La marcha con la que organizaciones sociales rechazaron la ratificación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos se tornó violenta luego de que la policía reprimiera con volencia a los manifestantes. Al caer la noche, en Guatemala, el conflicto prometía generalizarse porque el gobienro presentó orden de captura contra los principales lideres sociales. Desde […]
La marcha con la que organizaciones sociales rechazaron la ratificación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos se tornó violenta luego de que la policía reprimiera con volencia a los manifestantes. Al caer la noche, en Guatemala, el conflicto prometía generalizarse porque el gobienro presentó orden de captura contra los principales lideres sociales.
Desde el mediodía, las Fuerzas Especiales de la Policía que resguardaban las instalaciones de la casa de gobierno comenzaron a arrojar bombas lacrimógenas y balas de goma a las miles de personas que se manifestaban, que respondieron arrojando piedras.
Aunque líderes sociales en el lugar insistían en mantener el orden, las fuerzas de seguridad utilizaron una injustificada violencia en una marcha que hasta ese momento era pacífica. Los enfrentamientos fueron presenciados por delegados de la Procuraduría de Derechos Humanos, que no hicieron nada por contener la violencia policial.
Al iniciar la tarde, los manifestantes hicieron pintas en los comercios ubicados en la Sexta Avenida y secuestraron dos buses urbanos, los cuales estrellaron contra edificios de multinacionales.
Los Bomberos Voluntarios, Municipales y elementos de la Cruz Roja Guatemalteca, atendieron a varias mujeres, niños y niñas quienes se encontraban en las cercanías realizando y presentaron cuadros de intoxicación por los gases.
Según la agencia de noticias Cerigua, la represión policial que se extendió por el centro de la ciudad capital de Guatemala terminó con un saldo de decenas de intoxicados, algunos heridos y capturados, al ser alcanzados por balas de perdigones y bombas lacrimógenas.
En medio de las ráfagas de balas de goma y del humo de las bombas, se escuchaban consignas como «no queremos ser una colonia norteamericana», en alusión a que el tratado con Estados Unidos, ratificado por 126 diputados al Congreso de la República el viernes pasado.