Recomiendo:
0

La contrarrevolución mexicana neoliberal y la lucha por una nueva revolución

Fuentes: Rebelión

«…la insurrección es un arte […] una vez comenzada la insurrección,  hay que obrar con la mayor decisión y pasar a la ofensiva […] mantener en alto la moral que el primer éxito proporcione; atraer a los elementos vacilantes que siempre se ponen del lado que ofrece más seguridad;  obligar al enemigo a retroceder antes […]

«…la insurrección es un arte […] una vez comenzada la insurrección,
 hay que obrar con la mayor decisión y pasar a la ofensiva […]
mantener en alto la moral que el primer éxito proporcione;
atraer a los elementos vacilantes que siempre se ponen del lado que ofrece más seguridad;
 obligar al enemigo a retroceder antes de que pueda reunir fuerzas…»
C. Marx        (Revolución y contrarrevolución en Alemania)

«La crisis general que vive la sociedad mexicana sólo es comparable a dos momentos de nuestra historia, a los que precedieron a la Guerra de Independencia y a la Revolución Mexicana» . Esta última ha sido sin duda una de las luchas históricas más importantes en la historia de nuestro país en la que cientos de miles lucharon por mejores condiciones de vida y contra un régimen de explotación y exclusión, la revolución mexicana (RM) además de haber sido una lucha de facciones burguesas y no haber modificado de una forma radical las estructuras de dominación representó para las clases populares la oportunidad de mostrarse en el escenario político para defender sus derechos, nadie puede negar que el pueblo estuvo presente, por lo que la RM adquiere un carácter social y popular que se opone al intento del gobierno de Porfirio Díaz de reforzar el sistema capitalista privilegiando los intereses extranjeros y excluyendo a los nacionales. «Si podemos hablar de la Revolución mexicana como un fenómeno que funda una nueva dimensión histórica, principio de una época decisiva, es siempre debido a la singular participación de las masas populares […] Nuestro pueblo desde entonces cree en su futuro.»

La lucha armada iniciada en 1910 tiene una tregua importantísima en 1917 con la promulgación de la primera constitución política de corte social del mundo, ya que, es la primera en reconocer y defender explícitamente no sólo los derechos o garantías individuales que prohíben al Estado hacer cualquier acción que atente contra los individuos sino, sobre todo, introducir los derechos o garantías sociales que, contrario a los anteriores, exigen al Estado su participación y lo obligan a realizar acciones que beneficien a la sociedad, de esta manera, en la Ley Suprema del 17 aparecen tres artículos (entre otros ) que condensan los ideales de la revolución y que pretenden garantizar un mínimo de bienestar a la población, estos son: el 3º que garantiza la impartición de educación pública y gratuita (en todos sus niveles) por parte del Estado; el 27 que garantiza la propiedad de las tierras nacionales a los mexicanos, regula el derecho de propiedad de la tierra (individual y comunal) y afirma la exclusividad de la nación de aprovechar los recursos naturales, así como la generación, conducción, transformación, distribución y abastecimiento de energía eléctrica, de los combustibles nucleares y del petróleo y los hidrocarburos; y el 123 que regula las relaciones laborales y la previsión social de los trabajadores. Sin embargo, estas luchas históricas han sido constantemente atacadas por las élites políticas que aún gobiernan nuestro país y que han representado siempre los intereses de la clase dominante, el Estado que se fundó a partir de la RM basó su legitimidad en las promesas de hacer valer los postulados de la misma logrando así mantener su dominación a través de prácticas corporativistas y populistas que le dieron consenso y «legitimidad». El Partido de Estado (Partido Revolucionario Institucional) supo utilizar el discurso revolucionario para perpetuarse en el poder a la par que en los hechos viola, golpea y desconoce los pocos logros del movimiento armado. Esa tendencia se refuerza y recrudece con el ascenso al poder de una nueva élite de tendencias derechistas y anti populares representada por el gobierno del Partido Acción Nacional encabezado por Vicente Fox.

La seguridad social del pueblo mexicano se pone en peligro con la aparición desde 1982 del modelo económico neoliberal y globalizador que no es otra cosa que la profundización de las relaciones sociales capitalistas de explotación, dominación y alineación-enajenación y que han provocado la desigual distribución de la riqueza reduciendo el número de ricos y aumentando el de pobres. Al mismo tiempo que acentúa la desigualdad entre países desarrollados y subdesarrollados el capitalista pretende convertir en mercancías los derechos sociales y apropiarse de los recursos naturales propiedad de la humanidad en general y de las naciones en particular. Así, esta tendencia del capitalismo mundial está afectando en nuestro país las conquistas históricas del pueblo mexicano, como la educación pública y gratuita, la propiedad comunal de la tierra y la violación de los derechos de los trabajadores.

La contrarreforma educativa

La educación en México ha sido uno de los sectores más golpeados por los regímenes neoliberales de las últimas dos décadas ello obedece a la intención de hacer del sistema educativo funcional a los intereses capitalistas convirtiéndolo en un verdadero aparato ideológico del Estado pretendiendo quitarle a la educación su potencial liberador negando la importancia que tiene para el desarrollo del individuo y del país. Por ello se han realizado una serie de reformas al artículo 3º y a la Ley General de Educación con la finalidad de quitarle gradualmente a la educación su carácter público, gratuito y laico. Lo vimos por ejemplo con la etapa de modernización educativa de Salinas que terminó con la descentralización de la educación básica y la reducción del presupuesto educativo, lo vemos con el incremento de las escuelas privadas y el deterioro de las públicas, con la falta de mantenimiento, con el bajo salario de los profesores, lo vemos en general en el bajo nivel de la educación de los niños y jóvenes, un estudio de la OCDE realizado a niños de 38 países para conocer sus habilidades en español, matemáticas y ciencias dejó a nuestro país en último lugar, en los últimos 10 años se ha reducido en más de uno por ciento el presupuesto educativo y la tendencia continúa.

Actualmente se realiza una reforma en el CONALEP que pretende hacerlo más funcional a los requerimiento de las empresas nacionales y extranjeras de mano de obra calificada, y por ello se golpea a las ciencias sociales y las humanidades y se privilegian las ciencias duras, esa reforma también atenta contra la seguridad social y el contrato colectivo de los trabajadores académicos y administrativos de esa institución.

En estos momentos se cocinan también en el Congreso de la Unión dos contrarreformas más al sistema educativo con la reforma a los planes de estudio del nivel secundaria que pretende sacar a la historia como materia obligatoria y la propuesta de una Ley de Educación Superior en la cual pretender tener aún más control sobre las instituciones de educación superior tan golpeadas en los últimos años. Prueba de ello lo constituye la contrarreforma en la UNAM impulsada por los ex rectores Carpizo, Sarukhán, Barnés y el actual De la Fuente que pretenden pasar por académicas una serie de reformas que tienen como corolario el cobro de cuotas para elitizar a la universidad y continuar con su proceso de privatización.

Cabe resaltar que todas las contrarreformas y medidas antes mencionadas tienen su origen y sustento ideológico en las recomendaciones que hacen organismos financieros internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional a nuestro gobierno y que este acata sin reservas debido al compromiso que tiene con ellos luego de recibir cuantiosos préstamos que sólo endeudan más al país y lo orillan a la pérdida de su autonomía.

La contrarreforma agraria

El constituyente del 17 por mandato popular decidió incluir el artículo 27 como uno de los pilares de la soberanía nacional y del bienestar de la población, su inclusión se tornaba obligada debido a que «…la causa fundamental de ese gran movimiento social que transformó la organización del país en todos sus aspectos, fue la existencia de enormes haciendas en poder de unas cuantas personas de mentalidad conservadora y reaccionaria» , la concentración de la tierra en el México de inicio de siglo obligó a los desposeídos a iniciar la lucha por su defensa con el grito «La tierra es de quien la trabaja» y bajo el mando de una de las figuras emblemáticas de la revolución y símbolo de la resistencia Emiliano Zapata. Así se incluyó en dicho artículo el derecho a la propiedad comunal de la tierra, el reparto de tierras, la restitución de tierras a los pueblos indígenas, se especificó que «La nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público…», «Se reconoce la personalidad jurídica de los núcleos de población ejidales y comunales y se protege su propiedad sobre la tierra, tanto para el asentamiento humano como para actividades productivas.», se reconoce a la asamblea general y a los comisariados ejidales como autoridades comunales. Desafortunadamente todo lo anterior se modifica debido a la contrarreforma salinista al artículo 27 hecha en 1992 donde, entre otras cosas, se debilita a la autoridad ejidal y se privilegia la propiedad privada sobre la comunal respondiendo fielmente a la ideología individualista propia del neoliberalismo y se permite mayor intervención extranjera en la propiedad de la tierra.

Contrario a lo que dice la constitución al final del artículo 27 en el sentido de que «El Estado promoverá las condiciones para el desarrollo rural integral, con el propósito de generar empleo y garantizar a la población campesina el bienestar y su participación e incorporación en el desarrollo nacional…» lo que ha ocurrido ha sido el gradual olvido y deterioro del campo y de los campesinos provocado por la falta de una política adecuada para su fortalecimiento. A partir de la firma del TLCAN en 1993 y su entrada en vigencia el 1º de enero de 1994 la situación del campo se agrava al acordarse la apertura total de los mercados, la eliminación de las fronteras y los aranceles y otro tipo de cuotas y pagos, la prohibición de los subsidios y en general el retiro del proteccionismo del Estado al campo. Ni con el Programa PROCAMPO del presidente Salinas, que consistió en dar dinero a los campesinos para apoyar su ingreso y su producción se logró revertir la tendencia desfavorable de los campesinos mexicanos. Menos aún con los actuales programas Contigo y Progresa de Fox. Mas aún con la contrarreforma salinista al artículo 27 se desprotegió más el campo mexicano haciéndolo mas vulnerable a los vaivenes de la economía mundial. Antes de la contrarreforma «la producción agropecuaria en México estaba basada mayoritariamente en pequeñas unidades de producción: pequeños propietarios, comunidades y ejidos, de acuerdo con algunas estimaciones, el 54 % del territorio mexicano estaba dividido en ejidos y otras granjas semicolectivas». Mientras que hoy no sólo se agranda la propiedad privada sino que incluso en esta se presenta la falta de apoyo que los obliga en muchos casos a la migración.

La contrarreforma laboral

Como resultado de la revolución se logró incluir en el artículo 123 una serie de derechos y prerrogativas del pueblo trabajador tales como: el derecho a un trabajo digno, la jornada máxima de 8 horas, un día de descanso, la prohibición del trabajo de menores de 14 años, el derecho a la huelga, a la contratación colectiva, a la participación en la utilidades, a la seguridad social, (estableciéndose que la Ley del Seguro Social es «de utilidad pública»), a la sindicalización, etc. todos ellos son logros de una importancia trascendental para el trabajador mexicano los cuales aunque no modifican en gran medida las relaciones capitalistas si tratan de poner al trabajador en una mejor posición respecto al capital. Por ejemplo, la huelga ha demostrado históricamente ser un medio eficaz de lucha de los trabajadores para la defensa de sus derechos. Sin embargo los trabajadores del país han visto constantemente reducido su salario y su poder adquisitivo, siguen existiendo grandes índices de explotación, el trabajo en menores crece cada día y las oportunidades de la juventud de acceder a un trabajo digno son casi nulas.

Este panorama desolador quiere ser coronado por el gobierno y el capital con la contrarreforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) para mayor desgracia del pueblo trabajador. Desde el sexenio pasado Ernesto Zedillo quiso avanzar en la reforma laboral y energética topándose con un descontento generalizado, sin embargo con el gobierno foxista ha adquirido nueva fuerza la idea que quiere ser englobada con la reforma fiscal y la contrarreforma a la ley del IMSS. Con la reforma a la LFT se pretende acabar con los derechos de los trabajadores cuestión que ocasionaría un retroceso a la etapa previa a RM y terminaría con los logros obtenidos con ella.

En términos generales la reforma zedillo-foxista -siguiendo como en el caso de la reforma educativa y agraria los dictados de los organismos financieros internacionales- tiene como eje fundamental los siguientes puntos «Se debe eliminar el sistema actual de pagos por despido , la negociación colectiva y los contratos obligatorios para la industria; el ingreso obligatorio a sindicatos; la repartición obligatoria de utilidades; las restricciones a los contratos temporales, de plazo fijo y de aprendizaje; los requisitos de promociones basados en antigüedad…» .

En estos momento la muestra más clara de la contrarrevolución neoliberal en México lo constituye el ataque a la ley del IMSS y a sus trabajadores, sin embargo eso sólo es una etapa más pues ya se anunció que el siguiente paso consistirá en reformar la ley del ISSSTE.

La lucha por la nueva revolución

El pueblo mexicano rechaza la contrarrevolución neoliberal que pretende arrebatarle derechos ya ganados y se perfila para darle forma a una nueva revolución que independientemente de las formas y medios de lucha que adopte deberá traer consigo la modificación del sistema capitalista. El combativo pueblo mexicano ha sostenido en su devenir luchas históricas que han contribuido a la construcción de su futuro, así 1810 significó una lucha en la que se logró una independencia sobre el conquistador más política que económica, 1910 representó el movimiento social y popular más importante del siglo XX, 2010, bajo esta perspectiva, puede significar la posibilidad de que el pueblo reivindique y haga valer sus derechos retomando su papel protagónico, de que se convierta en sujeto histórico y sea capaz de modificar sus condiciones reales de existencia que en esta etapa del desarrollo capitalista solo engendran pobreza y exclusión. En estos momento en los que se acentúan las contradicciones de clase el pueblo organizado debe tomar la batuta (y la está tomando) y las calles para rebasar la etapa meramente reivindicativa y contestataria para dar paso a una lucha donde se construyan cotidianamente formas de poder popular que sean la base para una transformación social de la sociedad.

El mismo pueblo que ayer luchó en los ejércitos de Villa y de Zapata hoy sale a las calles para defender la seguridad social, la educación pública y gratuita, los derechos de los pueblos indígenas, la propiedad comunal de la tierra, exige más apoyo al campo, mayores libertades políticas, defiende y ejerce su derecho a huelga, su contratación colectiva, grita en las calles un ¡Ya basta! colectivo sabiendo que «otro mundo es posible». Son casi ya 100 años de lucha desde 1910 en los cuales los excluidos y dominados mexicanos han enarbolado las banderas de la libertad y la democracia, 100 años en los cuales los explotados y alienados han estado adquiriendo conciencia de clase y desplegado los estandartes de la independencia económica y del crecimiento y desarrollo sustentables, en los que han defendido la soberanía y la seguridad nacional, su identidad, sus costumbres y sus valores.

«La lucha es de hoy, es de mañana y es de siempre; la ignorancia, el mal y la injusticia son perennes; las revoluciones tienen por eso un sentido de permanencia. Hoy como ayer y siempre, los hombres cumplimos y forjamos nuestro destino por los cuatro puntos cardinales.»

[email protected]