Estados Unidos acaba de retirarse del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. El airado portazo del gobierno de Bush refleja la debilidad, la decadencia y la profunda crisis en la que está sumido el país más poderoso del planeta. Lejos de mostrar la fortaleza, que sólo tiene en el plano armamentista como potencia imperial, […]
Estados Unidos acaba de retirarse del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. El airado portazo del gobierno de Bush refleja la debilidad, la decadencia y la profunda crisis en la que está sumido el país más poderoso del planeta.
Lejos de mostrar la fortaleza, que sólo tiene en el plano armamentista como potencia imperial, la retirada de EE.UU. del CDH deja a las claras el enorme desprestigio de la administración Bush, a tenor de los propios estadounidenses, la peor de su historia.
El cineasta Michael Moore comenta desde su web que acaban de cumplirse 1347 días de guerra y ocupación militar en Iraq. «Hemos estado más tiempo en Iraq del que nos llevó toda la Segunda Guerra Mundial. […] Después de tres años y medio ni siquiera podemos tomar una simple carretera. […] Es una guerra perdida porque nunca tuvo el derecho a la victoria; perdida porque fue iniciada por hombres que nunca han estado en una guerra, por hombres que se esconden detrás de otros enviados para luchar y morir (1).
El descrédito del gobierno de Bush desde su ilegal y falsa guerra contra el terrorismo está llenando de vergüenza al propio pueblo estadounidense. Los informes, cada día más abundantes de organismos internacionales, denuncian métodos aberrantes de tortura, vuelos secretos de la CIA, multiplicación de campos de concentración como los de Abu Ghraib y Guantánamo, se suman a su histórica complicidad con el Estado sionista de Israel contra el pueblo palestino. En el informe de Amnistía Internacional del 2008, las violaciones de EEUU a los derechos humanos ocupan varias páginas (2).
El mismo país que se arroga la facultad de certificar la conducta del mundo en esta materia, es el que hoy pretende desprestigiar la labor que viene desarrollando la CDH. Con esto demuestra, una vez más, sus incontables torpezas diplomáticas y realiza una nueva ofensa a las Naciones Unidas.
¿Por qué se ha retirado?
En realidad, muchos observadores lo preveían desde la misma hora en que le fue asignado un puesto como observador ante el Consejo, en esta ocasión, no tenía posibilidades de manipular en favor de sus intereses como lo hizo en la extinta Comisión de Derechos Humanos. La misma desdichada Comisión en que terroristas de origen cubano como Armando Valladares o Luis Zúñiga Rey, ocupaban los máximos puestos, para escarnio de la Patria de Lincoln.
EE.UU. carece de capacidad moral para enfrentar las críticas sistemáticas del actual Consejo y sus Relatorías sobre la violación de los derechos humanos. No tiene argumentos para responder ante las resoluciones del Comité de Derechos Humanos de la ONU y del Grupo de Detenciones Arbitrarias sobre el tratamiento cruel e inhumano dado a los prisioneros de la Base Naval de Guantánamo, aún no ha respondido al dictamen del grupo sobre el carácter arbitrario e ilegal de las detenciones de los Cinco cubanos (3). Tampoco ha dado respuesta a los informes críticos de otras relatorías, como el de Martin Scheinin, Relator contra Terrorismo.
El grado de disgusto de EE.UU. con el Consejo aumentó ante la victoria aplastante de Cuba durante el sexto período de sesiones (4). Esto provocó la inmediata reacción de la congresista cubano-americana Ileana Ros Lehtinen, quien impulsó una resolución ante la Cámara de Representantes para suspender indefinidamente los fondos que EE.UU. está obligado a dar al Consejo.
Al retirarse y solicitar la anulación de sus compromisos económicos, no hacen más que fortalecer la credibilidad del Consejo de Derechos Humanos ante la comunidad internacional, que lejos de lamentarse, ha decidido con la Sra. Louise Arbour al frente, defender su honorabilidad, su independencia y su prestigio.
Mientras preparaba la información para este artículo venía a mi memoria la denuncia realizada por el canciller cubano Felipe Pérez Roque hace a penas un mes, sobre la confabulación de diplomáticos norteamericanos para rebajarle la condena a terroristas como Santiago Álvarez y la entrega de sumas de dinero, utilizando a los propios diplomáticos como vulgares mulas, a personas a sueldo del gobierno de EE.UU. como la Sra. Martha Beatriz Roque (5).
Resulta paradójico que el país que pretende imponer su falsa guerra contra el terrorismo y se dice máximo defensor de los derechos humanos mantenga encarcelados desde hace diez años a Cinco cubanos que intentaron advertir a su pueblo sobre los planes terroristas que se fraguan en Miami, abandone un organismo como el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, le quite sus fondos y, éstos, mucho más abultados, terminen en manos de terroristas y mercenarios.
Gore Vidal nos decía en relación con el doble rasero de la administración Bush y su profunda decadencia: «El caso de los Cinco es una prueba más de que tenemos una crisis de derecho, una crisis política y una crisis constitucional» (6).
Notas
(1) Carta de Michael Moore – 10 -06-200.
(2) Informe Amnesty International 2008 – 28-05-200.
(3) Opinión del Grupo de Detenciones Arbitrarias de la ONU – 27-05-200.
(4) Victoria de Cuba sobre la necesidad de poner fin al ilegal bloqueo estadounidense sobre la isla.
(5) Cuba emplaza a Bush y su Gobierno. Conferencia de Prensa de Felipe Pérez Roque, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba. 22-05-200.
(6) Gore Vidal, escritor y dramaturgo estadounidense.