La diversidad, el pluralismo, el entusiasmo y la esperanza de que Otro Mundo es Posible y necesario, fue la expresión manifiesta de decenas de miles de personas que desbordaron ayer miércoles 26 las calles de Porto Alegre, en el inicio del V Foro Social Mundial 2005. Un interminable mar de banderas, al son de consignas […]
La diversidad, el pluralismo, el entusiasmo y la esperanza de que Otro Mundo es Posible y necesario, fue la expresión manifiesta de decenas de miles de personas que desbordaron ayer miércoles 26 las calles de Porto Alegre, en el inicio del V Foro Social Mundial 2005. Un interminable mar de banderas, al son de consignas y de música diversas y otras manifestaciones populares pusieron el marco festivo de esta inmensa movilización que puso una vez en cuestión la globalización excluyente, la guerra, el hambre y el peligro de la destrucción del planeta, que encarnan el capitalismo neoliberal.
La marcha fue también la expresión de los movimientos sociales, de sus propósitos, deseos y fuerzas que se movieron bajo una palabra que caló hondo en cada uno de los corazones de todos, sin importar edad, etnia, grupo social o diferencia: la solidaridad. La gama de colores que representa la diversidad de los pueblos en la Wipala se vio recorriendo las calles de esta cuidad brasilera, colores que identificaban cada lucha, rojo, lila, amarillo, negro, verde, cada uno de ellos representaba una idea fuerza, motivando e invitando a cada ser humano del planeta a creer que otro mundo es posible.
«Esta marcha es la mejor forma de transmitir a la sociedad nuestro mensaje de que otro mundo es posible, con más derechos sociales, con más justicia e igualdad, con esos derechos que nos niega la sociedad capitalista nos niega», afirma sin ocultar su emoción Noemí Margarida Grestha, dirigenta del Movimiento de Mujeres Campesinas de Brasil, envuelta en sus clásicos atuendos de color violeta que identifica su movimiento.
En medio de las consignas de rechazo al capitalismo, surgieron también las voces que reflejan la fortaleza que acumula cada vez más el movimiento altermundista y que se expresó en esta marcha en Porto Alegre.
Millaray Painemal, dirigenta nacional de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas de Chile (ANAMURI), lo dice con afirma con una firme convicción:»Esta marcha es muy poderosa porque revela el esfuerzo por forjar una alternativa a todos los desastres naturales que ocasiona el capitalismo; y a eso hay que decir basta ya, y seguir uniéndonos y articulando nuestros esfuerzos para tener mayor incidencia. Este Foro Social es ya una muestra de que otro mundo es posible».
Los jóvenes, varones y mujeres no solo fueron un componente importante de la movilización sino que inyectaron esa dosis de energía y vehemencia; no solo para rechazar y repudiar con sus carteles a «Bush, el primer terrorista del mundo», sino para rememorar a Bolívar, al «Che» y otros tantos luchadores sociales y héroes populares. Como lo dice Javier Núñez, dirigente del Movimiento «Barrios de a Pie» de Argentina «esta marcha no es solo para protestar contra el neoliberalismo, sino para llevan otro mensaje que fundamental, el de que América Latina unida sí puede, que los pueblos del mundo, unidos sí podemos».
La Coordinadora de Organizaciones del Campo, CLOC y Vía Campesina, como lo ha estado en otras grandes movilizaciones, también fue protagonista de esta manifestación de lucha. Por la solidaridad de los pueblos campesinos e indígenas y la defensa de la tierra diversos hombres, mujeres y jóvenes rurales de países como Venezuela, Perú, Chile, Brasil, Argentina, Nicaragua, México, República Dominicana, Guatemala, Costa Rica, Colombia, Paraguay, Panamá, Honduras, Ecuador, Indonesia, Austria, España, Bélgica, Suiza, Mozambique, Nepal y Korea, alzaban sus voces para comunicar a la población que la lucha campesina camina por América Latina y el mundo entero.
Su mensaje de globalizar la lucha y la esperanza, luchar por la vida y la Reforma Agraria, estar en contra de la comida transgénica, fomentar la biodiversidad y la Soberanía Alimentaria de los pueblos, se escucha más fuerte que nunca; al igual que sus consignas que reforzaron ante la comunidad de social del mundo el derecho de conservar las tradiciones y procurar extender la vida ante la manipulación del imperialismo.
Como lo señaló Juan Tiney, secretario operativo de CLOC, los campesinos e indígenas expresaron la defensa de la biodiversidad, del agua, de las semillas, de la vida. «En la marcha también se ha reflejado la identificación y el reconocimiento de los valioso que es la lucha campesina», señala el dirigente de la CLOC. Agrega que este VFS es también el «el foro de la dignidad, pues a pesar de la reelección de un loco como Bush en la presidencia de la primera potencia mundial, a pesar de las guerras que desata en el mundo contra Irak, Palestina y América Latina, nuestros pueblos ha demostrado que tienen energía para seguir luchando y resistiendo».
En fin, fueron más de tres horas de una nueva lección de unidad y solidaridad; de esperanza y entusiasmo. 50 mil, 100 mil, hasta 200 mil personas en la marcha eran los cálculos que se hacían; qué importa cuántos fueron. Lo que importa es que simbolizaron la esperanza de millones y millones de todo el mundo. Lo que importa que siguen creciendo, que son cada vez más, que son esa gran opinión pública internacional que se expresa y se moviliza. Que son esa nueva «superpotencia mundial», como la calificara hace poco el editorial de un diario norteamericano.