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La dolorosa edad de la violencia

Fuentes: Granma

El pasado 12 de febrero se conmemoró el Día Internacional contra el uso de niños soldados. ¿Qué hacer para que estos pequeños que el mundo ha puesto de revés se recuperen?

Mientras se hacen llamados desde la ONU para acabar con el maltrato infantil en su máxima expresión: el reclutamiento de niños como soldados, otros tantos son silenciados con pistolas, golpes, violaciones, trabajo forzado o con amenazas invisibles e inaudibles. Aunque los llamados más efusivos y urgentes se hacen a oídos de África, no puede decirse que es una realidad exclusiva del continente pintado de negro. Decir lo contrario sería mentir de la manera más burda.

En latitudes donde se alza en pleno goce alguna bandera multicolor, también se hace trizas de los derechos de los infantes.

Esta semana, Virginia Gamba, la representante especial del secretario general de la ONU para Asuntos de los niños y los conflictos armados, pidió a la comunidad internacional más apoyo para acabar con el reclutamiento de menores de edad en las guerras.

Durante el último año, más de 5 000 niños pudieron ser liberados en conflictos armados. Victoria parcial, en tanto queden decenas de miles aún utilizados en los enfrentamientos, a veces como arma suicida.

De manera que, destacó Gamba, esos niños, una vez liberados, deben enfrentarse a una batalla mayor: el complejo y dilatado proceso de reinserción en lo profundo de sus comunidades. Es este un paso decisivo para su bienestar, que contribuye a poner fin a los ciclos de violencia, valoró la especialista.

Noticias alentadoras llegan a pesar del turbulento oleaje. A principios de este febrero la misión de la ONU en Sudán del Sur, país más joven del mundo, acogió con beneplácito la liberación de cientos de niños soldados, quienes habían sido reclutados y obligados a pertenecer a grupos armados del oeste.

Dentro del primer grupo de niños liberados (un total de 311) en una localidad llamada Yambio, se hallaban 87 niñas, por lo que el conflicto pasa igualmente por la violencia de género.

Se trata por otra parte de la primera vez que se liberan tantas mujeres
jóvenes de forma masiva y pacífica en Sudán del Sur, dijo David Shearer, jefe de la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur, Unmiss por sus siglas en inglés.

Agregó que, para ser liberados en etapas, 700 niños ya han sido registrados, de ellos 137 pertenecen al Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés en Oposición y la mayoría, 563, al Movimiento de Liberación Nacional de Sudán del Sur.

En ese país específico, las estrategias tienen que ser más abarcadoras, debido a la traza dejada por el conflicto iniciado desde el 2013, a cuya cuenta se suma que un mínimo de 100 000 niños han padecido indirectamente los efectos del reclutamiento, explotación y abuso, entre otras violaciones extremas.

Asimismo, supera los dos millones la cifra de niños expuestos y obligados al abandono de sus hogares. Ellos han tenido que pasar por la terrible situación de desplazamientos, tanto a lo interno de su país como en refugios internacionales.
De acuerdo con un informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), develado en el 2017, desde que iniciara el mencionado conflicto, han sido reclutados 19 000 niños por parte de grupos armados sursudaneses.

En tanto, advirtió Unicef que una generación completa de niños permanece en riesgo de morir o, en el mejor de los casos, de ser lesionada y condenada a padecer hambre y enfermedades. Ello proviene del previo riesgo de quedar reclutado, desplazado, con consecuencias como no recibir educación.

Si hacemos un paréntesis para pensar la situación de las niñas, percibimos que, en especial quienes sufrieron violencia de género y explotación sexual, y han dejado de creer, de soñar, (…) requieren de un apoyo extra, un necesario plus para recuperar una de las cosas más importantes en la vida: la esperanza.

Por eso, debe mostrárseles que hay esperanza fuera de los conflictos, que pueden vivir en paz y seguridad, y alcanzar sus sueños. Pero en primer término, deben recuperar su capacidad de soñar.

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En cifras generales, el reclutamiento de menores de edad se reportó en 20 de las situaciones conflictivas cubiertas por Naciones Unidas en todo el planeta y, en 61 de las 63 partes implicadas en enfrentamientos armados en el mundo entero, se registró esa violación, a pesar de la adopción de un protocolo, 18 años atrás, sobre la participación de los niños en los conflictos armados. Este establece la edad mínima para el reclutamiento en las fuerzas armadas a los 18 años y ha sido ratificado por 167 Estados.

Esa no es, sin embargo, la única forma de violencia infantil que afecta al mundo. Las hay silenciosas y solapadas. Las  padecen a diario comunidades como los afrodescendientes de América, los indígenas, los discapacitados.

Ejemplos no faltan.

En América Latina, hay países que aun cuando han abrazado las ideas que pondera la Convención de los Derechos del Niño, carecen de ley de derechos de la infancia.

Chile, uno de ellos, el año pasado aprobó un proyecto para crear su Sistema de Garantías de Derechos de la Niñez, pero aún permanece en proceso dentro del Senado de esa nación latinoamericana.

Ante estos vacíos legales, Unicef exhorta a los países a actuar con celeridad para cumplir con la obligación de adecuar las legislaciones internas que asumen los Estados al ratificar la Convención Internacional. Solo así podrán respetarse los derechos de infantes en circunstancias de violencia o discriminación de distintos tipos, a la cual son más vulnerables comunidades afrodescendientes, indígenas y de niños con discapacidades.

Tras una intensa evaluación de la infancia en Panamá desde enero, otro de los países de Latinoamérica carentes de una ley que proteja a los niños, un especialista de Naciones Unidas (ONU), dictaminó que la violencia contra estos está arraigada en la sociedad panameña.

En Europa y Estados Unidos abundan los niños mendigos y tampoco es difícil encontrar menores -inmigrantes o no- trabajando, de seguro arrastrados por el marasmo de la pobreza.

El presente obliga a que la responsabilidad de poner a los infantes al derecho la asuma el orbe en su totalidad.

Impacto en cinco momentos

1- Los niños han sido blancos de guerra y han estado expuestos a ataques y a una violencia brutal en sus hogares, escuelas y zonas de juego. 

2- En los conflictos de todo el mundo, los niños han sido utilizados como escudos humanos, asesinados, mutilados y reclutados para participar en los combates. La violación, el matrimonio forzado, el secuestro y la esclavitud se han convertido en tácticas habituales.

3- En algunos contextos, los niños secuestrados por grupos extremistas vuelven a ser víctimas de abusos después de su liberación, cuando son detenidos por las fuerzas de seguridad.

4- Millones de niños están pagando un precio indirecto por estos conflictos, ya que sufren desnutrición, enfermedades y traumas debido a que se les priva de los servicios básicos -incluido el acceso a alimentos, agua, saneamiento y salud- o a que estos servicios sufren daños o quedan destruidos durante los combates.

5- Reinsertarse en sus comunidades es probablemente lo más difícil y traumático.

Fuente: http://www.granma.cu/mundo/2018-02-15/la-dolorosa-edad-de-la-violencia-15-02-2018-22-02-19