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Irán, los fantasmas de la guerra sucia

Fuentes: Peacereporter

Traducido para Rebelión por Susana Merino

Una explosión mató al padre de los zánganos (aeronaves no tripuladas) de los ayatolás, pero es sólo el último científico que perdió la vida en el país

Encontrar una foto de Reza Baruni en Internet es una misión imposible. Sin embargo, en los últimos dos días, su nombre estuvo en el centro de un misterio que tiene muchos aspectos internacionales, de aquellos especialmente codiciados por los fans de cine negro y de espionaje.

La única certeza es que el ingeniero aeronáutico iraní Reza Baruni está muerto. Sobre todo lo demás se cierne un misterio absoluto. Baruni está considerado por todos los analistas de la industria el padre de los zánganos, vehículos aéreos no tripulados (UAV), de la República Islámica, es decir de las naves aéreas no tripuladas que permiten espiar a los opositores y atacar blancos estratégicos sin arriesgar un solo soldado. Baruni se ocupaba de ese sector, aunque su nombre sólo era conocido por la cúpula militar y el régimen político de Teherán. Vivía con su familia en una hermosa villa en Ahwaz, ciudad capital de la región de Juzestán, cerca de la frontera con Iraq. El 1 de agosto 2010 su casa fue volada. Baruni ha muerto pero ningún órgano informativo de Irán lo ha mencionado.

• El 17 de agosto 2010, Debka (muy próximo a la inteligencia israelí) publica la noticia de la muerte de Baruni y da a conocer sus conclusiones: la casa del ingeniero iraní voló por los aires a causa del estallido de tres artefactos explosivos muy poderosos. Baruni fue asesinado. Las agencias de todo el mundo se hacen eco de la noticia y las autoridades iraníes, sin dar demasiada importancia al asunto, proporcionan la versión oficial: confirman la muerte de Baruni, pero atribuyen a una fuga de gas la explosión que mató al ingeniero. Debka que muchas veces ha publicado noticias de especial importancia -no todas apoyadas por pruebas irrefutables- insiste en la tesis del asesinato, poniendo sobre la mesa una serie de hipótesis sobre quién puso las bombas:

• Los servicios secretos de los países del Golfo Pérsico, Arabia Saudí a la cabeza. Las ricas monarquías del Golfo están más preocupadas que los EEUU y que Israel por el desarrollo bélico de Irán. La lucha secular entre suníes y chiíes está pasando por una nueva etapa de tensiones y las minorías chiies, sobre todo en Arabia y en Bahrein están cooptadas (y reciben fondos) de la matriz iraní.

• Los servicios secretos israelíes están cada vez más preocupados por Irán y por la provisión de armas y de tecnología al Hizbulá del Líbano.

• Los servicios secretos de los EEUU, preocupados desde hace bastante tiempo por los vuelos espía iraníes (algunas fuentes datan los primeros en Iraq y Afganistán en 2006), se sienten apremiados por tranquilizar a Israel e impedir que ataque a Irán, lo que provocaría un estallido bélico en la región.

• Los independientes del Kurdistán, única región de Irán con mayorías árabes y suníes (país gobernado por las castas persa y chií), apoyados en el pasado por los EEUU y Gran Bretaña, y que se oponen al centralismo de Teherán.

¿Pruebas? Ninguna. Para publicar la noticia Debka eligió el día en el que el Ministro de Defensa Iraní Ahmad Vahidi anunciaba, en una conferencia de prensa, el nacimiento de Karrar, el nuevo avión espía iraní, y el desarrollo de los modelos aéreos sin piloto Rad y Nazar, capaces de cumplir operaciones ofensivas. Aparatos que el Secretario de Defensa Robert Gates definió, hace cinco meses como «una gran preocupación para Washington» Los mismos que el Washington Post primero (con la investigación Top Secret America) y el New York Times después, denunciaron como instrumentos clave de la «guerra sucia» estadounidense, gracias a los cuales fueron asesinados enemigos de los EEUU en Yemen y en Pakistán.

¿Está también en curso una guerra sucia con Irán? Es difícil asegurarlo pero existen todavía otros dos episodios rodeados de misterio. El primero es el del científico iraní Sharam Amiri, que desapareció en la primavera de 2009 durante su peregrinaje a la Meca pero que apareció un año después en un video en el que relataba que había sido secuestrado por los servicios secretos saudíes y enviado a los EEUU. Según su versión de los hechos, cuando fue presentado el 13 de junio de 2010, en la embajada de Pakistán en Washington, se había negado a proporcionar a la CIA informaciones sobre el programa nuclear iraní en el que trabajaba. La historia genera perplejidad. Acogido como un héroe cuando regresó a Irán, Amiri pareciera haberse dirigido espontáneamente a los EEUU para «vender» sus secretos. Puede que algo no anduviera luego bien e Irán lo mostró como fugándose peligrosamente de un acto de piratería de los EEUU. Pero si había sido secuestrado, ¿como pudo Amiri grabar un video con un mensaje y presentarse luego en la embajada de Pakistán?

Pero el episodio más oscuro es en cambio el de la muerte de Massud Ali-Mohammadi, docente de física nuclear en la Universidad de Teherán, asesinado el 11 de enero de 2010 en la capital iraní. El profesor Ali-Mohammadi murió por la explosión de una motobomba accionada a distancia en el momento en que el docente salía de su casa para dirigirse a su trabajo «El homicidio ha sido obra de elementos antirevolucionarios y producido por una bomba colocada por agentes estadounidenses y sionistas», afirmó la agencia de prensa Fars, alineada con el poder ejecutivo del presidente iraní Ahmadinejah, pero poco después fue reivindicado por un grupo revolucionario desconocido y hostil al ayatolá.

No es todo. Ali Mahmoudi Mimand, padre del programa de misiles de Irán, murió hace ocho años en una misteriosa explosión producida en el interior de un complejo militar. En febrero de 2007 fue el turno del profesor Ardenshir Hassenpour, muerto por una fuga de gas radioactivo. Hassenpour estaba considerado por los organismos de inteligencia de medio mundo como el mayor experto iraní en el sector de las investigaciones militares. En agosto de 2008, finalmente, un avión que había decolado de Bishkek, capital de Kirghizistan en dirección a Teherán se precipitó a tierra causando la muerte de 44 personas entre ingenieros y científicos iraníes.

Espías, complots y muertes misteriosas conforman un cuadro sombrío en el que la única certeza es la duda.

Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/23702/Iran%2C+i+fantasmi+della+guerra+sporca

rCR