Por más de 27 años, raramente Estados Unidos e Irán han coincidido en algo. ¿Cómo es entonces que estos archirrivales tienen una posición similar -aunque por razones muy diferentes- en una convención clave de los derechos de la mujer? Irán y EE.UU. son dos de los ocho países que no se han unido a la […]
Por más de 27 años, raramente Estados Unidos e Irán han coincidido en algo.
¿Cómo es entonces que estos archirrivales tienen una posición similar -aunque por razones muy diferentes- en una convención clave de los derechos de la mujer?
Irán y EE.UU. son dos de los ocho países que no se han unido a la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés).
Los partidarios de esta convención la califican como una «declaración de los derechos femeninos».
Sarah Albert, copresidenta del Grupo de Trabajo para la Ratificación de la CEDAW, explicó que «el tratado se refiere a los derechos básicos de la mujer, como acceso a la atención médica, reparación legal en casos de violencia y acceso a la educación».
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer se reunirá el próximo 10 de agosto en la sede de la ONU en Nueva York para estudiar la situación en 15 de los 185 países que forma parte de la Convención.
Durante la presidencia de Mohammed Jatamí, el parlamento iraní aprobó un proyecto de ley que pedía unirse a la CEDAW.
Pero la intención fue neutralizada por el voto del poderoso Consejo de Guardianes -un cuerpo compuesto por seis clérigos y seis juristas- que dictaminó el carácter anti islámico del proyecto de ley.
Por supuesto, EE.UU. no tiene un Consejo de Guardianes pero su sistema de controles y balances puede llevar a largas demoras en la aplicación de políticas.
Incompatible
El ex presidente de EE.UU., Jimmy Carter, firmó la Convención en 1980, pero el Senado tiene aún que ratificarla. En 1994, una grupo de senadores la bloqueó y a pesar de un intento de revivirla, todavía su entrada en vigor se encuentra paralizada.
EE.UU. es la única democracia occidental industrializada que no ha ratificado el CEDAW.
«La oposición al tratado es muy pequeña, pero muy vocal. Se refiere a la idea de soberanía. Los oponentes dicen que usurparía las funciones de la Constitución si se aprobase», explica Albert.
La oposición en Irán tiene otras raíces. Mehrangiz Kar, abogado iraní de Derechos Humanos establecido en Harvard, EE.UU., considera que el sistema legal de Irán es incompatible con el CEDAW.
«El gobierno de Irán se basa en el Islam, y su constitución dice que la ley no puede contradecir la sharia (o ley islámica). Como la sharia no establece la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, la firma de la Convención es un tema problemático», manifiesta.
Pero la mayoría de los países musulmanes ha firmado la Convención, incluso Arabia Saudita, cuya constitución es el Corán, y donde las mujeres no gozan de los mismos derechos que los hombres.
«Lista de utopías»
Tanto en EE.UU. como en Irán, las mujeres que se oponen a tratados internacionales como la CEDAW tienen argumentos parecidos.
La doctora Janice Crouse, del conservador Instituto Beverly LaHaye, de EE.UU., calificó al tratado como «una lista de utopías ligeramente encubiertas».
Según ella, «es como el viejo colonialismo. Aunque desacreditado por la historia, tenemos a la ONU usando esos mismos principios y diciendo a los países que tienen que hacer las cosas de una manera, de la manera occidental», manifestó Crouse en una entrevista publicada en el sitio electrónico del grupo Mujeres Preocupadas por América.
Otra conservadora como Crouse también condena el CEDAW por suavizar las regulaciones del aborto, a pesar de que el Departamento de Estado de EE.UU. dice que la Convención adopta una posición neutral sobre ese tema.
Algunas altas funcionarias del gobierno iraní coinciden en calificar el CEDAW de «fracasado modelo occidental».
Zohreh Tabibzadeh Nouri, quien está al frente del Centro Iraní para los Asuntos de la Mujer y la Familia, remarcó que su país no firmará la Convención mientras ella esté al mando.
Antiguamente conocido como Centro para los Asuntos de la Mujer, el organismo fue rebautizado bajo la presidencia el conservador Mahmoud Ahmadinejad.
«El cambio de nombre ilustra la idea del actual gobierno de que el principal papel social de la mujer debe desempeñarse en la familia y el hogar», manifestó Asiyeh Amini, periodista iraní y activista de los derechos de la mujer.
Influencia
Es poco probable que bajo los actuales gobiernos en Teherán y Washington la Convención sea ratificada.
El gobierno de Bush ha estado estudiando el tratado por dos años, pero su ratificación no es una prioridad. Tampoco lo es para el gobierno iraní.
De hecho, en Irán, varias activistas de los derechos de la mujer han sido condenadas a penas de cárcel y la policía ha irrumpido en algunas de sus actividades públicas en Teherán.