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Entrevista al general Fabio Mini

Guerra en Ucrania, envío de armas y propaganda

Fuentes: Sinistrainrete

Traducido del italiano por J.A Alonso y B. Quirós

«Negociar, terminar con el pensamiento único y la propaganda, ayudar a Ucrania a encontrar la razón y a Rusia a salir del túnel del síndrome del cerco no con palabrería sino con acciones concretas». Este es el pensamiento de Fabio Mini, general del Cuerpo de Ejército italiano, ex-Jefe de Estado Mayor del Comando Sur de Europa de la OTAN y comandante de la misión internacional en Kosovo.

Desde el Golfo de Tonkín hasta las armas de destrucción masiva en Irak (e incluso retrocediendo en la historia),en su libro ¿Por qué somos tan hipócritas acerca de la guerra? usted logra reconstruir brillantemente las falsificaciones que han proporcionado el pretexto para el estallido de varias guerras. ¿Cuál es la hipocresía y la falsedad detrás del conflicto en curso en Ucrania?

La falsedad es que la guerra empezó con la invasión rusa de Ucrania. En realidad, este no es ni siquiera el acto final de una guerra entre Rusia y Ucrania que comenzó en 2014 con la insurrección de las provincias del Donbass que luego se declararon independientes. Desde entonces las fuerzas ucranianas han martirizado a la población de habla rusa hasta los límites de la masacre y nadie ha dicho nada. Para esa población en rebelión contra el régimen ucraniano, ni siquiera se usó la palabra guerra de liberación o autodeterminación tan querida por algunos observadores internacionales. Ha bastado decir que la «Rusia de Putin» quería volver al Imperio zarista para liquidar la cuestión. La hipocresía es la actitud de la propaganda occidental proucraniana que, reconociendo que hay una guerra, finge no saber quién y qué la provocó, y se asombra de que alguien dispare, otro muera y muchos se vean obligados a huir. Hipocresía aún más grave que la propaganda es el silencio cómplice de quienes callan que desde 2014 Estados Unidos y la OTAN han invertido miles de millones en ayuda destinada casi en su totalidad a armar a Ucrania y a miles de profesionales de la guerra para entrenar y enriquecer a grupos extremistas y neonazis.

En la prensa occidental se suele definir a Putin como “un loco que conmocionó al mundo con su iniciativa”. Sin embargo, en un vídeo de 1997 el actual presidente estadounidense, Biden, declaró que la ampliación de la OTAN a los países bálticos (¡no a Ucrania!) podría generar una respuesta militar de Rusia. ¿No cree que Europa ha subestimado la cuestión ucraniana desde 2014?

No creo que se haya subestimado, más bien ha sido deliberadamente dirigida a transformar gradualmente al país en un puesto de avanzada contra Rusia, independientemente de su admisión en la OTAN. De ahí la pseudo “revolución naranja” (2004), el sabotaje interno y externo de todo intento de estabilización, la alternancia de gobiernos corruptos, la pseudo revuelta de Euromaidán, el golpe de Estado contra el presidente Yanukovich (2014), hasta la elección de Zelensky. Este último ha pasado de un programa electoral contra los oligarcas, contra la corrupción política y la promesa de «servir al pueblo” a una política deliberadamente provocadora frente a Rusia.. Y esto era exactamente lo que quería Estados Unidos y, por tanto, la NATO desde 1997.

El tema de la expansión de la OTAN, sin embargo, siempre ha sido un tabú para nosotros…

La expansión de la OTAN hacia el este que comenzó ese año después de una serie de intentos de involucrar a los países de Europa del Este en la «cooperación militar» (el programa «Asociación para la paz»), fue una provocación constante durante 24 años. Durante más de una década Rusia no pudo oponerse y la OTAN, instada en particular por Gran Bretaña, Polonia y las repúblicas bálticas, pensó que podía cerrar el círculo a su alrededor «activando» tanto a Georgia como a Ucrania. Rusia intervino militarmente en Georgia y esto dio una fuerte señal a Estados Unidos y la OTAN, que no querían intervenir. Durante la crisis siria de 2011 Rusia se puso del lado del gobierno de Bashar Assad y posteriormente intervino militarmente en la guerra contra ISIS y contribuyó sustancialmente a su neutralización. Bashar Assad todavía está allí. Las operaciones rusas en Siria, aunque acordadas y coordinadas sobre el terreno con la coalición liderada por Estados Unidos, han trastornado los planes de quienes querían aprovecharse del ISIS y bandas afines para desestabilizar todo Oriente Medio. Otro signo del cambio de humor ruso fue la anexión de Crimea inmediatamente después del golpe contra Yanukovic apoyado por Estados Unidos y, en particular, por la enviada del Departamento de Estado Victoria Nuland y por el entonces vicepresidente Biden. A partir de 2014 Ucrania, con el apoyo de Estados Unidos y la OTAN, adoptó una línea aún más hostil hacia Rusia y comenzó a integrar en las fuerzas armadas y la policía a grupos neonazis que se habían «destacado» en los enfrentamientos de Maidan. Son las mismas personas que ahora organizan la «resistencia ucraniana» y coordinan a los aproximadamente 16.000 mercenarios repartidos por todo el país. Por todo ello, me gustaría decir que la OTAN no ha descuidado a Ucrania, al contrario, la ha empujado con fuerza a una aventura que es peligrosa para los dos y especialmente para los europeos.

En una aparición televisiva reciente dijo que conoció a los generales rusos de primera mano y llamó a la operación rusa «una guerra limitada con propósitos limitados». ¿Cuáles son los objetivos que los rusos se han fijado en el territorio en su opinión?

En Kosovo también tuve bajo mi mando al contingente ruso, una parte del cual garantizaba la seguridad del aeropuerto militar/civil de Pristina y otra estaba desplegada en el sector montañoso en la frontera con Serbia. Las relaciones con los generales rusos eran casi diarias y siempre muy correctas, especialmente conmigo (como italiano). Estábamos hablando de seguridad colectiva y del futuro de Kosovo, algo en lo que nadie en la OTAN había pensado antes de ir a la guerra. También hablamos de operaciones militares y doctrina. Hace veinte años. La guerra limitada es una categoría también prevista por Clausewitz y los rusos siempre han sido clausewitzianos. Al comienzo de la invasión comencé a ver las señales, no de una operación especial como la llamó Putin, sino de una serie de operaciones con objetivos limitados, unidas por el propósito estratégico de evitar que Ucrania se convirtiera en el foco de una amenaza militar contra Rusia, pero tácticamente independientes. Las operaciones se referían a la seguridad de los territorios del Donbass, la franja costera del Mar de Azov y el Mar Negro hasta Odessa y, si fuera necesario, hasta la frontera con la neutral Moldavia. El avance sobre Kiev tenía que ser una operación principalmente política de presión para las negociaciones y el eventual establecimiento de un gobierno favorable a la línea rusa. Esta operación no está ligada ni al tiempo ni a los objetivos: depende de los acontecimientos. Si los diplomáticos, políticos y operativos evolucionan satisfactoriamente, la operación puede detenerse. De lo contrario, desde la marcha de afluencia, las fuerzas pueden pasar al despliegue alrededor de la ciudad, y si los eventos siguen siendo negativos, pueden pasar a la «preparación» de fuego, luego al fuego aéreo y luego, si y cuando la ciudad esté agotada. puede iniciar el control real de la ciudad.

Este tipo de operación alcachofa ha dejado boquiabiertos a todos los analistas dominicales que esperaban y tal vez cínicamente deseaban ver la tormenta de fuego a la que nos tienen acostumbrados los estadounidenses en todas sus guerras. Obviamente, esta incredulidad alimentó las especulaciones sobre el poder efectivo del aparato ruso y la heroica resistencia ucraniana que habría detenido la invasión. El aparato que vemos en la televisión, sin embargo, dice algo diferente: la operación todavía está intencionalmente en la primera fase, esperando acontecimientos. En esta situación, las ventajas vienen únicamente de la eficacia y credibilidad de la presión. Las desventajas se refieren tanto a las provocaciones externas (por parte de la OTAN) como al fortalecimiento de la resistencia interna que no cambiaría el resultado de la operación, pero con mucho más daño.

¿Cree que las armas que enviará Italia y los mercenarios que están afluyendo afectarán al resultado del conflicto? ¿Hay probabilidad de que puedan ocasionar mayores riesgos?

Realmente no lo creo. Lo harán más sangriento y también de mayor nivel operativo. En caso de desequilibrio de las fuerzas tácticas, se tiende a pasar a las estratégicas y entonces se pueden utilizar armas de nivel estratégico como bombarderos, misiles e incluso armas nucleares tácticas: todo ello llevaría a un enfrentamiento directo entre la OTAN y Rusia.

¿Cree que existe el peligro de que los yihadistas mercenarios lleguen de Siria a Ucrania en grandes cantidades? ¿Y qué complicaciones se crearían en el conflicto?

Los yihadistas mercenarios serán pocos y podrán influir en el nivel de barbarie, elevándolo. Hay muchos mercenarios y también están bien pagados. Los de Ucrania con nuestro dinero y los de Rusia con dinero ruso. Sin embargo, la afluencia de mercenarios tiene un lado interesante: desmonta por completo la tesis de los luchadores voluntarios por la patria. Además, las compañías de mercenarios o contratistas nunca se conforman con el simple pago de los soldados, sino que siempre exigen grandes cosas a los Estados que los contratan. También quieren poder, activos nacionales importantes como minas, industrias, infraestructuras sensibles. Nunca están satisfechos, hay reinos que han caído por mercenarios insatisfechos.

Francia y Alemania parecen orientarse hacia un enfoque más mediador en lo que se refiere a las negociaciones en Bielorrusia, mientras que nuestro país, ausente de la cumbre franco-alemana-china, parece preferir una visión más extremista. ¿Considera que las peticiones de Rusia son un punto de partida válido para Europa y cuál es el riesgo de prolongar la espera para una confrontación real?

Las peticiones rusas, como en cualquier negociación, son la base de una discusión. Si no es satisfactoria, cada parte debe dejar de decir lo que quiere y empezar a pensar en lo que puede ceder. Generalmente el más fuerte es el más dispuesto a ceder porque cree que está «concediendo» y por lo tanto mantiene intacto el prestigio. La parte más débil solo necesita reducir el nivel de ambición. En este caso, cada mínima reducción de la ambición ucraniana llevaría a una gran concesión: la salvación del país. Nuestro país decretó unilateralmente, como si hablara por todos, el fin de las negociaciones, entre otras cosas con una actitud de intimidación. La actitud de los demás es mucho menos arrogante. Y esto los hace afinar. Pero ni siquiera como matones estamos entre los mejores. Gran Bretaña y Polonia nos ganaron.

El gobierno polaco ha declarado su intención de suministrar sus aviones Mig a las fuerzas ucranianas, pero enviándolos desde las bases alemanas. Estados Unidos retuvo entonces la iniciativa polaca. ¿Hasta qué punto es real la opción de una zona de exclusión aérea en Ucrania y qué probabilidad hay de una futura participación militar de la OTAN?

La declaración de una zona de exclusión aérea de los cielos de Ucrania sería una forma de acelerar el desastre. Los que la reclaman quieren el desastre y demuestran su incapacidad para controlar su espacio aéreo. Quiere una excusa para arrastrar a la guerra a toda Europa. No debemos ceder a esta perversa tentación, sobre todo en momentos como estos en los que un ataque aéreo acaba impactando contra un pabellón hospitalario y la emoción ahoga la racionalidad.

La ficción occidental de hoy intenta minimizar (o censurar por completo) la presencia de neonazis en los batallones incorporados a las fuerzas ucranianas, a pesar de que decenas de informes (desde la BBC hasta The Times o The Guardian) en el pasado habían arrojado luz sobre el asunto. con tonos justamente horrorizados. ¿Cree que Putin es creíble cuando dice que uno de los objetivos es desnazificar a Ucrania?

La desnazificación a la que se refiere Putin no concierne a Ucrania, sino a su aparato de gobierno en el que estos elementos están incluso en los vértices. Los informes están bien y en todo caso no dan cuenta exacta de la presencia e influencia de estos grupos. Fueron precisamente las fuerzas policiales y de inteligencia ucranianas las que se opusieron a la inclusión de estos elementos en sus filas. Tuvieron que sufrir, pero hoy la cacería del ruso (o prorruso) puede convertirse en una cacería del nazi y dado el número y el frenesí de las partes interesadas, no me sorprendería si mañana Ucrania cae de la sartén de la guerra contra Rusia en las brasas de una guerra civil.

¿Qué debería hacer el gobierno italiano en este contexto y Europa en general?

Negociar, terminar con el pensamiento único y la propaganda, ayudar a Ucrania a encontrar la razón y a Rusia a salir del túnel del síndrome del cerco, no con palabrería sino con acciones concretas. Y cuando se supere la crisis, en la esperanza de seguir vivos, Italia y Europa tendrán que hacer un compromiso serio para conquistar esa autonomía, dignidad e independencia estratégica que garantice la seguridad europea sin subordinarse a los intereses de otro.

Fuente: https://www.sinistrainrete.info/geopolitica/22510-fabio-mini-guerra-in-ucraina-invio-di-armi-e-propaganda.html