La Fundación Sur mantiene una biblioteca con más de 15.000 publicaciones sobre África útil para la documentación de investigadores, desarrollo de programas en el continente y un mayor conocimiento de la cultura de sus inmigrantes. De forma silenciosa, meticulosa, comprometida y amante. Así trabajó Dionisio Segura durante más de un cuarto de siglo en un […]
De forma silenciosa, meticulosa, comprometida y amante. Así trabajó Dionisio Segura durante más de un cuarto de siglo en un proyecto personal que, gracias también a muchos colaboradores, ahora es un tesoro africano cobijado en el centro de Madrid.
Segura se encomendó a un reto en 1980: crear una biblioteca que recopilara todo el saber que se ha vertido en libros sobre la desconocida África.
La biblioteca se convirtió en un proyecto de los Padres Blancos, un grupo de misioneros nacido en el siglo XIX que empezaron a trabajar en el norte de África.
Cuentan los actuales responsables de la biblioteca que Dionisio Segura hizo «el trabajo de un ratón»: escribía a los misioneros para que enviaran libros o los trajeran en las vacaciones de sus viajes, recopilaba él mismo los escritos de los Padres Blancos que estudiaban las costumbres africanas o redactaba con su máquina de escribir todas las fichas que clasifican los libros por autor, materia o zona geográfica.
La necesidad de conocer para actuar
Ahora la biblioteca, situada en el número 31 de la calle Gaztambide de Madrid y dirigida por Rafael Sánchez, está a cargo de la Fundación Sur. Esta entidad se creó en 2002 con colaboración del Centro de Información y Documentación Africanas (CIDAF), Cáritas Española y Manos Unidas.
La biblioteca cuenta con más de 15 mil publicaciones en castellano, francés, inglés, portugués y lenguas africanas. Sus fondos se enriquecen con más de cinco mil revistas, unos dos mil fondos de fonoteca, más de mil fondos audiovisuales y unos 500 fondos que pertenecen a la sección de cartografía.
Carlos García Casas, director de Relaciones Culturales y Externas de la Fundación Sur, explica que lo que se pretende es sensibilizar a la sociedad española, con especial atención en la universidad, para que profundice sobre la cultura, valores y la problemática del continente africano.
García Casas critica muchas actuaciones que se han realizado en el continente, por ejemplo desde las ONG, sin apenas conocer la cultura africana: «Muchas dificultades que podemos tener vienen generadas si imponemos nuestra forma de resolver, sin conocer la forma de resolver de ellos».
Mucho por hacer
Este colaborador lamenta la escasa formación sobre África que tienen algunos voluntarios y responsables de organizaciones dedicadas a la cooperación en aquellos países o a la atención de las personas que inmigran desde allí: «Para atenderlos tenemos que conocer a un pueblo que tiene una mentalidad tan distinta, tenemos que hacer un esfuerzo de estudiar y que cada uno interprete.
Pero también se necesita mucho trabajo para fomentar el conocimiento de África, por ejemplo, desde universidades que animen a sus alumnos y alumnas a conocer e investigar África o desde las editoriales: «Me gustaría que estas editoriales que dan tantos premios hicieran algo por la literatura que se edita en África», suspira García Casas.
Descubriendo letras
Adentrarse por las entrañas de esta biblioteca puede convertirse en una exploración repleta de sorpresas.
En ellas podemos toparnos con diccionarios y gramáticas de lenguas como el kenyaruanda, libros que tienen un par de siglos, tesis doctorales que sólo se guardan en estas estanterías, algún tomo con un valor superior a los 1.000 euros o mapas de África de diferentes épocas.
Uno de sus preciados tesoros son las monografías elaboradas por misioneros que no se pueden encontrar en ninguna otra parte y que se conservan en su formato original: escritas a máquina por los mismos autores.
Tratan sobre gramática y lingüística, etnografía, literatura, filosofía o sociología, y algunas tienen títulos tan interesantes como: «La risa bajo las estrellas», «Mitos zaireños», «Psicología de los proverbios rundi», «La risa y el humor de Rundi» o «Cuentos tradicionales dagena».
Algunas recomendaciones
– El niño africano (L’enfant noir), de Cámara Laye, nacido en 1928 en Guinea Cronaky. Es un libro que obtuvo mucha fama en su tiempo. Versa sobre la vida cotidiana, relaciones familiares, iniciación de los muchachos y otras tradiciones y costubres de todo un pueblo.
– Leopold Sédar Sénghor, de René L.I. Duran. Recopilación de poesía de uno de los más conocidos poetas africanos. Nacido en 1906, Sédar centra sus versos en la infancia.
– El pensamiento en África, de Dionisio Segura, el fundador de esta biblioteca. En un breve cuaderno, Segura recopila textos de filósofos africanos y define las principales corrientes de pensamiento existentes en el continente.
– Teología africana para tiempos de crisis, de Kä Mana. Muy interesante también la recopilación que existe en la biblioteca sobre las corrientes teológicas de África con ejemplares como éste sobre las respuestas genuinas y creativas que aporta la Iglesia africana a su compromiso religioso y social.
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