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Finaliza Foro Social Mundial: ¿Cuál es su futuro?

Fuentes: Adital

Concluida la 7ª edición del Foro Social Mundial (FSM) de Nairobi, varias son las temáticas desarrolladas y es importante destacar la coexistencia de varios foros en uno, con debates intensos, donde estuvieron presentes no sólo los grandes ejes tradicionales de estos eventos, sino también el componente específico africano. Las relaciones Europa-África; la deuda; la fiscalidad […]


Concluida la 7ª edición del Foro Social Mundial (FSM) de Nairobi, varias son las temáticas desarrolladas y es importante destacar la coexistencia de varios foros en uno, con debates intensos, donde estuvieron presentes no sólo los grandes ejes tradicionales de estos eventos, sino también el componente específico africano.

Las relaciones Europa-África; la deuda; la fiscalidad internacional; la tierra; el SIDA; la lucha contra la miseria; y la misma existencia presente y futura del FSM fueran temáticas permanentes en las discusiones. Pero no solamente hubo discusiones: alrededor acontecía otro foro, con música, danza y otras expresiones culturales, venta de productos locales y las manifestaciones internas, se construyó conciencia de la fraternidad de los pueblos y de los movimientos sociales.

Un espacio de política, alegría y también de controversias

«El Foro Social Mundial ha jugado un rol importante pero es una fórmula que comienza a agotarse», lanza casi como provocación el reconocido intelectual egipcio-senegalés Samir Amin, uno de los responsables del Foro Mundial de las Alternativas. Para él, el FSM es hoy un lugar de exposiciones y intercambios rápidos, que no favorece la construcción de alianzas entre organizaciones capaces de convertirse en un movimiento. Amin reivindica el contenido del Documento de Bamako, suscripto en el marco del foro descentralizado del 2006 en Malí, que con sus ocho puntos intenta perfilar una suerte de carta-programa conceptual de lo que debería ser el nuevo planeta a construir.

Muchos teóricos militantes sociales defienden la idea del foro como espacio amplio, y expresión de una nueva forma de concebir la política, alejada de las concepciones de la izquierda tradicional. El brasileño Francisco Whitaker, uno de los ocho cofundadores del FSM, es tal vez la expresión más sistemática de este pensamiento que se propone innovar sobre contenidos y formas: «El Foro es un híbrido entre esas dos grandes concepciones, en apariencia incompatibles pero que en la práctica conviven desde la fundación misma del FSM».

Este aparente choque de posiciones es interpretado como expresión de fuerza, más que de debilidad, dice Boaventura Sousa Santos, intelectual portugués: «Veo en la diversidad actual y el relativo *caos* del Foro una señal de fortaleza».

Recordando que las diferencias de pensamiento, en lo esencial, no son nuevas y se «remontan ya al primer FSM de Porto Alegre», entre los que lo consideraban como un espacio de encuentro e intercambio y quienes proponían llegar a posiciones comunes únicas y suscribir documentos finales.

A pesar de estas tensiones internas, el aporte del FSM es un hecho innegable, subraya Sousa y completa: «las instituciones internacionales y otros ámbitos de poder han tenido que ir incorporando en estos últimos años ciertos planteos y reivindicaciones que se expresaron en el FSM».

Él defiende que es esencial no tener miedo de la «complejidad propia de lo que vivimos» y seguir construyendo a partir de este proceso en marcha, no que es seguido por otros compañeros:

«Hay procesos históricos que no se pueden acelerar, al margen que nos gustaría hacerlo «, dice Hugo Yaski, secretario general de la Central de Trabajadores de Argentina, que tiene 1 millón 200 mil afiliados y que ha estado presente desde el origen mismo en el proceso de nacimiento del FSM.

No se puede «arriesgar la construcción del foro sobre la base de la diversidad actual para dotarlo de definiciones más precisas», indica el dirigente sindical cono-sureño. «Y esta interpretación es coherente con la experiencia que nos dicta la realidad, también en el trabajo diario en nuestros países. Muchas veces, cuando queremos avanzar más rápido y clarificar posiciones, perdemos en amplitud».

Y su conclusión es tajante: «en este momento preciso, la actual fórmula del FSM en tanto espacio abierto de confluencia es la más correcta, la más adecuada para nosotros y tiene una razón de ser».

Para Rafael Alegría, dirigente hondureño de Vía Campesina, coordinación mundial de movimientos indígenas y del campo que nuclea a más de 100 millones de afiliados: «No es el objetivo ni le corresponde al FSM definir las estrategias. Cada movimiento social, en nivel local, nacional, regional y mundial es quien debe impulsar sus luchas y reivindicaciones. No es al foro de hacer los cambios, sino a los movimientos que lo integramos».

Desmond Tuto, Nobel de la Paz, exhorta africanos a sentirse orgullosos de su herencia

La guerra contra el terror «nunca» se ganará «mientras haya en el mundo condiciones que lleven a la gente a la desesperación», como pobreza deshumanizadora, enfermedad e ignorancia, sostuvo Mss. Desmond Tutu, que recalcó: «la ley fundamental de nuestro ser» es que «nos debemos los unos a los otros». Por ello, «la única manera de cumplirla es en unión, todos nosotros». Solo juntos podemos ser libres y sentirnos seguros. Según Tutu, esta regla se aplica también a la política. «Ni siquiera la única superpotencia puede ser totalmente autosuficiente; necesita a las demás naciones.»

En un FSM que por primera vez tiene lugar en África, Tutu exhortó a los africanos a sentirse orgullosos de su herencia. «No somos hijastros de Dios», dijo, recordando que fue un africano quien ayudó a Jesús a llevar su cruz, y que africanos fueron también los primeros doctores de la iglesia primitiva. Se refirió a la superación de la esclavitud, del colonialismo y del apartheid como logros africanos.