El gobernante Partido Laborista de Australia había lanzado muchos planes contra el cambio climático incluso antes de llegar al poder en las elecciones de 2007. Por eso no es de extrañar que el primer ministro Kevin Rudd haya sido duramente criticado tras anunciar su decisión de postergar para 2013 la introducción del Esquema de Reducción […]
El gobernante Partido Laborista de Australia había lanzado muchos planes contra el cambio climático incluso antes de llegar al poder en las elecciones de 2007.
Por eso no es de extrañar que el primer ministro Kevin Rudd haya sido duramente criticado tras anunciar su decisión de postergar para 2013 la introducción del Esquema de Reducción de Contaminaciones (CPRS, por sus siglas en inglés).
«Qué absoluta cobardía… Qué absoluto fracaso de liderazgo. La ineludible lógica de este enfoque es que si cada nación decide no actuar hasta que otras lo hagan, entonces ninguna actuará», había afirmado Rudd en noviembre, respondiendo a las sugerencias de que Australia debía esperar hasta la conferencia en Copenhague de diciembre pasado para tomar medidas contra el fenómeno.
En la capital danesa se celebró entonces la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP).
Pero el hombre famoso por haber dicho que el recalentamiento planetario era «el gran desafío moral de nuestra generación» parece ahora contradecirse.
A pesar de haber insistido en que el ECS debía ser implementado este año, el primer ministro finalmente anunció el 27 de abril que no estaría operativo sino hasta que caducara en 2012 el Protocolo de Kyoto, único instrumento internacional actual contra el recalentamiento planetario.
El Protocolo fue adoptado en diciembre de 1997 en la COP celebrada en esa ciudad japonesa.
«Cuando termine ese periodo, se requerirá a los gobiernos del mundo que hagan claros compromisos a partir de 2012. Por tanto, eso le dará al gobierno australiano una mejor posición para evaluar la acción mundial sobre el recalentamiento planetario antes de implementar el CPRS, dijo Rudd.
El CPRS se constituyó en el pilar central de la administración de Rudd para alcanzar su promesa de reducir 15 por ciento sus liberaciones de dióxido de carbono para 2020 respecto de los niveles de 2000.
Esquemas como el CPRS ponen un precio a las emisiones de carbono para estimular a los mayores contaminantes a que reduzcan sus liberaciones. Son considerados una de las formas más efectivas de proteger la atmósfera.
La sorpresiva marcha atrás de Rudd desató acaloradas protestas.
Postergar el esquema hasta 2013 «será malo para el ambiente, desestabilizador para los negocios y totalmente inaceptable para los millones de australianos que quieren liderazgo gubernamental en materia de cambio climático», dijo el director ejecutivo de la Fundación Australiana para la Conservación, Don Henry.
GetUp, movimiento político progresista que afirma tener 350.000 adherentes, también criticó al primer ministro. «Una vez más, Kevin Rudd ha traicionado el apoyo que los australianos le dieron en las últimas elecciones», señaló la organización en un comunicado el 28 de abril.
El gobierno, por su parte, respondió que no tenía opciones. Tanto Rudd como la ministra para Cambio Climático, Penny Wong, han repetidamente citado lo que llaman «realidades políticas» para explicar la demora en la aplicación del CPRS.
La «realidad» interna es que la legislación propuesta para el esquema ha sido bloqueada dos veces en el Senado desde diciembre por la oposición conservadora y los verdes de izquierda.
Los conservadores permanecen divididos sobre sus propias políticas contra cambio climático y no apoyarán el proyecto de ley, mientras que los verdes arguyen que el CPRS es muy débil.
«El CPRS, tal cual está, hubiera encerrado a Australia en un futuro altamente contaminante para los próximos años», dijo la senadora verde Christine Milne, instando al gobierno a negociar con su partido para la aprobación del proyecto.
Y eso parece ser lo que desea la mayoría en Australia, el país que más contamina por habitante. Una encuesta de la consultora Galaxy Research concluyó que 72 por ciento de los entrevistados querían que el gobierno de Rudd trabajara con los verdes, con independientes y otros sectores para la aprobación del proyecto.
Pero la administración de Rudd, que asegura estar comprometida con las acciones contra el cambio climático, señaló que tomó en cuenta la «realidad política» internacional a la hora de postergar el CPRS.
«El progreso internacional ha sido más lento de lo que esperábamos. El mundo enfrentará esto. El mundo está actuando. Simplemente que no lo hace tan rápido como esperábamos, y nuestra postura refleja esa realidad», dijo la ministra Wong.
Sin embargo, esta versión de la realidad no es la misma que la constatada en un informe del centro de investigaciones Climate Institute, con sede en Sydney.
Divulgado el 30 abril, el trabajo señaló que 154 nuevas políticas contra el recalentamiento planetario han sido anunciadas en todo el mundo desde octubre de 2009.
Además, se han hecho promesas para reducir las contaminaciones en más de 100 países luego de la conferencia en Copenhague.
«La credibilidad internacional climática de Australia se tambalea y está al borde de la ruina», señaló el director ejecutivo del Climate Institute, Erwin Jackson.