La vida académica y de investigación de Isabel Rauber ha estado dedicada a sistematizar y conceptualizar las experiencias de los movimientos sociales e indígenas latinoamericanos en la búsqueda y construcción de una nueva civilización desde abajo, superadora de la actual. Su pensamiento crítico- que ha sido plasmado en varios ensayos, artículos y libros -enriquece esta […]
La vida académica y de investigación de Isabel Rauber ha estado dedicada a sistematizar y conceptualizar las experiencias de los movimientos sociales e indígenas latinoamericanos en la búsqueda y construcción de una nueva civilización desde abajo, superadora de la actual. Su pensamiento crítico- que ha sido plasmado en varios ensayos, artículos y libros -enriquece esta entrevista.
A efectos de facilitar a nuestros lectores la comprensión de los temas que aquí se abordan se ha editado el diálogo mantenido con la filósofa y educadora a manera de glosario, incorporando definiciones desarrolladas en sus variadas obras y artículos- durante más de 25 años de investigación en busca de ese sujeto colectivo, cambiante y creciente protagonista de presentes y potenciales cambios, portador de una revolución sin nombre.
A Isabel Rauber no le gustan los rótulos, los encasillamientos políticos, los calificativos «a priori». Sin embargo, todo lo que escribe y dice la define como una militante del pensamiento crítico. Aunque parezca ajeno a su tarea de analista e investigadora o filósofa, tiene una química muy especial con la poesía de Silvio Rodríguez, en particular con su canción El Necio, escrita tiempo después del derrumbe de la Unión Soviética y dedicada, según su autor, a Fidel.
Rauber escribe sus ensayos y libros, habla, define realidades y utopías orientadas por el pentagrama y la letra de esta melodía, pasando a integrar el mundo de Los Necios, que morirán- como dice su letra- como vivieron, sin renunciar a sus principios revolucionarios. Vive en Cuba desde hace más de 30 años y su conciencia se forjó en la isla en la propia dialéctica de la vida. Lleva en su valija itinerante todas las luchas sociales y políticas latinoamericanas, las vive, las escribe, las busca en experiencias mínimas y en gestas grandes tan heroicas como las primeras. No sabe si lo verá, pero sigue creyendo en la revolución. Las historias de lucha del Siglo XXI que anuda en cada una de sus obras, portadoras de utopías diversas, son pensadas por Rauber, como un camino múltiple, abarcativo y complejo que nos llevará a un verdadero, profundo y necesario cambio civilizatorio. Con su irreverencia positiva desafía dialécticamente a los revolucionarios de manual.
Marca distancia con las prácticas y ciertas categorías de análisis que le adjudica a los partidos tradicionales de la izquierda. «Yo no analizo la realidad a partir de los textos», insiste (…) «Trato de aportar parándome -siempre- desde las prácticas sociales concretas». Para Isabel el reto para transformar este mundo injusto es mucho más ambicioso y apunta a la necesidad de un cambio sustancial de modo de vida, lo que «requiere de la constante transformación de los sujetos de cambio que se construyen en las luchas y resistencias concretas no solo en el plano territorial local, sino también global». Y aclara: » Mis análisis no parten de Marx o Engels, o Lenin. Yo no quiero escribir sobre lo que dijo Marx. La cuestión es si tengo neuronas para entenderlo. La izquierda tradicional, aunque es conveniente no generalizar, va de los libros a la realidad y no han entendido nada. No hay que razonar desde lo que otro dijo. La intelectualidad latinoamericana, en primer lugar el pensamiento latinoamericano, el pensamiento de izquierda, fue muy dogmático, aunque todos tenemos algo de dogma, como Aristóteles. En nuestra región se eliminaron los textos de Mariátegui, por ejemplo. Y aquí hay una responsabilidad de la izquierda. El marxismo tiene la responsabilidad primera por haber hecho del pensamiento de Carlos Marx, «marxismo», como la religión. Y eso es espantoso. «
«En eso nos estancamos en el pensamiento en el siglo xx. La gente apostó puso el cuero, las ideas, la realidad es algo vivo… Cuando tuve conciencia de esto fui a la realidad y luego a los textos. No existe el materialismo dialéctico, es un invento de los soviéticos. Es en la vida misma donde hay dialéctica. No me gusta el mote de marxista, porque tiene carga negativa. Pero yo soy marxista. Uno tiene que tener la ubicuidad política para el uso de los conceptos.»
NUEVA CIVILIZACIÓN: NO ES TAREA DE POCOS NI DE ELEGIDOS
Rauber considera que «construir una civilización superadora de lo construido hasta ahora no es tarea de pocos ni de elegidos, requiere de la participación de la humanidad toda, al menos de la mayoría absoluta, y esto reclama de la sucesión concatenada de procesos histórico-concretos que vayan abriendo canales para la participación en dimensiones diversas, creando y acuñando, a la vez, nuevas prácticas de interrelacionamiento humano en lo social, político, económico y cultural.»
Sobre los actuales procesos de luchas sociales, y las experiencias de los gobiernos raizalmente transformadores, la filósofa indica que «constituyen laboratorios del nuevo mundo» que pueden ayudarnos a crecer colectivamente en saberes pero «si somos capaces de dar seguimiento y apropiarnos críticamente de las experiencias» (…) «Estas experiencias son fuentes de inspiración para la vida. Y la brújula está en el «accionar-pensar constante de los movimientos» (…) «Tienen en claro que –afirma– en su estadio actual, la continuidad de la lógica de producción y acumulación del capital amenaza a toda la humanidad. Y esta amenaza se resume y expresa en la contradicción antagónica vida-muerte, al tiempo que caracteriza el problema fundamental del tiempo actual, y resume y articula, además, nuevas contradicciones sociales». (…)
DE CAMBIO DE SISTEMA A CAMBIO CIVILIZATORIO
Frente a la crisis capitalista, Rauber ha dejado de lado la idea de «cambio de sistema» para plantear «cambio civilizatorio». Y aclara: «cambio civilizatorio implica una transformación de las lógicas profundas que vienen dominando la civilización actual, y lo que aprendimos del socialismo del siglo XX fue el planteamiento de una alternativa superadora del capitalismo y ciertamente podemos decir que mal o bien lo logró en el sentido de que hubo varias revoluciones, pero quedaron entrampadas en la lógica de la competencia económica del capitalismo.»
En sus artículos y ensayos escribe críticamente sobre las ideas que hegemonizaron en el campo de la izquierda a lo largo del siglo pasado:
(…) «Se pensó que hacer la revolución pasaba por apropiarse de los medios de producción por parte del Estado, reduciendo el poder a las personificaciones institucionales, sin ver otras aristas, sin contemplar la hegemonía, simplemente teniendo una visión institucionalista y economicista del poder y eso automáticamente produciría la liberación humana. La historia no es así. Lo que hubo fue un cambio de dueños que no modificó la lógica, por eso creo que el problema no es superar el capitalismo, sino superar toda la civilización del capital, el desafío es mayor. Nosotros vivimos una civilización deshumanizada en el sentido de que promueve una alienación muy grande de los seres humanos porque somos cada vez más objetos de consumo» (…)
REEDITAR EL PENSAMIENTO SOCIAL
Para Rauber, los movimientos sociales latinoamericanos fueron primero resistencia, luego organización y hoy cuentan con el germen de la transformación. Frente a esta realidad , analizada «in situ» la filósofa observa que aún está pendiente construir un pensamiento social que dé cuenta de las nuevas realidades histórico-sociales, de los cambios al interior del capitalismo, y del desarrollo de multiplicidad de actores sociales que reclaman su protagonismo, su participación en las decisiones del rumbo a seguir, es decir, que reclaman articularse como sujetos polìticos plenos, para intervenir en el diseño y alcances del proyecto, y construir -desde abajo- el poder necesario para concretarlo y desarrollarlo (…) Y esto habla de la necesidad de actualizar, reeditar o re-fundar el pensamiento social, que lejos de dar la espalda a los aportes de Marx, de Engels, y tantos otros, dé cuenta de ellos proyectándolos hacia el mañana en el nuevo pensamiento histórico que está en gestación (…)
Y esta tarea es a la que también están llamados los intelectuales cuando afirma que:
«Ya no se trata en disputar el saber al poder, sino que -al hacerlo- , disputa también toda la herencia colonial que el poder nos legó, incluyendo las herramientas epistemológicas y, con ello, la condición (liberal) del intelectual como individuo aislado, que convirtió el quehacer del intelectual en una suerte de ‘soberbia ilustrada’ que lo distanció del pueblo, a quien estigmatizó tras su supuesta condición de ‘inculto e ignorante’. «Hay que romper con esos postulados; abrir los espacios del saber a los pueblos originarios, a los afrodescendientes, a las mujeres, a todos los excluidos/as de siempre. Todos/as tienen que poder expresarse con su propia voz y presencia, ser visibilizados/as y escuchados/as, y su pensamiento teórico, sus conocimientos, su sabiduría milenaria, tiene que ser visualizada, reconocida… Tenemos que aprender todos/as de todos/as; son muchas civilizaciones yuxtapuestas en realidades abigarradas que hoy emergen y que tenemos que aprender (nos) a articular (nos) y potenciar (nos).»
DESAPRENDER
«Debemos romper con la herencia cultural y epistemológica acerca de los saberes supuestamente «validos» que nos ha legado el poder; en ese sentido, desaprender es la palabra de orden. Y -simultáneamente‑ tenemos que construir otra cultura, nueva, descolonizada y plural, interculturalmente rearticulada a partir de la horizontalidad, sin jerarquizaciones de saberes, ni poderes, ni sujetos con sus culturas, cosmovisiones e identidades.
El intelectual es orgánico para la transformación del mundo y la construcción de una nueva civilización capaz de superar el dominio del capital. Y esta es una tarea de millones, una tarea de los intelectuales y los pueblos constituidos en sujeto popular.»
EL SUJETO COLECTIVO, ABARCATIVO, DIVERSO Y COMPLEJO
Aclara, escribe y dice: (…) «Se trata de un sujeto colectivo que permita avanzar en una fuerza político-social de liberación. Es importante que se multipliquen sujetos conscientes y experiencias de lo alternativo.» A la vez que alerta sobre la necesidad de superar el basismo, el espontaneísmo y el corporativismo, construyendo unidad a través de la conformación de un sujeto complejo, integrado por todos los sectores populares.«Este nuevo poder se construye desde abajo, pero en todas las instancias», remarca. La clase obrera, con su importante rol que sigue siendo históricamente fundamental, no es la única dentro del abanico de organizaciones antisistémicas, además de que la ofensiva neoliberal la ha fragmentado y ha reducido la fuerza de sus organizaciones. Ello muestra la importancia de Sujetos Políticos, vital de las convergencias, no solamente entre los movimientos sociales y las ONG progresistas, sino también entre las formaciones políticas. El objetivo estratégico alternativo no nacerá de la acumulación espontánea de las iniciativas parciales. El solo se puede nutrir de su articulación. «
CONCEPTUALIZAR LA CREACIÓN HEROICA DE LOS PUEBLOS
«La ideología, el pensamiento crítico revolucionario, el pensamiento político y social se van construyendo permanentemente, es decir, están en constante cambio, con los acontecimientos históricos, con la maduración de conciencia de los sujetos en sus prácticas, con las dinámicas de las luchas sociales de clases, etcétera. Como advirtiera Mariátegui: es una «creación heroica» de los pueblos, y por tanto, hay que rescatar esa creación, sistematizarla y conceptualizarla y re conceptualizarla permanentemente, desde abajo, en articulación orgánica con los sujetos colectivos de las prácticas sociales, siendo -a la vez- parte de ellos.»
(…) Que tarea tan importante para el intelectual orgánico, por ejemplo, aprender a la vez que devolver -enriquecida en nuevos conceptos-, la producción teórica que los pueblos crean y materializan en sus experiencias. Aprender de ellas, recuperar, sistematizar y re conceptualizar esa creación teórica que se encuentra en estado práctico es una tarea político-cultural central de los pueblos y sus intelectuales, que fortalecerá su conciencia, su autoestima, sus capacidades creativas y constructoras del nuevo mundo. El pensamiento crítico se actualiza y desarrolla -entonces- descubriendo, identificando, aprendiendo, desarrollando o fortaleciendo los caminos hacia el nuevo mundo, conceptualizando y también transformando conceptos y categorías, creando nuevos conceptos a partir de los aportes de las creaciones de las prácticas de los pueblos, origen -y finalidad‑ de todo pensamiento revolucionario.
La ideología, el pensamiento crítico revolucionario, el pensamiento político y social se van construyendo permanentemente, es decir, están en constante cambio, con los acontecimientos históricos, con la maduración de conciencia de los sujetos en sus prácticas, con las dinámicas de las luchas sociales de clases, etcétera. Como advirtiera Mariátegui: es una «creación heroica» de los pueblos, y por tanto, hay que rescatar esa creación, sistematizarla y conceptualizarla y re conceptualizarla permanentemente, desde abajo, en articulación orgánica con los sujetos colectivos de las prácticas sociales, siendo -a la vez- parte de ellos.
CRITICAS A LA IZQUIERDA TRADICIONAL
LOS QUE LUCHAN Y LOS QUE LLORAN
«La cultura hegemónica de la izquierda dice que las respuestas van a salir de los partidos de izquierda y lo único que hacen y plantean es la autocrítica permanente. Un verdadero desastre. Yo viví una experiencia distinta cuando Fidel (Castro) ante la Caída del Muro de Berlín en 1989, ratificó la orientación socialista del proceso cubano. El pueblo cubano no fue derrotado ideológicamente. Por eso yo no puedo entender a la izquierda derrotista, frustrada, perdida… son un mamarracho. Yo enterré a la izquierda latinoamericana y me fui a buscar a los pobres, a los movimientos barriales de República Dominicana, a los pueblos que se movilizan y construyen todos los días. Los pueblos no se entregan, busqué sus prácticas y acciones sociales y políticas en el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, en el Movimiento de Indígenas. Mientras el Muro se caía, yo ya estaba buscando experiencias en Bolivia y allí conocí a Evo Morales, a principios de los 90.
«Si la realidad no se aviene con las ideas, cambio las categorías. No tengo ninguna crisis de la izquierda, habrá algunos izquierdistas que están en crisis. El objetivo de la revolución es la liberación y no importa si el indio del Chapare (Provincia de Cochabamba, conocida por el cultivo de coca) no tiene un programa económico. Por ejemplo, Fidel no tuvo un programa cuando el asalto al Cuartel Moncada, el objetivo fue la búsqueda de justicia. Lo que tenés que tener en claro es lo que vas a hacer y no estoy en contra de tener un programa económico, pero no es necesario. Y luego trabajé la experiencia del Movimiento de los Sin Tierra, de Brasil, el mayor movimiento social y político del continente que ha hecho de la pedagogía su baluarte para la construcción política, de conciencia y organización. Yo me fui buscando sujetos, los mineros, las mujeres, los indígenas, los campesinos… tengo libros que dan cuenta de estas realidades y de sus protagonistas. Luego hice cortes para hacer análisis teóricos. Yo me sumo a la construcción de ese sujeto colectivo y trato de hacer un aporte conceptual para recuperar críticamente estas experiencias. Y para eso hay que hacer teoría. «
El aporte del intelectual es construir lo que nosotros hacemos, como pueblos. El valor grande es la producción teórica, pero la producción teórica tiene raíces. Y el intelectual solo, individual, no tiene contenido. Yo soy una intelectual que analiza, observa las prácticas sociales y luego colabora articulándolas teóricamente. Me involucro, no parto a priori de categorías de análisis, a mí no me gusta que nadie me diga como tengo que pensar pero si luego me quieren ayudar. .. bienvenido sea.
LA VERDADERA ESENCIA DEL PENSAMIENTO DE MARX
Rauber, explica y escribe para aclarar más desde qué visión rescata lo que ella define como la esencia del pensamiento de Marx y que la orienta como «intelectual orgánica de las luchas de los pueblos.»
(..)Para Marx, el único sentido de la filosofía era la vida misma, conocerla, y mediante ese su conocimiento, elaborar y brindar los instrumentos teóricos necesarios para su transformación práctica. Fue fundamental poner de manifiesto y argumentar una nueva forma de la dialéctica concepto-realidad y concepto-concepto, dejando claro que los conceptos no tenían una esencia ideal trascendente a la que se debían y hacia dónde llevaban a la humanidad, la sociedad y la naturaleza en su despliegue (del conocimiento y la práctica), sino que se formaban a partir de la práctica misma de los hombres, de la reflexión teórica sobre ella, y hacia ella misma se referían; tenían por tanto, un contenido terrenal y condicionado históricamente por la realidad concreta y, por tanto, eran en parte verdaderos y en parte cambiantes; sus contenidos no eran eternos, debían ser desarrollados, modificados o reemplazados por otros en la medida que maduraban las prácticas humanas y las reflexiones sobre ellas.(…)
Hay una experiencia organizativa de los pueblos. ¿Cómo puede ser, me pregunto, que se prive a los pueblos de nutrir esas experiencias?, pregunta y contesta a la vez: Los partidos de izquierda, en general, se preocupan más por desentrañar quién o quiénes están detrás de los movimientos sociales. No se avienen a participar de verdaderos ámbitos de articulación. Esta conducta la he analizado y discutido ampliamente. No creen que los movimientos sociales puedan ser autónomos de los partidos políticos o del Estado y sus instituciones, y a la vez busquen una coordinación coherente en el marco de un todo liberador y a la vez integrado. Rechazan el modo horizontal de intercambio.
Bolivia donde La política no es patrimonio de los partidos
Un ejemplo contrario es el de Bolivia, agrega. El gobierno de Evo (Morales) es el producto de la alianza entre los trabajadores y el movimiento social. Los movimientos indígenas y sociales al hacerse cargo de la lucha política, demuestran en sus prácticas concretas que la política no es patrimonio de los partidos. A la vez que el MAS se puso a disposición de los Movimientos. Todo el programa de Evo del 2005 y que se pone en práctica en el 2006, eran propuestas y conclusiones de las Comisiones de Trabajo de los movimientos en lucha, por el agua, por el gas, contra la pobreza…
Lo que no significa que esta articulación política esté exenta de contradicciones. Para mí son aprendizajes. De mi texto no sale la acción. Es la acción de lucha que inspira el texto, conceptualizo la experiencia de lucha. El proceso que hicieron los movimientos en Bolivia tiene que ver con un componente muy alto de población indígena, de su defensa de la tierra, distinto al de los movimientos urbanos. Tal vez no pensaron nunca que llegarían a ser Gobierno, pero no renunciaron a disputar sus derechos mediante elecciones. Y ganaron. Más allá de observar contradicciones o defectos… Debo decir que cuando llego a Bolivia, pierdo mi espíritu crítico.
CUBA Y VENEZUELA
Lo mismo me pasa en Cuba porque es fácil advertir que la gente, el pueblo no se ha entregado. Fidel siempre trabajó para la unidad. De Cuba si te vas es porque no te gusta lo que ofrece, pero no porque te marginen. En Venezuela ocurre algo parecido, aunque bajo otras circunstancias. Chávez luchó por la dignidad y también trabajó por la unidad del pueblo y del continente. Impulsó la revolución en las condiciones actuales, las revoluciones democráticas, populares que construyen lo que él definió como el «Socialismo del Siglo XXI. Se inspiró en el pensamiento y la obra de Bolívar y abrió las puertas a la participación popular, apostó a las comunas… Y esto continúa hoy. La Revolución Bolivariana, como todas las revoluciones, es un proceso vivo, que busca y construye alternativas.
Y en este como en todos estos procesos, la existencia de Cuba revolucionaria fue vital; su resistencia sin límites ni precio, su ejemplo de voluntad, dignidad y solidaridad, aun en las más difíciles condiciones, ha sido y es sin dudas puntal y estandarte de la utopía de la liberación indo-afro-latinoamericana.
ARGENTINA ES ANTROPOFÁGICA
«En Argentina yo trabajé con los sindicatos. Me había centrado en los sindicatos como vanguardia. En ese entonces, el movimiento piquetero emergió como un importante actor social, protagonizando el centro de los conflictos y resistencias contra las políticas neoliberales del 90. Cuando este movimiento, integrado por desocupados y subocupados confluyó frente el Congreso de la Nación con el torrente humano de trabajadores estatales, docentes, aeronáuticos, judiciales, de la salud, la producción, amas de casa, jóvenes, niños, pequeños productores, para mí tomaba cuerpo , aunque aún en embrión, un nuevo sujeto histórico de la transformación social argentina. Y luego, tomaba forma de esperanza, en 1991, la Central de Trabajadores Argentinos. Se trataba de hacer un proyecto político social diferente. La premisa era recuperar la identidad como trabajadores junto a otros actores sociales, construir fuerza propia y discutir la estrategia de poder. Sin embargo, Argentina se caracteriza por ser devorada siempre por la coyuntura, le vale poner una alfombra y tapar la basura. La política en Argentina es antropofágica. Si algún sector de izquierda consigue cuatro diputados ya está, ya logró lo que quería. ¿Para qué? ¿Para discutir cuanto se gana en el Congreso? Hubo mucha división. La historia contesta por sí sola cuál es la realidad actual de aquel proyecto. Y si no hay sujeto para llevar adelante una construcción de tamaña envergadura, yo no lo voy a fabricar.
En la Argentina actual la mayoría de la izquierda tradicional no ha debatido seriamente; está disecada. Cuando vine acá a trabajar con los movimientos sociales, sólo me preguntaban a quién respondía, «quién estaba detrás» de mi interés por aportar a un proyecto más estratégico. Y como lo reafirmo cada vez que sea necesario, yo construyo pensamiento propio. Por eso tomé distancia de esos sectores. Esa izquierda ha caído en la lógica macabra de debatir en el acotado universo de la lógica «K o anti K». Bien funcional a la derecha. Necesitamos líderes, no chantas. No digo que todos lo sean, pero abundan. Hoy, es el cumpleaños de Agustín Tosco y evocándolo junto a Atilio López, Salamanca, Olmedo… las distancias se agrandan.»
O NOS REFUNDAMOS O NOS REFUNDIMOS
«Algunos sectores de izquierda pretenden explicar o justificar sus problemas responsabilizando de todo al kirchnerismo. Pero lo cierto es que no pudieron o no supieron sostener y desarrollar lo construido en las nuevas condiciones. Y lo electoral terminó absorbiendo todo. ¿O acaso no tenemos un verdadero show de candidatos? Referentes sociales y dirigentes de partidos políticos de la izquierda hoy se candidatean, y porque consiguen tres o dos bancas creen que ya hicieron la revolución. Y luego cuando van a los Foros, dicen representar a los movimientos sociales… Sin embargo, en el 2001, en Argentina, lo que se vio fue una izquierda caníbal. Peleándose unos contra otros se les escapó la coyuntura. Y no hay cambios sustantivos en este sentido.
Acá nos refundamos o nos refundimos. No es un problema de discursos. Es en la construcción concreta donde hay que cambiar, construir una nueva cultura política. La experiencia de la CTA en los 90 indicaba que se tenía que construir la unidad y se estaba construyendo. Pero, ¿qué pasó? Se dio vuelta la hoja y aquel proyecto se diluyó. Las razones han sido diversas, pero entre ellas pesa mucho la falta de compromiso de esa izquierda con sus propias construcciones y la ausencia de análisis critico consecuente de la realidad.»
POESÍA Y REVOLUCIÓN
Debo decir que cada día admiro más a Fidel, cada vez lo quiero más. El es Cuba y es como un sentimiento. El pueblo le ha dado cuerpo a sus sueños. Durante casi 30 años lo vi más de una vez por semana. Lo escuché. Inevitablemente cada vez me ponía de pie, lo aplaudía emocionada, sí emocionada hasta las lágrimas. Cuando algunos grupos de la izquierda fracasada se permiten opinar ligeramente sobre el futuro de Cuba y sus desafíos actuales sencillamente no les contesto. No los respeto como interlocutores porque ellos no respetan el empeño del pueblo.
Durante el período especial en Cuba hemos pasado muchas necesidades. Recuerdo que en ese tiempo, entre la gente que me venían a visitar algunos eran verdaderos exponentes del «turismo revolucionario» de izquierda, y apenas llevaban tres días allí, rapidito, empezaban con las críticas, escandalizados porque alguien les había pedido un champú o algo así. Y yo les decía: Es normal. ¿Qué pretenden que haga la gente?, ¿qué no sea sincera con ustedes?, si le dicen que son compañeros me parece natural; es más, ustedes deberían dárselo… No estamos acá para mantener su ideología. Si no les gusta este proceso, hagan el suyo. Recuerdo que algunos pretendían que vistiéramos taparrabos y nos alumbrarnos con velas, que cocináramos con carbón… cualquier cosa. Porque ellos necesitaban tener «su ejemplo» alternativo para dormir cómodos en sus países. Pero ahí estaba el guía, Fidel. Cuando se cayó todo dijo: ‘Preferimos hundirnos en el mar antes que renunciar a nuestros principios.’ Por eso Cuba no se hundió…
En breve parto hacia Venezuela. Allí colaboro con las comunas. Y antes de escuchar esta música ambiente (la que sonaba en el bar de un hotel céntrico) quisiera escuchar la canción de Silvio, El Necio. Sí esa mezcla de poesía, de alegría y sueños porque yo también me quiero morir como viví.
*Lidia Fagale, periodista, integrante del plantel de Redacción de Tesis 11.
**Isabel Rauber, doctora en Filosofía de la Universidad de La Habana, directora de la revista Pasado y Presente siglo XXI y coordinadora de la red de investigación del mismo nombre. Además, es investigadora adjunta del Centro de Estudios sobre América, coordinadora del Laboratorio de Pensamiento Argentino del Centro Cultural Caras y Caretas de Buenos Aires, docente de la Universidad Nacional de Lanús, profesora adjunta de la Universidad de La Habana, miembro del Consejo Científico Asesor de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) e integrante del Foro del Tercer Mundo y del Foro Mundial de las Alternativas. También es investigadora de la UNESCO en temas de género, pobreza urbana y procesos de transformación social. Se ha especializado en estudios de sociología política, análisis de coyuntura, memoria histórica, ensayos filosóficos y estudios antropológicos de movimientos sociales, barriales, sindicales, indígenas y de género. Ha publicado artículos, reseñas y más de 19 libros en Latinoamérica.
Es investigadora invitada del Centro de Estudios Tricontinental (CETRI) de Lovaina la Nueva, colabora con el Instituto de Estudios para el Desarrollo de Ginebra, y dirige el Programa de Formación Sociopolítica a Distancia (PROFOSD).
Esta entrevista editada a manera de glosario, tiene como referencias la siguiente bibliografía de Isabel Rauber:
1 Revoluciones desde abajo: gobiernos populares y cambio social en Latinoamérica. Isabel Rauber. Continente-Peña Lillo, 2012 – 255 páginas
2 Actores sociales, Luchas reivindicativas y política popular. Isabel Rauber. Ciudad Alternativa / COPADEBA , 1995 – 56 páginas
3 América Latina: Poder y socialismo en el siglo XXI. Isabel Rauber. Vadell Hermanos Editores, 2006 – 160 páginas.
4 América Latina, movimientos sociales y representación política. Isabel Rauber. Central de los Trabajadores Argentinos, 2003 – 132 páginas
5 Puerto Plata. Construyendo Futuro : Una experiencia de Gestión Ayuntamiento-Comunidad en los Municipios puertoplateños. Isabel Rauber, Centro de Investigación y Promoción Social (Rep. Dominicana). Centro de Investigación y Promoción Social, 1999 – 141 páginas
6 Rumbos Estratégicos y Tareas Actuales de los Movimientos Sociales y políticos en América Latina. Isabel Rauber. Desde Abajo, 2006 – 173 páginas
7 Dos Pasos Adelante, Atrás uno: Lógicas de ruptura y superación del Dominio del capital. Isabel Rauber. Vadell Hermanos Editores, 2010 – 220 páginas