Ponencia presentada en el IV Encuentro Internacional de Cooperación asturiana para el Desarrollo. Gijón, España, 8 al 11 de noviembre de 2006
Para abordar el tema de la migración es necesario definir previamente en qué consiste, o qué define, el término en cuestión. Nuestro diccionario define a «migración» como «desplazamiento o movimiento de población de un país a otro por causas económicas, sociales o políticas». Se aceptan como sinónimos las siguientes palabras: emigración, a la que define como «Conjunto de habitantes de un país que trasladan su domicilio a otro por tiempo ilimitado o, en ocasiones, temporalmente», y la considera como que uno abandona su país voluntariamente para establecerse en otra nación, a diferencia de desterrar, que tiene lugar cuando los poderes públicos echan a una persona de su tierra o expatriar, cuando se abandona la patria por necesidad o motivos graves. Inmigrar, que se refiere al natural de un país que llega a otro para establecerse en él, especialmente con idea de formar nuevas colonias o domiciliarse en las que ya se formaron. Y éxodo, que significa «Emigración de un pueblo o de una muchedumbre de personas»
En mi opinión, ninguna de estas definiciones contempla lo que representa el fenómeno de desplazamiento de tantas personas. Tantas, que si las reuniéramos, constituirían el quinto país poblado del mundo de los 226 países y estados registrados, a continuación de Indonesia y antes que Brasil, al superar ya, los desplazados, los 200 millones de personas. Se hace, pues, necesario profundizar aún más sobre lo que contiene el concepto migración, y buscar un elemento común independientemente de la razón por la que tuvieron que cambiar de país, y para ello considero necesario desarrollar el siguiente razonamiento:
Casi la totalidad de los países que registran gran cantidad de migrantes están atravesando su historia dentro del modo de producción capitalista. No interesa, en el desarrollo de esta intervención, determinar si se trata de un capitalismo subdesarrollado y dependiente o de un capitalismo desarrollado y dominante, aunque la mayoría de los desplazados provienes del primero de los grupos.
Afirmar que están esos países están atravesando la etapa histórica del modo de producción capitalista nos permite utilizar, para avanzar en el análisis, la ecuación más simple del capitalismo en la que se concentra todo lo que este sistema es y significa. Se trata de D > M > D`, ecuación desarrollada por Carlos Marx, donde D es el dinero anticipado por el capitalista, dinero que se constituye en Capital Monetario, que va a ser utilizado para desarrollar una actividad productiva (o de servicio), actividad en donde se crea una nueva mercancía (M) con el único y exclusivo objetivo de obtener, mediante su venta, la recuperación de la D inicial, es decir, la recuperación del Capital Monetario invertido, más una ganancia o plusvalía (D´).
Con esa D inicial, es decir, con ese Capital Monetario se compran las tres cosas que son necesarias para producir una nueva mercancía. Mercancía, es necesario aclararlo, que debe poseer un Valor de Uso, es decir, mercancía que sea capaz de satisfacer una necesidad social, condición imprescindible que debe cumplirse para poder ser vendida, para que pueda poseer, simultáneamente, un Valor de Cambio que va a expresarse en el mercado en un Precio que muchos están dispuesto a pagar con Dinero para obtenerla. El capitalista recoge ese dinero y repite el circuito. Y lo repite, lo reproduce, en general, incrementando con parte de la ganancia o plusvalía la D inicial, es decir, convirtiendo la plusvalía en capital.
Las tres cosas que el capitalista adquiere son: a) herramientas, maquinarias e instalaciones donde se van a producir las nuevas mercancías (como Capital Fijo): b) la materia prima y materiales que las nuevas mercancías van a incorporar, a materializar en su contenido físico y c) la fuerza de trabajo comprada al trabajador, que también se materializa en la nueva mercancía. (éstas dos últimas como Capital Circulante).
Los presentes en este lugar podemos observar todas las cosas que nos rodean y las que poseemos, podemos imaginar también todas las cosas que no están aquí pero que existen; podemos recordar las cosas que ya no existen e imaginar las que existirán. Todas esas cosas, absolutamente todas, están compuestas por sólo dos elementos, elementos tanto presentes en una lapicera como en un tren, en un libro como en un avión, o en un zapato como en una nevera. Esos dos elementos comunes son: materiales extraídos de la naturaleza y fuerza de trabajo aplicada sobre ellos, física e intelectual, directa e indirecta, simple y compleja, para transformarlas, en distintos procesos, en esas cosas que todos vemos, poseemos, recordamos e imaginamos. Los materiales de la naturaleza están en ella varios miles de millones de años antes de que la vida humana surgiera en el planeta, lo que significa simplemente eso, allí estaba, a la espera de que seres superiores aplicaran sobre ella su fuerza de trabajo para transformarla en algo socialmente útil para esos mismos seres superiores. Esta claro que esos materiales no pueden poseer valor, esta claro que están allí para que los seres superiores del reino animal se apropien de ellos. Y queda más claro, entonces, que lo único que puede otorgarle valor a esas cosas que con esos materiales de la naturaleza se construyen, es la fuerza de trabajo aplicada sobre los mismos en cada etapa de la producción. La cantidad de fuerza de trabajo utilizada es lo que le da el valor a las cosas. Por eso un avión cuesta más que un lápiz.
Ustedes se preguntarán: ¿Qué tiene que ver esto con el desplazamiento de personas? Mucho. Pues el ser humano (y los migrantes son seres humanos) es propietario y portador de la mercancía más valiosa. Llevan como propiedad privada esa mercancía, que es la única mercancía capaz de generar nuevos valores, es decir, capaz de generar riquezas. Son los propietarios de la mercancía fuerza de trabajo, una de esas tres cosas que compra el capitalista.
Entonces, cuando estamos hablando de migración estamos hablando también de exportación de esa mercancía, estamos refiriéndonos a una exportación que no es registrada en las estadísticas como tal y que genera una deuda nunca cobradas por el país exportador. Y eso que se trata de la exportación de la más valiosa de las mercancías, de la única, repito, que es capaz de generar nuevos valores, nuevas riquezas.
Adicionalmente debemos agregar que el que porta esa mercancía es el que la vende, y por su venta percibe un precio que suele denominarse, generalmente, salario. Y ese salario es, aproximadamente, un 25 % del nuevo valor que genera, lo que significa que alguien se queda con el vuelto, es decir, con el 75% restante, legalmente las más de las veces, ilegítimamente, siempre.
En todos los países capitalistas pasa esto, pero en la migración ese 75% queda en el país donde se radicó el migrante, por ende, incrementa la riqueza del capitalista de ese país y no del suyo. Este razonamiento es simple, pero a la vez muy real. Se trata de un razonamiento científico que permite demostrar, por ejemplo, que no es correcto el papel que suelen otorgarles a las «remesas familiares de los migrantes» muchos organismos financieros y economistas, que adjudican las remesas como un factor de desarrollo y reducción de pobreza para los países receptores de las mismas.
El siguiente cálculo ayudará a visualizar mejor lo expresado en los párrafos anteriores:
Para el año 2005 los latinoamericanos residentes en los Estados Unidos llegaban a 20 millones de personas, de las cuales dos tercios, es decir, 13 millones constituían la población económicamente activa. Las remesas que esas personas enviaron a sus familiares superaban los 40 mil millones de dólares (aproximadamente unos 3 mil dólares anuales por cada trabajador activo. Un reciente dato de la CEPAL determinó para el 2000 que fue de casi 2 mil dólares anuales).
Con relación a los ingresos mencionaré, que el salario nominal del migrante es siempre mayor al que ese migrante puede obtener si contase con empleo en su país de origen; que el salario real también lo es, aunque en menor proporción, pero el salario relativo, es decir, la porción que le corresponde de la riqueza creada es, en el país radicado, menor a la que obtendría si tuviese trabajo en su país de origen. En otras palabras, es más explotado en los EEUU que en su país de origen.
Los salarios promedios de los trabajadores migrantes en los EEUU son de aproximadamente 13 mil dólares anuales, poco más de la mitad del de un trabajador nativo, que es de 24 mil dólares anuales, para el mismo tipo de trabajo. Sólo con estos datos podemos ya afirmar que el trabajador latino le genera al contratista una cuota de plusvalía mayor que la que obtiene si contratara a un nativo.
Si consideramos, por ejemplo, que el salario representa una cuarta parte del nuevo valor que el trabajador latino genera, equivale a expresar que el trabajador promedio produce anualmente nuevos valores por 52 mil dólares percibiendo por ello sólo 13 mil. Y los 13 millones de trabajadores producen nueva riqueza por 676 mil millones de dólares, percibiendo una parte de 169 mil millones como salario. de los cuales «remesan» a sus familias 40 mil millones. Si ustedes recurren a uno de los trabajos más completos efectuados sobre Migración Internacional, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), publicado en agosto de este año e impreso en Naciones Unidas, observará que los datos mencionados son coincidentes con los de dicho estudio
Los latinoamericanos que «viven» y trabajan en los EEUU le agregan a ese país riquezas anuales por 507 mil millones de dólares, pues las generan por 676 mil millones y perciben por ello sólo 169 mil millones; Y de esos 169 mil millones gastan (consumen) en ese país 129 mil millones, el 76% del salario y remesan a sus familias 40 mil millones. Apenas el 6% de la riqueza que esa fuerza de trabajo generó. Interesadamente, lo único que destacan los organismos financieros y los economistas que giran alrededor de ellos es «lo importante que significa el envío de remesas al país de origen», es decir, lo «importantísimo» que es ese 6% despreciando analizar el otro 94%. Complementando esa farsa, los organismos financieros internacionales y sus profesionales funcionales se esfuerzan por demostrar que esas remesas son «una forma de compensación» con relación a los servicios de la deuda externa que esos países receptores realizan. Un saqueo masivo es ocultado y una porción menor de ese saqueo, ese 6% es considerado como un beneficio. El mundo del revés es el mundo donde la vulgaridad y la ambición personal reemplazan al análisis científico y a la solidaridad social.
Algunas acotaciones:
* Sólo el 47% de los migrantes latinos envía dinero a su país de origen, lo que significa que los que envían destinan la mitad de su magro salario y, por ende, significa que sus condiciones de vida en los EEUU son deplorables.
* Se estiman en casi 9 millones de personas los indocumentados que residen en los Estados Unidos, seis millones son mexicanos. Estas personas están sometidas a todo tipo de arbitrariedades, de tal naturaleza que, en la mayoría de los casos, su «rescate» de tal situación significa, en realidad, su «detención» o «captura»
* Casi el 50% (49.7) de los latinoamericanos poseen secundaria completa y más. Y el 12% educación superior y más. Se dan casos como este: el 30% de los argentinos residentes en los Estados Unidos son profesionales universitarios, mientras que los profesionales nativos en los EEUU representan el 28% de su población. Basándonos en el razonamiento inicial referido a la exportación de fuerza de trabajo, podemos afirmar que se exporta fuerza de trabajo calificada y altamente calificada. ¿Y cómo se convierte una fuerza de trabajo simple en una más compleja? También con fuerza de trabajo, del docente, del investigador y del propio portador a través de su experiencia lograda con la utilización repetitiva de su fuerza de trabajo.
Es decir, hay muchos valores incorporados en la formación de lo que Marx denominaba trabajo complejo, valores que son soportados por una sociedad subdesarrollada para ser usufructuado por una desarrollada. Presupuestos de educación y salud de países pobres para formar científicos para países ricos, científicos a los que les pagan más que en su país de origen pero menos que a los nativos del país al que se trasladó. Supongamos que formar un estudiante con secundario completo cuesta 24 mil dólares. El 50% de los desplazados hacia los EEUU poseen esa formación. Son 10 millones de personas. Son 240.000.millones de dólares que no tuvo que desembolsar el «gran país del norte». Y ello equivale a la totalidad de las remesas enviadas desde 1960 a la fecha.
* Esas remesas de 40 mil millones no viajan solas. Las transferencias promedios son de 300 dólares por envío. Equivalen a 133 millones de transferencias o envíos anuales. ¿De quién es el negocio? De las empresas remesadoras el 76% y de los bancos el 10%. Correo y amigos constituyen el resto. Es un negocio a dos puntas y en ambas se encuentren los mismos actores. Por el envío cobran comisión y por la recepción producen aperturas de cuentas y tarjetas de créditos sobre las que cobran comisión.
* Las comisiones, en especial por su componente fijo, suelen representar de un 6 hasta un 15% de lo que se remesa. Por lo tanto, aproximadamente un 10% de lo remesado, unos 4 mil millones quedan para esas empresas de envío de dinero. Y por aperturas de cuentas más servicios tales como tarjetas de créditos, chequeras, uso parcial de los fondos y varios, unos mil millones para los bancos multinacionales. Y muchos Estados receptores utilizan esas divisas para ¡pagar los servicios de intereses de la deuda externa!
* Tampoco el inmigrante ilegal viaja solo. Debe contratar a «coyotes» que lo guíen por rutas «seguras» y ello posee un costo de 3.000 dólares por traslado y por persona, costo que seguramente aumentará considerablemente cuando se comience a construir el muro de libre comercio que prometió el presidente de los EEUU, lo que demuestra que ni en ese rubro funciona la ley de la oferta y demanda ya que se fijan precios que se toman o se dejan. Más de 25 mil millones de dólares han pagado por ello los 9 millones de indocumentados, endeudándose para hacerlo y unos 400 de ellos, por año, no deberán cancelar la cuenta pues murieron en el intento.
* Podría mencionar detalladamente otros efectos perversos de las remesas, como incrementa el grado de dependencia de aquellas naciones en los que las remesas se han constituido en el más importante ingreso, y en esa situación no sólo se encuentran las naciones más pequeñas, México es ejemplo de ello. En algunos casos, como El Salvador, más de un 20% de sus habitantes se han ido del país y en el caso de Haití las remesas representan el 24% de su PIB.
Otros datos indican que el total de remesas registradas mundialmente para el año 2005 fueron de 160 mil millones de dólares. Pero 64 mil millones, el 40% de las mismas son recibidas por países desarrollados, lo que significa que las remesas a los países en desarrollo son menos de 100 mil millones de los cuales América Latina y el Caribe recibe los mencionados 40 mil millones, el 80% de esa monto va a México, Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala y Dominicana. Para México representan el 1.7% de su PIB y para El Salvador el 14%.
Otro efecto perverso de la migración es que destruye los vínculos familiares. Podemos afirmar que, en particular al que ingresó ilegalmente, le es imposible visitar a su familia siquiera una vez. Y no son pocos los que las abandonan creando familias nuevas en su nuevo lugar en donde es difícil de separar el amor como motivo, de la posibilidad de obtener la radicación al contraer matrimonio con un nativo o nativa.
Y una cuestión muy importante a considerar: a mayor permanencia de la persona migrante, menor envío de remesas. Ello nos permite deducir que el envío de remesas no se puede proyectar como creciente para un país y que si ha ido creciendo hasta ahora es sólo por la incorporación masiva de personas, situaciones que no podrán repetirse a igual escala. Estudios realizados muestran lo siguiente: Por cada 100 migrantes que no remesan hay 132 que lo hacen entre los que tienen hasta 15 años de residencia. Entre los que poseen más de 16 años por cada 100 que no remesan sólo 51 lo hacen. Visto de otra manera, las estadísticas indican que el promedio de los que envían es de 13 años de residencia, y de los que no envían es de 18,4. Proyectar las remesas como algo estable o creciente es un grosero error, mientras la deuda externa sigue creciendo si no se le otorga a ésta una definitiva y contundente solución.
Quedan más cosas que agregar, pero en función del tiempo disponible me referiré a la enorme responsabilidad que la deuda externa de los países en desarrollo posee en relación con la expulsión «voluntaria» de sus ciudadanos.
La población de América Latina era, en 1980 de 386,7 millones de personas y en nuestros días llega a 556,2 millones. En algo más de 25 años creció en 169,5 millones, es decir, en un 44%.
La deuda externa, en 1980 era de 200 mil millones y, en nuestros días se aproxima a los 900 mil millones. En algo más de 25 años creció en 700 millones de dólares, es decir, en un 350%.
En 1970 los latinoamericanos que fueron desplazados de sus países de origen a los EEUU eran 1.725.408, en 1980, tomado como base para esta comparación, eran 4.383.000, para el 2000 se registraban 15.939.770, para el 2005 19.300.000 y en la actualidad superan los 20 millones. En algo más de 25 años creció en 15 millones 700 mil, es decir, en un 350%.
No es casualidad, que los datos muestren una relación tan directa del crecimiento de la deuda con la migración. Ambos, y en idéntico período crecieron un 350% mientras la población crecía un 44%.
Es la consecuencia de la aplicación de las llamadas políticas neoliberales que se consolidad a partir del Consenso de Washington. Se ha ido privilegiando los pagos de los servicios de intereses y los costos de las múltiples y fraudulentas renegociaciones y ruinosas reconversiones, sobre las partidas destinadas a salud, a educación, a cultura, a las grandes y necesarias obras de infraestructuras. Achicamiento del Estado nacional con despidos masivos y reducciones de políticas macro sociales, aperturas de los mercados mediante tratados de «libre comercio», donde se coloca un una misma jaula y en igualdad de condiciones a gallinas y zorros, medidas que generaron la idea, real y a la vez ilusoria, de que el camino no pasaba por luchar para transformar la sociedad en una sociedad más justa, sino que el camino para una mejora, individual y no social, pasaba por trasladarse a los países desarrollados, responsables directos del atraso en complicidad con las corruptas dirigencias locales.
Quiero señalar que la deuda externa de Latinoamérica ha sido totalmente pagada y que, en virtud de los imaginativos e interesados cálculos que los acreedores realizan se contabiliza como que se sigue debiendo. Un trabajo realizado por la carrera de Economía Política y Social de la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo, realizado por docentes y estudiantes determina que la deuda externa argentina, una de las mayores del mundo, se pagó ¡7 veces!. Los 200 mil millones que la Argentina debía cuando el mencionado trabajo se realizó se confrontan con 270 mil millones pagados en concepto de intereses y fuga de capitales; 200 mil millones por reservas naturales y empresas estatales privatizadas a precio vil; 380 mil millones por caída de los ingresos de los asalariados en función de los cambios estructurales promovidos por el FMI y el Banco Mundial; 700 mil millones por no incremento del PIB debido a las altas tasas de desocupación que dichas políticas produjeron y 10 mil millones por la denominada fuga de cerebros. Suman 1,56 billones de dólares y seguimos teniendo casi la misma deuda externa y nuestro país, tradicionalmente receptor de migrantes, comenzó a desplazar a sus nativos a otros países en busca de la estabilidad perdida. En el 2000 había 360 mil argentinos migrantes; 130 mil en los EEUU, 103 mil en España y 52 mil en Italia. Cifra que ha ido considerablemente creciendo luego de la crisis del año 2001.
Finalmente señalar que la creciente migración ha dado lugar a cuantiosas violaciones de los Derechos Humanos. Basados en la desprotección y vulnerabilidad de la persona migrante, en la intolerancia de la mayor parte de la sociedad civil del país receptor que deriva en discriminación racial, xenofobia, exclusión, registrándose amenazas, ataques con lesiones, asesinatos y destrucción de bienes. A las casi 400 muertes anuales de mexicanos que intentaron cruzar la frontera debemos agregar la «trata» de personas (incluido niños) para servicios domésticos, prostitución, donación de órganos, venta de niños, etc. Y la situación de irregularidad de los indocumentados; situación que los desampara y facilita el desprecio de los «superiores»; situación que los margina y que facilita el desprecio de los iguales que los consideran una competencia desleal; situación que facilita también la acción la derecha política que carga sobre ellos los males del propio sistema; situación que «legaliza» la represión y la persecución y fundamentalmente, situación que posibilita el incremento de la explotación, del robo de su fuerza de trabajo, robo superior a cualquier otro conocido.
Sin duda, la Deuda Externa es la principal causante de lo que ya puede denominarse, en algunos países, como un desordenado éxodo, No se trata de una cuestión meramente económica. La Deuda Externa es una poderosa arma utilizada por el imperialismo, arma destructora y genocida de pueblos enteros, de sus culturas y de sus futuros. Los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Club de París, los gobiernos de los países endeudados que fueron cómplices y facilitaron el montaje de esa siniestra metodología deben ser juzgados como criminales que son.
Miembros del tribunal, si existe justicia:
1. Corresponde la cárcel para los culpables del genocidio económico sólo por la muerte de cientos de miles de niños. Muertes evitables si no se aplicara sus políticas: 30 años de cárcel por cada niño muerto.
2. Por ser la deuda externa la principal causante del desplazamiento forzado de millones de personas y por ser gran parte de ella de origen ilegal e ilegítimo y de tasas usurarias, se debe declarar que la misma no debe ser pagada.
3. Por haberse pagado con creces una deuda ilegal, ilegítima y usuraria, se debe exigir a los beneficiarios del despojo la devolución de los importes mal percibidos y que los mismos sean destinados exclusivamente para el desarrollo social de los sectores más postergados de las sociedades afectadas.
4. Se debe considerar al inmigrante como ciudadano de pleno derecho.
5. Se debe educar a las fuerzas de seguridad y control de migraciones en el respeto a los Derechos Humanos mediante la obligatoriedad de cursos que deben ser dictados por los organismos de Derechos Humanos de mayor prestigio y protagonismo.
6. Se debe separar de dichas fuerzas a los que no respeten los derechos de los ciudadanos sean nativos o extranjeros.
7.se deben crear espacios institucionales para otorgarle mayor presencia y participación a las agrupaciones de inmigrantes en la sociedad civil y en los organismos estatales.
8. Se debe rescatar la memoria y el conocimiento ante la sociedad toda. Reconocimiento histórico de que la gran mayoría de los países del mundo han obligado a parte importante de su población a desplazarse a otros. Especialmente España, Portugal e Italia a América Latina. Sólo Así se hará justicia
* Óscar Natalichio es Secretario de Extensión Universitaria y asuntos estudiantiles. Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo. Universidad de lucha y resistencia. Buenos Aires e [email protected] [email protected]