser inmenso.
– Usted ha venido señalando que es importante poner al descubierto y denunciar las verdaderas intenciones de dominio de Estados Unidos. ¿Cómo cree que los países que de una u otra forma se ven directamente afectados por la férula norteamericana deben asumir su voz de protesta y de denuncia?
– Los instrumentos que tienen los países afectados con la imposición hegemónica norteamericana son relativamente débiles, no hay posibilidad de enfrentarse porque saben que eso es el fin, entonces sus posibilidades son económicas, políticas y de lograr cierta influencia sobre la opinión mundial. El impacto por ejemplo, que ha tenido sobre la opinión pública mundial la invasión a Irak y el rechazo de varios países importantes ha transformado negativamente la imagen de Estados Unidos. Hace algunos años, Estados Unidos era considerado como la nación que garantizaba los derechos humanos en el planeta y tenía cierta fuerza ideológica o mítica enorme; esta fuerza se ha quebrantado, así lo demuestran las encuestas que indican además, que su imagen está a la deriva. Hay que tener en cuenta que la imagen es parte del poder político y Estados Unidos gracias a ella podía sustentar su poder militar como poder legítimo y eso se quebró. Ahora Washington aparece como un poder desnudo, sin r esponsabilidad, sin respeto por los derechos humanos ni por algunos países que solo ejerce la imposición. Eso lo debilita en grado superlativo y por el momento no sabe cómo reaccionar.
PODER CONTRAHEGEMÓNICO
– Sin embargo usted en uno de sus libros señala que Estados Unidos cuenta con un sistema de medios de comunicación que controla la opinión pública mundial de una manera que se asemeja a lo ocurrido en los países totalitarios de los años 30. ¿Las nuevas tecnologías como Internet no han llevado a debilitar ese sistema de medios?
– En Estados Unidos parece que lo mantienen bastante bien, fuera del país no se mantiene. La propia imagen de la CNN está muy deteriorada. Este pilar básico de la legitimidad de los Estados Unidos tiene muchísimas grietas y el sistema indudablemente está debilitado. La invasión a Irak, la violación de derechos humanos en veinte las cárceles de tortura como Guantánamo y Abu Ghraib que ha denunciado la Fundación Carter han afectado tremendamente la legitimidad de Norteamérica, por eso la directora de Amnistía Internacional ha señalado que Washington ha creado un gulag en los inicios del siglo XXI, esto ha hecho que el gobierno de Bush esté a la defensiva.
– ¿Qué importancia le atribuye usted a Internet en este proceso de «emancipación» informativa de los países en vía de desarrollo?
– Internet se ha convertido en una molestia enorme para el poder hegemónico del sistema, aunque no hay que exagerar su importancia es, indiscutiblemente, el lugar donde hay una gran libertad de opinión y en cierta forma logra un contrapeso frente a los grandes medios de comunicación. Hay un poder contrahegemónico que está presente en Internet que subvierte el ambiente. Esa es la razón por la que se están preocupando y viendo la forma de controlarlo.
– ¿La victoria del no a la Constitución Europea en Francia y Holanda, no debilita políticamente a la Unión Europea frente a Estados Unidos?
– Yo creo que no. La Constitución Europea como propuesta es nítidamente neoliberal porque asume todo lo que es el famoso Consenso de Washington y lo transforma en norma constitucional. Es quizás la primera gran Constitución que obliga a la política económica, social y cultural de tipo neoliberal. El voto del no fue disperso, pero en su mayoría no es un voto en contra de Europa. Es un voto que muestra el conflicto que hay en Europa por el tipo de unión que se está construyendo y este continente dominado por la burocracia de Bruselas fuertemente vinculada con las transnacionales está en problemas. El no de los franceses y los holandeses a la Constitución no va a tener mayor efecto. Lo que ocurre es que hay dos visiones: una la que quiere Tony Blair que es un tipo de simple zona de libre comercio y nada más; pero la otra es la de una Europa política que defiende un tipo de sociedad que se denomina Estado Social. Es decir, una sociedad alternativa a la estrategia de globalización y a las políticas neoliberales.
– ¿El posible ascenso de la conservadora Ángela Merkel al poder en Alemania no configura una mejor proyección del neoliberalismo en el eje franco-alemán con cierta repercusión en el resto de Europa?
– Si triunfa Ángela Merkel en las elecciones de septiembre en Alemania, es un hecho que la Democracia Cristiana va a ser completamente entreguista frente a Estados Unidos. Sin embargo lo que yo observo es que si gana la UCD como parece, la izquierda se va a reformular completamente; Schroeder no va a perder su importancia y los partidos socialdemócratas se van a radicalizar y entonces se va a presentar un conflicto en el que los conservadores tendrán que cuidarse, porque es también probable que en Italia pierda Berlusconi y de esta manera en Europa puede volver a aparecer un enfrentamiento social por la línea de la Unión Europea. No se trata de si es Unión Europea sí o no, esa no es la discusión, sino el tipo de Europa que se quiere.
– ¿Volviendo a América Latina, cómo observa la irrupción de gobiernos socialdemócratas y de movimientos sociales e indígenas? ¿De alguna manera hay una reacción frente a las posturas hegemónicas y neoliberales?
– Sí hay una reacción, pero las limitaciones que el sistema mundial pone a la política de países nacionales son tremendas. Lula no ha podido hacer mucho en Brasil; parece que en Uruguay tampoco se podrá avanzar como se quiere, pero de todas maneras la resistencia frente a la estrategia de globalización de tipo neoliberal va a necesitar tiempo, no va a ser tan rápido. Es notable que están apareciendo espacios de cierta resistencia, los cuales pueden tomar fuerza si logran comunicarse internacionalmente porque es importante que rebasen las fronteras dado que el sistema es mundial y por lo tanto hay que contestar de igual forma. Lo importante es formar una Internacional de la Resistencia que sea una alternativa a la globalización.
– ¿Cuál es su opinión sobre el gobierno de claro tinte nacionalista de Hugo Chávez en Venezuela?
– No conozco a profundidad ese proceso, pero de lo que estoy informado lo veo muy bien, pero dada las circunstancias del sistema económico mundial, considero que Chávez tampoco podrá hacer mucho. Podrá hacer lo que todavía un gobierno nacional puede ejecutar como reformas agrarias, urbanas, etc., lo cual para un país latinoamericano es muy importante. Como Venezuela tiene recursos económicos, el presidente Chávez busca hacer una política redistribucionista para que se reparta en forma equitativa la renta del petróleo y no se dilapide como se dilapidó en los gobiernos anteriores.
– Estamos hablando de reformas al capitalismo, al sistema neoliberal, como procura hacerlo Chávez en Venezuela, pero no de reformas estructurales. ¿Eso quiere decir que el sistema capitalista es muy fuerte y no hay alternativa a la vista?
– Es claro que es muy fuerte, pero al mismo tiempo es débil porque está perdiendo legitimidad y el poder no puede fundarse solamente en las armas y Estados Unidos está sustentando su poderío en la vía militar y eso le va a costar con el tiempo; pero va a ser un tiempo necesario para que una alternativa aparezca y se organice mundialmente.
– ¿Cómo analiza el papel funcional que juega Colombia dentro el esquema hegemónico de Estados Unidos en Latinoamérica?
– Estados Unidos ha convertido a Colombia en su portaaviones en América Latina, en su plataforma de lanzamiento. Es claro esa situación y en Bogotá hay un gobierno que se presta para ello. Colombia es un país con una derecha política tan extrema sin ninguna capacidad de compromiso que no ve ninguna otra manera de sustentarse sino sometiéndose ilimitadamente al poder de Washington.