Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Las balas cubiertas de azúcar del «libre mercado» están matando a nuestros hijos. El acto de asesinar es impremeditado. Es instrumentado de un modo indiferente mediante negocios programados por computadoras en las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago, donde se deciden los precios globales de arroz, trigo y maíz.
La pobreza no es sólo el resultado de fracasos de políticas en el ámbito nacional. La gente en diferentes países está siendo empobrecida simultáneamente como resultado de un mecanismo de mercado global. Un pequeño número de instituciones financieras y corporaciones globales tiene la capacidad de determinar, mediante la manipulación del mercado, el nivel de vida de millones de personas en todo el mundo.
Nos encontramos en la encrucijada de la crisis económica y social más seria de la historia moderna. El proceso de empobrecimiento global desatado al comienzo de la crisis de la deuda de los años ochenta ha llegado a un importante punto decisivo, llevando a la erupción simultánea de hambrunas en todas las principales regiones del mundo en desarrollo.
Hay muchas características complejas que subyacen a la crisis económica global, que tienen que ver con mercados financieros, la disminución de la producción, el colapso de instituciones estatales y el rápido desarrollo de una economía de guerra motivada por beneficios. Lo que es mencionado pocas veces en este análisis, es como esta reestructuración económica global afecta forzosamente a tres necesidades fundamentales de la vida: el alimento, el agua, y el combustible.
El suministro de alimento, agua y combustible es un prerrequisito para la sociedad civilizada: son factores necesarios para la supervivencia de la especie humana. En los últimos años, los precios de esas tres variables han aumentado dramáticamente en el ámbito global, con devastadoras consecuencias económicas y sociales.
Esos tres bienes o artículos de consumo esenciales, que en sentido real determinan la reproducción de la vida económica y social en el planeta Tierra, están bajo el control de un pequeño número de corporaciones e instituciones financieras globales.
Tanto el Estado como la gama de organizaciones internacionales – a las que se refieren a menudo como la ‘comunidad internacional’ – sirven los intereses libres de trabas del capitalismo global. Los principales organismos intergubernamentales, incluyendo a Naciones Unidas, las instituciones de Bretton Woods y la Organización Mundial de Comercio (OMC) han avalado el Nuevo Orden Mundial por cuenta de sus patrocinadores corporativos. Gobiernos en países desarrollados y en desarrollo han abandonado su papel histórico de reguladores de las variables económicas cruciales, así como de asegurar un sustento mínimo para sus pueblos.
Movimientos de protesta dirigidos contra los aumentos de los precios de alimentos y gasolina han hecho erupción simultáneamente en diferentes regiones del mundo. Las condiciones son particularmente críticas en Haití, Nicaragua, Guatemala, India, Bangladesh. La escalada de los precios de alimentos y combustible en Somalia ha precipitado a todo el país a una situación de hambruna masiva, combinada con una grave falta de agua. Una situación similar e igualmente seria prevalece en Etiopia.
Otros países afectados por el aumento fuera de control de los precios de alimentos incluyen a Indonesia, las Filipinas, Liberia, Egipto, Sudán, Mozambique, Zimbabue, Kenia, Eritrea, una larga lista de países empobrecidos…, para no hablar de los que están bajo ocupación militar extranjera, incluyendo a Iraq, Afganistán y Palestina.
Desregulación
El suministro de alimento, agua y combustible ya no es objeto de regulación o intervención gubernamentales o intergubernamentales a fin de aliviar la pobreza o evitar el estallido de hambrunas.
La suerte de millones de seres humanos es dirigida tras puertas cerradas en las salas de consejo de las corporaciones como parte de una agenda motivada por los beneficios.
Y como estos poderosos actores económicos operan a través de un mecanismo de mercado aparentemente neutral e «invisible,» los devastadores impactos sociales de aumentos amañados en los precios de alimentos, combustible y agua son descartados a la ligera como resultado de consideraciones de oferta y demanda.
Naturaleza de la crisis económica y social global
Confundidas en gran parte por informes oficiales y mediáticos, tanto la «crisis alimentaria» como la «crisis del petróleo» son el resultado de la manipulación especulativa de valores del mercado por parte de poderosos protagonistas económicos.
No se trata «crisis» distintas y separadas de los alimentos, el combustible y el agua, sino de un proceso global de reestructuración económica y social.
Los dramáticos aumentos de los precios de estos tres recursos esenciales no son algo casual. Estas tres variables, incluyendo los precios de de alimentos básicos, del agua para la producción y el consumo y de los combustibles son objeto de un proceso de manipulación deliberada y simultánea del mercado.
Al centro de la crisis alimentaria están los crecientes precios de alimentos básicos, combinados con un aumento dramático del precio del combustible.
Al mismo tiempo, el precio del agua que es un insumo esencial para la producción agrícola e industrial, la infraestructura social, la higiene pública y el consumo doméstico, ha aumentado abruptamente como resultado de un movimiento a escala mundial para privatizar los recursos acuíferos.
Estamos frente a una gran agitación económica y social, una crisis global, caracterizada por la relación triangular entre el agua, los alimentos, y el combustible: tres variables fundamentales, que afectan en conjunto los medios mismos para la supervivencia humana.
En términos muy concretos, estos aumentos de precios empobrecen y destruyen vidas humanas. Además, el colapso a escala mundial de los niveles de vida ocurre en un tiempo de guerra. Está íntimamente relacionado con la agenda militar. La guerra en Oriente Próximo tiene una relación directa con el control sobre las reservas de petróleo y del agua.
Aunque el agua no es actualmente una materia prima comercializada internacionalmente de la misma manera como el petróleo y los alimentos básicos, también es objeto de la manipulación del mercado a través de la privatización del agua.
Los actores económicos y financieros que operan detrás de puertas cerradas son:
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los principales bancos y firmas financieras de Wall Street, incluyendo los especuladores institucionales que juegan un papel directo en los mercados de materias primas, incluyendo los mercados del petróleo y los alimentos.
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Los gigantes del petróleo anglo-estadounidenses, incluyendo a British Petroleum (BP), ExxonMobil, Chevron-Texaco, Royal Dutch Shell.
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Los conglomerados de la biotecnología y del agronegocio, que poseen los derechos de propiedad intelectual sobre semillas e insumos agrícolas. Las compañías de biotecnología también son importantes actores en las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago.
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Los gigantes del agua incluyendo a Suez, Veolia y Bechtel-United Utilities, involucrados en la amplia privatización de los recursos acuíferos del mundo.
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El complejo militar-industrial anglo-estadounidense que incluye a los cinco grandes contratistas de la defensa de EE.UU. (Lockheed Martin, Raytheon, Northrop Grunman, Boeing y General Dynamics) en alianza con British Aerospace Systems Corporation (BAES) constituye una poderosa fuerza superpuesta, estrechamente aliada con Wall Street, los gigantes del petróleo y los conglomerados del agronegocio y de la biotecnología.
La burbuja del precio del petróleo
El movimiento en los precios globales en las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago no tiene nada que ver con los costes de producción del petróleo. Los precios disparados del petróleo crudo no resultan de una escasez de petróleo. Se calcula que el coste de un barril de petróleo en Oriente Próximo no excede los 15 dólares. Los costes de un barril de petróleo extraído de las arenas bituminosas de Alberta, Canadá, es del orden de 30 dólares (Antoine Ayoub, Radio Canadá, mayo de 2008)
El precio del petróleo crudo es actualmente más de 120 dólares por barril. El precio de mercado es en gran parte el resultado de la acometida especulativa.
Precios del petróleo 2006-2008
Precios del petróleo 1994-marzo de 2008
Fuente: NYMEX
El petróleo forma parte de la producción de virtualmente todas las áreas de la manufactura, la agricultura y la economía del sector de servicios. Los aumentos en los precios del combustible han contribuido, en todas las principales regiones del mundo, a precipitar a la bancarrota a decenas de miles de pequeñas y medianas empresas así como a debilitar y potencialmente paralizar los canales del comercio interior e internacional.
El mayor coste de la gasolina en el sector minorista lleva a la desaparición de las economías en el ámbito local, a un aumento de la concentración industrial y a una masiva centralización del poder económico en manos de un pequeño número de corporaciones globales. Por su parte, los aumentos en el combustible tienen una repercusión negativa sobre el sistema de transporte urbano, las escuelas y los hospitales, los transportes por camión, los embarques intercontinentales, el transporte aéreo, el turismo, la recreación y la mayor parte de los servicios públicos.
Inflación
El aumento en los precios del combustible desata un proceso inflacionario más amplio que resulta en una compresión del poder adquisitivo real y una disminución consecuente de la demanda de consumo. Son afectados todos los mayores sectores de la sociedad, incluyendo a las clases medias en los países desarrollados.
Estos movimientos de precios son dictados por los mercados de materias primas. Son el resultado del comercio especulativo en los fondos índice, los futuros y las opciones en todos los principales mercados de materias primas, incluyendo el ICE [Intercontinental Exchange] de Londres y las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago.
La dramática subida de precios no es el resultado de una escasez de combustible, alimento o agua.
Este trastorno en la economía global es deliberado. Las políticas económica y financiera del Estado son controladas por intereses corporativos privados. El comercio especulativo no es objeto de políticas reguladores. La depresión económica contribuye a la formación de riqueza, a realzar el poder de un puñado de corporaciones globales.
Según William Engdahl;
«Por lo menos un 60% del precio de 128 dólares por barril del petróleo crudo proviene de la especulación en futuros no regulada de fondos especulativos, bancos y grupos financieros que utilizan las bolsas de futuros ICE de Londres y NYMEX de Nueva York y el comercio inter-bancos o sobre el mostrador para evitar un análisis minucioso. Las regulaciones del gobierno sobre el margen en futuros en EE.UU. de la Comisión del Comercio en Futuros sobre Mercancías, permiten que los especuladores compren un contrato de futuros de petróleo crudo en la NYMEX y que tengan que pagar sólo un 6% del valor del contrato. Al precio actual de 128 dólares por barril, eso significa que un negociante en futuros sólo tiene que depositar unos 8 dólares por cada barril. Pide prestados los otros 120 dólares. Este extremo ‘apalancamiento’ de 16 a 1 ayuda a impulsar los precios a niveles salvajemente irreales y a compensar las pérdidas de los bancos en hipotecas de alto riesgo y otros desastres a costas de la población en general. (Vea más sobre la verdadera razón detrás de los altos precios del petróleo, en Global Research, mayo de 2008)
Entre los otros protagonistas en el mercado especulativo para el petróleo crudo están Goldman Sachs, Morgan Stanley, British Petroleum (BP), el conglomerado bancario francés Société Générale, Bank of America, el mayor banco de EE.UU., y Mercuria de Suiza. (Vea Miguel Angel Blanco, La Clave, Madrid, junio 2008)
British Petroleum controla la Bolsa Internacional del Petróleo (IPE) basada en Londres, que es una de las mayores bolsas del mundo para futuros y opciones en energía. Entre los principales accionistas de IPE están Goldman Sachs y Morgan Stanley.
Según Der Spiegel, Morgan Stanley es uno de los principales actores institucionales en el mercado especulativo del petróleo (IPE) basado en Londres. Según Le Monde, Société Générale, de Francia, junto con Bank of America y Deutsche Bank han estado involucrados en la difusión de rumores a fin de aumentar el precio del petróleo crudo. (Vea Miguel Angel Blanco, La Clave, Madrid, junio de 2008)
Se disparan los precios de los alimentos
La crisis alimentaria global, caracterizada por considerables aumentos en los precios de los alimentos básicos, ha conducido a millones de personas en todo el mundo hacia el hambre y la pobreza absoluta crónica.
Según la FAO [Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación], el precio de los alimentos básicos en granos ha aumentado en un 88% desde marzo de 2007. El precio del trigo ha aumentado en un 181% en un período de tres años. El precio del arroz ha aumentado en un 50% durante los últimos tres meses. (Vea Ian Angus: «Crisis Alimentaria – La mayor demostración del fracaso histórico del modelo capitalista», Rebelión, mayo de 2008):
El precio del arroz se ha triplicado durante un período de cinco años, de aproximadamente 600 dólares por tonelada en 2003 a más de 1.800 dólares por tonelada en mayo de 2008. (Vea gráfica a continuación)
«La calidad más popular de arroz de Tailandia se vendió a 198 dólares por tonelada hace cinco años y por 323 dólares hace un año. En abril de 2008, el precio llegó a 1.000 dólares. Los aumentos son aún mayores en mercados locales – en Haití, el precio de mercado de un saco de 50 kilos de arroz se duplicó en una semana a fines de marzo de 2008. Son aumentos catastróficos para los 2.600 millones de personas en todo el mundo que viven con menos de 2 dólares al día y gastan entre un 60 y un 80% de sus ingresos en alimento. Cientos de millones no tienen suficiente dinero para comer.» (Ibíd.)
Los principales actores en el mercado de los granos son Cargill y Archer Daniels Midland (ADM). Estos dos gigantes corporativos controlan una gran parte del mercado global de granos. También participan en transacciones especulativas en futuros y opciones en la NYMEX y en la Bolsa de Futuros de Chicago (CBOT). En EE.UU., «el mayor productor de cultivos GM [genéticamente modificados], Cargill, ADM y el competidor Zen Noh, controlan entre ellos un 81% de todas las exportaciones de maíz y un 65% de todas las exportaciones de soja.» (Greg Muttitt, Control Freaks, Cargill and ADM, The Ecologist, marzo de 2001)
TRIGO
MAÍZ
Fuente: Chicago Board of Trade
Antecedentes históricos de la reforma agrícola
Desde inicios de los años ochenta, coincidiendo con la embestida de la crisis de la deuda, la gama de reformas neoliberales de política macroeconómica ha contribuido en gran parte a debilitar la agricultura local. Durante los últimos 25 años, el cultivo de alimentos en los países en desarrollo ha sido desestabilizado y destruido por la imposición de reformas del FMI y del Banco Mundial.
El dumping de excedentes de granos de EE.UU., Canadá y de la Unión Europea ha llevado a la desaparición de la autosuficiencia alimentaria y a la destrucción de la economía campesina local. A su vez, este proceso ha resultado en beneficios multimillonarios para el agronegocio occidental, resultantes de contratos de importación por los países en desarrollo, que ya no son capaces de producir sus propios alimentos.
Estas condiciones históricas preexistentes de pobreza masiva han sido exacerbadas y agravadas por el reciente aumento en los precios de los granos, que han llevado en algunos casos a la duplicación del precio minorista para los alimentos básicos.
Los incrementos de precios también han sido exacerbados por el uso de maíz para producir etanol. En 2007, la producción de maíz fue del orden de 12.320 millones de fanegas de las cuales 3.200 millones fueron utilizadas para la producción de etanol. Casi un 40% de la producción de maíz en EE.UU. será canalizada hacia el etanol.
Semillas genéticamente modificadas
Coincidiendo con el establecimiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 1995, ha ocurrido otro importante cambio histórico en la estructura de la agricultura global.
Bajo los artículos de acuerdo de la Organización Mundial de Comercio (OMC), se ha garantizado a los gigantes alimentarios una libertad irrestricta para penetrar a los mercados de semillas de los países en desarrollo.
La adquisición de «derechos de propiedad intelectual» exclusiva sobre variedades de plantas por intereses agroindustriales internacionales, también favorece la destrucción de la biodiversidad.
Actuando por cuenta de un puñado de conglomerados de biotecnología, las semillas OMG han sido impuestas a los agricultores, a menudo en el contexto de «programas de ayuda alimentaria». En Etiopia, por ejemplo, kits de semillas OMG fueron distribuidos a agricultores empobrecidos para rehabilitar la producción agrícola después de una sequía importante.
Las semillas OMG fueron plantadas, produciendo una cosecha. Pero luego el agricultor llegó a darse cuenta de que las semillas OMG no podían ser vueltas a plantar sin pagar derechos a Monsanto, Arch Daniel Midland, y otros.
Luego los agricultores descubrieron que las semillas sólo podían ser cosechadas si utilizaban los insumos agrícolas que incluían el fertilizante, el insecticida y el herbicida, producidos y distribuidos por las compañías biotecnológicas del agronegocio. Economías campesinas completas fueron recluidas bajo la sujeción a los conglomerados del agronegocio.
Los principales gigantes de la biotecnología en OMG incluyen a Monsanto, Syngenta, Aventis, DuPont, Dow Chemical, Cargill y Arch Daniel Midland.
Rompiendo el ciclo agrícola
Con la adopción generalizada de semillas OMG, ha ocurrido una importante transición en la estructura y la historia de la agricultura establecida desde sus comienzos hace 10.000 años.
La reproducción de semillas en semilleros locales en el ámbito de la aldea ha sido desorganizada por el uso de semillas genéticamente modificadas. Se rompió el ciclo agrícola, que posibilita que los agricultores almacenen sus semillas orgánicas y vuelvan a plantarlas para obtener la próxima cosecha. Este modelo destructivo – que invariablemente resulta en hambrunas – es reproducido en un país tras el otro llevando a la desaparición a escala mundial de la economía campesina.
El consenso de la FAO y del Banco Mundial
Después de la Cumbre de Roma de la FAO en junio de 2008 sobre la crisis alimentaria, políticos y analistas económicos por igual abrazaron el consenso del libre mercado: el estallido de hambrunas fue presentado como el resultado de la usual oferta y demanda y de consideraciones climáticas, fuera del control de los responsables políticos. «La solución» canaliza ayuda de emergencia a áreas afectadas bajo los auspicios del Programa Mundial de Alimentos de la ONU (WFP, por sus siglas en inglés). No se interviene en la interacción de las fuerzas del mercado.
Irónicamente, esas «opiniones expertas» son refutadas por los datos sobre la producción global de granos: la FAO pronostica que la producción mundial de cereales alcanzará un resultado récord en 2008.
Contradiciendo sus propias explicaciones de manual, se espera, según el Banco Mundial, que los precios mundiales sigan siendo altos, a pesar del pronóstico de un creciente suministro de alimentos básicos.
En los pasillos de la FAO y del Banco Mundial no consideran que la regulación estatal de los precios de los alimentos básicos y de la gasolina sea una opción. Y, por cierto, es lo que enseñan en los departamentos de economía de las universidades más prestigiosas de EE.UU.
Mientras tanto, los precios a la puerta de la granja en el ámbito local apenas cubren los costes de producción, llevando la economía campesina a la bancarrota.
La privatización del agua
Según fuentes de la ONU, que subestiman enormemente la seriedad de la crisis del agua, mil millones de personas en todo el mundo (un 15% de la población mundial) no tienen acceso a agua limpia «y 6.000 niños mueren cada día debido a infecciones ligadas a agua sucia» (BBC News, 24 de marzo de 2004)
Un puñado de corporaciones globales incluyendo a Suez, Veolia, Bechtel-United Utilities, Thames Water y RWE-AG de Alemania, están obteniendo el control y la propiedad de servicios públicos de agua y de disposición de residuos. Suez y Veolia tienen aproximadamente un 70% de los sistemas acuíferos privatizados en todo el mundo.
La privatización del agua bajo los auspicios del Banco Mundial se alimenta del colapso del sistema de distribución pública de agua potable segura: «El Banco Mundial sirve los intereses de compañías suministradoras de agua a través de sus programa regulares de préstamos a gobiernos, que a menudo vienen con condiciones que requieren explícitamente la privatización del suministro de agua…» (Maude Barlow y Tony Clarke, «Water Privatization: The World Bank’s Latest Market Fantasy,» Polaris Institute, Ottawa, 2004))
«El modus operandi [en India] es obvio – desatender el desarrollo de recursos acuíferos [bajo medidas de austeridad presupuestaria del Banco Mundial], afirmar una «crisis de recursos» y permitir que los sistemas existentes se deterioren.» (Ann Ninan, Private Water, Public Misery, India Resource Center 16 de abril de 2003)
Mientras tanto, los mercados para agua embotellada han sido absorbidos por un puñado de corporaciones, incluyendo a Coca-Cola, Danone, Nestlé y PepsiCo. Estas compañías no sólo trabajan en estrecha colaboración con las compañías de suministro de agua, están vinculadas con las compañías de agronegocios-biotecnología involucradas en la industria alimentaria. El agua del grifo es comprada por Coca-Cola de una instalación municipal de agua y luego revendida al por menor. Se estima que en EE.UU., un 40% del agua embotellada es agua del grifo. (Vea: Jared Blumenfeld, Susan Leal The real cost of bottled water, San Francisco Chronicle, 18 de febrero de 2007)
En India, Coca-Cola ha contribuido al agotamiento de las napas subterráneas en detrimento de comunidades locales:
«Comunidades en toda India que viven cerca de plantas embotelladoras de Coca-Cola están viviendo una severa falta de agua, directamente como resultado de la masiva extracción de agua por Coca-Cola de los recursos comunes de agua subterránea. Los pozos se han secado y las bombas manuales de agua ya no funcionan. Estudios, incluyendo uno del Consejo Central de Agua Subterránea en India, han confirmado el importante agotamiento del nivel freático.
Cuando el agua es extraída del recurso común de napas subterráneas cavando más profundo, el agua huele y gusta de modo extraño. Coca-Cola ha estado descargando indiscriminadamente sus aguas servidas en los campos alrededor de sus plantas y a veces dentro de ríos, incluyendo el Ganges, en el área. El resultado ha sido que el agua subterránea también ha sido contaminada, así como los suelos. Autoridades de la salud pública han colocado letreros alrededor de los pozos y de las bombas manuales informando a la comunidad que el agua no es adecuada para el consumo humano…
Ensayos realizados por una serie de agencias, incluyendo el gobierno de India, confirmaron que los productos de Coca-Cola contienen altos niveles de pesticidas, y como resultado, el Parlamento de India ha prohibido la venta de Coca-Cola en su cafetería. Sin embargo, Coca-Cola no sólo sigue vendiendo bebidas con una dosis de venenos en India (que nunca podrían ser vendidas en EE.UU. y en la UE), también introduce nuevos productos al mercado indio. Y como si no bastara que vende bebidas con DDT y otros pesticidas a indios, una de las últimas instalaciones embotelladoras de Coca-Cola en India, en Ballia, está ubicada en un área con una severa contaminación de arsénico en su agua subterránea. (India Resource Center, Coca-Cola Crisis in India, sin fecha).
En los países en desarrollo, los aumentos en precios de combustibles han aumentado los costes del embotellamiento de agua de grifo por los grupos familiares, lo que por su parte favorece la privatización de recursos acuíferos.
En la fase más avanzada de la privatización del agua, se contempla la propiedad real de lagos y ríos por corporaciones privadas. Mesopotamia no fue sólo invadida por sus amplios recursos de petróleo, el Valle de los dos ríos (Tigris y Éufrates) tiene amplias reservas de agua.
Comentarios finales
Estamos encarando una constelación compleja y centralizada de poder económico en la que los instrumentos de la manipulación del mercado tienen una influencia directa en las vidas de millones de personas.
Los precios de los alimentos, del agua y del combustible son determinados a nivel global, fuera del alcance de la política gubernamental nacional. Los aumentos de precios de esas tres materias primas esenciales constituyen un instrumento de «guerra económica,» realizada a través del «libre mercado» en las bolsas de futuros y opciones.
Estos aumentos en los precios de los alimentos, del agua y del combustible contribuyen en un sentido muy real a «eliminar a los pobres» mediante «muertes por hambre.» Las balas edulcoradas del «libre mercado» matan a nuestros hijos. El acto de matar es instrumentado de un modo indiferente mediante el comercio programado por computadora en las bolsas de materias primas, donde se deciden los precios globales del arroz, el trigo y el maíz.
«La Comisión sobre crecimiento de la población y el futuro de EE.UU.»
Pero no encaramos sólo conceptos de mercado. El estallido de hambrunas en diferentes partes del mundo, resultantes de que los precios de los alimentos y del combustible se han puesto por las nubes, tienen amplias implicaciones estratégicas y geopolíticas.
Al comenzar su mandato en 1969, el presidente Richard Nixon afirmó «su creencia en que la sobrepoblación amenaza gravemente la paz y la estabilidad del mundo.» Henry Kissinger, en aquel entonces consejero Nacional de Seguridad de Nixon, instruyó a diversas agencias del gobierno para que emprendieran conjuntamente «un estudio sobre el impacto del crecimiento de la población del mundo en la seguridad y los intereses de EE.UU. en el exterior.»
En marzo de 1970, el Congreso de EE.UU. estableció una (Comisión sobre el Crecimiento Demográfico y el Futuro de EE.UU. (Vea Center for Research on Population and Security). La Comisión no era una Fuerza de Tareas corriente. Integraba a representantes de USAID, el Departamento de Estado y el Departamento de Agricultura con responsables de la CIA y del Pentágono. Su objetivo no era ayudar a los países en desarrollo sino más bien limitar la población del mundo a fin de servir los intereses estratégicos y de seguridad nacional de EE.UU. La Comisión también veía el control de la población como un medio para asegurar un entorno estable y seguro para los inversionistas de EE.UU. así como para obtener el control sobre los recursos minerales y de petróleo de los países en desarrollo.
Esta Comisión completó su trabajo en diciembre de 1974 y circuló un documento confidencial intitulado «Memorando Estudio 200 de Seguridad Nacional: Implicaciones del Crecimiento Mundial de la Población para los Intereses de Seguridad y Exteriores de EE.UU.» dirigido a «determinados secretarios y jefes de Agencia para su estudio y comentarios.» En noviembre de 1975, el informe y sus recomendaciones fueron refrendados por el presidente Gerald Ford.
Kissinger había ciertamente dado a entender en el contexto del Memorando Estudio 200 de Seguridad Nacional (NSSM 200) que la recurrencia de hambrunas, enfermedades y guerra podrían constituir un instrumento de facto para el control de la población.
Aunque el informe NSSM 200 no asignó, por razones obvias, un rol político explícito a la generación de hambrunas, sin embargo dio a entender que la ocurrencia de hambrunas podría, bajo ciertas circunstancias, suministrar una solución de facto a la sobrepoblación.
«Consecuentemente, aquellos países donde hambre y desnutrición ya están presentes en gran escala enfrentan la triste perspectiva de poca, si alguna, mejora en el consumo de alimentos en los años por venir, a menos que haya un importante programa financiero de ayuda alimentaria, una expansión más rápida de la producción interna de alimentos, una reducción del crecimiento de la población o alguna combinación de los tres factores. Peor aún, una serie de desastrosas cosechas podría transformar algunos de ellos en típicos casos maltusianos con hambrunas que involucrarían a millones de personas.
Aunque la ayuda externa probablemente seguirá estando disponible para encarar situaciones de emergencia a corto plazo, como ser la amenaza de muerte masiva por hambre, es más cuestionable si los países donantes de ayuda estarán dispuestos a suministrar el tipo de ayuda alimentaria masiva requerida por las proyecciones de importación sobre una base continua a largo plazo.
Tasas reducidas de crecimiento de la población podrían evidentemente producir un alivio significativo a más largo plazo…
En los casos extremos en los que las presiones de la población conduzcan a hambrunas endémicas, disturbios por alimentos, y una ruptura del orden social, esas condiciones seguramente no serán favorables para una exploración sistemática de depósitos de minerales o para las inversiones a largo plazo requeridas para su explotación. Fuera de hambrunas, a menos que se pueda satisfacer un cierto mínimo de las aspiraciones populares de mejora material, y a menos que los términos de acceso y explotación persuadan a gobiernos y pueblos de que este aspecto del orden económico internacional «contenga algo para ellos,» es probable que las concesiones para compañías extranjeras sean expropiadas o sometidas a intervenciones arbitrarias. Sea a través de acción gubernamental, conflictos laborales, sabotaje, o disturbios civiles, el flujo sin problemas de los materiales necesarios será puesto en peligro. Aunque la presión de la población obviamente no es el único factor involucrado, estos tipos de frustraciones son mucho menos probables bajo condiciones de un crecimiento lento o nulo de la población.»
(1974 National Security Study Memorandum 200: Implications of Worldwide Population Growth for U.S. Security and Overseas Interests». (énfasis agregado)
El informe concluye con un par de preguntas clave relativas al papel de los alimentos como «un instrumento del poder nacional,» que podría ser utilizado para lograr los intereses estratégicos de EE.UU.:
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«¿Sobre qué base deberían suministrarse esos recursos alimentarios? ¿Se consideraría a los alimentos como instrumentos del poder nacional? ¿Nos veremos obligados a seleccionar a quién podemos razonablemente ayudar, y si es así, deberían los esfuerzos relacionados con la población ser un criterio respecto a una tal ayuda?
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¿Está dispuesto EE.UU. a aceptar el racionamiento de alimentos para ayudar que no pueden o no quieren controlar el crecimiento de su población?» (Ibíd., énfasis agregado)
En boca de Henry Kissinger: «Controla el petróleo y controlarás a las naciones; controla el alimento y controlarás a la gente.»
ANEXO:
Protagonistas corporativos destacados en este artículo (entre muchos otros actores corporativos importantes)
Comercio especulativo con petróleo crudo:
Goldman Sachs, Morgan Stanley, British Petroleum (BP), Deutsche Bank, Société Générale, Bank of America, Mercuria, de Suiza
Privatización del agua:
Infraestructura: Veolia, Bechtel-United Utilities, Thames Water y RWE-AG, de Alemania
Minoristas, distribución de agua potable: Coca-Cola, Danone, Nestlé y PepsiCo
Precios de alimentos semillas genéticamente modificadas:
Monsanto, Syngenta, Aventis, DuPont, Dow Chemical, Cargill, Arch Daniel Midland.
Complejo militar-industrial:
Lockheed Martin, Raytheon, Northrop Grunman, Boeing, General Dynamics, British Aerospace Systems Corporation (BAES)