Señor Presidente de la Asamblea General; Señor secretario general Ban Ki-moon; Señores representantes Hermanos de los distintos países del mundo: Nuestro pueblo, desde la República Bolivariana de Venezuela, ha seguido el debate de esta Asamblea General en la última semana; un pueblo, en medio de una revolución, que ha logrado construir nuevos espacios para la […]
Señor Presidente de la Asamblea General;
Señor secretario general Ban Ki-moon;
Señores representantes
Hermanos de los distintos países del mundo:
Nuestro pueblo, desde la República Bolivariana de Venezuela, ha seguido el debate de esta Asamblea General en la última semana; un pueblo, en medio de una revolución, que ha logrado construir nuevos espacios para la cultura política; un pueblo informado, educado, que ha seguido de manera atenta las posiciones que desde esta Asamblea General se han esgrimido.
Pudiéramos decir que el debate ha manifestado la situación actual del mundo, un mundo que pugna por construirse en paz, un mundo que busca nuevos derroteros.
Hace un año el presidente Hugo Chávez Frías se manifestó desde esta tribuna para alertar al mundo, para ratificar la alerta de muchos en el mundo, sobre la locura guerrerista que se ha impuesto, paralela al deseo de paz de las mayorías en el mundo. Hoy pudiéramos hacer un balance de esa locura guerrerrista.
Hace cuatro años, a través de una mentira, se vendió el acoso y la invasión a un pueblo hermano, al pueblo de Iraq; se construyó en base a una campaña mundial una justificación para dar paso a la ocupación militar del pueblo árabe de Iraq, de la nación iraquí.
Hoy pudiéramos sacar como balance, cinco años después, lo que ha sido el resultado de una política llena de odio y de maldad.
Desde el año 2002 hasta el año 2006, del presupuesto de Estados Unidos de Norteamérica se han invertido 610 000 millones de dólares para mantener la guerra en el Oriente Medio; 610 000 millones de dólares para llevar la muerte y la destrucción; 610 000 millones de dólares que se les han quitado a los contribuyentes norteamericanos para invertirlos en balas, bombas, para invertirlos en muerte.
Esos 610 000 millones invertidos en la guerra, hubieran sido invertidos en el transcurso de los cuatro años que ha durado la ocupación de Iraq, pudieran significar progreso social, igualdad y justicia para el pueblo de Iraq. Pero los resultados son muy evidentes, los resultados están a la vista.
Dicen las investigaciones de las universidades del mundo que más de 600 000 iraquíes han sido muertos producto de esta invasión y de esta ocupación militar; más de 3 600 jóvenes norteamericanos han sido llevados a la muerte; más de 25 000 jóvenes norteamericanos hoy han regresado a su país lisiados, ciegos, sordos, incapacitados para la vida.
Esos 610 000 millones de dólares invertidos en la muerte lo que han hecho es reproducir la violencia. Y el balance que pudiéramos hacer hoy, es que esa inversión no ha dejado como resultado un mundo más seguro, un mundo más equilibrado; no nos da hoy como resultado un mundo de paz.
Hoy las naciones del mundo tenemos que reconocer que tenemos un mundo más inseguro, con mayores peligros en el terrorismo; que tenemos un Medio Oriente desequilibrado, lleno de violencias, lleno de divisiones.
Si esos 610 000 millones de dólares que han sido invertidos en la guerra y en la muerte en Iraq se hubieran invertido para la vida, hoy pudiéramos estar sacando otras cuentas. Con 610 000 millones de dólares se pueden construir 3 millones de ambulatorios para llevarle salud al mundo, como hoy lo hacen el pueblo de Cuba y el pueblo de Venezuela, a través de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de nuestra América, a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe.
Con 610 000 millones de dólares invertidos para la guerra, se pudieron haber construido más de 12 millones de viviendas decentes, para hombres y mujeres necesitados de las tres latitudes más necesitadas del mundo, del Africa, de Asia, de América Latina y el Caribe.
Con esos 610 000 millones de dólares invertidos en balas y bombas para matar, se hubieran podido construir más de 300.000 escuelas que estarían albergando, por lo menos, a 350 millones de jóvenes y de niños estudiantes a lo largo y ancho del planeta.
Pero no, la locura y la ambición por los recursos naturales del mundo, llevó a la elite de Estados Unidos a emprender una guerra insensata e irracional y a llevar la violencia y la muerte al mundo.
Hoy, si sacáramos el balance concreto, el resultado directo de lo que ha sido esta guerra insensata e irracional, tendríamos que decir que esta guerra ha llevado muerte, destrucción, desestabilización y ha creado más focos de terrorismo que los que ha podido sanar.
Por eso esta guerra insensata es el peor ejemplo de cómo ha funcionado el sistema de seguridad para la protección del equilibrio y la paz en el mundo.
Hoy la República Bolivariana de Venezuela llama a la reflexión a nuestros hermanos del mundo. Es necesario ajustar los mecanismos para encontrar el equilibrio, la paz y para detener la locura de la guerra.
Hemos visto cómo en los últimos días se ha incrementado la campaña pública mediática internacional de satanización del pueblo y el gobierno de Irán. Hemos visto cómo, de manera peligrosa, se suceden declaraciones amenazantes contra la paz del pueblo de Irán.
¿Se ha preguntado el mundo, se han preguntado los gobiernos representados en esta Asamblea General qué sucedería si esa locura desenfrenada de las elites que gobiernan a Estados Unidos diera el paso enloquecedor de atacar al pueblo pacífico de Irán? ¿Adónde nos llevaría una situación de esas características?
Estamos a tiempo de parar esa campaña de satanización; estamos a tiempo de construir los muros de contención, los alertas, los llamados y las alianzas para detener la locura guerrerista de las elites que gobiernan a Estados Unidos de Norteamérica.
Hoy la guerra contra el terrorismo y la lucha contra el terrorismo han ocupado grandes espacios en la agenda pública internacional.
Nosotros, desde esta tribuna, queremos ratificarle al gobierno de Estados Unidos de Norteamérica la petición legal para que el terrorista Luis Posada Carriles sea extraditado, de acuerdo con las leyes internacionales y sea juzgado por los crímenes cometidos en América Latina y el Caribe contra nuestros pueblos.
¿Sabe esta Asamblea General que uno de los más peligrosos terroristas, Luis Posada Carriles, jefe de una banda terrorista, convicto y confeso de crímenes en la Operación Cóndor en Suramérica, responsable de la desaparición de centenares de hombres y mujeres; convicto y confeso de la voladura del avión de Cubana de Aviación en 1976 en Barbados; convicto y confeso de la colocación de bombas en lugares turísticos de Cuba en la década del 90, se encuentra libre y protegido por el Gobierno de Estados Unidos de Norteamérica en la Florida? ¿Sabe esta Asamblea General que este terrorista ha prestado servicios para la Central de Inteligencia de los Estados Unidos de Norteamérica durante 40 años?
Hemos solicitado al Comité Antiterrorista del Consejo de Seguridad que se hagan todas las diligencias, y pedimos el apoyo y el acompañamiento de los gobiernos hermanos y amigos del mundo para que este terrorista sea extraditado y continúe su juicio por la voladura del avión de Cubana de Aviación en Venezuela.
Esta doble conducta demuestra la hipocresía de lo que es una política que alienta la guerra supuestamente para combatir el terrorismo, pero que en su propia tierra protege, en su propio espacio protege a uno de los más peligrosos terroristas que haya conocido el hemisferio occidental.
Igualmente queremos hacernos solidarios desde esta tribuna con el llamado creciente de gobiernos y pueblos del mundo para que se les haga un juicio justo y se les entregue la libertad inmediata a los cinco cubanos presos en las cárceles del imperio por combatir el terrorismo en el propio territorio de Estados Unidos de Norteamérica.
Estas exigencias que hoy hacemos ante esta Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, forman parte de las banderas de lucha que levanta hoy la República Bolivariana de Venezuela.
Señor Presidente;
Señor Secretario General:
Desde esta tribuna hoy queremos saludar la victoria del presidente Rafael Correa, de las fuerzas progresistas y del pueblo del Ecuador en el reciente proceso electoral para designar la Asamblea Nacional Constituyente que va a encabezar los procesos pacíficos de cambio dentro del Ecuador.
Esta victoria del Ecuador forma parte de un conjunto de procesos de cambios que pacífica y democráticamente se han abierto paso en América del Sur, en América Latina y en el Caribe; procesos de cambio que han tratado de ser detenidos a través de las campañas de las oligarquías internas, a través de la conspiración internacional, a través de las campañas mediáticas. Ahí está clara la voz del pueblo de Ecuador, que se une a la voz del pueblo boliviano y a la voz del pueblo venezolano, a la voz del pueblo uruguayo.
América del Sur, América Latina y el Caribe pedimos, exigimos que se respete el derecho al cambio pacífico y democrático de nuestras sociedades; que se respete el derecho a construir, a través de revoluciones democráticas, nuevos procesos, nuevas estructuras económicas y sociales que permitan superar la pobreza y que permitan construir democracias verdaderamente estabilizadas por la igualdad y superadoras de la pobreza.
Conoce el mundo cómo se conspira y se ha conspirado permanentemente contra la democracia venezolana, contra el presidente Hugo Chávez; conoce el mundo cómo nuestro pueblo enfrentó victoriosamente, en el año 2002, un intento de golpe de Estado que pretendió destruir la democracia y asesinar al presidente Hugo Chávez. Hoy el pueblo de Venezuela se encuentra en pleno proceso de reforma de la Constitución; el próximo diciembre el pueblo de Venezuela, luego de un debate de las condiciones y las propuestas sobre la reforma constitucional, irá a las urnas electorales a decidir, de manera soberana, cuál debe ser el destino de nuestro país y cuáles van a ser las reformas para ampliar las bases de la democracia política, social y económica que nuestro pueblo está decidiendo.
Nosotros hoy le ratificamos al mundo el deseo de que se respete la soberanía de Venezuela, de que se respete la independencia de Venezuela y de que cesen las campañas mediáticas, dirigidas desde el imperio, para tratar de desfigurar, de transfigurar las reales condiciones de construcción democrática de nuestro pueblo y de nuestra revolución popular.
Hoy nosotros ratificamos la necesidad de una reforma profunda e integral a la Organización de Naciones Unidas.
Señor Presidente;
Señor Secretario General:
Otro mundo pluripolar, de equilibrio, sin hegemonismos imperiales, es necesario, es urgente y es posible.
Nosotros nos incorporamos al debate sobre la reforma de la Organización de Naciones Unidas. Creemos que esta organización tiene que refundarse; creemos que esta organización tiene que construirse para ponerse al servicio, como fiel instrumento, de un mundo pluripolar, de un mundo de equilibrio, de un mundo de paz, de un mundo sin hegemonismos.
Diecisiete años de mundo unipolar nos han demostrado la necesidad de una transformación profunda de los organismos multilaterales para que se pongan al servicio de la paz, de la igualdad, de la justicia y de las grandes causas de la humanidad.
Hoy nosotros ratificamos nuestra convicción de la necesidad de que esta Organización de Naciones Unidas se refunde profundamente y avance hacia la democratización del Consejo de Seguridad, hacia su ampliación, tanto de miembros permanentes como de miembros no permanentes; hacia el cumplimiento de nuevas funciones de esta Asamblea General; hacia el fortalecimiento del papel político de la Secretaría General. En fin, que podamos avanzar hacia nuevos mecanismos de diálogo, de convivencia y de construcción de un mundo pluripolar, donde todos valgamos por igual, donde nuestros pueblos se puedan ver por igual, en el marco de una cooperación mundial, para construir las bases de la paz, las bases de la justicia; para superar la locura de la guerra y para poder encadenar el deseo de las elites del mundo de apoderarse de los recursos naturales y de las riquezas de nuestros pueblos.
La República Bolivariana de Venezuela, señor Presidente, señor Secretario General, ratifica su voluntad para avanzar, junto a los pueblos del mundo, en una reforma profunda que convierta a la Organización de Naciones Unidas en una nueva organización, en un verdadero instrumento para la paz, para la vida y para el desarrollo.
Muchas gracias.