Recomiendo:
1

Afganistán

Guerra y paz: un punto de vista talibán

Fuentes: Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Después de una relación frecuentemente tormentosa con EE.UU. durante los últimos 63 años desde su independencia, Pakistán está en el proceso de forjar una alianza estratégica de gran amplitud con Washington.

Una delegación encabezada por el ministro de Exteriores Shah Mahmud Qureshi se encuentra en Washington para reuniones en el Departamento de Estado con un equipo dirigido por la secretaria de Estado de EE.UU. Hillary Clinton con el fin de discutir asuntos que van de la situación en Afganistán a un acuerdo civil nuclear para el comercio y la agricultura.

El comando militar estadounidense también invitó especialmente a un contingente militar que incluye al jefe del ejército general Ashfaq Parvez Kiani y al director general de la Inteligencia Inter-Servicios (ISI), teniente general Ahmad Shuja Pasha. Entre los asuntos más importantes a tratar están los recientes arrestos en Pakistán de altos responsables del talibán, incluyendo el de Mullah Abdul Ghani Baradar, segundo al mando del líder talibán Mullah Omar.

Washington e Islamabad tendrán su propia interpretación de su emergente relación más profunda así como de la importancia de los arrestos: que llevarán a un proceso de paz en el cual Mullah Omar y al-Qaida serán aislados y EE.UU. se reconciliará con cuadros talibanes moderados a través de la mediación de Pakistán.

Los talibanes, también, tienen su punto de vista sobre estos recientes eventos. Un alto responsable talibán contactó con Asia Times Online para presentar su lado de la historia. El hombre no puede identificarse porque los talibanes, desde los arrestos, se muestran muy cautelosos. Para el propósito de este informe, llamaremos al talibán Abdullah.

Cita con los talibanes

El tráfico circula lentamente por las principales arterias de la ciudad portuaria sureña de Karachi durante las tardes de fin de semana mientras la gente busca restaurantes al borde de la carretera; sus coches estacionados bordean las calles, congestionando caminos secundarios que ya rebalsan de bulliciosos peatones.

De todas maneras, llego a mi cita a las 9 de la noche. Un minuto después un coche japonés nuevo gris plateado se detiene frente a mí. Inmediatamente reconozco al hombre del asiento del pasajero: lo entrevisté hace algunos años. Tenía una alta posición en el gobierno talibán hasta que fue derrocado por la invasión de Afganistán dirigida por EE.UU. a finales del año 2001. Abdullah tiene unos 50 años, pero se ve mucho mayor.

Me introduzco en el asiento trasero, detrás de Abdullah, e intercambiamos saludos.

«Aunque parezca increíble, considerando los arrestos, hemos venido a verle,» me dice el conductor e interlocutor de nuestra reunión. «Pero tenemos que seguir nuevas disposiciones. Usted no citará su nombre [de Abdullah] ya que desde el arresto de Mullah Baradar ha habido instrucciones estrictas del amirul mominin [comandante de los fieles – un título que los talibanes usan para Mullah Omar] de evitar entrevistas con los medios,» dice el conductor. No tengo otra opción que aceptar la condición.

El coche avanza por calles ajetreadas hacia una salida principal en el norte de la ciudad.

«¿Qué piensa de los recientes arrestos de dirigentes y comandantes del talibán?» digo, rompiendo un largo silencio. Ahora pasamos a camiones llenos de carga destinada al norte de Pakistán.

«¿De qué arrestos está hablando?» responde Abdullah.

«Varias personas, como Mulvi Abdul Kabir [ex gobernador talibán de la provincia Nagarhar en Afganistán]. Mullah Abdul Salam, Mullah Mir Muhammad, Syed Tayyab Agha [secretario de Mullah Omar] y Mullah Mustasim Jan Agha,» digo.

«Le aseguro totalmente que ni Mulvi Abdul Kabir ni Syed Tayyab Agha han sido arrestados. Es una información falsa. Mullah Abdul Salam y Mullah Mir Muhammad fueron arrestados por lo menos un mes antes de Mullah Baradar, pero su arresto se dio a conocer después del de Mullah Baradar. No he estado en contacto directo con Mullah Mustasim Jan Agha de modo que no puedo hablar con seguridad sobre su condición, pero sus amigos me dijeron que no ha sido arrestado,» dice Abdullah.

«Hay tantas teorías conspirativas alrededor del arresto de Mullah Baradar, ¿qué piensa usted? ¿Por qué fue arrestado por Pakistán?»

«Las presiones sobre Pakistán… las presiones que ahora aumentan día a día,» responde suavemente.

Ahora vamos acelerando por una carretera principal y las luces de la ciudad desaparecen rápidamente. De repente el conductor reduce la velocidad y entra a un camino embarrado. Después de un momento entra a un restaurante al aire libre frecuentado sobre todo por camioneros. No hay mucha gente y pedimos un pollo Karahi, un famoso plato pastún, yogurt, ensalada verde y nan (pan).

«El arresto de Mullah Baradar ha abierto una caja de Pandora de teorías conspirativas,» me atrevo a sugerir. «Hay quienes dicen que fue abandonado por Mullah Omar. Otros dicen que había estado hablando con el gobierno afgano y con las Naciones Unidas y por eso no era del gusto de la ISI y fue arrestado. También hay una teoría de que mediante su arresto Pakistán quería iniciar una comunicación con los talibanes. ¿Qué piensan los talibanes?»

«Mullah Baradar formaba parte del talibán y no había un déficit de confianza entre él y Mullah Omar. Sin embargo es totalmente falso que haya sido parte de algún proceso de reconciliación o que haya tenido conversaciones con alguien. Al mismo tiempo, tenga en consideración que es política talibán que desde el momento en que uno de sus hombres es arrestado abandonan todos los vínculos con él de modo que no hay ninguna posibilidad de alguna comunicación entre él y algún otro dirigente detenido,» dice Abdullah.

Interrumpo: «Oí decir desde el campo panjabi [miembros de la resistencia no pastunes] así como de al-Qaida que Mullah Omar se estaba comunicando a través de Mullah Baradar con el príncipe Muqrin [jefe de los servicios de inteligencia saudíes], quien entonces pasaba mensajes a Washington y al gobierno afgano. Arsala Rahmani [ex ministro talibán que ahora forma parte del proceso político en Kabul] también me dijo que esas conversaciones fracasaron sólo porque el gobierno de Barack Obama presionó por un aumento de las tropas en Afganistán.»

«No hay ni un poco de verdad en esa declaración. Ni los panjabis ni al-Qaida podían saber de los asuntos internos del talibán. Son sólo rumores o su especulación -como la especulación de que hubo conversaciones en Dubai entre Mullah Baradar y Abdul Qayyum [hermano del presidente afgano Hamid Karzai]. La gente especula de esta manera porque Karzai y Baradar provienen de la misma tribu [Popalzai Durrani], pero todo es especulación. Y gente como Arsala Rahmani no podría estar informada de la situación. Sea Arsala Rahmani o Abdul Wakil Mutawakil [un ex ministro talibán borrado recientemente de una lista de las Naciones Unidas que le prohibía viajar y había congelado sus activos], los talibanes no quieren mantener ningún contacto con ellos. Los talibanes ni siquiera tienen alguna relación con Mullah Abdul Salam Zaif [el ex embajador talibán en Pakistán], dice Abdullah.

Su comentario sobre Zaif me sorprende. Zaif fue arrestado por Pakistán y entregado a EE.UU. poco después de la derrota de los talibanes en Afganistán en 2001. Pasó muchos años en la prisión de Guantánamo en Cuba antes de ser liberado. Ahora vive en Kabul pero bajo estrechas medidas de seguridad; oficialmente, no puede abandonar la ciudad sin informar a la administración local. Se cree generalmente que es un importante contacto para los talibanes y el gobierno afgano. Dice públicamente que sigue siendo leal al talibán.

Abdullah no está de acuerdo. «Va a Arabia Saudí. Va frecuentemente a Dubai, ¿y usted lo llama detenido? Mullah Omar le envió un mensaje, diciéndole que se escape y se una a la resistencia. Rechazó la orden, lo que quiere decir que desafió a Mullah Omar. Sabemos perfectamente que está en condiciones de eludir su vigilancia y que podría haberse unido a nosotros, pero se negó y ahora emite declaraciones como si todavía fuera talibán. No es un talibán. No tenemos nada que ver con él, y tampoco somos responsables por alguna de sus declaraciones,» dice Abdullah.

Continúo la conversación, preguntando sobre supuestas conversaciones entre los talibanes y el gobierno afgano.

«Le diré exactamente lo que sucedió. Usted sabe que los talibanes tenían estrechos vínculos con Arabia Saudí, de modo que recibimos un mensaje desde ese país. Amirul Mominin [Mullah Omar] envió a Syed Tayyab Agha a Arabia Saudí ya que está a cargo de asuntos políticos. Tayyab Agha se reunió con el príncipe Muqrin, pero no podría ser calificado de diálogo para la reconciliación,» explica Abdullah.

«El príncipe Muqrin subrayó que debería haber un proceso de diálogo entre el gobierno afgano y el talibán de modo que las fuerzas extranjeras puedan partir de Afganistán. Tayyab, en nombre de Mullah Omar, preguntó a Muqrin por qué Arabia Saudí estaba interesada en un diálogo semejante. ¿Era por Osama bin Laden? Muqrin dijo que no era así. Entonces Tayyab le preguntó si Arabia Saudí tenía algún plan en particular. También lo negó. Tayyab volvió de Arabia Saudí e informó a Mullah Omar. Después, Mullah Omar envió un mensaje a Muqrin, diciendo que parecía que Arabia Saudí sólo quería un diálogo con el talibán por cuenta de algún otro. El talibán no quería realizar un diálogo semejante, y ése fue el fin de la comunicación,» dice Abdullah.

«¿Cuando fue Tayyab a Arabia Saudí?»

«Hace cuatro o cinco meses.»

«¿Y nadie se dio cuenta de que Tayyab viajaba a Arabia Saudí?»

«¿Alguien me vio moviéndome para acá o para allá? Es lo mismo con Tayyab.»

«Pero no existen fotos de usted. Las fotos y secuencias de vídeo de Tayyab son abundantes, especialmente en los medios occidentales ya que después del 11-S ha realizado docenas de conferencias con los medios en Kandahar como portavoz del talibán,» argumento.

Abdullah sonríe, «Mientras estuvo en Irán hizo un cambio considerable de su apariencia. Es completamente diferente de como aparecía en las secuencias de vídeo. Es totalmente imposible identificarlo.»

«Ahora usted me dice que el secretario de Mullah Omar estuvo en Irán. ¿Vivió allí oculto o recibió refugio del gobierno iraní?»

«Recibió refugio del gobierno iraní en 2002, vivió allí durante cerca de un año. Incluso en los últimos años ha visitado Irán ocasionalmente.»

«¿Por qué no fue a Pakistán?»

«Temía ser arrestado por su cercanía a al-Qaida.»

Mantuvimos silencio por un momento mientras cenábamos.

«¿Se da cuenta de que al-Qaida y los panjabis realizaron ataques contra las fuerzas de seguridad de Pakistán después del arresto de Mullah Baradar?» pregunto.

«¡Saleem! Tiene que comprender que Pakistán arrestó a Mullah Baradar bajo presión y nosotros también tenemos una presión, que no importa cómo Pakistán aumenta sus acciones contra nosotros, no podemos aprobar ataques contra Pakistán, o en realidad contra ningún país musulmán. Mullah Omar ha ordenado muchas veces a esa gente que se llama Talibán Paquistaní [Tehrik-e-Taliban Pakistan] o al-Qaida que detenga los ataques en Pakistán y se concentre en la lucha contra la OTAN [la Organización del Tratado del Atlántico Norte en Afganistán], pero esa gente no escucha,» dice Abdullah.

«¿Pero no piensa que semejantes ataques aplican presión sobre el aparato militar paquistaní y los obligaría a mantenerse neutrales?»

«Explicaré la situación de otra manera. Suponga que mañana nos concentráramos enteramente en ataques contra el gobierno de Karzai y renunciáramos a nuestra resistencia contra las tropas extranjeras. ¿Qué pensaría de nosotros? ¿Seríamos considerados como una resistencia legítima por el mundo musulmán? Esos panjabis y al-Qaida están obsesionados con atacar a las fuerzas de seguridad paquistaníes y su contribución a la lucha contra la OTAN es limitada.»

«Pero hay varios importantes comandantes panjabis, como Ilyas Kashmiri, en el campo de al-Qaida. ¿También cuestiona su sentido común?»

«Existe una situación extraña en Waziristán del Norte [área tribal en Pakistán]. Si uno pasa sólo 20 días en el lugar hablará como ellos hablan y comenzará a declarar que ciertos musulmanes son heréticos y a emitir decretos de muerte y asesinato. No es la forma de ser islámica. El talibán no puede aceptarlo.»

«Ellos han prometido fidelidad a Mullah Omar, incluso Osama bin Laden y [su principal colaborador] Ayman al-Zawahiri lo han hecho, entonces ¿por qué no le escuchan a usted?» pregunto.

«Ni Osama bin Laden o Ayman están en la superficie. La única persona que parece estar a cargo es Sheikh Said [alias Abu Mustafa al-Yazid], pero la gente a sus órdenes no le escucha. Al-Qaida no es un organismo muy disciplinado. A diferencia del talibán, donde las órdenes de Mullah Omar son seguidas por todos, en al-Qaida y entre los panjabis cada uno tiene su propia política. Ahora, desafiando a Mullah Omar han comenzado a prestar el baith [compromiso de fidelidad] a diferentes personas. No estamos en condiciones de mantenernos constantemente en contacto con ellos y hablar con ellos de todos estos asuntos,» dice Abdullah.

Cambio de tema. «¿Piensa que el conflicto en Afganistán simplemente continuará, y que las conversaciones no tienen sentido?»

El líder talibán me mira fijo a los ojos por un momento antes de responder.

«Todo depende de las verdaderas intenciones. Ellos quieren nuestra derrota, no reconciliación. El tema de las conversaciones no es nuevo. Los talibanes hablaron con los estadounidenses, los saudíes y los paquistaníes incluso antes del 11-S. Los talibanes querían evitar la guerra [contra Afganistán en 2001] pero sentimos que los estadounidenses estaban decididos a la guerra y querían desplazar al gobierno talibán, y que buscaban alguna excusa.

«Hicieron un problema por la presencia de Osama bin Laden en Afganistán y aumentaron la presión sobre el gobierno talibán. Dijimos que Osama bin Laden era sólo un individuo. Pongamos por caso que mañana muriera. ¿Les sería entonces aceptable el gobierno talibán? Los estadounidenses respondieron con otros temas: los derechos de las mujeres y los derechos humanos en Afganistán, así como la educación.

«Respondimos: ‘Bien, elaboraremos mecanismos bajo los cuales tomaremos pasos para la educación de las mujeres y la mejora de los derechos humanos.’ ¿Y entonces? Los estadounidenses presentaron otro tema, la celebración de elecciones. Nos dimos cuenta de que a los estadounidenses sólo les interesaba hacer la guerra contra Afganistán por cualquier razón. Si no hubiera ocurrido el 11-S, habrían encontrado cualquier excusa para hacer la guerra,» dice Abdullah.

Sigue diciendo: «Incluso ahora, si se estudian todos sus argumentos sobre conversaciones con los talibanes, su conclusión es ‘entreguen primero las armas y luego siéntense a la mesa para conversaciones’. Eso no lleva a ninguna parte. No muestra ninguna intención seria estadounidense de realizar conversaciones. ¿Por qué nos íbamos a rendir? Recientemente atacaron Marjah [en la provincia Helmand en Afganistán], pero en unos días los talibanes recuperaron el control de algunas áreas de Marjah y de Nad-e-Ali. No existe intención alguna por su parte de iniciar conversaciones, por lo tanto no hay motivo para que nosotros comencemos [conversaciones].»

«¿Ni siquiera a través de Pakistán?»

«Si quiere decir el gobierno [del presidente] Asif [Ali] Zardari, es imposible que hablemos con él.»

«¿Y si el ejército ofrece un diálogo?»

«Hasta ahora no hemos recibido ninguna señal de que el ejército quiera algún diálogo con el talibán.»

Agrego mi observación: «Lo que entiendo es que Washington apunta a través de Pakistán a arrestar altos dirigentes y comandantes del talibán, aislar a Mullah Omar y entonces obligar a los comandantes a cambiar su rumbo o crear una situación para que Mullah Omar se siente para conversaciones.»

«Los que tramaron ese plan no comprenden a los talibanes o a Mullah Omar. Cualquier talibán arrestado se convierte en cero. Ningún talibán escuchará su recomendación [de persona capturada]. Usted sabe que Mullah Omar sólo interactúa con poca gente seleccionada. En los últimos ocho años no ha visto a su mujer, a sus hijos o a ningún pariente, excepto cuando sucede que sea un comandante talibán y él se reúne con ellos en esa capacidad.

«Una vez pidió a Mullah Baradar que se reunieran, pero Baradar respondió que operaba en el terreno y que un día podría ser arrestado, y eso comprometería la posición de Mullah Omar. Recuerde, nadie puede aislar a Mullah Omar. Todo en el talibán comienza y termina con las órdenes de Mullah Omar,» dice Abdullah.

Así termina la entrevista de varias horas. Me dejan en las afueras de Karachi, solo al borde de la ruta, mientras el coche acelera hacia la noche a un destino desconocido.

Syed Saleem Shahzad es jefe de la Sección Pakistán de Asia Times Online. Para contactos escriba a [email protected]

(Copyright 2010 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.)

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/South_Asia/LC26Df03.html