Traducido por Carlos Valmaseda
La Agencia Internacional de la Energía (AIE o IEA por sus siglas en inglés) acaba de publicar un informe especial titulado «Perspectivas mundiales de inversión en energía» que debería hacer que los políticos empezasen a gritar corriendo en busca de la salida -si quieren leer entre líneas y ver el informe en el contexto de las tendencias financieras y geopolíticas actuales-. Así es como la agencia de noticias UPI empieza su resumen:
Serán necesarios 48 billones en inversiones hasta 2035 para cubrir las crecientes necesidades energéticas mundiales, dijo la Agencia Internacional de la Energía el pasado martes desde París. La directora ejecutiva de la AIE Maria van der Hoeven declaró que la fiabilidad y sostenibilidad de los futuros suministros de energía dependen de un alto nivel de inversión. «Pero esto no se materializará a menos que esté en funcionamiento un marco político creíble así como un acceso estable a fuentes financieras a largo plazo», dijo. «Ninguna de estas condiciones se deberían dar por garantizadas».
He aquí un poco del contexto que le falta al informe de la AIE: la industria del petróleo en realidad está reduciendo costes en la inversión upstream [en búsqueda de nuevos yacimientos y perforación]. ¿Por qué? Los precios mundiales del petróleo -que con un precio actual por barril en el rango de los 90 a 110 dólares están en niveles históricamente altos- son sin embargo demasiado bajos para justificar afrontar una geología cada vez más exigente. La industria necesita un precio del petróleo de al menos 120 dólares por barril para financiar la exploración en el Ártico y en algunos campos ultraprofundos. Y no lo olvidemos: los tipos de interés actuales son ultrabajos (gracias al quantitative easing de la Reserva Federal), por lo que conseguir inversiones de capital debería ser más fácil ahora que nunca. Si termina el QE y suben los tipos de interés, la capacidad de la industria y los gobiernos de aumentar la inversión en capacidad de producción de energía en el futuro disminuirá.
Otros puntos del informe deberían igualmente provocar un ataque de nervios a los políticos.
La burbuja del esquisto está reventando. En 2012, la AIE preveía que las tasas de extracción de petróleo de las formaciones de esquisto en los EEUU (principalmente en Bakken en Dakota del Norte y Eagle ford en Texas) seguirían creciendo durante muchos años, superando los EEUU a Arabia Saudí en la tasa de producción de petróleo para 201 y convirtiéndose en un exportador neto de petróleo para 2030. En su nuevo informe, la AIE dice que la producción de tight oil en los EEUU empezará a disminuir alrededor de 2020. ¡Uno casi podría pensar que los chicos de la AIE han estado leyendo los análisis del Post Carbon Institute sobre las previsiones de tight oil y gas de esquisto! www.shalebubble.org. Es una bienvenida dosis de realismo, aunque la AIE probablemente sigue pecando de optimismo: nuestra propia lectura de los datos sugiere que el declive empezará antes y probablemente será más abrupto.
¡Ayúdanos, OPEP! ¡Eres nuestra única esperanza! Así es como enmarca el Wall Street Journal su artículo sobre el informe: «Una agencia de control de la energía de máximo nivel ha dicho que el mundo necesitará más petróleo de Oriente Medio en la próxima década, a medida que el boom en los EEUU disminuya. Pero la Agencia Internacional de la Energía avisa de que los productores del Golfo Pérsico puede que no consigan cubrir la brecha arriesgándonos a precios del petróleo más altos.» Veámos, ¿Cómo le va a al OPEP estos días? Irak, Siria y Libia están en un caos político. Irán languidece bajo las sanciones comerciales de los EEUU. Las reservas de petróleo de la OPEP siguen estando ridículamente sobreestimadas. Y aunque los saudíes han compensado el declive de los viejos campos de petróleo poniendo en producción nuevos, se están quedando sin nuevos campos a desarrollar. Así que parece que el riesgo de precios de petróleo más altos es bastante alto.
Una previsión de precios «¿Qué, me preocupa?» [Frase célebre pronunciada por el niño mascota de la revista de humor MAD].A pesar de todos estos funestos desarrollos, la AIE no presenta ningún cambio respecto a su previsión de precios de petróleo de 2013 (esto es, un aumento gradual de los precios del petróleo mundial a 128 dólares por barril para 2035). El nuevo informe dice que la industria del petróleo tendrá que aumentar su inversión en upstream en el periodo previsto en 2 billones de dólares sobre las anteriores previsiones de inversión de la AIE. ¿De dónde se supone que la industria petrolera va a deducir que salen esos 2 billones de dólares sino de unos precios significativamente más altos -más altos a corto plazo, quizá, que la previsión de precios a largo plazo de la AIE de 128 dólares por barril y subiendo-? Esta previsión de precios es obviamente poco fiable, pero eso no es nada nuevo. La AIE ha estado publicando previsiones de precios absurdamente erróneas durante toda la pasada década. De hecho, si el enorme aumento de inversión en energía recomendado por la AIE se produce, tanto la electricidad como el petróleo van a ser mucho menos asequibles. Para una economía mundial estrechamente atada a la conducta de los consumidores y los mercados, una economía ya en estancamiento o contracción, las limitaciones energéticas significan una cosa y solo una: tiempos difíciles.
¿Qué pasa con las renovables? La AIE prevé que solo un 15 por ciento de los 48 billones necesarios irán a las energías renovables. Todo lo demás es necesario solo para parchear nuestro actual sistema energético de petróleo-carbón-gas de forma que no acabe en la cuneta por falta de combustible. Pero, ¿cuánta inversión sería necesaria si se tomase en serio el cambio climático? La mayor parte de las estimaciones se refieren solo a la electricidad (esto es, pasan por encima el crucial y problemático sector del transporte) e ignoran la cuestión de la tasa de retorno energético. Incluso cuando simplificamos artificialmente el problema de esta forma, 7,2 billones repartidos a lo largo de veinte años simplemente no es suficiente. Un investigador estima que las inversiones tendrán que subir a entre 1,5 a 2,5 billones por año. En efecto, la AIE nos está diciendo que no tenemos lo que hace falta para mantener nuestro actual régimen energético y probablemente no vamos a invertir lo suficiente para cambiar a otro.
Si miras las tendencias citadas e ignoras las engañosas previsiones de precios explícitas, el mensaje implícito de la AIE es claro: la estabilidad continuada de los precios del petróleo parece problemática. Y con los precios de los combustibles fósiles altos y volátiles los gobiernos probablemente encontrarán más difícil dedicar capital de inversión progresivamente escaso al desarrollo de nueva capacidad energética renovable.
Cuando leas este informe, imagínate en la piel de un político de alto nivel. ¿No querrías empezar a pensar en una jubilación anticipada?
Fuente: http://www.resilience.org/