El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ha reiterado que su país no renunciará a sus actividades nucleares «pese a las presiones», y pidió a los iraníes «más unidad y cooperación para construir el Irán islámico». Ahmadineyad expresó esta postura en un discurso en la ciudad de Jatam, en la provincia central de Yazd, en la primera […]
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ha reiterado que su país no renunciará a sus actividades nucleares «pese a las presiones», y pidió a los iraníes «más unidad y cooperación para construir el Irán islámico».
Ahmadineyad expresó esta postura en un discurso en la ciudad de Jatam, en la provincia central de Yazd, en la primera reacción oficial iraní tras el borrador de resolución con sanciones contra Irán, presentado el jueves por los «cinco grandes» y Alemania al Consejo de Seguridad de la ONU.
«Paraos y no destrocéis vuestra credibilidad. No penséis en asediar o boicotear a Irán», dijo el dirigente iraní, dirigiéndose a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania.
«Todo lo que logran con sus acciones es sólo vuestra propia humillación», añadió, según la agencia de noticias local IRNA.
Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania acordaron este jueves un nuevo borrador de resolución que prevé sanciones más duras contra el Gobierno iraní por desafiar las demandas para detener las actividades de enriquecimiento de uranio.
El proyecto, redactado bajo el capítulo 41 de la Carta de Naciones Unidas, que no permite una intervención militar, se exige a la República Islámica que suspenda sus actividades de enriquecimiento de uranio y de reprocesamiento y que clarifique las dudas que existen sobre los fines pacíficos de su programa nuclear. El mismo será analizado por el Consejo el próximo 21 de marzo y la votación no tendría lugar antes del fin de semana próximo.
Como medida de presión se contemplan sanciones como la prohibición de exportar armamento y material relacionado. También se pide a los estados miembros que «ejerzan vigilancia y se resistan» a suministrar, vender o transferir armas al régimen de los ayatolás.
Además, el documento insta a los países y a las instituciones financieras internacionales a no conceder créditos, subvenciones ni asistencia financiera al Gobierno iraní, excepto para razones humanitarias y de desarrollo.
Otras medidas se refieren a que los estados «se abstengan» de dejar entrar en su territorio a iraníes asociados con actividades nucleares.
El texto fue muy controvertido porque Estados Unidos persiguió desde el principio sanciones más duras contra Teherán, mientras que China y Rusia instaron a la mesura.