La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) cumplió cincuenta años de existencia, registrando avances importantes en la cooperación económica, la integración regional y la producción de manufacturas. El éxito de esta asociación económica tuvo lugar gracias a la revolución tecnológica que desarrolla junto con China, país con el que […]
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) cumplió cincuenta años de existencia, registrando avances importantes en la cooperación económica, la integración regional y la producción de manufacturas. El éxito de esta asociación económica tuvo lugar gracias a la revolución tecnológica que desarrolla junto con China, país con el que alcanzará un comercio bilateral de 1 billón de dólares para el año 2020.
La revolución tecnológica, que se está gestando en Asia, ha involucrado enormes avances en diversos campos de investigación. Las innovaciones tecnológicas han influido en la robótica enfocada en la automatización de la producción; la informática centrada en la eficiencia del manejo de grandes cantidades de información; la inteligencia artificial concentrada en apuntalar los avances de la medicina; la industria aeroespacial especializada en apoyar a los centros de investigación tanto públicos como privados.
Apoyados por esta revolución tecnológica, la ASEAN y China están conformando una bola de nieve capaz de arrasar a sus competidores en la producción de electrónicos donde sobresale la fabricación de computadoras, televisores, radios, dispositivos móviles, entre otros productos. Lo anterior es así debido a que la ASEAN es el centro de ensamblaje de electrónicos en Asía, mientras que China se encarga de añadirles un gran contenido tecnológico para luego exportarlos al resto del mundo.
La revolución tecnológica asiática está llamando la atención de todo el mundo a tal punto que más de setenta países formaron el capital del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII) para apuntalar la integración del continente asiático. Iniciadas las operaciones financieras del BAII en 2016, su potencial financiero ya se hizo notar a través del otorgamiento de sus primeros préstamos a varios países de la ASEAN como Indonesia, Myanmar y Filipinas.
Cabe destacar si bien los préstamos del BAII se duplicarán hasta alcanzar una cifra entre 5,000 y 6,000 millones de dólares los próximos cinco años, los países de la ASEAN requieren gastar por lo menos 100,000 millones de dólares de forma anual para cubrir sus necesidades de infraestructura, de acuerdo con las estimaciones del Banco Asiático de Desarrollo. Es por esta razón que China deberá continuar utilizando otras fuentes de financiamiento, por ejemplo, los flujos de inversión extranjera de sus grandes empresas multinacionales, los créditos transfronterizos de sus bancos estatales y el financiamiento de otras instituciones financieras como el Fondo de Cooperación China-ASEAN.
La construcción de infraestructura enfocada en profundizar la integración productiva en Asia incrementará indudablemente el comercio intrarregional de la ASEAN, cuyas transacciones comerciales representan actualmente el 25% del comercio total de los países que integran la organización. Todo esto creará un vasto mercado regional que terminará por atraer aún más inversiones del resto del mundo consolidando a la ASEAN como receptor de inversión extranjera y asegurando su desarrollo tecnológico.
Las ganancias económicas irán también acompañadas de una mejora sustantiva de las condiciones de vida de los asiáticos, cuya esperanza de vida, calificación profesional e ingresos laborales seguirán aumentando hasta posicionarse entre los mejores ubicados a escala mundial. El progreso de la ASEAN así lo demuestra, bloque que registró una mejoría en muchos indicadores sociales como el empleo, la alimentación, la educación y la salud durante las últimas dos décadas.
La mejoría increíble en las condiciones de vida de los asiáticos ya se está observando en la multiplicación de ciudades inteligentes en la ASEAN, en las cuales predominan servicios públicos de una excelente calidad, capital humano calificado, tecnología de punta, y estrictas regulaciones medioambientales. Los gobiernos están trabajando actualmente en construir este tipo de infraestructura en diversas ciudades como Phuket, Cyberjaya, Jakarta, Manila, con el fin de brindar una vida de calidad a sus habitantes.
Por otra parte, los espacios geográficos dinámicos de la ASEAN estarán fuertemente entrelazados por medio de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), un área de libre comercio que incluye a la ASEAN junto con China, Corea del Sur, Japón, India, Australia y Nueva Zelanda. Esta área de libre comercio se convirtió, después del fracaso del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, en la propuesta comercial de mayor envergadura, pues aglutina a la mitad de la población global, la tercera parte de la producción mundial y un cuarto de las exportaciones del mundo.
El acuerdo comercial, que se aprobará probablemente a principios de 2018, expandirá sobremanera tanto a los mercados como al flujo de inversiones disponibles en Asia, ya que permitirá a los países de la ASEAN establecer reglas comerciales comunes con potencias económicas de la talla de China e India. Además, este acuerdo apuntalará al sector agrícola ya que los países productores de alimentos, entre los cuales sobresalen Camboya, Laos, Myanmar y Tailandia, tendrán una creciente demanda por parte de la clase media china.
La revolución tecnológica también tendrá gran relevancia por medio de los corredores de la Ruta de la Seda, en las vías de transporte que conectan a la ASEAN con China. Entre las líneas de transporte de la Ruta de la Seda destacan dos corredores (el Corredor Económico China-Península Indochina y el Corredor Económico Bangladesh-China-India-Myanmar), que reducirán de manera significativa los tiempos de traslado y robustecerán la vitalidad económica de la ASEAN.
A través del Corredor Económico China-Península Indochina, las principales ciudades del Sudeste Asiático (Singapur, Kuala Lumpur, Bangkok, Phnom Penh, Hanói, Vientián) estarán conectadas por líneas de ferrocarriles en las cuales se podrá viajar a máxima velocidad para llegar a la ciudad sureña china de Kunming. Además, las provincias sureñas de China tendrán acceso a estos ferrocarriles donde transportarán sus manufacturas alrededor de los países de la ASEAN, para después arribar a los grandes puertos de Singapur, luego atravesar el Océano Índico y desembarcar finalmente las mercancías chinas en África y Europa.
El gran reto está, sin embargo, en la capacidad de que China pueda resolver sus disputas territoriales con varios países de la ASEAN en el Mar del Sur. La solución de los conflictos en la ruta marítima otorgaría, por consiguiente, al gigante asiático el poder de atravesar libremente el Océano Índico, situación que terminaría por socavar por completo la influencia que Estados Unidos ejerce en el Sudeste Asiático.
En cuanto al Corredor Económico Bangladesh-China-India-Myanmar, China construirá grandes obras de infraestructura de transporte en Myanmar y Bangladesh con el fin de alcanzar el mercado de India. Esto incrementará los proyectos de infraestructura, suscitados por las nuevas conexiones de transporte, en Myanmar y Bangladesh que podrán gradualmente eliminar su rezago económico y conectarse con resto de los países asiáticos.
La ruta del Corredor Económico Bangladesh-China-India-Myanmar pasa, sin embargo, por una parte del estado indio de Pradesh, territorio que ha sido disputado por India y China durante varias décadas. En consecuencia, China enfrenta el desafío de alcanzar un acuerdo favorable con el gobierno indio de Narendra Modi para afianzar una buena relación con la economía que tendrá el bono demográfico más representativo en Asia.
En resumen, los países de la ASEAN están formando un bloque económico dotado de una extraordinaria tecnología, que no hace sino consolidar el status de Asia como la región más dinámica en la economía mundial. Aunque existen tensiones en sus relaciones diplomáticas a causa de las disputas territoriales, la integración económica entre la ASEAN y China continuará a fin de seguir desarrollando su revolución tecnológica alrededor del mundo.
Ulises Noyola Rodríguez es colaborador del Centro de Investigación sobre la Globalización.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.