Cuando analizamos el papel que juega Internet en la lucha anticapitalista no debemos perder de vista que el punto clave de combate está en la calle. Internet, al igual que otras formas de comunicación, de ninguna manera va a ser punto de partida para conquistas populares importantes, las cuales llegarán del quehacer de los movimientos […]
Cuando analizamos el papel que juega Internet en la lucha anticapitalista no debemos perder de vista que el punto clave de combate está en la calle. Internet, al igual que otras formas de comunicación, de ninguna manera va a ser punto de partida para conquistas populares importantes, las cuales llegarán del quehacer de los movimientos sociales.
A pesar de esto, hay que situar la capacidad de este medio en su justa medida. Los relativos bajos costes económicos, técnicos y humanos que exige mantener un medio de comunicación alternativo en Internet, lleva a muchos activistas a infravalorar el potencial desestabilizador de éste. Cosa que los poderosos no hacen, como vamos a intentar demostrar a lo largo de este escrito.
¿Peligro potencial o real?
Como señala la argentina Mónica Álvarez (Equipo de Investigación Rodolfo Walsh), la prensa oral y escrita, el cine, la televisión se utilizaron y se utilizan para apoyar el ejercicio del poder de los grandes grupos antaño políticos y hoy económicos. En los años 70 Armand Mattelart y Ariel Dorfman escriben «Para leer al Pato Donald». Este libro fue concebido por sus autores como un manual de descolonización; marca cómo aquello que es aceptado como «entretenimiento infantil sano» por toda la sociedad está en realidad trasvasando formas de ser de una sociedad a otra. De esta manera se generan pautas conductuales naturales en la sociedad receptora, ajenas a la misma, que responden a necesidades concretas de la sociedad emisora. El colonialismo informativo es esencial para dominar, porque como bien decía John William Cooke, la politización de la clase dominante implica la despolitización de las clases dominadas. No pensar, no actuar, no vivir.
En esa línea, el cubano Iroel Sánchez analiza cómo la prensa liberal, que califica el revelador documental Farenheit 9/11, de Michael Moore, como un «ataque demoledor contra Bush», silencia la denuncia que hace el escritor y cineasta norteamericano de la complicidad racista de los senadores demócratas en el fraude electoral, de la utilización de los pobres como carne de cañón y el escandaloso divorcio entre la clase política y el pueblo norteamericano. Los bien disciplinados columnistas, reporteros y críticos de cine que nos enseñan a mirar para no ver y canalizan adecuadamente nuestra indignación contra Bush, tratan de evitar que cuestionemos el sistema: estemos contra la guerra, incluso contra Bush, pero nunca contra el capital. Quizá aquella incómoda pregunta de Brecht nunca haya sido formulada: «¿De qué sirve estar contra el fascismo -que se condena- si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina?» (Ver Elogio de la disidencia, Congreso Civilización o barbarie: los desafíos del mundo contemporáneo, Portugal 2004).
Hoy el poder ha empezado a utilizar Internet no sólo como espejo de sus grandes medios, sino también como forma de penetrar en el segmento «alternativo». En Rebelión hemos publicado un buen análisis sobre el caso de Libertad Digital, donde se explica detalladamente la conexión de esa alternatividad de derechas con las más grandes empresas españolas.
Internet nació de un proyecto financiado por las estructuras militares norteamericanas, con el objetivo de permitir la comunicación entre ordenadores. Fue concebida de forma que, sin necesitar de una administración central, fuese tolerante a una gran heterogeneidad de medios de transporte, capaz de soportar dinámicamente alteraciones de la geometría y fiabilidad de la red, y así poder soportar los peores escenarios que la paranoia militarista de los años 70 conseguía admitir. Con el aumento de la capacidad tanto de los ordenadores personales como de las líneas de comunicación, el patrón de utilización muda de una participación más o menos activa, en los primeros tiempos y mientras la WWW no es hegemónica, hacia un «navegar» de página en página, esencialmente pasivo, y por tanto, donde la apetencia de consumo es mucho mayor. En los medios de comunicación tradicionales, como apunta Chomsky, el hecho de que su financiamiento ya no se basa en el resultado de las ventas directas al consumidor, como tampoco ocurre con la venta de ejemplares en el caso de la información escrita, los convierte en prisioneros de la maquinaria de publicidad y propaganda comerciales y acaba por reducirlos a la condición de meros vehículos de esa misma publicidad. En esa misma línea, en Internet el financiamiento de la producción de páginas (en el fondo de la información que se consulta), y el pago realizado por el consumidor a los operadores de red (ISP) no pueden estar más distantes. Internet es así un vehículo de publicidad por excelencia. (Ver Rogério Reis, Internet: controlo e cidadania, Congreso Civilización o barbarie: los desafíos del mundo contemporáneo, Portugal 2004)
La red, de la misma forma que es un frente más de propagación del consumo y dominación, en tanto que mayormente sirve y fue creada para satisfacer necesidades del sistema capitalista en sus distintos niveles, también es un frente más de lucha. Esto es algo que el sistema lo tiene perfectamente claro.
Internet ofrece buenas posibilidades para los que hacemos comunicación alternativa, pero se suele argumentar que «no es la panacea». Esto es cierto, de la misma manera que los medios tradicionales tampoco son la panacea, porque como en Cuba no hay papel, ni en las villas miseria argentinas hay dinero como para siquiera sacar un periódico trimestral que más o menos llegue a la gente, ni hay televisión porque no hay electricidad… Internet es una nueva herramienta de comunicación (un medio por donde circula la información), como siempre lo han sido el papel, las ondas, la televisión y las paredes. Tiene sus cosas buenas y malas, pero cumple una función igual de importante y que aún hay que desarrollar. En definitiva, es un frente más que hay que cubrir en la guerra de la comunicación.
Teniendo esto claro, debemos profundizar en el análisis del papel que juega Internet en la lucha anticapitalista. Los movimientos sociales llevan varios años dando pequeños pasos en dirección a sacar todo el fruto posible de las facilidades que este medio ofrece, lo que está desembocando en que la red sea un instrumento práctico de difusión de contrainformación, de denuncia, de debate y de coordinación organizativa. Y no nos cansaremos de insistir en que los poderosos son conscientes del potencial de Internet, por ello arremeten contra él cada vez con más frecuencia.
De hecho, hoy en día se puede empezar a plantear que Internet ha finalizado una etapa inicial de «peligro potencial» y ha metido un pie en la etapa de «peligro real».
Si hacemos un repaso de algunos de los zarpazos represivos más importantes que se han dado en el campo virtual y en organizaciones vinculadas a él, podemos deducir que mientras los activistas sociales discuten sobre si Internet es o no «la panacea», la clase dominante, con más visión de futuro, toma la iniciativa de torpedear lo que ya es, conscientes o no, un nuevo campo de acción política. No vamos a detenernos en los ataques a Rebelión por parte de fascistas chilenos o colombianos, ni en el ataque dirigido contra Cubaweb, portal que reúne las páginas en Internet de los principales medios de prensa cubanos como el diario Granma o La Jiribilla, que los dejó tres día en blanco, ni en las frecuentes campañas mediáticas contra webs alternativas venezolanas. Pondremos el eje en algunos de los hechos más comentados por la comunidad cibernética alternativa.
Censura a la web de la Asociación Contra la Tortura, Estado Español
El 16 de marzo del 2000, el servidor alternativo español Nodo50 difunde un comunicado en el que denuncia que a través del diario conservador ABC habían podido conocer que el Director de la Agencia de Protección de Datos dio orden de «clausurar cautelarmente» la página web de la Asociación contra la Tortura, alojada en dicho servidor.
En efecto, al día siguiente llegó la orden mediante la cual se pretendía obligar a Nodo50 a cerrar parte de la web de la Asociación Contra la Tortura, más precisamente los documentos que hacían mención a policías, guardias civiles, políticos y funcionarios de prisiones procesados por torturas y malos tratos.
En un comunicado posterior, Nodo50 aseguraba que los informes de la Asociación Contra la Tortura ya habían sido publicados en diferentes formatos, desde 1998. Incluso habían sido utilizados por varios organismos internacionales como Naciones Unidas y Amnistía Internacional. Curiosamente, al ser datos públicos editados en papel no podían ser sujeto de represión judicial alguna, ya que su publicación se acogía «al derecho de libertad de expresión, de carácter fundamental, universal». Al parecer, estos derechos no corrían en Internet. «La diferencia es el formato en el que han sido editados y al que se aferra algún sindicato policial y la Dirección General de la Policía para presentar su denuncia ante la Agencia de Protección de Datos. Por lo visto, desde un punto de vista estrictamente jurídico, esta denuncia no prosperaría si se centrara en la publicación en papel de los listados», denunciaba Nodo50.
El día 29 del mismo mes llegaba la respuesta de la Agencia de Protección de Datos a las alegaciones de la Asociación Contra la Tortura y de Nodo50. «Las han desechado y en un documento juríco-policíaco nos han dado de plazo hasta dentro de un rato (a las 12 de la noche) para quitar los listados de policías y demás implicados en procesos por tortura y malos tratos, ya que consideran que nuestro servidor es responsable del tratamiento de los datos de las webs de las organizaciones que forman parte de Nodo50», aseguraba el servidor alternativo en una nota pública urgente. La censura se consumaba con una amenaza de multa astronómica.
Nodo50 acordó con la Asociación Contra la Tortura reducir su espacio web a un sólo documento en el que se informaba que esa página había sido censurada y en la que aparecerían las direcciones de otros servidores (17 en total) que solidariamente decidieron alojar la información completa. De esta forma, Nodo50 retiraba de su servidor los informes anti-tortura, evitando así la acusación de delito, pero estos seguirían visibles en servidores de otros países.
Desde entonces, al entrar a la dirección original de la Asociación Contra la Tortura se puede leer: «Esta página ha sido censurada por la Agencia de Protección de Datos, que ha obligado a la Asociación Contra la Tortura y a Nodo50 a retirarla de su dirección habitual, bajo amenaza de una multa de 50.000.000 a 100.000.000 de pesetas (de 269.000 a 538.000 euros)».
La policía arrasa el centro de medios de Génova
El último día de movilizaciones contra el G8 en Génova, el 22 de julio del 2001, la policía irrumpió en el Centro de Medios del Foro Social de Génova (FSG), golpeando a los ocupantes y deteniéndoles, destruyendo y secuestrando material informativo. Ya durante los primeros incidentes de ese fin de semana y las primeras acciones violentas de las fuerzas del orden, los canales informativos independientes (Indymedia, Radiocap, ECN, Decoder, etc.), publicaban en tiempo real informes, crónicas, fotos y filmaciones de todo lo que estaba sucediendo.
A las 00.00 horas del sábado al domingo la gente empezó a gritar que venía la policía y que ya habían entrado en la sede del FSG. Se empezó a oír el ruido de los helicópteros, la policía y las ambulancias. Tras lanzar gases, la policía entró golpeando a los presentes. Subieron directamente al primer piso donde trabajaban los abogados y fueron directos al ordenador con las bases de datos sobre los detenidos e incautaron cintas de vídeo y fotos. Esto dejó en evidencia, como muchos sospechaban, que tuvieron a gente infiltrada dentro del movimiento, porque sabían perfectamente donde estaba todo.
Los activistas del Centro de Medios tuvieron el tiempo justo para avisar a todos los medios de comunicación y llamar a la sede del FSG, en el edificio de enfrente, para ver si estaban bien. Parece que allí alguien acertó a descolgar el teléfono pero no podían hablar: a través del teléfono llegaron los sonidos de los golpes, gritos, llantos… Desde el Centro de Medios pudieron ver poco después como del FSG salieron 50 heridos, algunos de ellos graves. La gente salía en camillas, casi sin poder moverse. El edificio quedó lleno de sangre por todas partes: charcos por las escaleras, los muebles, todo destrozado. Incluso en un principio se pensó que había nuevos muertos porque la policía estuvo sacando bolsas de plástico negro con forma humana y heridos completamente tapados con sábanas.
El ataque a la estructura informativa que difundió las atrocidades cometidas por la policía en Génova no se quedó ahí.
Meses después de los sucesos de Génova, a principios del 2002, las fuerzas del orden se presentaron en varios Centros Sociales italianos: El Gabrio de Turín, el TPO de Bologna, el Cecco Rivolta de Florencia y en la sede de los trabajadores de Taranto (Cobas, sur de Italia). Camiones blindados, con cientos de agentes antidisturbios, llevaron a cabo la orden de allanamiento de la Fiscalía de Génova, secuestrando computadoras, archivos y material de audio y vídeo sobre los hechos de Génova, especialmente aquellos relativos al asalto al centro de medios y la sede del FSG.
La orden de allanamiento calificó estos centros como «sedes de Indymedia».
Hostigamiento a páginas de información alternativa en el Estado Español durante el semestre de presidencia europea
A finales del año 2001 se constituía en el estado español una plataforma de páginas web denominada «Red de Contrainformación UE 2002». Esta red estaba formada por Nodo50 (www.nodo50.org), La Haine (www.lahaine.org), Rebelión (www.rebelion.org), IMC-Barcelona (barcelona.indymedia.org), ACP-Indymedia Madrid (madrid.indymedia.org), Griesca (www.griesca.org), Revista Pangea (revista.pangea.org) y UPA-Molotov (www.nodo50.org/upa-molotov). Lo que pretendía esta plataforma virtual era coordinar esfuerzos en la tarea de informar sobre las movilizaciones contra la presidencia española de la Unión Europea (enero-junio 2002).
Según un comunicado difundido a finales de enero de 2002, la Red denunciaba que «en una acción coordinada, al parecer desde el Ministerio del Interior, un entramado de al menos 7 medios de comunicación de segundo orden comenzaron el lunes 14 de enero la campaña de ataques contra las webs de contrainformación».
Todos estos medios publicaban un artículo de la agencia informativa COLPISA, que según la Red de contrainformación, estaba «plagado de mentiras, insinuaciones sin demostración e intentos de relacionar a la contrainformación virtual con ‘los violentos’, utiliza profusamente términos como ‘sabotaje’, ‘guerrilla urbana’, ‘radicales antisistema’. Todo esto a pesar de que la poca información (no manipulada) que ofrece la plataforma sólo habla de la reunión del 24 y 25 de noviembre de 2001 en Zaragoza (en la que no se habló de sabotaje ni guerrilla, los documentos son públicos, ver www.nodo50.org/antiglobalizacion)».
Así mismo, se denunciaba un nuevo ataque contra Nodo50. «El jueves 17 de enero el servidor Nodo50 fue objeto de un ataque informático y el diario El Mundo se hacía eco el viernes 18 de la ‘polémica’ generada alrededor de las paginas web que desde hace varios meses se coordinan a través de la Red de Contrainformación UE 2002», señalaba la Red. El gobierno pretendía crear un ambiente tenso y propenso a una posible actuación de las fuerzas represivas, en caso de que se estimara necesario.
La policía quería «garantizar el orden» durante el semestre europeo y entre sus frentes represivos estaba el control a los medios alternativos, los cuales respondían al juego de las amenazas e intimidaciones. El 15 de marzo, Nodo50 difundía un detallado informe donde se hacía público que «desde hace meses, la policía rastrea en Nodo50 las actividades del movimiento antiglobalización en Internet. El movimiento antiglobalización y Nodo50, servidor telemático de casi 500 organizaciones sociales, actúan con total transparencia. Esto permite al Ministerio de Interior saber todo lo que el movimiento hace, piensa y discute. Sin embargo, les investiga y filtra informaciones falsas a los medios de comunicación sobre supuestos manuales de sabotaje y preparación de acciones violentas. (…) Nodo50 ha detectado las direcciones IP de los ordenadores que usan las Fuerzas de Seguridad para esta vigilancia, lo que nos ha permitido averiguar todas sus actividades en nuestro servidor, incluyendo: infiltración en listas de correo privadas, búsquedas de palabras clave y exploración de la web una media de 12 horas diarias, los 7 días de la semana».
El informe fue presentado por el servidor alternativo a los medios de comunicación en una rueda de prensa en el Parlamento, junto con Endika Zulueta (abogado) y Gaspar Llamazares (coordinador general de Izquierda Unida).
Además, el informe de Nodo50 ayudó a la Red de Apoyo Zapatista en Madrid a descubrir a un policía infiltrado en los movimientos sociales desde hacía 10 años. El grupo informaba en un comunicado que «al leer dicho informe, observamos, no sin sorpresa, que una de las direcciones de correo ahí mencionadas, correspondía a una persona que pertenecía a nuestro colectivo». Al reflexionar sobre el escaso conocimiento personal que estos activistas tenían de él, les surgieron multitud de dudas. Tras hablar por teléfono con el infiltrado, éste «dijo que no iría a la reunión en la que todo el colectivo iba a hablar del problema porque pensaba que era lo mejor para todos. Además, aseguro que se encontraba tan mal, que estaba pensando seriamente en irse de Madrid. Y desde ese momento, no hemos vuelto a saber nada de él», aseguró la red madrileña de apoyo al zapatismo. Lo que se dedujo de este caso y, en definitiva, lo que sorprendentemente el informe de Nodo50 logró confirmar, fue lo siguiente: un infiltrado en los movimientos sociales madrileños escribía e-mails a sus «compañeros» desde la misma estación de policía.
Redada en el Centro de medios de Dinamarca
A las 11:00 de la mañana del 13 de diciembre de 2002, segundo día de las más importantes movilizaciones en Copenhague contra la presidencia danesa de la UE, la policía se encontraba realizando una redada en el local del servidor Catpipe. Unos 45 policías registraron y copiaron los registros de visitas del servidor que alojaba las páginas alternativas más importantes que venían informando sobre las movilizaciones.
Entre ellas estaban la web de la agencia de contrainformación Modkraft (www.modkraft.dk); Sumit Info (www.summitinfo.dk), una página con información sobre la cumbre y cuyos administradores, entre otras cosas, desarrollaron un servicio de envío de noticias cortas por medio de mensajes de móvil a los activistas interesados; y el sitio de «Global Roots» (www.ulydighed.dk), colectivo antiglobalización que llamó a realizar acciones durante la cumbre, entre ellas una acción en la red con el propósito de «bloquear» al servidor oficial de la cumbre de la Unión Europea en la capital danesa. Esta fue la razón dada por la policía para la redada.
Otra consecuencia de esta acción policial fue que todos los mensajes de correo electrónico, nombres de usuario y contraseñas, así como los registros de visitas en esos ordenadores, pasaron a manos de la policía.
Amenazas a Indymedia Madrid
Entre el 20 y 22 de marzo de 2003 se producen en Madrid combativas jornadas de protesta contra la guerra a Irak, en la que participaba el ejército español. Durante esos días la violencia policial fue terrorífica, contándose por cientos los heridos y sucediéndose en televisión las imágenes de la brutalidad empleada por los antidisturbios para disolver a los manifestantes.
Indymedia Madrid realizó una intensa labor informativa en directo a través de Internet, y mostró con imágenes, entrevistas y reportes lo que estaba sucediendo en las calles. El 26 de marzo, apenas unos días después de estos hechos, llega por sorpresa la orden de desalojo contra el centro social okupado El Laboratorio 3, lugar de trabajo de los activistas de Indymedia y tercera tentativa de disponer de un local sin condicionamientos. Se les da una semana para abandonar voluntariamente un edifico okupado desde hacía más de un año.
La versión oficial de la salvaje actuación policial durante esos días debía ser acaparada por los medios corporativos, cosa que no sucedió y que desembocó, de esta forma, en represalias para los cyberperiodistas.
Miembros de Indymedia señalaron en un comunicado que «quizá esta amenaza no sea ajena a lo que ha pasado estos días en Madrid. Quizá han decidido acabar con todo lo que disiente, lo que se rebela, lo que crea, lo que no sé deja domar, lo que no claudica».
El desalojo del centro social se consumó 2 meses después. Anteriormente habían sido desalojados del Laboratorio 1 y 2, posteriormente lo fueron del 4.
Desalojo del local de Indymedia Argentina
En abril del 2003 la Policía Federal argentina desalojó el ex-Banco Mayo de la calle Suárez 1244, okupado por la Asamblea de Lezama Sur nueve meses antes, tras años de suciedad y ratas, en el que venía funcionando una oficina de redacción de Indymedia Buenos Aires. El colectivo de Indymedia denunció que «este desalojo no es un hecho aislado, sino que se encuadra en una política del gobierno de la ciudad, política a la que la policía responde activamente, como siempre le gustó.» Mediante un gran despliegue de patrulleros, carros de detención y motos, un total de 50 efectivos incluido personal de civil y de infantería, cortaron toda la cuadra al acceso peatonal y vehicular. La policía desplegó un vallado en las dos esquinas de la calle para impedir que los vecinos se acerquen al edificio, luego varios oficiales la emprendieron violentamente con hachas contra las cortinas del edificio, también destruyeron la puerta de entrada. Al entrar comenzaron a arrojar todos los muebles y pertenencias colectivas de la asamblea y de grupos que participan del espacio. No dejaron entrar a la prensa, como tampoco a los abogados. Las personas que estaban dentro del edificio fueron expulsadas a la calle. Destruyeron el valioso material que se utilizaba para realizar talleres de periodismo, así como otros de recreación y también un merendero para los niños de La Boca, uno de los barrios con mayor índice de desnutrición de la ciudad.
Numerosas colectivos sociales y organizaciones de trabajadores mostraron su solidaridad ante el desalojo. Los obreros y obreras de Cerámica Zanon, la fábrica bajo control obrero más importante de Argentina, denunció el desalojo y destacó que «repudiamos y estamos en contra de todo ataque contra los compañeros de Indymedia Argentina, quienes son agredidos por solo cubrir las noticias de manera independiente y contar la verdad de lo que ocurre en cada lugar donde haya conflicto, y es por eso que se los ataca, porque piensan que de esa manera van a hacer callar la voz del pueblo».
Asalto al centro de medios alternativos de Ginebra
Las pasadas movilizaciones contra la Cumbre del G8 en Evian (junio 2003) conllevaron terribles actos represivos por parte de las fuerzas de seguridad suizas y francesas.
El 1 de junio, día en que tuvieron lugar las principales movilizaciones contra la Cumbre, la policía entró a la fuerza en el Centro de medios de Ginebra, desalojó e interrogó a periodistas y activistas.
Entraron por la puerta principal del edificio agentes de paisano, vestidos como manifestantes del Bloque Negro, algunos muy jóvenes, de no más de 22 años (según testigos). Llevaban brazaletes con la señal de «policía» y la mayoría tenia la cara tapada. Después de haber cacheado, registrado, revisado los pasaportes, interrogado a varios de los presentes, les dijeron que debían irse porque iban a cerrar el local. Las insistentes quejas de los activistas y la presencia de gran número de testigos lograron deponer la provocadora actitud policial, pero no evitaron el deterioro del servicio cuando más necesario era.
Por otra parte, durante esta jornada de movilizaciones fueron detenidos dos miembros de Indymedia Suiza y resultó herido en la cabeza otro activista de Indymedia Italia, producto de las cargas policiales.
Marzo 2004. Intimidaciones contra La Haine
Entre el 10 y 11 de febrero de 2004, desde un ordenador situado en la Dirección General de la Guardia Civil española (institución militar del estado) fueron publicados en la agencia de contrainformación La Haine varios mensajes a continuación de una noticia que llamaba a la movilización contra la tortura en el País Vasco:
«La paz y la solución [al conflicto vasco] es el exterminio». «Es necesario la toma militar de Euskadi y la imposición de un Estado de guerra». «El gobierno Español no tiene valor de tomar las armas a las claras». «[El torturado vasco] Unai agredió al policía dándole con la cara en el puño, seguramente este policía tendrá derecho a pedir daños y perjuicios. (…) le tenían que haber pegado más».
Poco después, el 2 de marzo, fue introducido en el libro de visitas de JoTaKe-La Haine (web vasca de la Red La Haine, www.jotake-lahaine.org) un nuevo mensaje desde un ordenador cuya IP pertenecía a la Dirección General de la Guardia Civil. El mensaje, firmado con el nombre del dictador fascista «Franco», lanzaba vivas a la organización parapolicial y asesina GAL (especialmente activa en España en los años 80), de la cual muchos miembros de esta institución militar española fueron participantes. Además, el firmante aseguraba que «todos los que apoyáis el terrorismo seréis aniquilados y aplastados. (…) Acabaréis siendo historia como el marxismo en todo el mundo».
El colectivo de contrainformación denunció en un comunicado que estos mensajes pretendían mostrar que «los que torturan en dependencias policiales e invaden países bajo el amparo de unos votos que la mayoría de la población les otorga en elecciones teledirigidas, pasan por encima de la ley. Nos dicen claramente que no les importa cometer un delito porque son impunes.»
Solo unos días después, el 11 de marzo, se producían varios atentados en los trenes de cercanías de Madrid, los cuales produjeron cerca de 190 muertos y 1500 heridos. La Haine dejó de funcionar a las 21:30 horas del sábado 13 de Marzo, día previo a las elecciones presidenciales y de manifestaciones espontaneas contra Aznar que La Haine cubría en directo a través de su página web; el servidor la suspendió luego de un constante ataque informático conocido como «DoS» (Denegación del Servicio). Mientras esto sucedía, recibían en varios correos más de 50 mensajes insultantes con el sello de «Basta Ya», organización ultraderechista vinculada al partido de Aznar en su «lucha contra el terrorismo».
La página estuvo varios días cerrada hasta que finalmente tuvo que cambiar de servidor.
Octubre 2004. Cierre de varias páginas de Indymedia por publicar fotos de policías secretos
En la mañana del jueves 7 de octubre el FBI allana Rackspace (proveedor de Indymedia, empresa estadounidense con oficinas también en Londres, www.rackspace.com) y secuestra los discos duros con toda la información de Indymedia Nantes y de otras veinte páginas web de esta red en otros países. Tras la acción del FBI las webs afectadas quedaron inaccesibles. Horas después varias de estas páginas recurrían a servidores alternativos solidarios para ponerlas de nuevo en funcionamiento. La mayoría de estas webs han estado cerradas entre dos y tres días, si bien algunas tardaron más tiempo en recuperar la normalidad. Unos días después, sin mediar ninguna explicación, el FBI devolvía los discos duros.
Todo esto ocurría, aparentemente, a raíz de una investigación judicial abierta por el fiscal general de Ginebra, Daniel Zappelli, tras la denuncia de dos inspectores policiales de esa ciudad suiza «por la publicación de sus fotos [de civil]y la dirección y el nombre de uno de ellos en la versión francesa de Indymedia» (Nantes). Los dos policías del servicio secreto suizo formaban parte de la célula G8, encargada de las investigaciones sobre los incidentes ocurridos en Ginebra durante las protestas contra la cumbre del Grupo de los Ocho de 2003.
Las fotos de los policías secretos, que hasta ese momento habían sido vistas en círculos reducidos, de pronto son conocidas por el movimiento de izquierdas de todo el mundo, ya que se reproducen y continúan accesibles en Internet en otras páginas.
La información sobre los motivos es mínima. «Abrí una investigación pero no diré nada más», dijo el fiscal general de Ginebra. El portavoz de la Policía federal estadounidense (FBI) Joe Parris aseguró que la petición de intervenir al proveedor de Indymedia procedió de los gobiernos de «Italia y Suiza», sin dar más detalles. «Los responsables del Ministerio de Justicia sólo cumplieron las obligaciones legales contenidas en nuestro tratado de asistencia mutua», insistió.
Como señala el español Roberto Delgado, de lo anterior se puede deducir que los objetivos principales de esta acción represiva son dos: dividir a la Red Indymedia y crear miedo entre los activistas de la prensa alternativa.
Por un lado, con esta acción el poder impone un debate falso en la lista interna de Indymedia: «¿Es correcto publicar fotos e incluso datos de policías secretos?». Esta discusión provocada se centraría en los límites de la ética periodística, la superioridad moral que debe caracterizar a los militantes de izquierda y la necesidad de evitar acciones político-informativas que «provocan la represión». Hay páginas web (Indymedia Madrid, por ejemplo) que en ocasiones, cuando publican fotos de manifestaciones, manipulan las imágenes para taparle la cara a los policías antidisturbios. En el caso que analizamos, el poder intenta quedar al margen. Su argumentación sería algo así como «nosotros no tenemos intención de cerrar medios alternativos, pero si alguno incumple la ley no nos queda más remedio que acatar las decisiones judiciales». Si aceptamos su argumento, sólo nos queda enfrentarnos entre nosotros, en vez de unirnos en la oposición a «este gran ataque a la libertad de expresión», por utilizar sus propios slogans. Algunos activistas de Indymedia cayeron en la trampa de este debate, que busca resquebrajar la cohesión de la alternatividad en la Red global.
Por otro lado, a cualquier activista se le ponen los pelos de punta al leer semejante titular: «El FBI cierra servidores de Indymedia». Si bien este acto represivo representa a día de hoy el mayor ataque a la prensa alternativa en Internet, no fue especialmente doloroso, sino más bien simbólico. La mayoría de las páginas web retiradas volvieron a estar accesibles a los pocos días, y, más importante, después de este hecho logran, a través de servidores alternativos solidarios, una mayor difusión del proyecto y un aumento del número de visitas. Obviamente el poder cuenta con todo ello, pero la noticia no deja de ser impactante. Lo que hacen los mandamases es darnos un aviso que pretende meternos el miedo en el cuerpo: cuando deciden atacar al movimiento anticapitalista no hay derecho internacional ni libertades de expresión que valgan; las fuerzas represivas actúan con total impunidad. (Ver Roberto Delgado, Represión a Indymedia: El mayor ataque a la prensa alternativa en Internet, La Haine)
La necesidad de defender los espacios de contrapoder conquistados en Internet
¿Qué hicimos los colectivos de contrainformación ante esos ataques? Poca cosa. Los que más se movilizaron fueron los de Nodo50 cuando el ataque a la web contra la tortura, además de la denuncia mediática convocaron una manifestación frente a la Agencia de Protección de Datos, en Madrid, a la que asistieron unas 200 personas y en la que se rompieron ordenadores viejos como forma de protesta. En el resto de los casos, no pasamos de denuncias mediáticas y alguna intervención de partidos políticos de izquierda.
Los hechos resumidos más arriba nos demuestran fehacientemente algo que ya sabemos: la información es poder y el monopolio que el sistema ostenta le es necesario para mantenerse e incluso para fortalecerse. Por tanto, debemos incluir al frente comunicativo virtual en el debate a plantear entre los medios alternativos: el monopolio de la información se ve en peligro, y el poder comienza a tomar medidas de autodefensa. Esta discusión debería ser afrontada por todos los activistas del movimiento anticapitalista (no sólo los que trabajamos en los medios). ¿Cómo respondemos a estos ataques? ¿Cómo evitamos este tipo de acciones represivas en el futuro?
Creo que lo primero es tener claro que estos hechos no pueden quedar impunes. Deberíamos intentar activar mecanismos de movilización social en la calle para defender nuestros medios de comunicación, como charlas informativas, acciones de propaganda y denuncia, manifestaciones, etc. Aumentar en los movimientos sociales la conciencia de que la contrainformación es necesaria, y de que no debemos dejar pasar estas agresiones, al igual que no dejamos pasar otras más evidentes para el común de la gente. Es cierto que los gobiernos pueden profundizar la represión a los medios alternativos con detenciones y encarcelamientos, pero esa fue siempre su forma de defenderse y es un riesgo que siempre vamos a correr, al menos mientras acompañemos a las luchas populares. Si por nuestra parte tomamos la decisión de, por ejemplo, dejar de denunciar públicamente a los policías infiltrados y en general moderamos la política desarrollada en nuestros medios, estaremos cayendo en la trampa que nos tienden, resignándonos a realizar una actividad informativa delimitada por el poder. En definitiva, aceptando la derrota.
Pero eso debemos hacerlo partiendo de que los medios no somos independientes: dependemos de los movimientos sociales. Sebastián Hacher, de Indymedia Argentina, escribe: «Tenemos que partir de que los medios alternativos solo existen y se desarrollan cuando son necesarios socialmente (…).La suerte de los medios de comunicación alternativos, si estos no son una burocracia, está íntimamente ligada a la de la lucha de clases en general; nacer, morir y resucitar con nuestro pueblo, hacer latir nuestro corazón al ritmo de la realidad de los movimientos es la primer tarea».
Efectivamente, nuestra suerte está ligada a la de nuestros pueblo. Cuando no existen condiciones que muestren un crecimiento político de los movimientos sociales, como en el caso de las movilizaciones contra la guerra de Irak en el Estado Español, a principios del año pasado, poco podemos hacer.
Si las movilizaciones tuvieron tal dimensión multitudinaria fue debido a la difusión de las convocatorias principales por parte de los grandes medios, así como al hecho de que el PSOE y su entorno se pusieran a la cabeza de dichas manifestaciones, sin olvidar por supuesto cierto sentimiento espontáneo de hastío social ante tanta tropelía manifiesta demostrada por los jefes de la guerra. Es necesaria la alegría por los millones de personas que salieron a la calle, pero no debe olvidarse quién los ha convocado. No debe desmerecerse la relevancia de esa gran oleada popular en contra de la guerra, pero sin embargo los colectivos de información alternativa, los movimientos sociales que constituyen el movimiento antiglobalización, no estuvimos a la altura requerida. El «No a la guerra» ha significado perder la mejor parte de lo representado por estos movimientos, es decir, el No a la guerra contra los inmigrantes, el No a la guerra contra las mujeres, el No a la guerra contra los precarios, el No a la guerra en Euskal Herria, el No a la guerra en las cárceles, el No a las bases americanas, el No a la globalización…
La gran diversidad del movimiento antiglobalización se afirmó en el «No a la guerra», pero a través de dicha consigna también se negaron sus rasgos identitarios principales. Es decir, se vació de verdad y contenido transformador al movimiento, convirtiéndolo en un cuerpo grande sin personalidad ni autonomía. (Ver Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, Javier Corazón – CAES, La Haine)
Aunque hay mucho para discutir sobre la vida, pasión y ¿muerte? del movimiento antiglobalización (este no es el momento), queda claro que en esas condiciones no podía servir de muro de contención a los ataques a medios de contrainformación.
Conclusión
Las webs alternativas no son sólo espacios de «libertad de expresión», es decir, donde cada uno dice lo que quiere sin censura de ningún tipo. Son mucho más que eso: son espacios de denuncia de las injusticias, de difusión de información antagónica, de coordinación entre organizaciones de varias ciudades o barrios, de debate anticapitalista, de análisis político, etc. Los movimientos sociales están construyendo en Internet espacios de poder alternativos; debemos ser conscientes de ello y luchar con firmeza para defenderlos.
Por otro lado, es de destacar que en situaciones de estallidos populares la violación de derechos humanos por parte de la policía se intensifica y la represión se torna más salvaje. Podemos deducir de los ejemplos citados más arriba que en esos casos los medios de información alternativos juegan un papel fundamental. Las facilidades de contrainformar a través de Internet y el uso que los movimientos sociales han hecho de ello, han conseguido atacar el cerco de impunidad que rodea a las fuerzas represivas y el silencio de los grandes medios en situaciones de crisis. Por eso, muchas de estas redadas a centros del periodismo cibernético se producen durante cumbres antiglobalización u oleadas de protestas en las calles, es decir, cuando se agudiza la batalla por la concienciación ideológica y la lucha política.
Los medios de contrainformación son visitados por muchísimas personas, gente de muchos países y nacionalidades. Esto es lo que no pueden soportar los poderosos, que los activistas se organicen y ataquen el monopolio de la información empresarial, multiplicando la fuerza comunicativa de los movimientos sociales anticapitalistas. Esta es la causa, y no otra, de la criminalización a la que los medios alternativos en Internet se ven sometidos.
Siguiendo con las reflexiones de Mónica Álvarez, vemos que en las grandes rebeliones sociales de los últimos años, la comunicación entendida como coordinación del comportamiento jugó un papel decisivo. Los medios alternativos y lo que Umberto Eco define como guerrilla semiológica (serie de intervenciones y actuaciones producidas, no desde el sitio de partida del mensaje, sino en el lugar al que llega, induciendo a los usuarios a discutirlo, a criticarlo, a no recibirlo pasivamente) son las formas que se generan para combatir la potencialidad de controlar «el mensaje» y «ejercer influencia sobre la opinión de los usuarios y hasta directamente moldear su conciencia». De esta forma se puede explicar la reacción de los españoles a la campaña de Aznar para inculpar al ETA de los atentados del 11M y la respuesta del pueblo venezolano a la justificación del golpe de estado por parte de la derecha dirigido a la clase media antichavista.
Este tipo de difusión de la información veraz por medios informales modifica en ocasiones puntuales, casos de España y Venezuela, los designios de las transnacionales y de allí la importancia que reviste el desarrollo de los medios alternativos como trincheras de combate en una guerra de guerrillas semiológica contra la dictadura de los medios de comunicación masivos sobre la ciudadanía.
Pero lo fundamental, insistimos, es saber que los medios alternativos en Internet, por nosotros mismos, no conseguiremos sobrevivir a la renovada persecución del sistema. Debemos comprometernos con la lucha diaria de las organizaciones sociales; tener claro que los medios alternativos solo existen y se desarrollan cuando son necesarios socialmente. Y además, hacerlo sabiendo el lugar que ocupamos. Citando al desaparecido periodista argentino Rodolfo Walsh: «Nuestro rango en las filas del pueblo es el de las mujeres embarazadas, o los viejos. Simples auxiliares, acompañantes. Eso estaría bien, de todos modos, si fuéramos modestos».
Sólo saldremos adelante si contamos con el apoyo del activismo y de los espacios de lucha popular. Para ello debemos ser parte de estos círculos, y no «gente de fuera que se dedica a eso de Internet». Sobreviviremos en la medida en que el poder tenga claro que si toca a estos medios, la respuesta social va a ser contundente.