El Foro Social Mundial (FSM), reunido esta semana en Brasil, tiene la tarea urgente de proponer soluciones alternativas para la crisis mundial del capitalismo, e impulsar un control democrático de la economía y el Estado en todo el planeta, según el activista filipino Walden Bello. En su novena edición, el FSM se realiza desde el […]
El Foro Social Mundial (FSM), reunido esta semana en Brasil, tiene la tarea urgente de proponer soluciones alternativas para la crisis mundial del capitalismo, e impulsar un control democrático de la economía y el Estado en todo el planeta, según el activista filipino Walden Bello. En su novena edición, el FSM se realiza desde el martes y hasta este domingo en la norteña ciudad brasileña de Belém.
El editor de TerraViva, Alejandro Kirk, dialogó con Bello.
IPS: En el contexto de la actual crisis mundial, ¿cuál es la tarea más relevante del FSM?
WALDEN BELLO: Estamos en una coyuntura histórica muy crítica, en la que el capitalismo neoliberal se está deshaciendo. Pienso que el FSM es un sitio donde deberían tener lugar discusiones muy serias, en términos de anticipar la probable respuesta del capitalismo global, así como impulsar alternativas a la crisis actual. Debemos poner realmente la tarea del FSM en el contexto de la crisis mundial, verdaderamente masiva.
IPS: ¿Así que Belém será un escenario crucial para el futuro del FSM?
WB: Sí, definitivamente. En este punto será fundamental para la sociedad civil mundial responder a esta crisis, más allá de la clase de soluciones para la estabilización que se están empezando a ver en Europa y Estados Unidos.
Las elites capitalistas ya están yendo más allá del neoliberalismo de muchas maneras, así que pienso por un lado que en Belém será realmente importante llegar a un consenso sobre la crisis del capitalismo, y deberíamos tener discusiones muy serias sobre cómo ir más allá de (esas) soluciones. Pienso que necesitamos proponer alternativas desde dentro del sistema, como una expansión de la democracia social, por ejemplo.
IPS: ¿Cómo puede el FSM llegar a semejante respuesta y cómo puede implementarla?
WB: En Belém se necesita identificar no sólo una crisis del neoliberalismo, sino una crisis del capitalismo. En el modo de producción capitalista, las raíces de la crisis son dinámicas. La alternativa a eso es algo que necesitamos abordar seriamente.
Realmente necesitamos enmarcar nuestras respuestas en términos de valores universales comunes, como la cuestión de la justicia y de la equidad, crear una alternativa que realmente se preocupe por el bienestar de la gente. Pienso que el debate en Belém será muy crítico en ese sentido.
En cuanto a la implementación, hay que ser bastante innovadores. Necesitamos vincular sólidamente nuestro movimiento en diferentes países, interactuando con respecto a las alternativas que se promueven. No puede ser fácil, pero este compartir experiencias e ideas y crear redes es algo en lo que el foro jugará un rol fundamental.
IPS: En sus escritos, usted parece evitar términos clásicos como «socialismo», «revolución» y afines para describir a la clase de sociedad a la que aspira el FSM.
WB: No rehúyo tanto de articular la alternativa. (Queremos) democratizar la propiedad de los medios de producción. Ya sea que uno llame a eso socialismo o democracia popular, o socialismo democrático, de lo que uno realmente está hablando es de un control democrático de la economía.
Necesitamos mirar la posible articulación de economías combinadas, con diferentes sistemas de propiedad dentro de la economía, lo que probablemente incluirá empresas sociales, cooperativas, empresas privadas y estatales.
Ésa es una dimensión. Otra es la cuestión de volver a centrarse en la economía interna, en el desarrollo económico nacional en vez de en los mercados exportadores. Estaríamos hablando sobre la importancia crítica de la equidad, de mecanismos bastante fuertes de ingresos y redistribución. Y sobre una alternativa ecológicamente sostenible. No quiero usar el término «socialismo» porque hay ciertas connotaciones sobre de qué se trata el socialismo que devuelven la imagen de Europa oriental.
IPS: ¿Hay algo similar a esto que esté ocurriendo en alguna parte del mundo precisamente ahora?
WB: Estamos viendo esfuerzos coherentes con esta línea en varios países, ciertamente en Bolivia, Ecuador y Venezuela. Por supuesto que cada proceso tiene sus propias particularidades y dinámica.
Yo diría que a medida que la crisis se profundiza –y pienso que estamos en las etapas iniciales de esta crisis– los esfuerzos de la gente van a ir más allá de los muy tradicionales mecanismos de estabilización ahora en curso. Así que imagino que veremos cada vez más de estos esfuerzos, por el control democrático y la participación.
IPS: En este proceso, ¿los países en desarrollo asumen el liderazgo y el Norte industrializado se queda rezagado?
WB: Yo no diría eso. Pienso que la gente todavía está aturdida por la crisis, especialmente en Estados Unidos, Europa y Japón. La crisis se mueve muy, muy rápidamente. Yo no descontaría el surgimiento de movimientos populares en estas áreas.
IPS: También está el riesgo de reacciones de la derecha radical, como las de Francia e Italia.
WB: Eso es definitivamente una posibilidad. Lo que vamos a ver es tres posibilidades: una radicalización hacia la izquierda, una radicalización hacia la derecha –y éste es un gran peligro en el Norte, en lugares como Italia y Francia– o simplemente la parálisis. Así que no hay garantías de que las alternativas progresistas vayan a crecer. Los progresistas, con su conocimiento de la sociedad y su estrategia, deben luchar por su hegemonía.
IPS: Hace poco usted escribió que la balanza global del poder se está inclinando hacia el Sur en desarrollo.
WB: Lo que quiero decir es que en la última década hemos visto el debilitamiento de los centros económicos tradicionales. Vimos que Estados Unidos ingresó en esta forma de capitalismo guiada por el consumo y las finanzas, financiada por China. El crédito chino ha mantenido a la economía estadounidense funcionando.
En los últimos 10 a 15 años, países como Brasil, China e India se han convertido en actores económicos relativamente más fuertes, con el cambio de puestos laborales y capital. Se han vuelto los acreedores del Norte. Eso es lo que quiero decir en términos de equilibrio de poder. No estoy diciendo que se hayan convertido en el nuevo centro. El Norte continúa siendo el poder hegemónico, especialmente Estados Unidos.
IPS: ¿Es esto positivo para la clase de esfuerzo que usted exige?
WB: Depende. Sobre todo, cuanto menos hegemónicos se vuelven los países del Norte y cuanto más poder se difunde hacia el sistema mundial, pienso que es un hecho positivo. Por otro lado, hay que darse cuenta de que estas economías (del Sur) están controladas de muchas maneras por una elite capitalista. Por ejemplo, (la elite) de China es menos responsable que, digamos, la elite de Estados Unidos.
IPS: En este contexto, ¿cómo ve el ataque israelí contra Gaza?
WB: Desde el primer momento he sostenido que hay ciertas luchas clave sobre las que el FSM debe adoptar una posición muy fuerte. Definitivamente, la cuestión palestina es una de ellas. El FSM debería condenar a Israel y apoyar el derecho de los palestinos a su propio Estado, apoyando el derecho de regreso de los palestinos a lo que ahora es Israel.
Yo realmente siento que el FSM ya no puede decir que simplemente queremos brindar un techo para que tengan lugar las discusiones. Siempre he dicho que esa clase de postura académica terminará disipando el espíritu del FSM, y pienso que eso ya ha ocurrido, hasta cierto punto.
Reforzar realmente su alma y continuar proporcionando una fuerte energía en apoyo de los movimientos de la sociedad civil, la cuestión palestina y Afganistán, la cuestión del capitalismo, son temas en los que el FSM debe adoptar una posición muy fuerte.
IPS: Tal enfoque demanda una estructura permanente.
WB: Sí, pensamos que deberíamos hallar maneras de volver al Consejo Internacional un organismo más responsable. El problema con él es que se trata principalmente de un grupo de debate más que de una entidad con poderes efectivos para hacer avanzar la lucha.
Uno de los problemas del FSM es que no hay un sentido de acumulación de lecciones de uno a otro. Ése es el desafío. Pero pese a todas las debilidades del FSM, todavía es un mecanismo muy importante para que la sociedad civil global pueda influir en el curso de los acontecimientos mundiales.
* Este informe fue publicado por TerraViva, un periódico independiente de IPS, en el Foro Social Mundial de Belém, Brasil.