La estrella naciente de los derechos humanos, la educación, deslumbró este miércoles 19 en una película documental auspiciada por expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la sociedad civil. El filme «A Path to Dignity – The Power of Human Rights Education» (Un camino a la dignidad – El poder de […]
La estrella naciente de los derechos humanos, la educación, deslumbró este miércoles 19 en una película documental auspiciada por expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la sociedad civil.
El filme «A Path to Dignity – The Power of Human Rights Education» (Un camino a la dignidad – El poder de la educación en derechos humanos), muestra cómo la enseñanza y la formación en la materia favorecen transformaciones drásticas en víctimas y potenciales perpetradores de violaciones y atropellos.
Niños y niñas dalits, «intocables» del sistema hindú de castas de India, una mujer de Turquía violentada desde la adolescencia por prejuicios de género dominantes en su comunidad, y policías del estado de Victoria, en el sur de Australia, cambian radicalmente sus vidas merced a la divulgación de los derechos humanos.
La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navanethem Pillay, explica al inicio del filme las razones de este auge de la educación.
«La realización de los derechos humanos requiere que todos los seres humanos estén conscientes de sus derechos y de los de otras personas y de los medios para asegurar su protección», dijo Pillay en una breve aparición.
«El mensaje de la película expresa que todo comienza desde una persona singular», dijo a IPS el director del programa sobre cuestiones de paz de la organización budista japonesa Soka Gakkai International (SGI), Kimiaki Kawai.
«Si esa persona singular, la víctima de la violación, adopta una posición firme, entonces algo podrá ocurrir con impacto en la sociedad», expuso Kawai.
«La educación concede autoridad a la persona, pues le brinda conocimiento, entendimiento, y le permite compartir sabiduría. De esa manera, la persona se fortalece y puede contribuir a la sociedad», describió el experto de SGI.
El filme fue producido por SGI, Human Rights Education Associates y la oficina de la alta comisionada Pillay.
Los niños y niñas dalits recibieron formación de organizaciones no gubernamentales de India, que les permitió superar algunos de los efectos más degradantes de la discriminación que sufren por el sistema de castas imperante en vastas regiones de India.
La joven mujer del este de Turquía, repudiada por su propia familia, encontró comprensión y respaldo de una organización de compatriotas y congéneres, que le permitió liberarse de un matrimonio violento, impuesto por la tradición comunitaria, y hasta consiguió cambiar su nombre.
Los policías australianos de Victoria obtuvieron educación en derechos humanos de sus superiores y de organizaciones especializadas, que les permitieron afrontar eventuales delitos o infracciones con métodos más apegados al derecho.
«A Path…» amplía nuestra esperanza en seguir profundizando la enseñanza de los derechos humanos, dijo a IPS el representante de Costa Rica ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, embajador Christian Guillermet- Fernández.
En el estreno de la película, en el Palacio de las Naciones de Ginebra, el diplomático recordó que su país abolió el ejército en la década de 1940 y luego decidió invertir en educación y salud los recursos que antes destinaba al gasto militar.
Hedwig Jöhl, representante de la Congregación de las Hermanas del Buen Pastor, dedujo que un país sin ejército es un buen ejemplo para la educación en derechos humanos.
Guillermet-Fernández pronosticó que el documental de 28 minutos, dirigido por la cineasta Ellen Bruno, puede tener un gran efecto en el campo de los derechos humanos.
De todos modos, la enseñanza de derechos humanos aún debe superar muchos desafíos, dijo el diplomático costarricense. Necesita de innovación y creatividad como esta película, precisó.
Además, los gobiernos y la sociedad civil deberán esforzarse para sostenerla en el orden del día de las organizaciones internacionales, tanto del Consejo de Derechos Humanos como de la Asamblea General, dos de los máximos organismos de la ONU, puntualizó.
Uno de los mayores desafíos es educar a las autoridades nacionales y a los políticos, advirtió Guillermet-Fernández.
Kawai aclaró que «la educación no es un proceso de transferencia de conocimiento a otras personas». La interacción debe ser el meollo de la educación; implica inspirar a alguien a que piense por sí mismo y crezca. «De esa manera también me influirá a mí», definió el experto de SGI.
Con referencia al caso de la joven mujer turca, que expresaba una discrepancia entre las tradiciones y los valores de los derechos humanos, Kawai dijo a IPS que esa diferencia se puede superar con equilibrio.
«Pero al equilibrio se arriba a través de conversaciones, no del silencio», aclaró. «Así podremos resolver las discrepancias, primero el diálogo, no la violencia».
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/