Ramón Fernández Durán, miembro de Ecologistas en Acción, es autor de libros como ‘El crepúsculo de la era trágica del petróleo’; ‘Un planeta de metrópolis (en crisis)’; ‘Tercera piel, sociedad de la imagen y conquista del alma’. PREGUNTA: En tus libros abordas las actuales crisis. ¿Existe alguna diferencia con las anteriores? RESPUESTA: En ninguna de […]
Ramón Fernández Durán, miembro de Ecologistas en Acción, es autor de libros como ‘El crepúsculo de la era trágica del petróleo’; ‘Un planeta de metrópolis (en crisis)’; ‘Tercera piel, sociedad de la imagen y conquista del alma’.
PREGUNTA: En tus libros abordas las actuales crisis. ¿Existe alguna diferencia con las anteriores?
RESPUESTA: En ninguna de las anteriores había una crisis de recursos materiales y de energía, y tampoco una crisis ecológica que pudiera frenar una salida y un nuevo ciclo de expansión. Además, el dominio de Occidente está siendo cuestionado, hay un desplazamiento del poder mundial hacia el Este (China, India…), la primera vez en 500 años, por lo que también entra una crisis de hegemonía muy compleja. A todo esto hay que sumar una crisis institucional, la crisis del Estado. El presidente del Banco Central Europeo, J.C. Trichet, advirtió en el Parlamento Europeo: «No habrá una segunda vez». El endeudamiento de los principales Estados del mundo, con los planes de rescate, es de tal calibre que la deuda pública ha alcanzado cotas muy elevadas y va a estallar. En un momento, además, en el que existe una elevada deslegitimación política de las estructuras democráticas. Para salir del marasmo se está planteando la resolución de conflictos por métodos violentos. Con el fin de sustentar las estructuras de poder vertical se expande una guerra civil molecular, entre los de abajo, y del miedo al otro, así como la «guerra contra el terror». Todo para que la gente se vuelva a agrupar en torno a unas estructuras de poder muy deslegitimadas.
P.: ¿Por qué haces especial énfasis en la crisis energética global?
R.: Porque ha sido posible operar a escala global gracias a un flujo en ascenso de energía, primero el carbón, luego el petróleo y el carbón, después el gas natural y las nucleares y ahora se añaden las energías renovables. Las salidas a otras crisis han sido posibles por el incremento del flujo energético, pero por primera vez en la historia de la humanidad va a empezar el declive inexorable de este flujo. De forma que la repercusión va a ser tremenda, además en este sistema basado en el crecimiento y la acumulación constante.
P.: Queda una pieza clave: el papel de las resistencias al capitalismo.
R.: Ante el desprestigio de las instituciones globales como la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, conseguido por el movimiento por la justicia global, el poder reaccionó, aprovechando el 11-S, con una fuerte criminalización y el fomento de la división y la desarticulación. Pero también con el desarrollo de nuevas formas como la Responsabilidad Social Corporativa, la extensión del consumo vía crédito, los Objetivos del Milenio, etc. Todo ello implica una crisis de ese ciclo de movilizaciones. De hecho, no se ha visto capacidad de movilización ante la crisis global, pues ésta ha sido reducidísima. También decae porque hay un repliegue a lo local, pero a su vez se impulsan procesos moleculares muy interesantes, que muchas veces son subterráneos y no sobresalen mediáticamente y que son también necesarios. Por otro lado, el movimiento está introduciendo nuevos debates: energía, cambio climático, decrecimiento… y a esto se suma una fuerte deslegitimación del poder, de la riqueza y del Estado. El debate social sobre lo que ganan los banqueros hubiera sido imposible hace tres años.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/El-poder-la-riqueza-han-perdido.html