Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
¡Leven las anclas! La armada de EE.UU. envía un portaaviones y casi una docena de buques de guerra por el Canal de Suez hacia el Mar Rojo, según el periódico británico en idioma árabe Al-Quds Al-Arabi, que informa de que los barcos llevan tropas de infantería, vehículos blindados y munición.
El informe se ha tomado muy en serio en Israel, donde dos importantes periódicos le dieron cobertura en sus titulares -tal vez porque a la flota estadounidense se suma por lo menos un barco israelí, según testigos presenciales que lo vieron pasar por el Canal.
Press TV de Irán afirma que el Departamento de Defensa ha confirmado el movimiento de barcos estadounidenses. Sin embargo ni EE.UU. ni el Gobierno israelí han hecho ninguna declaración sobre el destino o el propósito de la flota. De modo que sólo podemos especular.
¿Será sólo una coincidencia que esto suceda precisamente cuando «dos barcos iraníes deben hacerse a la mar hacia Gaza en la próxima semana, según Al-Jazeera, patrocinados por la Media Luna Roja iraní, llevando alimentos, medicinas, y ropas? ¿Y cuando Irán promete más flotillas de ayuda después de la primera?
Cuando se anunció por primera vez la flotilla iraní, el portavoz del Departamento de Estado Philip Crowley dijo: «No creo que las intenciones de Irán hacia Gaza sean benignas». Desde entonces, EE.UU. ha guardado silencio.
Mark Hosenball de Newsweek.com dice que ha hablado con funcionarios estadounidenses y europeos y los vio «sorprendentemente tranquilos» respecto al desafío iraní al bloqueo de Gaza por Israel. Le dijeron que: «En realidad parece que por el momento Teherán ha dado marcha atrás en parte de su retórica y amenazas», y señaló que la armada es la parte más débil de las fuerzas armadas de Irán.
Pero si los funcionarios de EE.UU. están tan tranquilos, ¿Por qué se gastan una fortuna (cuesta una fortuna) en movilizar toda una flota de guerra, incluido un portaaviones, al Mar Rojo y tal vez más lejos, al Golfo Pérsico -adonde también se dirigen submarinos nucleares israelíes?
Egipto, que controla el Canal, jugará un papel central en este drama. Las tropas egipcias protegieron el canal, que estaba cerrado al resto del tráfico, mientras pasaba la flota estadounidense, a pesar de las críticas de dirigentes de los partidos de oposición egipcios.
No está claro cómo tratarán los egipcios a los barcos de ayuda iraníes. Esos barcos planean pasar por el Canal y luego mantenerse suficientemente cerca de la ribera para estar en aguas egipcias hasta llegar al área frente a la costa de Gaza, que Israel reivindica como sus aguas territoriales.
La radio de Israel ha informado de que El Cairo rechazó una solicitud israelí de que Egipto bloquee a los barcos iraníes, afirmando que según el derecho internacional el canal es de libre circulación para todos los barcos. Sin embargo, los egipcios podrían retrasar a los iraníes utilizando tecnicismos durante mucho tiempo.
Los funcionarios iraníes han desmentido un informe de que sus fuerzas navales escoltarán a los barcos. «Pero aunque cuando el barco iraní llegue al Mediterráneo», como dice Hosenball, «nadie puede estar seguro de lo que sucederá». Sin embargo, podemos estar seguros de que un barco iraní que se acerque a Gaza sería una crisis importante tanto para el Gobierno de Netanyahu en Israel como para el gobierno de Obama. Es muy probable que el gobierno de EE.UU. espere que su flota de guerra, acompañada por un barco israelí de valor simbólico, impida la necesidad de enfrentar esa crisis.
En los hechos, aunque la amenaza de confrontación violenta es muy real, todo el drama que se desarrolla está impulsado en gran parte por preocupaciones por el simbolismo. Un funcionario europeo dijo a Hosenball que es muy posible que los egipcios decidan retrasar el paso de los iraníes con el fin de reafirmar la influencia de El Cairo después de los esfuerzos de Turquía y Brasil por mediar en un acuerdo nuclear con Irán. Luego existe un punto de vista en Irán de que su propio Gobierno está enviando los barcos sobre todo como una manera de reafirmar su influencia en la región por encima de una Turquía en ascenso.
La muestra de fuerza naval de EE.UU. también parece cargada de valor simbólico. Desde que Teddy Roosevelt envió la Gran Flota Blanca alrededor del mundo, EE.UU. ha estado utilizando ese tipo de demostraciones de fuerza para intimidar a posibles competidores. La señal para los dirigentes de Irán será inconfundible. Si se confirma la inclusión de un buque de guerra israelí, se profundizará el mensaje simbólico.
También dirá al gobierno de Netanyahu que, sean cuales sean las concesiones que EE.UU. pueda exigir con respecto a Palestina, la alianza militar EE.UU.-Israel es firme cuando se trata de Irán. Para Washington el mensaje subyacente puede ser: Netanyahu, por lo tanto, no hay necesidad de pensar siquiera en una acción unilateral israelí contra Irán.
Estos temas de simbolismo, que llevan la política al reino de la cultura y la psicología, son generalmente más importantes para los responsables políticos que para periodistas y expertos, quienes en general se limitan a análisis «realistas» de los hechos y a la «realpolitik«. Si los medios de masas en EE.UU. publican alguna información sobre el movimiento de la flota hacia el Mar Rojo, seguramente hablarán del tema como una acción estratégica comprensible contra una potencia que amenaza los intereses de EE.UU. Y en Israel se verá como una resistencia bienvenida contra la nación que amenaza la existencia misma de ese país.
Sin embargo, ¿por qué deben estadounidenses e israelíes creer narrativas tan aterradoras, cuando Irán no ha emprendido ninguna acción agresiva contra nadie? La pregunta crucial raramente se estudia, ni siquiera se formula.
Así que fue una agradable sorpresa cuando el Christian Science Monitor publicó un artículo de su periodista en Tel Aviv, Scott Peterson, intitulado «¿Sufre Israel de iranofobia?» Fue probablemente pura coincidencia que este artículo haya aparecido el mismo día en el que se conocieron noticias sobre la flota de guerra de EE.UU. -pero una coincidencia muy elocuente.
Peterson escribió sólo sobre el temor israelí, que es «extremadamente irracional y exageradamente desproporcionado», según el experto israelí Haggai Ram, autor de «Iranofobia: la lógica de una obsesión israelí». «En realidad no existe un debate crítico al respecto» en Israel, agregó Ram. A cualquiera que cuestione la necesidad de temer a Irán «inmediatamente se le convierte en uno de esos extraños judíos autodestructivos, que se odian a sí mismos y se le califica de «quintacolumnista».
Eso, a pesar de que el propio belicista ministro de defensa de Israel, Ehud Barak, dijo hace sólo dos meses que Irán «no plantea una amenaza existencial para Israel». Barak agregó que un Irán con armas nucleares sí plantearía una tal amenaza.
Pero según el artículo de Peterson, los analistas israelíes consideran que la iranofobia está arraigada en la memoria del pasado, no en pronósticos del futuro. El modo de pensar israelí prevaleciente es que «no tenemos otra alternativa, quieren destruirnos». Según el experto Reuven Pedatzur «es un problema cultural, basado en el Holocausto, que todos quieren destruir al pueblo judío». Es la narrativa que Netanyahu ha utilizado de un modo tan incesante, y aparentemente con efecto, para conservar el poder político.
No es ningún secreto en Israel. «Los analistas israelíes describen a menudo que el Estado judío ‘necesita’ un enemigo externo», explicó correctamente Petersen, «para justificar la continua opresión de los palestinos y uno de los mayores presupuestos de defensa per cápita en Oriente Próximo».
La idea de que Israel está impulsado por una narrativa cultural-política, no por necesidades realistas de seguridad, pocas veces llega siquiera a insinuarse en los medios de masas de EE.UU. Artículos ocasionales como el de Peterson, o como la opinión editorial de Henry Siegman en el New York Times, que sugieren que el miedo israelí es patológico, son demasiado raros. Pero por lo menos han aparecido.
En los medios de masas de EE.UU., ¿dónde encontraremos análisis equivalentes que sugieran que el temor de EE.UU. de un Irán con armas nucleares es «iranofóbico» y patológico, generado por narrativas culturales simbólicas y la «necesidad» de un enemigo en lugar de evaluaciones realistas de la realidad? Tenemos demasiadas pocas voces, incluso en los medios alternativos, que analicen la patología de EE.UU. respecto a Irán. No he visto ninguna en absoluto en la prensa dominante.
Cuando la mayor potencia militar del mundo envía un portaaviones y casi una docena de buques de guerra para interceptar a dos barcos de carga que llevan alimentos, medicinas y ropas a civiles sitiados desesperados, algo está seriamente fuera de lugar.
Las políticas antiiraníes continuarán hasta que suficientes estadounidenses reconozcan que son patológicas. Si nuestros medios de masas nos ayudan a ver esa patología en Israel, tal vez podamos comenzar a verla también en nosotros. Entonces también podremos ver cómo la «relación especial» entre EE.UU. e Israel se alimenta significativamente en una narrativa compartida de peligro, miedo, y victimización.
Y podremos ver cómo la flotilla de la armada de EE.UU. en ruta hacia el Mar Rojo es fundamentalmente un drama simbólico que escenifica esa narrativa compartida. El peligro es que los dramas simbólicos terminan demasiado a menudo en un derrame de sangre muy real.
Ira Chernus es profesor de estudios religiosos en la Universidad de Colorado en Boulder. Lea [en inglés] otros escritos suyos sobre Israel, Palestina y los judíos estadounidenses en su blog: http://chernus.wordpress.com.
Fuente: http://www.
rCR