El libro explica porqué el ejercito de EEUU ya no cumple con la misión que le han encomendado
El hecho que Estados Unidos este enfrentando una profunda crisis, posiblemente la peor de su historia, es admitido por la mayoría de los analistas, excepto quizás los más delirantes. La mayoría de los estadounidenses definitivamente lo saben. En efecto, si hay una cosa sobre la cual tanto los que apoyaron a Trump como aquellos que lo odian con pasión pueden estar de acuerdo, es que su elección es una clara prueba de una profunda crisis (yo diría que la elección de Obama también tenía, como una de sus causas principales, la misma crisis sistémica).
Al hablar de esta crisis, la mayoría de la gente mencionará la desindustrialización, la caída en el ingreso real, la falta de empleos bien remunerados, de atención médica y educación, la delincuencia, inmigración, contaminación, y una multitud de otros factores que están a la vista.
Pero de todos estos aspectos del «sueño americano», el más resistente ha sido el mito del ejército estadounidense como «la mejor fuerza de combate de la historia». En este nuevo libro, Andrei Martianov no solo destierra por completo ese mito, sino que explica paso a paso cómo se creó la fábula y por qué ahora ha colapsado. Esto no es poca cosa, especialmente en un libro relativamente corto (225 páginas) que está muy bien escrito y es accesible para todos, no solo para especialistas militares.
Martyanov adopta un enfoque sistemático: primero, define el poder militar, luego explica de dónde proviene el mito de la superioridad militar de Estados Unidos, y cómo la reescritura de la historia de la Segunda Guerra Mundial (hecha por el mismo EE.UU.) dio lugar a un completo malentendido, especialmente en el niveles políticos superiores, de la naturaleza de la guerra moderna.
A continuación, analiza el papel que la ideología y la Guerra Fría desempeñaron para exacerbar aún más la despreocupación de los líderes estadounidenses por la realidad. Finalmente, demuestra cómo la combinación de una narcisismo delirante y la corrupción integral ha provocado que el ejército estadounidense es ahora capaz de desperdiciar sumas de dinero verdaderamente fenomenales en «defensa» mientras que al mismo tiempo resulta ser una fuerza incapaz de ganar una guerra contra cualquier cosa que no sea un enemigo débil e indefenso.
Eso no quiere decir en que el ejército de los EE.UU., no haya combatido en muchas guerras y no haya ganado. Sí ha ganado, pero en palabras de Martyanov: Seguramente, cuando los Estados Unidos peleaban contra un adversario de tercera categoría era posible hacer llover la muerte desde los cielos, y luego destruir las fuerzas enemigas, si es que alguna quedaba, con muy poca dificultad y bajas. Esto también funcionará en el futuro contra este tipo de adversarios, posiblemente similares en tamaño y fragilidad a las Fuerzas Iraquíes de alrededor del 2003. Pero la Doctrina Ledeen tiene un defecto importante: un adulto no puede seguir luchando constantemente contra niños y pretender que es bueno luchando contra adultos.
Hoy el principal problema para los estadounidenses es que ha y pocos de esos adversarios de tercera clase y aquellos a quienes está tratando de someter son casi igualmente fuertes que el propio Estados Unidos .
Martyanov enumera específicamente los factores que hacen que ese tipo de adversario sea tan diferente de los que derrotó Estados Unidos en el pasado:
Los adversarios modernos tienen capacidades de comando, control, comunicaciones, computadoras, inteligencia, vigilancia y reconocimiento iguales o mejores que las de los EE.UU. Los adversarios modernos tienen capacidades de guerra electrónica iguales o mejores que las de los EE.UU. Los adversarios modernos tienen sistemas de armas iguales o mejores que los de los Estados Unidos. Los adversarios modernos tienen defensas aéreas que limitan en gran medida la efectividad del poder aéreo de los EE.UU. Los adversarios modernos tienen misiles de crucero de largo alcance subsónicos, supersónicos e hipersónicos que representan una gran amenaza para la USN, las bases, las zonas de concentración e incluso para todo el territorio continental de los EE.UU.
En el libro, todos estos puntos se corroboran con numerosos y específicos ejemplos que no explico aquí en aras de la brevedad. Uno podría ser perdonado por no conocer ninguno de estos hechos si solo nos guiamos por las tonterías escritas por los medios corporativos estadounidenses o por los llamados «expertos» (otro tema interesante que analiza Martyanov con algún detalle). Aún así, no se puede vivir mucho tiempo en un mundo imaginario sin estrellarse con la realidad, ya sea con sistemas de armas perversamente caros e inútiles o una suma de vergonzosas derrotas militares.
La actual histeria que caricaturiza a Rusia como el Malvado Mordor culpable de todo lo malo (real o imaginario) se debe principalmente al hecho que la realidad del país eslavo ha desafiado las opiniones «expertas» pues Rusia no es, ni de lejos, «una gasolinera que se hace pasar por un país con su economía hecha trizas», todo lo contrario, es sobre todo una nación que ha logrado desarrollar fuerzas armadas que son mucho más capaces que las fuerzas estadounidenses y con una pequeña fracción del presupuesto militar de los EE.UU.
Me doy cuenta de que esta última afirmación es literalmente «impensable» para muchos estadounidenses y afirmo que el solo hecho que esto sea tan literalmente impensable ha favorecido en gran medida hacer esto posible: cuando estás tan seguro que por algún tipo de milagro de la historia, por la voluntad de Dios, por el «destino manifiesto» o por cualquier otra razón sobrenatural, eres por definición superior y generalmente «mejor» que todos los demás, te estás exponiendo al gran peligro de ser derrotado.
Esto es tan cierto para Israel como lo es para los Estados Unidos. También agregaría que en el curso de la historia de Occidente, «estrellarse con la realidad en el cómodo mundo de la ilusión narcisista» a menudo ha entrado en contradicción con la imagen de un soldado ruso derrotando a una supuesta raza superior (desde los cruzados hasta los nazis). De ahí el odio que las elites gobernantes occidentales siempre ha tenido por todo lo ruso.
En este libro, Martyanov explica por qué, a pesar de unos años 90 completamente catastróficos, los rusos lograron desarrollar una fuerza de combate moderna y altamente capaz en un tiempo récord.
Hay dos razones principales para esto: primero, a diferencia de sus contrapartes estadounidenses, las armas rusas están diseñadas para matar, no para ganar dinero y, en segundo lugar, los rusos comprenden la guerra porque entienden lo que realmente es la guerra.
Este último argumento podría parecer circular, pero no lo es: los rusos son muy conscientes de lo que realmente significa la guerra y, lo que es más importante, están realmente dispuestos a hacer sacrificios personales para evitar o, en su defecto, ganar guerras. En contraste, los estadounidenses no tienen ninguna experiencia de guerra real (es decir, guerra en defensa de su propia tierra, familia y camaradas). Para los estadounidenses, la guerra es matar a otro tipo en su propio país, preferiblemente desde lejos o desde arriba, mientras se gana un montón de dinero en el proceso. Para los rusos, la guerra se trata simplemente de sobrevivir a cualquier costo. La diferencia no puede ser mayor.
La divergencia en la producción de «sistemas de armas» también es simple: dado que las guerras en las que ha participado los EE.UU., nunca ha puesto realmente en riesgo a su pueblo, el desarrollo de armas con bajo rendimiento nunca ha sido catastrófico. Los beneficios obtenidos, sin embargo, han sido inmensos. Esto explica la producción de armas caras e inútiles como el F-35, el Combat Ship y, por supuesto, los fantásticamente caros y no menos fantásticamente vulnerables portaaviones norteamericanos.
Los planificadores de las fuerzas rusas ha tenido prioridades muy diferentes: no solo se dan cuenta que si no producen armas de un rendimiento excelente pueden provocar que su país quede devastado y ocupado (y ellos mismos esclavizados o asesinados), también se dieron cuenta que nunca podrían igualar al Pentágono en términos de gasto militar.
Entonces, lo que hicieron fue diseñar armas comparativamente mucho más baratas capaces de destruir o inutilizar la producción del multimillonario complejo militar-industrial estadounidense. De esta manera los misiles rusos han dejado obsoleto todo el programa de la Marina estadounidense y los misiles ABM. También han quedado obsoletos sus aviones supuestamente «invisibles» y los submarinos diésel rusos amenazan seriamente al territorio de Estados Unidos. Todo esto con una pequeña fracción de lo que el contribuyente estadounidense gasta en «defensa».
El libro de Martyanov irritará profundamente (incluso escarnecerá) a aquellos para quienes la cultura narcisista estadounidense de superioridad axiomática se ha convertido en una parte integral de su identidad. Pero para todos los demás, este libro es absolutamente imprescindible porque el futuro de todo nuestro planeta está en juego: la cuestión no es si el Imperio de EE.UU., se este derrumbando, sino cuáles serán las consecuencias de este colapso para nuestro planeta.
En este momento, el ejército de los EE.UU., se ha convertido en una «fuerza imprecisa» que simplemente no puede cumplir su misión, especialmente desde que esa misión es, como la definieron los políticos estadounidenses, el control de todo el planeta.
Existe una gran discrepancia entre las capacidades percibidas y reales del ejército de los EE.UU., y la única forma de cerrar esta brecha es, por supuesto, las armas nucleares. Esta es la razón por la cual el último capítulo del libro se titula «La amenaza de un gran error militar estadounidense». En este capítulo, Martyanov nombra al verdadero enemigo tanto del pueblo ruso como del estadounidense: las élites políticas estadounidenses (especialmente los neoconservadores que están destruyendo a Estados Unidos como país) y están poniendo a toda la humanidad en riesgo de aniquilación nuclear.
Este resumen no hace justicia al libro seminal de Martyano, pues debo a gregar que considero que este libro es una «lectura obligatoria» y absolutamente indispensable para las persona s que en los Estados Unidos aman a su país y para toda persona que piense que debe evitarse a toda costa las guerras, especialmente las nucleares. Al igual que muchos otros (pienso en Paul Craig Roberts), Martyanov advierte que «el día del juicio final puede estar sobre nosotros» y que los riesgos de una guerra son muy reales, incluso si para una mayoría este evento es impensable.
Aquellos estadounidenses que se consideran patriotas deberían leer este libro con especial atención, no solo porque identifica correctamente la principal amenaza para Estados Unidos, sino también porque explica en detalle las circunstancias que han dado lugar a la crisis actual.
Agitar banderas (en su mayoría fabricadas en China) de EE.UU., ya no es una opción, tampoco es mirar hacia otro lado pretendiendo que nada de esto es real. También el libro de Martynov será especialmente interesante para aquellos que en las fuerzas armadas de los EE.UU., están observando desde adentro, el tremendo declive del poder militar estadounidense. ¿Quién mejor que un ex oficial soviético podría no solo explicar, sino también comprender los mecanismos que han hecho posible tal declive?
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Se puede obtener ambas versiones del libro (en papel y electrónico) aquí: http://claritypress.com/Martyanov.html
Fuente: https://kritica.info/estados-unidos-ha-perdido-la-supremacia-militar/